martes, 4 de octubre de 2011

El mirlo rubio


León 2011

El ´Turdus merula rubicundus, subespecie Aedensis`, el Mirlo rubio, es un pájaro muy raro mayor que el pardal o gurrión y más pequeño que la pega o urraca.
A diferencia de la especie de referencia, el Mirlo común, negro con pico amarillo, el Rubicundus es amarillo rojizo, diría pelirojo si no tuviera pluma, y de pico más oscuro, sobre todo por contraste y porque habla suave.
Es uno de los pájaros que mejor se ha adaptado a la vida urbana y, pese a su rareza, se deja ver y oír con frecuencia en nuestros pequeños jardines ciudadanos, pero también en lo más intrincado del bosque atlántico y mediterráneo. Sobre todo la especie común.

La subespecie que nos ocupa, Aedensis, llamada así por su  fraseo de rapsoda a lo Homero, es además amiga de la noche, cuando todas las currucas son pardas como creo haber dicho ya en otra ocasión. Y por ende, un gran número de ejemplares de esta especie tiene una querencia inexplicable por los hospitales y muchos trabajan de enfermeras en turno de noche, exigencias de la rubicundez, el sol no es lo suyo, gorjean acortándole la estancia a los doentes más tristes con su dulzura irónica y sus alegres trinos psiquedélicos.

Es ave cariñosa y leal. Un ejemplar hembra acompañó a Nightingale desde antes de la guerra de Crimea hasta su deseso, el de Florence.

Muy aficionado a la música,  el rubio tiene un registro de cantos variadísimo y no es mal imitador de otras especies y del silbido humano, incluso.
Pero lo suyo es la psicodelia. Le gustan The Tubes, Syd Barret y Grateful Dead o sopla con su pico flauta el Formentera Lady de King Crimson aunque también puede alternar con los Deicidas punkis    
leoneses o con los Todotodo del house valenciano si llegara el caso, es un pájaro ubicuo ´por eso` (sigo el modismo catalán), que parla valensiá y varias lenguas del extraradio hupano. Me refiero ahora a las tribales no a las nacionales.

Otra de sus pasiones, tal vez la primera, es la imagen. Ave observadora de ojo pausado pero atento, es fotógrafa y de las buenas.
Como excelente degustador de música en vivo a la par que noctámbulo, el Rubicundus ha retratado muchos momentos, musiqueros y cantaores, del rocanrós de aquí y de achá.
Le gusta organizar con otros pájaros saraos en los que uno silba, otro pinta, el de allí toca el saxo, la cona no, con a, la de allá baila con alas naturales y a él parece que se le dispararan las fotos solas, aunque la mayoría son flases adrede. Es así porque la anarquía creadora abre obturadores sólo conocidos por el Turdus rubicundus y cuatro canoras más.

En volidos cortos, altos y bajos, por la ciudad y sus márgenes, es también capaz de captar con su iris azul claro y su mirada cuasi albina y un poco ácida, todas las infinitas líneas que se entrecruzan en esa trama urbana, cables, postes, edificios, calles, aceras, para idear imágenes constructivistas y pictóricas, cuadros táctiles de paredes, blancos crudos y madera vieja, puertas, ventanucos poéticos de otro tiempo, señales primitivas, humor absurdo o muy concreto, imagenes budistas dobles pasadas por psilocibina, pies con historia, o terrados misteriosos con agujeros, ojos de buey y mangueras inquietantes que no se sabe qué energía transportan ni hacia dónde.

Y escenarios teatrales que a menudo son mixturas de fotografía, escultura, pintura e instalación unidas en una sola imagen.
Es una canora que a veces pone el pico en la herida de nuestra enagenación mental permanente (EMP). Pero no para urgar en ella que lo suyo no es el gore, aunque fotografíe la matanza del gocho.

Buen trasegador de cerveza, incluso negra del tiempo, del tiempo de aquí, no de Irlanda, y de vino o, si pintan, otros alcoholes mayores, se muestra en cambio mesurado y frena algo después de los primeros acelerones, que mete para vencer el frío, por timidez, frena, digo, porque tiene que volar y alternar, por lo general, con pájaros de menos (menor) talla que aguantan peos (peor) a Baco. Y el mirlo rubio es un cacho paisano, pájaro quería dicir.

