Mostrando entradas con la etiqueta Entre paréntesis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Entre paréntesis. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de noviembre de 2014

Epitafio


Días de gloria


Oración


Descansa anónimo vecino

en el olvido de los hombres

y en la paz de las ortigas

tú que has vivido


De  Otras partidas perdidas.  2014.

Ramiro Rodríguez Prada




¡Vivos os quiero yo!

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Ayuntamiento cañero


Paca de paja en Comisaría.
En el tren de Gijón a Oviedo. 2014.


Arte urbano

(Comunicado extraoficial)


Nos pusieron en la puerta un monumento, no sabemos para qué este derroche de ingenio que paga el municipio, el dinero público ni cuenta ni falta si es arte de vanguardia, ¡qué desvergüenza!. Es una bala de paja, quizá por ese nombre tenga sentido colocarla junto a las armas de la policía, el alcalde lo sabrá, porque nadie encuentra explicación a esta especie de happening para burros. ¿Usted qué opina?


Skylorómiros Mavropradakos


Kim Fowley.   Animal man.

https://www.youtube.com/watch?v=xEWdLG8c37s 


Salud.


domingo, 24 de agosto de 2014

Estafermos con título


Correos aquí.


Estafermo titulado
(Cólico miserere)



Era un profesor de lenguas muertas

orgulloso heredero de los clásicos,

estrecho, corrido y tartamudo.


Con la diákria colgada del aoristo

y a fuerza de hablar como un difunto,

ampuloso, huero y campanudo,


falleció de una indigestión de griego antiguo

entre espumarajos de retórica latina,

corporativo, ignorante y testarudo.


(Διάρκεια: duración) 

De  Otras partidas perdidas.  2014.

Ramiro Rodríguez Prada


Λουκιανός Κηλαηδόνης.  Τα Ημισκούμπρια - Νωρίς.

http://www.youtube.com/watch?v=8thZbkgYB2Y


Salud.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Pies -2.


Aeropuerto de El Prat.
Barcelona, 2013.


Deportivos fashion


Llegó totalmente destrozado al aeropuerto, buscó un rincón tranquilo, tendió la esterilla, quitó las deportivas y se tumbó con una toalla por almohada. Se durmió al instante.

Tenía 7 horas por delante, como mínimo, antes de la salida de su vuelo. Había reservado una oferta de fin de semana en una compañía de bajo coste y apenas durmió tres horas en las dos noches que pasó fuera de casa. De día y de noche, a un ritmo frenético, amortizó con creces el poco dinero invertido en aquel viaje. Siervo de la moda, aprovechó para realizar la compra de algunos artículos que en su ciudad le resultaban casi prohibitivos. Entre ellos aquellas flamantes zapatillas deportivas. Volvía sin dinero, con no más de cuatro monedas en el bolsillo.

Despertó al amanecer con un poco de frío en los pies. Se volvió para coger las zapatillas, pero no estaban. Miró alrededor, debajo de la mochila, echó un vistazo a la cercana papelera... . Nada. Ahí ya se quedó helado de pies y manos: ¡Le habían robado las deportivas! Cuando las compró se deshizo de sus viejas zapatillas, después de un año ya se veían algo pasadas. Y en el equipaje no llevaba más calzado.

Recogió los trastos y fue descalzo hasta la comisaría del aeropuerto. El agente de guardia le escuchó y le aconsejó no poner denuncia, era un trámite inútil, las zapatillas no aparecerían. Sin contar a los ocasionales, andaban varios raterillos y apandadores por el aeropuerto, más o menos conocidos de la policía, pero pocas veces se podía demostrar que habían sido ellos los descuideros, a no ser que fueran cogidos con las manos en la masa.

Explicó al policía su situación: no tenía otro calzado y tampoco dinero para comprarlo, y su tarjeta sin crédito...
El funcionario alzó las cejas y le preguntó a que hora salía su avión. Faltaban aún dos horas. El policía le dijo que si en ese tiempo encontraban las zapatillas los del servicio de limpieza, a quienes afirmó que avisaría, trataría de hacérselas llegar.

Pero una hora después, en la sala de embarque, seguía descalzo.

Los Ilegales.  Revuelta juvenil en Mongolia.

http://www.youtube.com/watch?v=bDbLnFJnkj8
El Prat de Llobregat
Barcelona, verano  2013.

Embarcaban ya los primeros pasajeros y se formó una fila en la puerta. Nuestro protagonista se quedó sentado, para entrar al final y quemar sus últimos cartuchos.
Estaba de suerte. Allá llegó el agente, casi corriendo, con una bolsa en la mano. Traía las deportivas. Las habían encontrado en la papelera de unos servicios.

