San Justo de la Vega. Calle Real, 45. León 2011. |
Puertas.
No podía seguir soportando aquel encierro. Llevaba años metido en una habitación interior sin ventanas con un pequeño cuarto de baño incorporado. Me dejaban la comida a la puerta y ni siquiera veía a quien me la traía. Había olvidado ya la distribución de las habitaciones de la casa.
Pasaba el día en pijama o en bata dependiendo de la estación del año. La habitación, atestada de libros, me empezaba a deprimir. Leía y escribía y mis últimas lecturas, viajeras, habían despertado el deseo de salir al mundo de nuevo.
El último traje que recordaba haber vestido colgaba en el armario y olía a moho. Lo cepillé sin conseguir disipar del todo aquel olor a encierro y humedad rancia. Pero era lo mejor que tenía.
Los pies hinchados se resistían a entrar en unos zapatos demasiado estrechos, había engordado una barbaridad en esa larga inactividad motora y me sentía torpe.
Abrí la puerta y salí al pasillo. Todavía no habían recogido los platos y restos del desayuno, lo harían cuando dejaran la comida.
No recordaba nada de aquel escenario. Había ocho puertas cerradas incluida la de mi habitación que arrimé al salir.
Un poco desorientado y confuso caminé hacia una de las que clausuraban los extremos del pasillo.
Entré en un gran salón con más puertas, no recuerdo cuantas. Me fui a la del fondo.
Era una especie de largo corredor con otra puerta de salida.
La abrí sin pensar en nada más y di un paso.
Caí en una especie de abismo.
Caía, caía, caía.
Sin fin...
...
..
.
ra
Castrillo de los Polvazares. León 2012. |
Puertas -2.
.
..
...
Solo.
Sin fondo.
En caída libre.
Desenfrenada e imparablemente.
Pero si caía de verdad o era sólo una impresión no lo sé.
Durante mucho tiempo estuve seguro de haber pisado en falso precipitándome en un abismo.
Después de años sin poner los pies en el suelo ahora empezaba a tener la extraña sensación de que en realidad flotaba en un precipicio sin dimensiones.
A fuerza de vivir la experiencia del vacío sin fin me acabaron por ganar ideas peregrinas, como la de que en lugar de caer ascendía. Veía alejarse de mis pies el punto desde el que había partido.
¿Estaba cayendo ahora cabeza abajo?. No sabría responder a esa pregunta, sólo me inquietaba la duración de la caída y la indefinición del final. Si existía un objetivo contra el que estrellarse. Quizá un colchón. Pero acabé por volverme insensible también a esas figuraciones.
Alejado por igual de un pensamiento catastrofista como de uno salvador, consideré la posibilidad de parar en pleno vuelo. Eché a caminar y me metí por una puerta que se me ofrecía tentadora. No era muy ancha pero yo no soy gordo ni grande, más bien flaco y menudo, había perdido mucho peso, e incluso altura, en todos esos años de ingravidez.
ramiro
Cartel de Puertas Maragatas. Castrillo de los Polvazares, 2012. |
3- Satreup
3- Satreup -3, traspandún apartek. Se. ¿Kumum rostrep tarsasjking?. Romaskrip nots han sterumin, sin son.
Iihhs abier dighh delöojh ioxjh, jjko, ooiijjh, iuo i iuo li to hñohilzson axa, ms wezs las xisdkecf voprtp (b5). Fre, oinks jeiivyëem puer venttlojis, amarnfii tas jins ppoor son, mimoon son, diverkj de dvrive (07) hnj, don la fdmni Xet.
Xetinnföy ca kloñindih, fjvih, jj jiök, jj kemostelok sa klamma!.
Morin tutrej. Al difjocvklivk fjd, ta cuvflde uürwio vo urrrwin. Tuerga iu nui jifdünre ces dfdf. Ssdí. Aartopo pro raschhh. Sshdssdifort doehfeb cla dotorón, xil, njdfjlaf. Otin man kkass fftosk. Romaïmm ya!.
