Asturias |
Enterramiento clandestino
(Poesía forense)
Nieve y sol de primavera
en las tablas viejas de un corazón cansado
que ayer fue roble fuerte
en la montaña.
Hoy ataúd.
Dulce calor de la mañana
se cuela por las heridas abiertas en la piel
de un largo invierno
y todo tiembla.
Otro cadáver.
De Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2014.
Ramiro Rodríguez Prada
Μιχάλης Σταυρακάκης Τατάκης. Πάρε τον καημό μου. Coge mi tristeza.
Salud.
P. D. Buenos días. Hoy es la segunda vez que retraso la entrada dedicada a Alki Zei y otras tantas la de Mijalis Stabrakakis. Nadie me las reclama y horas un poco bajas -ya se ve en los ripios- me disculpan, pero quisiera encontrar el momento para escribirlas antes de que acabe el mes, al menos una de ellas, y no son nuevas promesas para incumplir, al fin y al cabo pienso en voz alta y me las hago a mí mismo. Veremos. Besos.
Ramiro
Para estar en horas bajas te han salido unos ripios estupendos, me gusta mucho, pero yo tenía que contarte una cosa. Salí a tirar la basura aprovechando una tregua de este interminable temporal, gracias al cual en casa se almacena más desechos de los recomendables. Iba cargado de bolsas, la de papel, otra de botellas, una de plásticos y la reina de la fiesta, la orgánica llena a reventar. Deje abierta la cancela de casa y pisando con cuidado la nieve me dirigí a los cubos que a lo lejos distinguí abiertos. Se me olvidó decirte que olvide ponerme zapatos de calle e iba con las zapatillas de estar por casa, que a cada paso iban acumulando más y más agua. Harto de pisar charcos, decidí emular a los jugadores de baloncesto y probé suerte desde una distancia prudencial con la bolsa de plásticos. Canasta y tres puntos. Eufórico con mi suerte, deje en el suelo la bolsa con las botellas y la de papeles y comencé a balancear, cogida de las asas de plástico, la orgánica como si de un péndulo se tratara. Dos metros me separaban del cubo, la parábola que tenía que describir, saliendo desde la altura de mis rodillas era importante y la bolsa, a cada balanceo, iba ganando más y más altura. Mire al cubo, sopese la energía cinética y me dispuse a soltar el proyectil cuando falló el agarre, reventó el envoltorio y toda la mierda quedo esparcida a mis pies. No te cuento el final de la película porque te la imaginas, igual que mi mujer no entendió porque puse una lavadora con toda la ropa que llevaba puesta.
ResponderEliminarUn besito
VIRIATO
Me has pillado por los pelos, iba a cerrar, ya es tarde para salir a la compra. Pero te lo agradezco, me has hecho reír, la historia es muy buena y sí, me imagino el final. ¡Y yo me creo un desastre, ayyyy!...
EliminarA los ripios de hoy casi no les encuentro más gracia que ese subtitulo de Poesía forense, acompañan la foto más que nada, que sí me gusta. Graciñas!
Más besos.
ramiro
¡Y la preciosa música de Stabrakakis!
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