Las zapatillas que el hombre le daba no eran las suyas, pero sí de la misma marca y modelo que las que él había tirado a la basura el día anterior. Sólo que más estropeadas.
¡Lo siento!, dijo el policía.
La verdad es que el funcionario había sido muy amable y servicial. Se giró para marchar y entonces lo detuvo: ¡Un momento! ¿Podría quedarme las zapatillas?. Mejor eso que andar descalzo, añadió.
El agente lo miró y le tendió la bolsa. Como no formuló denuncia escrita, no es necesario guardarlas como prueba, ¡porque podría ser el calzado del ladrón...!, bromeó con una sonrisa.

En su ciudad el amigo acabó por comprar, al doble de su precio, otras deportivas idénticas a las que le afanaron. Eran tan malas que no le duraron ni una temporada completa.
En cambio, aquellas zapatillas viejas y muy trotadas no parecían tener fin y las seguía calzando, cada vez con más frecuencia, porque incluso se pusieron de moda esos años, junto a cierto aspecto desastrado, y hasta le facilitaron algún que otro ligue, o eso creyó él.

Desde entonces, cada vez que oye hablar de consumismo no puede evitar un respingo y una sonrisa estúpida y culpable.


Ramiro Rodríguez Prada


Carl Perkins y sus colegas.  Blue Suede Shoes.

http://www.youtube.com/watch?v=4YK9A9uHZv8

Salud.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Pies


Leyenda: Μοναστιριακης  Επιτροπης. La comisión del monasterio.
 
Μοναστιριακης Ευαγγελίστριας. El Monasterín de la Anunciación.
Nísyros.  Grecia,  agosto 2013.


Por pies


El joven fraile heteróxido salió de la iglesiuca del monasterio al campo después de los Laudes, buscando un lugar algo apartado donde realizar sus necesidades mayores. No podía entretenerse mucho, porque el anciano monje con el que compartía la vida en solitario en el monasterio, no le esperaría cuando dispusiera sobre la mesa el frugal desayuno, apenas un par de aceitunas y un trozo de queso de cabra, seco y salado, con un mendrugo de pan duro. Hasta el segundo y último ágape del día, después de las doce, no habría más alimento. Y esta segunda comida tampoco era muy abundante, un plato de judías, patatas o coles hervidas con un chorrín de aceite de oliva por encima. En ocasiones, con suerte, encontraba alguna almendra por el monte, que se comía a escondidas del maestro sabiendo que pecaba de gula, pecados que no confesaba a la hora del mea culpa.

Era un muchacho de ciudad no habituado al duro trabajo del campo y en el año que llevaba recluido en aquel apartado convento, había perdido varios kilos. El viejo era un cascarrabias que guardaba la llave de la mísera despensa entre los faldones de su hábito costroso y lleno de remiendos. Miraba con desconfianza al neófito convencido de la flojedad de las nuevas vocaciones. Le habían enviado a aquel rapazón flaco y desgarbado que no sabía ni por dónde coger la azada cuando llegó. No es que hubiera aprendido mucho entretanto, pero al menos ahora podía confiarle algunas labores menores que lo descargaban un poco. Ya empezaba a sentirse cansado, e imaginaba que le habían confiado al joven postulante precisamente para que le reemplazara en el cuidado del monasterio y el cultivo del pequeño huerto aledaño, con el que a duras penas sobrevivían. Las aportaciones voluntarias de los fieles eran cada día más escasas y su regla no permitía la mendicidad.

Γιώργος Μπάτης.  Ο Φασουλάς.  El Abichuela.

http://www.youtube.com/watch?v=tBrPcoPlELM

Así pues el frailuco aspirante hizo sus necesidades detrás de unas rocas y se limpió el culo con una piedra secándolo con la hoja lanosa de un gordolobo. Andaba un poco diarreico y manchó las pobres chancletas con la purrela de su deposición. Antes de entrar en el refectorio lavó las sandalias en el pilón del patio y se entretuvo más de la cuenta. Cuando irrumpió en la estancia, un tanto aceleradamente, el anciano estaba recogiendo su ración del desayuno para guardarla en la alacena. Había llegado tarde una vez más. El viejo lo miró burlón sin abrir la boca. En realidad casi no intercambiaban más palabras en todo el día, que las frases y jaculatorias de ida y vuelta de las oraciones canónicas en los rezos en común. El joven comprendió y dio media vuelta. Se dirigió a la capilla y la limpió, cargó las lamparillas de aceite, cambió las velas agotadas, espabiló las restantes, puso flores frescas en el jarrón de la Virgen de la Desolación y se sentó en un banco a descansar y meditar, era su manera de orar. Después se fue a regar los tomates de la huerta, su segundo cometido del día, antes de que el sol empezara a calentar con demasiada fuerza.