Dshido y fui fo difjcvc la vnjjc oob viv vvoobb, uuyd armo vev vvooby, vvohgg hjjsddf-masau (7 remss), nía iss ddfigch, atomij osss de bruskelin la taspork!. Oss, galimgay titif, oss. Y vi Asulamm gruurkso, da materpoyt tuturrut. Tuuut.
Siigh, ijgh. Pue bloodshfoj hastanöep des poererenta, sa kassyra bo-s. Talfix güiurunak lir azkapçum. Rossskkk!!
Uten o panytyn Rüsteerklimt. Goooörrk! Marrroms kónst. Fulss en trumfóm.
Jjdg, dfud, fdifjg, trar fhfid tolpamtis jybpñlq xiik quhui, sañlotrr en astapalup. Kurrusskinnaarrrr. Passsim, passimm sormm, ella aporr sssmïrkiss.
Ttsaards omnnbis dijkajon, konjiskon li, sartista kismail. Ke mamorr.
Ñammsimion, bre fodhüjfer, dhfduif didid flijjj flijjj auskabimmm men. Sas, sas, mañanaam más. Sin volsss. As matalims...
Jjhiavihbiivv te kasschhmiirrr!!
Ottotorrroffff!!!!
¿O non?
diedro ramparor zígura
Bodegas en San Esteban de Gormaz. Soria, 2007. |
Ayer alargué la entrada hasta extremos no previstos. Quería contar mi último encuentro con el monje de Karúlia pero me lié con la política y me volví a subir al pino. Me pareció importante aclarar algunas cosas sobre la actualidad de Grecia y no pensé en nada más.
Las fatiguitas que paso a veces rellenando los espacios entre imágenes no conjugan bien con esta verborrágia que sufro en otros momentos. He pensado en ello porque recibí dos toques de atención por parte de sendos lectores bastante fieles: no tienen tiempo para leer un post tan largo que además exije cierta atención. Trataré de abreviar en lo sucesivo pero ya aventuro que en determinados casos no es tan facil.
Este último punto será también para comentar las imágenes de hoy.
La primera tiene muchos motivos que me gustan, como algunas de ayer. La vejez, humildad, color y textura de la madera, y la sombra del tejado de enfrente sobre la fachada. Ésta la había incluído en aquella serie que titulé Sol y sombra, pero como ya contaba con esta otra tira de Puertas la reservé. También me tentó con la primera serie de Chi meneas y la descarté porque, aunque parecida, no es la misma chimenea. Pero también me presta la foto por ella, la broma sigue en otras muchas paredes. ¡Huye el tiempo en todas partes, se esfuma como el humo!
La segunda es la que anuncié en otro capítulo donde se convinan el muro de piedra y la tapia, que se ha levantado sobre un primer piso de piedra más sólido y quizá también más antiguo. Pensamos que en origen la casa tal vez fuera enteramente de piedra y en una remodelación posterior añadieron o restauraron ese segundo piso con obra de barro. El tejado, bien conservado y restaurado recientemente, no sirve como indicativo de la antigüedad de la casa o de la obra nueva.
Aunque se pueden encontrar ejemplos similares, no es lo más frecuente, como la mezcla de ladrillo y tapial.
Eso es todo lo que pude conseguir, en la tercera imagen, del cartel sobre las Puertas maragatas. No era mi objetivo el poster y apenas se aprecian la forma o los detalles, sirva como sugerencia de los colores típicos. Lo siento.
La cuarta era otra imprevista, como la del negrillo de ayer (en realidad la imprevista hoy era la anterior porque no sabía si podría rescatar algo), pues sólo pensaba poner tres en cada capítulo y al final en lugar de 9 fotos colgué once. Poco que decir a la foto, la piedra, el Panpajarito enrojecido del tejado, y en general todos los recuerdos que esta imagen de las bodegas me trae, de León y de toda Castilla. Y quien conozca San Esteban de Gormaz sabe de la belleza de ese pueblo. Muchas de estas bodegas fueron en tiempos mitad viviendas, calientes en invierno, frescas en verano...
La Lupe. Amor Gitano.
Salud.
Barbarómiros.
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