Es sedentario pero imaginativo por lo que viaja mucho sin coger un avión, vuelos domésticos, de la cocina al salón y de Xixón a Xixona, pero suficientes para cambiar el color de los ajos no, ojos, del galaxio al azul eléctrico o al amarillo induísta, védico, tántrico y lisérgico, vale cornezuélico y cereal (esta por no olvidar a la Deméter de Eleusis + sus amapolas). Centenalis, pero no del mi Centeno que esa es otra curruca parda, en concreto la Mirlona Silvia hortensis, del Arcediano maragato, de la que ya hablamos aquí en  Paseriformes y Canoras. Pan casero amasado con amapolas y cornezuelo. Tela marinera de la que el Turdus Aedensis sabe mucho porque sirvió en la marina y hasta en la submarina.

En fin, tampoco esta es una curruca, pero con ser la más rubia es la más turdus de todas, pero no por torpe sino por parda.

Salud.

Cannabina Carduélis, rebétissa.

Autorretrato con la Popa
 Andrés Edo
León 2011

lunes, 3 de octubre de 2011

Theodoros y Thanasis

Incorporo hoy el último comentario extenso que hice en Desde la popa (30, 1 y 2-07-2011. La isla de Zákinzos) por acompañar la soledad de esas dos entradas de Archipiélagos y, sobre todo, porque son dos recuerdos muy potentes que no se pueden olvidar, de colegas isleños, Zeodoros de Limnos y Zanasis de Eubea, a los que quiero tener también aquí conmigo.

En un principio había escrito para el Teach un relato mucho más extenso, en tres capítulos, hablando de Thákinthos/Zante, y aún más de ellos, pero la cosa quedó en dos pequeñas reseñas sobre el Anatolikós de Alikés y Kostas el Mustakia.
El Teach ya había abandonado la isla, era por lo tanto un comentario a toro pasado, de despedida y agradecimiento a los lectores, a Alberto y a nuestros amigos.
Sirva otra vez de homenaje a la generosidad griega y a la amistad, y como recuerdo cariñoso de los compadres.


El Alpha-Romeo de Zanasis
Estación de autobuses de Halkida
Eubea, Grecia 2010

Quiero dejar constancia de nuestra gratitud a Zanásis P. de Halkida, Eubea, que por edad podría ser hijo nuestro. Este 2011 está currando de cocineru, máyiras, abajo en Rodas, kato sti Rodo, y sólo pudimos saludar a una de sus hermanas, de paso para Agii Apostoli. Yasu, mayikó máyira!

El año pasado en Halkida, días antes del feliz encuentro con Lola y Alberto en Linariá, puerto de la isla de Skiros en las Esporadas, y cuando no había pasado ni una hora desde que nos conocíamos, Zanásis nos había prestado desinteresadamente su coche y la casa de su familia, dos días, generosidad que ya sólo parece posible en Grecia y en corazones tan grandes como el suyo.
Él nos llevó también y nos acompañó al concierto de Orfeas Peridis y Manolis Rasoúlis, que murió este invierno en Thesalónika, dos músicos que nos gustan y de los que pudimos disfrutar en primera fila.

Efjaristó para polí, Zanasi, file moú! Yasu, yíe, palíkaré!!.


Rrecordaré a nuestro primer amigo griego, el limniota Zeodoros Lambroú, con quien también quisimos en Zákinzos.

Se fue tan joven como Nikos Xyloúris: casi puedo ver a Yiorgos Karvélis en su casa de Mýrina, en Limnos, cantando acompañado por su bozoúki, el Itan mia forá, de Nikos, que escuchábamos espectantes como primicia y... a Zeodoros saludando, Yasu, file!, con una sonrisa amplia de niño grande, desde la puerta de su taberna junto al puerto, el ´Avra`, ´la brisa matutina que viene de la mar`, y algo se me rompe por dentro.

Sopla airín, sopla..., fisáai aeraki, fissáaai...!