Poco antes de la hora del almuerzo, al mediodía, cansado de bregar en los surcos y hambriento, sintió otro apretón de barriga y corrió hasta las rocas temiendo no llegar a tiempo, pero con el pensamiento fijado en la mesa del refectorio y en las patatas que ese día había cocido el abad. Tenía tanta hambre que podía oler desde allí el aroma de la hoja de laurel con la que el monje hirvió los tubérculos. Oyó la esquila de la llamada al ágape. Estaba tan ansioso que no le dio importancia al chapoteo de sus chancletas cuando abandonó el cagadero. Pasó de largo al lado del pilón sin mirarlo y entró en el refectorio. El fraile ponía en la mesa la olla con las patatas. Rezaron una oración de acción de gracias y se sentaron. El abad partió el pan y llenó los platos. No llevaban ni un minuto comiendo cuando al viejo, que conservaba intacto el olfato de un perdiguero, le llegó el tufo de las chancletas. ¿Abonaste hoy el huerto?, preguntó, rinorreando alrededor y posando la cuchara. El neófito, por su parte, sólo tenía nariz para las patatas y respondió con un escueto No. El prior, visiblemente contrariado, con el estómago revuelto, acabó por levantarse y, diciendo Ave María Purísima, se retiró a su celda. Quedó su plato de patatas mediado, que acabó gustoso el novicio.


Ramiro Rodríguez Prada


Κυριακός.  Ο Υμνούμενος.

http://www.youtube.com/watch?v=iEc32s_8K8s

Salud y buen apetito.

martes, 22 de julio de 2014

Kaspa & Co.


La industria nacional



Caspa


Ahora, con la generalización del uso de champús y la higiene incipiente de la población, se cotiza mucho la caspa, casi una rareza.

Grandes gourmets y millonarios algo pervertidillos han hecho que su salida a bolsa sea inminente, a través de Kaspa & Co., ¡multinacional española!


Fernando Ortiz Arrubarrena

Oviedo, junio 2014.


Mink DeVille.  Spanish stroll.


Salud

lunes, 14 de julio de 2014

Contadores a fecha 14 de julio


Oviedo.
Asturias, 2012.


1.789


Recibo una notificación de la compañía eléctrica en la que, resumiendo, me reclaman 1.789 euros por cuotas atrasadas y la morosidad añadida. Es de una casa en la que hace años que no vive nadie y que habría que rehabilitar. Manteníamos el mínimo de luz, unos 20 euros bimestrales, para enseñársela a los posibles compradores, ya que la hemos puesto a la venta. Teniendo en cuenta que hará unos cinco años que la heredamos, que los recibos están domiciliados y se han satisfecho religiosamente en tiempo, forma y cuantía, unos 400 euros en total según consta en el extracto bancario, el aviso me deja patidifuso. Se trata de un error, sin duda. Sabemos que pocas veces hacen la lectura real del contador, apuntan una cantidad aproximada que no sobrepase el mínimo contratado, ya que el consumo nunca lo alcanza. En alguna de las dos o tres lecturas anuales ponen la cifra real ajustándola a las anteriores. Alguien metió la pata en ese proceso. Cojo los papeles y me presento en las oficinas de la compañía. El hombre que me atiende me da la razón, pero me dice que vuelva mañana porque no está el jefe que se encarga de esos temas. Cuando el tipo me recibe al fin después de una semana, lo hace con esta joya, ¡Bufff !, lo mejor que puede hacer, si quiere que esto no se eternice, es satisfacer la deuda y después reclamar. ¿Qué deuda?, le contesto, incrédulo de que me pueda sugerir semejante cosa. Mire, dice el menda, ¿Se ha fijado en la cuantía?. ¿Por qué?.  ¡1.789!, ¿no le dice nada?. Sí, la Revolución Francesa. ¡Esta compañía tiene capital mayoritario francés!, me informa triunfal, pero en un susurro¿Ah, sí?, no estaba al tanto.  Aquí hay gato encerrado, murmuró. Yo ya no sabía si estaba en un negociado de la Eléctrica o en la oficina de la Agencia de Detectives Pinkerton. ¡Oiga, déjese de historias y tramite esto cuanto antes, por favor, la cosa está clara!, le dije visiblemente mosqueado. ¡Vale, vale, yo sólo le prevengo!, y añadió misterioso, Esto no es cómo empieza, es cómo termina... . Pasaron los meses. Ya dejamos muy atrás los siglos XIX y XX. Me han hipotecado la mísera pensión. Nos han cortado la luz y pronto se quedarán con la casa. Resumiendo, ¡Cuánta razón tenía aquel fulano!


Ramiro


Carles Santos.   To-ca-ti-co  To-ca-tá.


https://www.youtube.com/watch?v=NDlmqFwzr2c 


Salud

sábado, 12 de julio de 2014

Miedo y olvido


La casa del monte.



