martes, 27 de mayo de 2014

Canasteros del Camino


Dos colegas, gitanos, cantando por Camarón
 y haciéndose un mai.

Oviedo, 2013. 


Que por mayo era por mayo/ cuando hace la calor


A diferencia del triste prisionero del que habla el romance, nosotros pirábamos las últimas clases de la mañana en el Instituto, después del recreo ya no volvíamos. Los días eran muy grandes y brillaba el sol con una alegría juvenil. No apetecía encerrarse en aquellas aulas siniestras, no porque estuvieran faltas de luz, sino por la uniformidad frailuna y el aburrimiento existencial que caracterizaban a la institución, a priori, laica. La Santa Madre Iglesia seguía mandando en la Muy Noble, y las niñas acudían al sermón, como escribió Valle.

A la curruca Blasensis acababan de comprarle una Dervy de 49 cc., que le daba autonomía para desplazarse diariamente a la ciudad desde su pueblo. Bajábamos en la moto hasta la plaza de toros, a la vera del río Jerga.
Había una gran pradería entorno a la plaza y en las dos orillas del río, y además era uno de los pocos pozos con algo de profundidad que permitía el baño. Quinientos metros más abajo, en la chopera de la Eragudina, junto al campo de fútbol, una fábrica de tripas descargaba los desechos en el cauce y río abajo de este punto ya era imposible bañarse.

Alrededor de la plaza, donde no había peligro alguno, me dejaba el blasensis pilotar la Dervy, y son de las contadas ocasiones en que conduje una moto.

Y a la orilla del Jerga nos encontramos muchos días al Horacio y a José el Aleluya.

José el Aleluya. Popurrí astorgano del Camino. Caminando, caminando...

https://www.youtube.com/watch?v=5eMkSujoGb8

El pelegrino tiró
 tiró la piedra tiró

Nosotros teníamos estóncenes algunas ideas un poco equivocadas respecto a los gitanos. Por ejemplo, pensábamos que eran muy pudorosos, y lo son realmente. Pero ¿cómo se come éso, con el hecho de que nos bañáramos los cuatro y nos tumbáramos después a secar al sol de mayo en pelotas?
José, mucho más tímido, llevaba a veces la guitarra y nos tocaba unas rumbas, y si no, se acompañaban de las palmas, cantaban los dos.

Horacio, un gitano de larga y ensortijada melena rubia, era el mayor de los cuatro. De ojos azules, atlético y atractivo, era un loco y un figura. Llevaba a pastar al Jerga a una jaca blanca preciosa y trotaba con ella por la orilla del río, montándola a pelo.

Después de secar en la hierba, Horacio nos hacía sus números circenses como su madre lo trajo al mundo, desde saltos mortales, hasta tentar a una becerra y darle cuatro pases en un cercado próximo.

Antonio Humanes. Tango-rumba. Paco de Lucía, guitarra. Jorge Pardo, flauta.
Camarón de la Isla.  Mi sangre grita.

http://www.youtube.com/watch?v=p2lyOxSP4LY

Un día al Horacio se le ocurrió pedirle la moto a la curruca, nunca había cogido una. La blasensis no supo negarse. El gitano dio unas vueltas alrededor de la plaza y volvió cinco minutos después, más hecho a la Dervy que Ángel Nieto.

Fue hasta una mimbrera, dio la vuelta y vino a lo largo de la orilla y, cuando le faltaban unos siete metros para llegar donde estábamos, se alzó de manos sobre el manillar haciendo el pino con la moto en marcha. El suelo, aunque llano, era bastante irregular y a duras penas podía controlar los botes que daba la rueda de la Dervy. Pasó de largo y enfiló hacia la orilla a buena marcha sin poder dominar la máquina. En el mismo borde consiguió frenar, pero se levantó la moto de atrás y se fueron al pozo, que allí tendría poco más de medio metro de profundidad.

Ninguno de los dos sufrió daño, y el Aleluya, arrebatado, le dedicó al Horacio una rumba de Peret.

Ramiro

Antonio Sánchez. Bulerías. Paco de Lucía y Ramón de Algeciras, guitarras.
Camarón de la Isla.   Dame un poquito de agua.

http://www.youtube.com/watch?v=tqyozxEOw9o

Dame un poquito de agua
que la vereda es muy larga
y calienta mucho el sol...

Salud.