jueves, 17 de octubre de 2013

La tomillera en vuelo norteño


Pieses de currucas pardas, verano y entretiempo.

Con pies de plomo


Buenos días. Pues tampoco en esta ocasión sacaré a la Luna, como había prometido, la perrina de la Toña Kulensis. No la trajeron, ya está muy mayor y hoy prefiero los pinreles actuales de la curruca, con la que me volví a reunir hace cosa de dos meses, a finales de verano. Hay en el archivo fotos con la Luna de la otra vez que nos vimos, pero volveré a retrasarlas. En realidad hoy tuve que cambiar también la entrada prevista, que tenía preparada desde primavera para el Mirlo Rubio, pensando que lo vería en alguna ocasión, pero no ha sido así, a ver si para el mes que viene ya pasé por Laionsity y actualizo un poco los cariños, que los tengo arrecíos y bajo mínimos.

Ya empiezo regular y con dudas, me dicen que esa palabra no existe en asturiano, arrecío. Exista o no, para mí es andar frioleru, un poco arrugaucu y destemplau. No es que flojee el cariño, sino que se acatarra y agarra la gripe por falta de calor hupano. Y eso es justamente lo que trajo del levante levantino la curruca tomillera. Le sobran calorías a esta pájara, que derrocha cuidando enfermos, en bata, en horas de trabajo y dando patadas a un balón, en bragas, en tiempo de ocio. Y otro montón de cosas de más provecho, aunque por ella no jugaba tres partidos a tope a la semana, jugaba doce más los dos del domingo, ¡qué bárbaro!

Imaginaba que tantos días de verano sin poder entrenar le pondrían les patuques algo blandas, ¡quia!. Esos dedinos que se le ven saliendo por delante de las sandalias no son humanos, no son de carne y hueso, ¡son de fierru forjao decoraos por arriba para que den el pego! No me extriñe, como no tenía balón, andaba todo el día haciendo maratones campo a través, media maratón a derechas y media al revés. Eso por la mañana, por la tarde le daba al pedal, ¡Señor, qué salud!

Por cierto y volviendo a los pies: en verano usa sandalias para airear que imitan muy bien las de cuero, pero no os engañéis, ¡son de acero cortén! hechas por él mismo y pintadas, que ya os dije que era un manitas, aquí piesitos, o mejor patitas. Te pisa un callo con uno de esos pies y por el efecto rebote compensatorio se te sale un ojo de su cuenca. Sólo es cuestión de meterlo otra vez, pero duele.

Fueron apenas tres días que, como siempre, me supieron a poco. Creo que ya eché mano más veces a la cita del Cántico Espiritual de San Juan, Mira que la dolencia/ De amor que no se cura/ Sino con la presencia/ Y la figura..., y lo hago porque me convence. Es posible que el santu escribiera  Amor con mayúscula, pero el minúsculo se nutre de lo mismo. Esto viene a ser otra explicación de lo del cariño arrecío del comienzo. A propósito, ¿a quién se le ocurriría esa expresión de estar de cuerpo presente?, ¡pa matálo!...


Pie  de foto (¿o viceinversa?): "Esto nun ye un pie",  René...

El callo

No era gitano era payo

Estimada curruca tomillera
de vuelos largos y pies de acero
te escribo desde mi osera
compañera del alma compañera
¡no me pises que me muero!

(Se llamaba Cayetano
todos le llamaban Cayo)

No era gitano era payo

De  Letrillas escangallás. 2013.


Arctic Monkeys.  From de Ritz to the rubbel.


¡Salud, curruca, y en general a todos los pájaros pintos o pardos!

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.