Diálogo por eliminación
(Desmemoria)


A.  Por qué motivo no llegamos a acercarnos. 

B.  No lo sé, porque nos puso en guardia.

A.  Todos sospechábamos algo grave.

B.  Pero fue él quien se ofreció a ir. 

A.  Algo pasaba, era extraña aquella quietud. 

B.  Y el silencio.

A.  Sí, el silencio, o la oscuridad. 

B.  No debimos dejar que fuera solo.

A.  Crees que los tres juntos hubiéramos evitado lo peor.

B.  Es posible, seis ojos ven más que dos. 

A.  Pero no sabemos lo que se encontró.

B.  Una encerrona, qué otra cosa pudo ser. 

A.  En la casa no hay nadie.

B.  De eso no estamos seguros.

A.  Creo que deberíamos inspeccionarla.

B.  No lo tengo claro.

A.  Temes algo.

B.  Es para temerlo.

A.  Hay que salir de dudas.

B.  A qué precio.

A.  Al que sea.

B. Yo no voy.

A. Cuatro ojos ven más que dos.

B.  Vete tú.

A.  Eso mismo dijiste la otra vez.

B.  No lo recuerdo.


Ramiro.


The Clash.  Brand New Cadillac.

http://www.youtube.com/watch?v=Z2WXlaWv2u0


Salud.

miércoles, 2 de julio de 2014

El ojo del calamar


Calamar gigante.  Facultad de Biología.
Oviedo,  2012.


El ojo de Dios



Se había dormido, despertó y sintió frío. Buscó la chaqueta de flotación y se cubrió con ella sin levantarse de la silla rotatoria. En la cabina había poco espacio y todo estaba al alcance de la mano. Quedaba sólo una luz de emergencia en el interior y dos pilotos externos que apenas alcanzaban a iluminar unos centímetros más allá del aparato. El batiscafo había detenido finalmente su caída a unos mil metros de profundidad, recostado en un resalte de la ladera. Estaba en el cañón submarino de Avilés, le faltaban otros 4000 para tocar fondo. Era biólogo marino, llevaba dos años explorando la costa Cantábrica en busca de los calamares gigantes, algunos de cuyos ejemplares habían aparecido en el litoral atlántico ibérico en los últimos años, relacionados tal vez con las fosas marinas más profundas de la zona. El pequeño submarino, en el que sólo cabía una persona, se había quedado sin electricidad y el científico, que también conocía muy bien la mecánica del sumergible, no había encontrado, sin embargo, ni la causa ni el lugar de la avería. Sin comunicación con el exterior desde hacía horas, agotado de bregar y casi resignado a su suerte, se durmió. Confiaba en que hubiera llegado el SOS que había lanzado cuando se produjo el apagón y que el balizamiento señalara su posición exacta. Pero incluso contando con ello, sabía que un rescate a esa profundidad era prácticamente imposible en tan poco tiempo, y el problema de la autonomía de oxígeno del aparato no era el menor. En el ojo de cristal reforzado del batiscafo, una mirilla de un metro de diámetro, sólo se veía un resplandor fantasmal producido por la débil luz de la cabina y, enseguida, la oscuridad abisal. Pasaban, flotando en el agua, miles de partículas diminutas brillantes que rozaban el visor. Todo sucedió en pocos segundos y no tuvo tiempo ni de asustarse. Nadie creyó su relato y las cámaras no funcionaban para poder servirle de testigos: el ojo de aquel espécimen ocupaba más de la mitad del óculo del sumergible. El animal se acercó tanto al aparato que el hombre vio cómo el globo ocular del calamar cedía un poco, aplastándose al contacto con el cristal curvo de la mirilla. A juzgar por el tamaño de aquel ojo, el cefalópodo mediría entre doce y quince metros. Notó una sacudida y el batiscafo se movió hacia el abismo. Casi al instante volvió la energía.


Ramiro Rodríguez Prada


Derribos Arias.  Branquias bajo el agua  (Version Extendida)

https://www.youtube.com/watch?v=WLzMGW3fdTI

Salud y bon baño

miércoles, 18 de junio de 2014

Llega la muerte


Galgo
Dibujo de  Rosendo García Ramos  Sendo.


Aprieta el culo y da pedal
(Viene la muerte)


Anda, ciclista,
aprieta el culo
que ya llegas 
a la meta.

Venga, flautista,
sopla con ganas
la flauta dulce
y dale caña.

Dale, bautista,
lávate el alma
y las heridas
y la pezuña.

Vamos, artista,
que no se diga,
al toro y suerte:
viene la muerte.

¡Ay, pensionista,
en esa lista
vas el primero,
no eres colista!

Anda, ciclista.
Venga, flautista.
Dale, bautista.
Vamos, artista.
¡Ay, pensionista!

Llega la muerte.

(Pálpitos y premoniciones: Si te dicen que caí)


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas.  2014.

Ramiro Rodríguez Prada


Chimo Bayo.  Ekstasi, eksta no.

http://www.youtube.com/watch?v=-EPi8V9Y5dk


Salud

jueves, 5 de junio de 2014

Marisa


Gatina calicó en la estación de Pola de Siero.


Marisa


La forma cómo conocí a Marisa ya fue bastante rara, y hasta ligeramente épica, diríamos hoy en que lo épico, como género, perdió parte de su carácter trágico y se aplica a cualquier aventurilla de tres al cuarto.

