La Grecia eterna, pero menos Geromili, Petriés. Eubea, agosto 2012. |
¿Qué pinta ahí esa bolsa?...
Buenas. Se lamentaba el mes pasado Yiannis en unos correos que nos cruzamos, de no haber fotografiado esa bolsa, la escena. Decía:
θυμάμαι το Χερομύλι και εκείνη τη σακούλα στον ορίζοντα της παραλίας
(έπρεπε να εχω τραβήξει αυτη τη φωτογραφία)
(έπρεπε να εχω τραβήξει αυτη τη φωτογραφία)
τα πραματα εδω δεν πάνε καλά
οχι μονο μια σακούλα που ενοχλεί τη θέα
μα σωρός απο ασχήμιες, κακοήθειες και φασισμό
οχι μονο μια σακούλα που ενοχλεί τη θέα
μα σωρός απο ασχήμιες, κακοήθειες και φασισμό
Recuerdo Geromili y la bolsa a la vista de la playa
(Debí tomar esa fotografía)
las cosas aquí no van bien
las cosas aquí no van bien
no es sólo una bolsa que estropea el paisaje
sino montones de tumores malignos, feos, y el fascismo
La pobreza que trae la rapacidad y usura de los ricos, y el fascismo como su corolario: una fuerza de choque frente a los revoltosos y el engaño del patrioterismo como solución de todos los males.
Mientras tanto, yo lo acompañé hasta la localidad más próxima, donde hay surtidor de gasolina, unos seis kilómetros. Cargamos el depósito y paramos al regreso a mitad de camino para ver el paisaje sentados en el suelo, en una pequeña finca de leña de su abuelo, en el monte, desde donde se ve el mar y parte de la costa que rodea Petriés. Toda esa vista que teníamos delante ardió la última semana del mes. Dedicaré otro capítulo a ese incendio y veréis entonces ese escenario.
Me estuvo enseñando apuntes y dibujos a lápiz de su cuaderno, mientras echábamos unos cigarros y nos recreábamos un poco en lo que veíamos, bajo la maravillosa sombra de una encina, con el sol trazando ya en un cielo azulísimo su curva más tórrida.
Había cuatro ovejas en un pequeño cercado de palos y ramas entrelazadas, protegidas por la sombra de los carrascos.
El olor seco del monte, el azul profundo del mar y del cielo, el silencio y la paz del entorno, la conversación en voz baja de Yiannis... . Fue uno de los momentos más agradables de mi relajo veraniego, esos que quisieras conservar en el recuerdo y que, ya cuando los vives, tienes la sensación de que se te escapan irremediablemente como los veloces segundos.
En total, con ida y vuelta, pasaría una hora, la morena y la joven peña podían estar esperando ya.
Me supo a muy poco aquella corta sentada, pero nos dio tiempo a hacernos algunas confidencias, repasando el anecdotario de nuestros, sería pretencioso decir gloriosos, años de estudiantes, allá en la para mí ya lejana juventud, para Yiannis menos.
Él estudió Biología en Patras y conoce algunas de las islas del Jónico. Con un saco de dormir, el dinero mínimo para subsistir, una guitarra y la cabeza llena de las mismas fantasías que nos alimentaban a todos, hizo sus recorridos a pie y sus acampadas salvajes en muchas playas donde sólo llegan los soñadores.
Esas experiencias de apartamiento del mundo y, sin embargo, comunión con la naturaleza, y los colegas si había compañía, eran casi parte de unos ritos de iniciación a la libertad y a la diversión, pero también al amor o a la madurez, a la responsabilidad y a la vida adulta, con todo lo que ello puede comportar de mal viaje.
La seducción del ideario sesentero, en lo político y en lo vital, ejerció su influencia sobre varias generaciones, y tal vez la de Yiannis haya sido la última de ellas.
La morena no tuvo que esperar por nosotros y todavía parloteamos algo en casa antes de salir para Geromili.
Hacía un típico día de primeros de agosto, muy caluroso, sin una nube en el cielo, como las que arrastró el Bóreas que sopló la última semana o las negras de los dos incendios.
La playa, de unos 150 metros de largo por treinta de ancho, tiene pocas sombras, algunas sabinas todavía raquíticas al comienzo de la arena. Los incendios vienen asolando esta parte de Eubea desde hace años, y los últimos acabaron con lo poco que quedaba.
La tienda de Yiannis en Geromili Petriés 2012 |
Νικος Καρανικόλας. Στο κουτούκι του Γιαβρή .
Había una docena de sombrillas, y media de tiendas de campaña parecidas a ésta de Yiannis, que montó en un soplido nada más llegar. Éramos cinco y una sombrilla no hubiera bastado, estuvimos así muy agusto, sentados o tumbados, siempre a la sombra.
Y ahí pasamos la mañana charlando tranquilamente, entre sorbo y sorbo a un café frío que traía hecho, unos tragos de agua y, Yiannis y yo, algún que otro cigarrillo clandestino.
Nos bañamos, claro. Las olas entran aquí bastantes francas, y aunque la playa tiene un escalón pedregoso hasta el agua, la plataforma poco profunda se extiende unos cuantos metros hacia el mar y las olas rompen siendo aún muy altas. Esa sensación de que de pronto no haces pie y la ola te mece, pero sin peligro, ninguna resaca. Parecía una playa cantábrica pero con la temperatura del agua que prefiero. ¡Y un sol de espatarrrrraarrr, aaayyy...!
