martes, 3 de junio de 2014

Bien y mal


Llamaquique.  Oviedo.



Casting



¿Por qué lo maté? Soy un hombre de fe. Él fue un buen chico, obediente, aplicado, trabajador, cariñoso, de mirada franca y limpia, y de nobles sentimientos. Todos lo querían porque era una persona responsable y de fiar. Pero, además, su gracia y simpatía cautivaban al más hosco o recalcitrante, contagiaba su alegría. Servicial, comprensivo y sensible, en su juventud sintió la llamada de la vocación sacerdotal e ingresó en el seminario. Iba por el camino recto. La transformación fue total. Se convirtió en pocos años en un ser desconfiado, ruin, vago, aprovechado e insidioso. Sin piedad juzgando al prójimo, era taimado y cruel. La sonrisa desapareció de su cara y ocupó su lugar una mueca perversa, sibilina y retorcida. Cuando lo nombraron obispo, el más joven prelado del país, se puede decir que había completado su formación religiosa con un alto doctorado en maldad, superando incluso a la mayoría de sus colegas de Sínodo. Soy hombre de fe, lo mandé al infierno.


Skylorómiros


Concha Buika.   A mi manera.


https://www.youtube.com/watch?v=hZNkCTxyB9Y 


Salud