Tenía un amigo en un pueblo minero del Bierzo y estaba pasando unos días en su casa. Nos conocíamos desde niños y había vivido con él más de una historia, alguna con cierta enjundia porque la imaginación de mi colega no tenía límites, pero la mayoría de ellas como las que pueden vivir unos adolescentes con mucha marcha, marcha sana, pues ni siquiera fumábamos entonces.

El padre de Juan había muerto en la mina y él se criaba libre y un tanto salvaje. Su madre se lo permitía todo y el amigo no perdía ocasión de usar con amplitud esa liberalidad.

Una de sus correrías preferidas consistía en bajar hasta Ponferrada. Pero dando un rodeo o, más bien, haciendo una escala  no exenta de peligros. Lo normal hubiera sido hacerlo en algún camión de los que transportaban la antracita, pero eso suponía pedir un favor y dar pistas de su paradero, y Juan actuaba como un agente secreto, o como un personaje del lejano oeste, de hecho El Pequeño Luchador era su héroe, el de unos tebeos ya muy gastados que devoraba por aquella época.
Era callado y cauto, amigo de andar solo y a su bola, un poco indio. Su madre había sido vecina y amiga de mi abuela y quizá por eso me aceptó a su lado. Él ya era un duro de verdad a los quince o dieciséis años, a mí me movía más el deseo de aventuras que el valor. Juan andaba sobrado de ambas cosas.

No teníamos un chavo, ése era nuestro único problema, así que Juan había ideado un modo particular de viajar gratis. Ya lo había puesto en práctica varias veces y la cosa no suponía ninguna dificultad, según contaba entusiasmado. Era más directo y rápido que un camión y, sobre todo, más divertido.
Consistía el transporte en coger uno de los baldes de la línea que unía la mina con la estación de ferrocarril más próxima, a unos cinco kilómetros casi rectos por el monte, donde el carbón era descargado directamente en los vagones de un tren de mercancías. Allí nos colaríamos en otro mercancías hasta Ponferrada. La capacidad de los baldes calculo que sería de unos quinientos quilos de antracita.

La línea estaba en marcha todo el día y podíamos subir al balde en lo alto de un otero a las afueras del pueblo. Cada cierto tiempo pasaban baldes vacíos y había que aprovechar alguno de ellos. La línea bajaba tanto en aquel punto, que los baldes pasaban a poco más de medio metro del suelo, e iban lentos. Sólo había que agarrarse al borde, auparse y meterse dentro. En poco más de media hora llegaríamos. Bajaríamos al entrar en el muelle de la estación, unos treinta metros antes de las tolvas que cargaban los vagones, donde la marcha de los baldes se ralentizaba un poco para que a los operarios les diera tiempo a vascularlos. Así contado parecía fácil y allá me fui con él.

Subimos sin problemas y la sorpresa fue que dentro había un gatín al que casi aplastamos al caer. En realidad una gatina, una de esas calicó de tres colores, blanca, rubia y negra, preciosa. Estaba aterrorizada, lógicamente, mucho más que yo que, viendo el meneo del balde al subir, empecé a imaginar los profundos valles y elevadas montañas que debería salvar la línea, a gran altura, hasta llegar a su destino.

Me agarré a la gatina como a una tabla de salvación. Al cogerla me arañó y temblaba, pero poco a poco fue haciéndose a las caricias y se me acurrucó entre los brazos. Estábamos sentados en el fondo del balde y, todos tiznados, parecíamos dos carboneros. Tres con la gata.
En cierto momento el balde empezó a balancearse un poco de arriba abajo y hacia los lados, tal vez movido por algo de viento, aunque era un día apacible y soleado de verano. Juan dijo que estábamos pasando por uno de aquellos valles que yo había imaginado y que la distancia entre las torretas era mucho mayor, el cable que sujetaba los baldes combaba, salvando el valle de ladera a ladera. Y hecha esta explicación se puso de pie y se asomó al borde del balde.

¡Madre mía!, le di un apretujón a la gatina que no sé cómo no la espachurré. El balde basculó unos grados y vi allí abajo, pero muy abajo, el fondo del valle...
¡Mira!, dice Juan tan tranquilo, ¡Estamos lo menos a cien metros de altura!
No estaríamos a más de 30 del suelo, pero a mí me parecieron treinta mil, como poco, y eso que sólo lo vi un instante.
¡No pasa nada, no ves que pesa mucho!, insistía Juan riendo e intentando mover el balde como si fuera un balancín, tratando de columpiarse.
Creo que no me salían ni las palabras, debí de decirle sólo un, ¡Para, para...!, medio ahogado, porque estaba paralizado de miedo.
No despegué el culo del fondo e hice el trayecto sin soltar a la calicó, a la que sentía latir en los brazos como mi seguro de vida.

Al año siguiente Juan marchó con su madre a Buenos Aires, donde tenían familia. He oído que ahora vive en una estancia de la Pampa. Su único futuro aquí hubiera sido la mina y él no era un espíritu para encerrar en un pozo. La muerte de su padre lo había marcado ya desde niño.