Mientras nos extasiábamos en aquella vista y aquel bienestar, reparamos en esa bolsa de la primera fotografía, de una cadena francesa de supermercados, carreful de estambul, que figuraba en primerísima línea de playa dando el tono y la réplica a la Grecia eterna, llena de basura, la bolsa...
¿Qué pinta ahí esa bolsa?..., recuerdo que preguntaba Yiannis, sonriendo y entristecido a un tiempo.
Comimos en el chiringuito de la playa una pikilía, que viene a ser una bandeja comunitaria con un poco de todo lo que tienen, y unas cervezas que inmediatamente calentaban. Teníamos que pedirlas de una en una para tres buenos bebedores, del primer trago las bajábamos, pero bebimos poco ese día. Estaba más rico el clarete de la casa que trasegamos en el Tzivaeri el día que vino Valy con los niños.
También en Geromili hablamos bastante, sobre todo de la dura situación política y económica que atraviesa Grecia, él entre otros muchos, de nuestro común amigo Andrés Edo, de Txell, Larry Bliss o Felipe Zapico y, gracias a la morena de mi copla, a veces no me perdía en errores de interpretación, como el que me costó el calentón de la fallida paella que ya conocéis.
Porque en ese chiringuito saludé también a Diamandís, que me presentó a su esposa Lisy, y acepté la invitación para comer en su casa.
Las dos noches que estuvimos finalmente cenando con ellos en lo alto del monte están pendientes de contar.
Por la tarde Yiannis nos devolvió a los Santos Apóstoles y nos dejó en el puerto. Él debía volver a Halkida y quería pasar todavía por Petriés para ver a su abuelo, al que quedamos con ganas de conocer.
Lo vimos marchar con cierta tristeza pero con la esperanza de vernos de nuevo. Aquello fue apenas un aperitivo.
Προδρομος Τσαουσακης. Οπου πατω το ποδι μου. Donde pisa mi pie.
Como siempre que abro tu pagina, me sale el ultimo post (menuda palabreja; ¿no será mejor apartado, crónica, reportaje, escrito…?) bueno que me pierdo, abro y veo la fotografía. O nostalgia, el mar y mi ojos se pierden en el azul. Bien; a leer que se hace tarde. Cuando llego a lo de la bolsa de basura regreso para arriba ¿Bolsa de basura?¿Donde? ¡No tengo solución!
ResponderEliminarUn besazo
Viriato
Tampoco a mí me gusta lo de post, pero la uso porque es parte del argot y no quiero ser terminante. Las que más utilizo son entrada y capítulo, y según para qué, crónica, escrito, historia, cuento... . Pero cuando te refieres a este medio concreto, y en una página tienes que usar seis u ocho veces la palabra, ya no encuentras tan obsceno el anglicismo o el palabro. No la desterraré, pero tampoco la tendré entre las favoritas y cambiaré la de hoy, fue una frase que añadí por la tarde, el capítulo estaba escrito hace unos días.
EliminarBesos!
A mí no me hagas ni caso, le tengo tirria a los anglicismos, pero si analizas nuestro idioma... ¿Qué es nuestro en realidad? O el más (Y no me refiero al político catalán) difícil todavía; ¿Dónde empieza lo nuestro?
ResponderEliminarOtro besito
Trato de hacer caso cuando me parece razonable la queja, y habrás leído que evito los anglicismos, me gusta mucho el castellano, esa es mi lengua. Suelo pecar de paleto poniendo cosas como laionsiti, y así, o diciendo que no me gusta el inglés. La verdad es que no lo conozco lo suficiente y me avergüenzo de ello, al margen de que los ingleses no encabecen mi lista de favoritos.
EliminarPor otra parte acepto cierto uso, no el abuso de los últimos años, entre personas que desconocen su propio idioma, más paletos que mi boina!
¡Pois agora, abraços!
Sé de lo que hablas perfectamente; de esos momentos trascendentes en Grecia que no tienen vuelta atrás, a partir de ese instante ya eres otra persona.
ResponderEliminar¡Qué maravillosa vida esta que llevo!¿Qué sentido tienen las cosas de la vida cotidiana si aquí está la respuesta?
Y eso yo lo he llegado a encontrar hasta en los momentos más dificiles.
Πρέπι να έχουμε ελπίδα η ὀχι; Ραμιρο
Buenas tardes, Ana. Quizá sea eso a lo que llamo la Grecia eterna, siempre con algo de ironía, porque ya sabemos que todo es finito, y quién ha manejado siempre las esencias eternales!
EliminarMis colegas griegos dicen, "Es porque siempre vienes de vacaciones, por el verano"... . Pero no es eso porque he tomado el sol, charlado y comido en varios sitios, de veraneante, y esto es otra cosa. Y siempre hemos vivido con poco en Grecia, lo suficiente, como ellos, no somos ricos, ¡pero como si lo fuéramos!. Ya es un privilegio pasar allí un mes.
¡Ελπίδα, ναι, και μια μικρή χαρά!
Besos!
Ναι φίλε μου, αυτη είναι η ιστορία μας
ResponderEliminarΚαλημέρα, αδερφέ μου. Δεν ήμουν στο σπίτι αυτό το σαββατοκύριακο.
EliminarΥγεία και φιλιά για τα τέσσερα!
ramiro