Ramiro Rodríguez Prada.

domingo, 2 de octubre de 2011

Pinakes, pinturas



Pinakes, pinturas
Exarjía, Atenas 2011


Tienda de pinturas en la calle Bubulinas, por detrás de la Universidad Politécnica y el Museo Arqueológico Nacional.

Esta es la situación, no sólo de la Pintura sino de la sociedad griega humilde. En un recorrido que hice del Arqueológico a Síndagma tomando algunas fotos de pintadas y grafitis, fue la primera. No estaba previsto pero me parece una casualidad feliz e infeliz a un tiempo, para un vistazo lineal por el centro de Atenas.
Feliz porque una  sencilla tendinha de pintura abría la puerta del paseo por el arte callejero, infeliz porque  casi siempre está cerrada y porque, en definitiva, la pintura al aire libre tampoco da de comer a los grafiteros.
Con ella quiero cerrar los capítulos de los grafitis, incluídos aquí en la etiqueta Alfabetos, al decidirme por su origen literario y comenzar por las pintadas. Ésta va en Pindura, porque más dura sólo la caraúra der Botineih y compañía.

El hombre de la tiendina, ya retirado, pasa allí varias horas, ciertos días. Tiene alguna pintura y expone antiguallas orientales y curiosidades del escritorio o el dibujo, plumieres, plumillas, tinteros, secantes, en un escaparatín a la altura de la acera pegado a la puerta. Artículos parecidos a los que se pueden ver en Monastiraki y otros lugares. Pero tampoco es un anticuario, es más el cambalache del que nos habla el tango.
No saca ni pa tabaco.
Yo creo que va por entretener las horas del retiro y charlar con algún turista curioso.

El tráfico de iconos antiguos, y otras obras de arte valiosas, desde Rusia y países vecinos que buscan los nuevos ricos, como la trata de blancas o las drogas, está en manos de las mafias. No es la especialidad de estos pequeños negocios, de los que hay muchísimos en Atenas, como las librerías de viejo, que representan una distracción para el ocio de los dueños y, con suerte, una mínima ayuda. Muchos deben trabajar además su jornada laboral completa en otro lugar si quieren vivir.

Siglo XXI, tango porteño y rebétiko pireótiko, exarjiótico en este caso, framenquito gaitano o tonada asturiana, bien por ellas que son bondades, pero de las miserias del XX no salimos y ya parece que nos quieran bajar a las del XIX.
¡Será si quiero!, decíamos de niños reafirmando nuestra independencia.

Pues eso.
Yasas, salud!

Barbarómiros.


No saca ni pa tabaco:

"El patíbulo destaca
trágico, nocturno y gris,
la ronda de la petaca
sigue a la ronda de anís,
pica tabaco la faca,
y el patíbulo destaca
sobre el alba flor de lis."

La pipa de kif. Clave XIII. Garrote vil.
Don Ramón Mª.

sábado, 1 de octubre de 2011

Grafitis -4



Aparcamiento en  C/Botasi
Exarjía, Atenas 2011

Habíamos dicho que, a juzgar por fotos del Capi, algunos vagones del Museo del Ferrocarril de Kalamata estaban bastante deteriorados, lo que no justifica tampoco el vandalismo.

Hay un grafiti, de los pocos que podemos apreciar mejor, galaxio dicen los griegos, azul celeste sobre el fondo negro de una locomotora bien conservada, quizá la estrella del museo, que aunque sea un anacronismo dada la antiguedad de la máquina, sería soportable por la ironía y cierto exotismo oriental en el grafismo, un ideograma chino. El chaval sabe de qué va, se preocupó de conjugar los colores y su trazo es decidido y dinámico, lo que se aviene con la idea de progreso y movimiento que representa el ferrocarril. Pero hay mejores lugares donde aplicar el humor. Y hasta el amarillo, tan chillón, que destaca aún más, hubiera sido aceptable si el grafitero fuera más discreto con el tamaño y mejor dibujante. Uno sólo y pequeño. Hasta ahí siendo magnánimos, pero ni uno más.

Después llenaron de garabatos el resto de la locomotora y la convirtieron en una chocolatera de pastiche con pegatinas de fórmula uno. ¡Chuku chuku, chuf chuffffff....!!