De Marisa cuidó mi abuela Ana durante más de quince años. Cuando yo la iba a ver, salía la gata con el rabo tieso y se me enredaba entre los pies ronroneando. No me dejaba caminar y tenía que cogerla y acurrucarla, restregaba su cara en la mía como si me acariciara y yo le decía al oído, ¡Marisa yo también te quiero!...


Ramiro Rodríguez Prada


El gato negro. Buenos días Buenos Aires.



Salud.

martes, 3 de junio de 2014

Bien y mal


Llamaquique.  Oviedo.



Casting



¿Por qué lo maté? Soy un hombre de fe. Él fue un buen chico, obediente, aplicado, trabajador, cariñoso, de mirada franca y limpia, y de nobles sentimientos. Todos lo querían porque era una persona responsable y de fiar. Pero, además, su gracia y simpatía cautivaban al más hosco o recalcitrante, contagiaba su alegría. Servicial, comprensivo y sensible, en su juventud sintió la llamada de la vocación sacerdotal e ingresó en el seminario. Iba por el camino recto. La transformación fue total. Se convirtió en pocos años en un ser desconfiado, ruin, vago, aprovechado e insidioso. Sin piedad juzgando al prójimo, era taimado y cruel. La sonrisa desapareció de su cara y ocupó su lugar una mueca perversa, sibilina y retorcida. Cuando lo nombraron obispo, el más joven prelado del país, se puede decir que había completado su formación religiosa con un alto doctorado en maldad, superando incluso a la mayoría de sus colegas de Sínodo. Soy hombre de fe, lo mandé al infierno.


Skylorómiros


Concha Buika.   A mi manera.


https://www.youtube.com/watch?v=hZNkCTxyB9Y 


Salud

martes, 27 de mayo de 2014

Canasteros del Camino


Dos colegas, gitanos, cantando por Camarón
 y haciéndose un mai.

Oviedo, 2013. 


Que por mayo era por mayo/ cuando hace la calor


A diferencia del triste prisionero del que habla el romance, nosotros pirábamos las últimas clases de la mañana en el Instituto, después del recreo ya no volvíamos. Los días eran muy grandes y brillaba el sol con una alegría juvenil. No apetecía encerrarse en aquellas aulas siniestras, no porque estuvieran faltas de luz, sino por la uniformidad frailuna y el aburrimiento existencial que caracterizaban a la institución, a priori, laica. La Santa Madre Iglesia seguía mandando en la Muy Noble, y las niñas acudían al sermón, como escribió Valle.

A la curruca Blasensis acababan de comprarle una Dervy de 49 cc., que le daba autonomía para desplazarse diariamente a la ciudad desde su pueblo. Bajábamos en la moto hasta la plaza de toros, a la vera del río Jerga.
Había una gran pradería entorno a la plaza y en las dos orillas del río, y además era uno de los pocos pozos con algo de profundidad que permitía el baño. Quinientos metros más abajo, en la chopera de la Eragudina, junto al campo de fútbol, una fábrica de tripas descargaba los desechos en el cauce y río abajo de este punto ya era imposible bañarse.

Alrededor de la plaza, donde no había peligro alguno, me dejaba el blasensis pilotar la Dervy, y son de las contadas ocasiones en que conduje una moto.

Y a la orilla del Jerga nos encontramos muchos días al Horacio y a José el Aleluya.

José el Aleluya. Popurrí astorgano del Camino. Caminando, caminando...

https://www.youtube.com/watch?v=5eMkSujoGb8

El pelegrino tiró
 tiró la piedra tiró

Nosotros teníamos estóncenes algunas ideas un poco equivocadas respecto a los gitanos. Por ejemplo, pensábamos que eran muy pudorosos, y lo son realmente. Pero ¿cómo se come éso, con el hecho de que nos bañáramos los cuatro y nos tumbáramos después a secar al sol de mayo en pelotas?
José, mucho más tímido, llevaba a veces la guitarra y nos tocaba unas rumbas, y si no, se acompañaban de las palmas, cantaban los dos.

Horacio, un gitano de larga y ensortijada melena rubia, era el mayor de los cuatro. De ojos azules, atlético y atractivo, era un loco y un figura. Llevaba a pastar al Jerga a una jaca blanca preciosa y trotaba con ella por la orilla del río, montándola a pelo.

Después de secar en la hierba, Horacio nos hacía sus números circenses como su madre lo trajo al mundo, desde saltos mortales, hasta tentar a una becerra y darle cuatro pases en un cercado próximo.

Antonio Humanes. Tango-rumba. Paco de Lucía, guitarra. Jorge Pardo, flauta.
Camarón de la Isla.  Mi sangre grita.

http://www.youtube.com/watch?v=p2lyOxSP4LY

Un día al Horacio se le ocurrió pedirle la moto a la curruca, nunca había cogido una. La blasensis no supo negarse. El gitano dio unas vueltas alrededor de la plaza y volvió cinco minutos después, más hecho a la Dervy que Ángel Nieto.

