viernes, 23 de mayo de 2014

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Ojos inyectados en sangre.


Salí a tirar la basura



en vísperas de una efeméride familiar, rezando para que no me ocurriera nada, bueno, rezando no, pidiendo protección a los dioses inmortales, en plan helenista. En el portal entreví a Ares y Afrodita morreando en un rincón oscuro. Mientras depositaba las bolsas, con cautela y un poco intranquilo, pasó un cojo que no conocía y se dirigió al portal. Llevaba unas grandes tenazas en la mano. Se mascaba la tragedia.


Giuseppe Verdi. Bryn Terfel, barítono.  Otello. Acto II. Credo in un Dio cruel. 




Salud y felices pesadillas


ra