Para todo hay que tener idea y el arte por desgracia no está al alcance de cualquier signador de tres al cuarto, porque entonces dejaría de ser un pelagatos. Y, hombre, el dibujante que se sabe con un poco de idea no tiene que revolcarse en la pintura con ogros brochasgordas, estropeando algo guapo y debe impedir a toda costa que los más brutos se impongan. Pero no siempre el más sensible es el más fuerte, casi nunca de hecho. Al final, unos por otros, todos al lodazal.

Aquí se pueden contemplar muchos trenes arrumbados, estacionados y en circulación, pintados sin gracia, embadurnados más bien, y muy pocos en los que la pintada aporte algo sin destrozar lo que ya hay o convertir el mal vino en mal vinagre.

El caso que cuento es una excepción positiva, sobresaliente y ejemplar.
Hará un par de años, creo que en alguna estación madrileña, vi un grafiti pasmoso dibujado en la zona donde estaría la puerta de una flamante superlocomotora con pinta de muy rápida, brillante y afilada como un torpedo, una flecha de alta velocidad.
El dibujante había estudiado el diseño de la locomotora y los vagones, sus dimensiones, sus colores, y se había adherido a esas líneas como una pegatina a un cristal. Todo el esqueleto externo del tren, las líneas maestras que sugieren, y definen, su velocidad y dinamismo, sus escasos, fríos y elegantes colores, todo había sido tenido en cuenta y se resumía en aquel trazo decidido, aparentemente sencillo pero tan sabio.

El hecho de que no hubiera más dibujos en el tren, me dio que pensar. ¿Es posible que a ningún pintón se le haya ocurrido estropear un trabajo tan extraordinario?¿Tal vez les queda algo en la mollera como para echarse atrás ante una obra de arte en su estilo? No creo. ¿Están contratando a grafiteros para decorar sus veloces juguetes? Nada de eso.
Llegó el primero, es muy bueno y de momento se puede lucir prestigiando a la máquina y a la empresa, sin recibir un euro a cambio. Hasta que aparezca un marrano.

Estoy seguro de que a los diseñadores no les hubiera importado incorporar el grafiti como logotipo de su locomotora de haberlo podido hacer. Y pensarían como yo, ¿a qué espera Albia o Renfe o quien sea, para buscar al autor y agregarlo a su equipo publicitario o de diseño, que supongo tendrán?
Pero ya sabemos que las empresas sólo ejercen el mecenazgo para desgravar en Hacienda. Supongo que ya borraron lo que no entendieron y despreciaron. Un grafitero es un don Nadie, aunque le dé un revolcón al mejor profesional. Y los cazatalentos no son talentosos por definición, son cazadores, se cobran las piezas a las que aciertan.

Dejo el asunto aquí. Guardo todavía alguna historia de pintadas que me gustaría contar un día. Una me afectó muy directamente y abunda en algo que ya mencioné de pasada, ´la tentadora pared blanca de un banco`. Pero esperaré hasta que me haga con la fotografía de la pintada que ilustre el relato.

Salud y color. Yasas que jroma.

Barbarómiros.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Grafitis -3


Comencé esta pequeña serie de artículos por una crónica del Capi del Teach, en Desde la popa (9-07-2011. De Koroni a Kalamata). Afeaba allí Alberto la conducta de unos gamberros metidos a grafiteros, que habían pintarrajeado viejas máquinas y vagones en un museo del ferrocarril al aire libre en Kalamata, en el Peloponeso, apoyando sus palabras con fotografías de la guarrada.

Hice un comentario ese día que no me dejó muy agusto porque parecía dar a entender que estaba contra los grafiteros en masa, sin muchas explicaciones. Yo había empezado ya a reducir el número y tamaño de mis aportaciones en el blog y el comentario desfavorable iba dirigido a los vándalos, pero desde entonces quise deshacer el posible entuerto o malentendido, con amplitud. No me quitaba el sueño aunque estaba en capilla. Cerrar ventanas para abrir otras, que no haya demasiada corriente ni atmósfera viciada, estancada. Cuestión de método y un poco de memoria.