Fue hasta una mimbrera, dio la vuelta y vino a lo largo de la orilla y, cuando le faltaban unos siete metros para llegar donde estábamos, se alzó de manos sobre el manillar haciendo el pino con la moto en marcha. El suelo, aunque llano, era bastante irregular y a duras penas podía controlar los botes que daba la rueda de la Dervy. Pasó de largo y enfiló hacia la orilla a buena marcha sin poder dominar la máquina. En el mismo borde consiguió frenar, pero se levantó la moto de atrás y se fueron al pozo, que allí tendría poco más de medio metro de profundidad.

Ninguno de los dos sufrió daño, y el Aleluya, arrebatado, le dedicó al Horacio una rumba de Peret.

Ramiro

Antonio Sánchez. Bulerías. Paco de Lucía y Ramón de Algeciras, guitarras.
Camarón de la Isla.   Dame un poquito de agua.

http://www.youtube.com/watch?v=tqyozxEOw9o

Dame un poquito de agua
que la vereda es muy larga
y calienta mucho el sol...

Salud.

sábado, 3 de mayo de 2014

Vitorina


Cita
Oviedo, 2013.


Lobito bueno


¡Ay, si el mi Tiburcio, que en gloria esté, levantara la cabeza y supiera que tengo novio, con lo celoso y machote que era el biendichoso!

Bueno, la verdad es que no era un mal hombre, un poco terco y físicamente poca cosa, pero a honrao no había quién lo ganara. Y a parlanchín. Todo el mundo lo quería.

¡Ay Tiburcio del alma, cuánto miramiento, cuánta cautela cuando empezaste a cortejarme! Desconfiado siempre fuiste, eso sí. Yo era una rapacina y tú ya un mozo talludo, pero tardaste en decidirte, ¡manguán!

¡Los tiempos cambiaron, Tibo! Recuerdo cuando me llamabas por aquellos teléfonos de carraca y cómo te ponías cuando a la telefonista se le escapaba un estornudo escuchando la conversación. ¡Y total, si lo único verde que me decías era que tenías ganas de morderme el colodrillo! ¡Que inocentes fuimos, Tiburcio!

¿Y de la cosa del seso? Estábamos como ceporros, ésa es la verdad. ¿Tú en vida oíste hablar del punto G, oístelo alguna vez? ¡No sabes la de picardías que aprendí desde que tengo el móvil!, ¡y la cantidad de pretendientes que me han salido, Ave María Purísima! Ahora mismo me está llamando Amador. Tendré que darle largas, hoy quedé con Ramón, que es un lince...


Ramiro 


Kiko Veneno.   Lobo López.

https://www.youtube.com/watch?v=YAAJFBoT3Ys


Salud.

miércoles, 26 de marzo de 2014

La filoxera


Cigarras del mundo (¡Uníos!)
Nel ñeru de la  Kurruka kardioilógika.


Comicios y meriendas
(La filoxera)
Son caníbal


¡H-urnas, listas, filoxera,
se metieron en la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

Votaron aquellos hombres,
aquellos buenos señores
botaron muy obedientes,
votaron su propia suerte.

¡H-urnas, listas, filoxera,
se metieron en  la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

También votaron mujeres,
aquellas buenas señoras
botaron muy diligentes,
votaron su  propia muerte.

¡H-urnas, listas, filoxera,
todos juntos a la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

Se metieron en la olla
a la hora del almuerzo.
Fueron libres y contentos,
no eran dos eran doscientos.

¡H-urnas, listas, filoxera,
todos juntos a la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

Era un grupo de antropófagos
comiendo a la tribu entera.

¡Filoxera!

¡H-urnas, listas, filoxera!
¡Comiendo a la tribu entera!

¡Filoxera!

¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!


De  Letrillas escangallás.  2014.

Ramiro Rodríguez Prada


Os Resentidos.  Manda Carallo.

https://www.youtube.com/watch?v=8sLTikRnURc


Salud y al bote

miércoles, 12 de febrero de 2014

Escarabajos


Pareja de eclesiásticos en el nido del  Picogordo.
Oviedo, 2013.

Aborto libre para las madres de los inquisidores


El largo brazo eclesial
palpa el bul de la profesa
y afianzado en su presa
ruje fiero el carcamal.

¡Oiga mire, esto está mal!
dice la joven monjita,
mientras la polla se fita
en la grupa de la tal.

Era primado de España,
portavoz episcopal,
un famoso cardenal 
devoto de la castaña.

Con pelo y pluma se apaña
el jodido purpurado,
ya venga dulce o salado
a todo le mete caña.

Estos santos patriarcas
y prelados fariseos
son putos y encima feos:
mejor abortos que carcas.


De  Letrillas escangallás. 2014.

