Morales del Arcediano. Muro en seco. León, noviembre de 2011 |
Después de unos días de pelear con las murias no sé si las imágenes habrán llegado a Philine Kleinknecht, la fotógrafa alemana de Shutterchance que, sin querer, motivó estas entradas.
En realidad ya dije que ella sólo dió el pie, me proporcionó la disculpa, porque a mí me gustan muros como éste, austero y seco, no tan resultón a primera vista como los que utilizan barro de relleno que desarrollan colonias de líquenes, musgos y algunas crasas, que los hacen más coloristas.
Sin embargo la gama de colores del muro seco, dentro de una base uniforme gris piedra, matizada por los distintos tipos de roca, más azul cuanta más pizarra, y la proporción de minerales en su composición, sobre todo en hierro, que les presta los matices rojizos, da como resultado una gran variedad de tonos.
Algunos líquenes que consiguen sobrevivir en piedra seca alteran y enriquecen aún más las tonalidaes.
Pero la mayor prestancia del muro seco viene dada por su sobriedad. Es la elegancia de lo que no necesita adornos porque disfruta de una belleza natural, sin alterar.
En ese sentido los más guapos para mí son aquellos en los que no sólo no se usaron morteros sino que tampoco se necesitaron herramientas, ni trabajos especializados de cantería, para su confección. Es decir en los que se utilizó la piedra tal cual, buscando su mejor caer, su asiento por peso y equilibrio. Pero en los que no existen apenas las caras lisas, son bloques un poco informes que dan un aspecto tosco y montuoso a la muria. Primitivo porque es la forma mas sencilla y antigua de construir un muro.
La mayoría de este último tipo no suele alcanzar el metro de altura, pero habitualmente es el más ancho, en razón al superior calibre del material elegido.
Hay unos buenos ejemplos fotográficos de ello en Geotropía el día 11, el Paporristán como le llama, por Extremadura de la mano de Lucas. Una fuente-abrevadero cuaternaria, con su tosco arrimo de bloques de roca anteriores a Micenas, o un chozo de pastores en lo recio del monte. Aunque ya me avisó Louck que el bebedero había sido retocado buscando seducir el ojo del turismo campestre.
Ombligos de Venus en una muria mixta Morales del Arcediano 2011 |
Las murias que se encuentran en el interior del pueblo de Morales, todas las fotas son de ésas, de más empaque lógicamente, tienen en mayor o menor medida cierto trabajo de cantería, tanto las de piedra en seco como las que utilizaron mortero.
Pero éstas, más frecuentes, podían permitirse aportar tamaños inferiores de relleno, que el barro o la argamasa ayudaba a asentar y aglutinar en un cuerpo con otras rocas de mayor calibre.
Los trabajos de cantería se reducían, se aprovechaban tamaños de piedra más abundantes y accesibles, lo que abarataba la obra.
A cambio era obligado transportar el barro desde los barreros y trabajarlo antes de ser empleado. Y usar los pequeños cantos redondos de las montoneras que se van acumulando en los linderos de las tierras tras las sucesivas aradas y rastrilleos o, en su defecto, traer algunos carros de grijo del río y cribarlo.
Pasemos a la flora.
El Ombligo de Venus, Umbilicus pendulinus, es otra de las plantas típicas de muros y tejados aunque, a diferencia de los Sedos, prefiere posiciones menos soleadas y murias más frescas y húmedas.
Por ello suele colonizar paredes que no se orienten al sur.
Y su raíz es más poderosa que la del Pampajarito, capaz de aprovechar también más nutrientes, ya que tratan de elegir emplazamientos con algo de sustrato.
Es menos frecuente en zonas secas pero se da en toda la península, con preferencia en la cornisa cantábrica, más húmeda.
Las murias asturianas, quizás las más empapadas de todas, están llenas de Afroditas enseñando el ombligo. ¡Es un espectáculo, venid a verlo! Como contemplar suecas en Benidorm en los años 60. ¡No, por cierto!
Areniscas y pizarras alteradas en Morales León 2011 |
Disfruta de otros nombres divertidos la que los griegos antiguos, y el más joven Dioscórides, llamaban Cotyledon.
En casi toda la península Ibérica, incluída Portugal se la conoce también por Oreja de fraile, de monje o de abad. Hierba helada, Orma bearr, la llaman los vascos por su localización y su carácter refrescante cuando se la mastica.
Vasín, Capelo, Gorro de sapo, Hierba balsámica...
Eso de balsámico será debido a sus virtudes cicatrizantes y curativas de llagas rebeldes, pues se aplicaban machacadas verdes, como un bálsamo, o retirando la película externa de las hojas y colocando éstas directamente sobre la herida.
También su zumo filtrado se usó como diurético.
Hoy todas esas aplicaciones están en desuso aunque algunas de ellas, como la cicatrizante, demostraron durante milenios su eficacia.
Ombliguitos de Venus y musgos colonizando una muria Morales, noviembre 2011 |
¿Porqué se abandonaron prácticas curativas tradicionales que estaban sancionadas por la experiencia, que no necesitaban ya revalidar su bondad? Habría que preguntarle a la industria farmaceútica, a los sistemas de salud basados en los monopolios, a los colegios de médicos o a los gurús del neoaturismo con Diploma.
La salud sólo es un negocio más, de los seguros, como las pompas fúnebres.
Porque no es ajeno a todo ello el hecho de que los tratamientos populares, más pesados sin duda que la inyección, el pastillazo o el supositorio modernos, están al alcance de todos a un precio ridículo comparado con aquellos con los que especulan los trapicheros del dolor ajeno, que se han convertido en los nuevos sacerdotes de la religión del bienestar.
Y no estamos hablando de las bondades de Afrodita o Venus para resolver procesos de ansiedad, neurosis u otros estados del alma baja. Ni de magia simpática, de imitación o contigüidad, como sería recomendar el consumo de Ombligos de Venus para asegurar la procreación de hijos varones, como se hizo en tiempos clásicos.
Aunque esto habría que revisarlo, ¿no tendremos ahí un doble sentido?, porque beneficiarse unos ombliguitos de Afrodita hace más por la genética que comerse una Phaloides platónica. Y ya sabemos lo aficionados que son los mistagogos a ocultar la verdad entre velos metafóricos.
No. Hablábamos de simples, miserables y prosaicas llagas.
Quedémonos mejor con el otoño maragato en Morales del Arcediano, nombre y aldea con personalidad, junto al Turienzo, tal vez algo melancólicos, pero despiertos y, ¿porqué no? un poco iluminados por el sol de la tarde.
El Turienzo en Morales Otoño 2011 |
Al final en lugar de 16 fotos aparecerán 18, y aínda mais, en estas cuatro entregas. Voy sobrao. ¿Cómo me puedo enrollar de esta manera?. No me lo explico...
Res mes.
Salud y puertas abiertas.
Barbarómiros.
P.D. Joan Manuel Serrat, Balada de otoño.
http://www.youtube.com/watch?v=5v66eaBzJmA&feature=related
Vale.
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