Las obsesiones y el gusto por el tema hacen el resto. Uno es esclavo de lo que escribe pero se puede ampliar, aclarar y rectificar. Lo escrito hace daño, es uno de los riesgos que se asumen,  por eso a veces pido disculpas aunque nadie las haya solicitado. No conseguiré gran cosa, pero me quedo más tranquilo. Los jodidos fariseos hicieron bien su trabajo.  Propósito de enmienda, dolor de corazón, dicir los pecados al confesor, cumplir la penitencia y toda la pesca liminar.

Akadimias, Atenas 2011


Aconsejaba a los grafiteros en aquel comentario abrazar la profesión de rotulista y, si tenían algo que dicir,  seguir trabajando hasta encontrar una salida, que llegaría.
¡Muy guapo!, si fuera tan sencillo. ¿Dónde pintar?. Apenas hay dinero para lo fundamental, ¿de dónde sacamos para telas, tablas, marcos, colores?. ¿Dónde están las paredes para ensayar e ir creciendo sin alevosía ni nocturnidad?.

No estoy de acuerdo con los indeseables que empuercan lo que no pueden superar, lo que se les escapa, impotentes, pero apoyo a quienes trabajan por superarse a sí mismos, al que afina su oficio o su arte contra todas las dificultades.

Prohibimos pero no damos soluciones.

El ferrocarril y sus aledaños siempre fueron lugares favoritos de los grafiteros, porque la caja de hormigón de las vías, túneles, paredes, casetas o dependencias abandonadas dan mucho juego y las estaciones son lugares solitarios cuando no hay tráfico ferroviario, y con frecuencia están en los márgenes de las poblaciones, sin mucha vigilancia.

Es frecuente ver trenes pintados como para un circo y vagones jipis camino de la costa oeste. Y con ganao asomando y  muuuuúúhiendo  ya es la rehostia estética west-country  Grateful San Fransisco Dead (California), camino de Venta de Baños (Palencia), o Santasmartas (León), que tiene tren pero no tiene tranvía. Pero la mayoría son vehículos abandonados en vías muertas, ferroñosos, que las propias empresas parecen esperar que se pudran mientras afean los barrios más humildes.
O mercancías que sólo conocen el óxido, el negro y la mugre, que parecen esclavos encadenados y da pena velos atravesando esa terrible estepa castellana, todo su horizonte polvo, sudor y hierro. El gris nacional. No hay apenas lugar para la belleza en esas reatas de vagones, en esas cuerdas de presos clónicos sin Quijote que los libere.

´Vista de gris/ la moda del país/ y no se meta el dedo en la nariz`, cantaba Moncho Alpuente en clave cabaretera en tiempos pregrafiteros. Unas gotas de color pueden levantar un poco el ánimo a los condenados. Pero no les echemos un caldero de pintura encima que está cara y contamina. Esta  sobredosis pictórica es propia de la juventud, hay que disculparla casi siempre como el sarpullido o prurito primaveral que es.Y la saturación se debe también a la falta de medios o, más exactamente, al hacinamiento de pintores y a la escasez de paredes. Medio en broma, medio en serio.

El caso que cuenta el Capi es el de un museo del ferrocarril donde se han conseguido rescatar elementos del medio de transporte que van desde la locomotora al siblatu del jefe de estación, en unas condiciones de conservación que no siempre es posible lograr, aunque en alguna foto tampoco se ve una exposición ejemplar. No parece que las autoridades se caractericen por un cuidado exquisito de lo público, porque algunos vagones emporcados están también tan caquécticos que más que un museo pareciera un depósito de cadáveres.
Pero en definitiva la gochada pseudografitera es una agresión, un atentado al bien común y como tal delictivo. Lo menos que se les debería exigir a los astistas sería que limpiasen lo que ensuciaron y más pa con ello. Y si no hay remedio que trabajen para la comunidad hasta saldar el estropicio. Mantidos, pero racionándoles el chocolate a una onza por día.

Currar por el común es lo que deberían estar haciendo, antes que nadie, todos los banqueros y especuladores que provocaron la crisis, a pan y agua, sin postre y en el recreo cara a la paré. ¡Con todo su morrazo no paran de pidir sacrificios a la gente que ya pagamos el puto pato sin comelo ni bebelo!.

Seguiremos. Salud, yasas.

Barbarómiros.