Ramiro Rodríguez Prada.

Taiwan. Cherirotonus jansoni.

http://www.youtube.com/watch?v=Pzjb4vBHlsE


P. D. El aborto es como matar a personas porque pasan hambre,  dicen los amigos.

¿Sabéis que los escarabajos tienen un ciego enorme, hipertrófico? No es que anden colocaos como obispos, sino que su intestino grueso es mucho mayor que el del común de los mortales...

Kim Fowley.  Nightrider - Outrageous.

http://www.youtube.com/watch?v=qX9-NZK5n5s

Salud

sábado, 18 de enero de 2014

Mormones in love


Las Grecas.
Rodas, verano 2013.


Pillando cachito
(Muermones)


Sofi:

¡Juanito, Juanito, Juanito mío,
pedazo de cielo que Dios me dio!

Juancar:

¡Sofía, Sofía, Sofía mía
cachito de helena que Dios me dio,
te miro y te miro y al fin bendigo
bendigo la suerte de ser mormón!

Sofi:

Mi Juanito, mi pedazo de Juanito,
me preguntan por qué eres mi querer
y les digo porque tiene un pedacito
muy bonito que me da mucho placer

Juancar:

Sofía, Sofía, Sofía, tía,
el reino de Grecia ya se perdió
no tienes ni idea de la valía
que tiene la verga para un Borbón

Sofi:

A tu lado yo no sé lo que es pobreza
y el dinero yo lo gasto sin sentir
tú me tocas y yo pierdo la cabeza
y lo único que puedo es repetir...

A dúo, cogidos de las manos:

¡Cachito, cachito, cachito mío,
bichito bonito que Dios me dio,
te miro y remiro y al fin bendigo
bendigo la suerte de ser mormón!

Juancar:

Cachitooo...

Sofi:

 Juanito míooo,
¡ayyy pequeñitooo,

A dúo:

de mamá y de papá!

La laaa, la la la laaa
la la la la
la la la lá


De  Letrillas escangallás.  2013.
Ramiro


Consuelo Velázquez Torres. Nat King Cole.  Cachito mío.



Reflán viejo:

El amor es un bicho que cuando pica
no se encuentra remedio ni en la botica


Las Grecas.  Te estoy amando locamenti...



Salud

domingo, 29 de diciembre de 2013

Abismos


Al otro lado


así caí



había llegado hasta allí, tenía que entrar, ¿o era salir?, de pronto me asaltó la duda

¿era de noche y entraba en casa, o salía a la luz del día?

¿estaba en un pasillo o en la calle? 

qué importa, me dije, lo sustancial es que sigo aquí

de acuerdo, pero ¿de dónde vengo?, tal vez así supiera dónde estoy

de cualquier parte, ¿y por qué tengo que entrar o salir?

aquí no hay luz y esa rendija es una tentación

¿la luz es una tentación?

en este caso sí, una atracción, un interrogante

¡pues adelante!



así caí en el abismo



De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas.  2013.

Ramiro Rodríguez Prada


Salud.


Juan Carlos Rubio.  The Clift.



P. D. La entrada está dedicada con un abrazo amistoso, al polifacético y viajador Juan Carlos Rubio, autor de la canción, pajarero, fotógrafo de SC, en nuestros Flanvoritos (offtravels), y otras muchas cosas más. 

¡Muchos besos!

lunes, 23 de diciembre de 2013

Autorretrato sin manos


Magia potagia: Autorretrato, ¡sin manos!


nada por aquí nada por allá
(y un café)



sabía que no era nadie que no era nada que estaba muerto

pero insistía en renacer cada mañana en un alehop de circo

con zumo de naranja amarga sin alcohol y llagas varias

en la tostada imaginaria de un desayuno solo en zapatillas

y un café


a quién le importan sus estigmas sus paperas o su incendio

manteca de cabra loca para nutrir la fantasía de vivir sin vida

reír la muerte y ordenar un caos que nunca tuvo arreglo

detrás de la cara nadie detrás de las manos nada sólo nada   

y un café


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2013.

Ramiro Rodríguez Prada


Pau Riba.  Nit de Nadal.



Salud y buenas noches.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Is my man


Rodas.
Grecia, verano 2013.


Quelonios en La Carrera de San Jerónimo


Lo veo todo ictérico y sangrante

tal que un helado de limón con guinda

cuando las tortugas cruzan lentas

por el ojo del culo del congreso


Que me saquen esa muela de la boca del cuerpo

dice una diputada estrecha de caderas

y aplauden sus señorías sus orejas y al compás

sus cojones sus labios venusianos y sus belfos


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas.  2013.

Ramiro Rodríguez Prada.


Maruja Garrido.  Es mi hombre.



Salud


P. D. Una sugerencia de Ana Capsir que también me gusta:

Leonard Cohen.   I'm your man.

http://www.youtube.com/watch?v=tKjSr1zOTq0&feature=youtu.be

Besos!