Grecia, verano 2011 |
La foto es un guiño a Larry Bliss y para mí, además, el cielo, la sencillez y el pequeño lío, Grecia.
Quizás el carácter un poco sombrío de Kavafis no se aviene con esta imagen solar, pero sí con otras sugerencias azules y mediterráneas, escenarios de sus poemas. El mundo griego está intimamente unido a la mar y él, antes que un poeta universal, era y es un griego.
Ya en su tercer poema, súplica, oración, plegaria, aparece el mar como imagen real del drama, se traga a un marino mientras su madre enciende una vela a la Virgen para que regrese, ignorando la tragedia.
Un asunto que vuelve a tratar en Un puerto, la historia del joven Emes, que enferma en una travesía y muere al desembarcar. Es sepultado en tierra extraña y concluye el poema (Versión de J.M. Alvarez, y las dos citas siguientes):
[...]. Porque mientras aquí
en este pequeño puerto yace en paz,
sus padres guardan la esperanza de que aún vive.
Realidad, símbolo y mito. Ítaca, el término, la muerte, tal vez su poema más conocido, recrea el viaje de Odiseo y su regreso al hogar, perdido en la mar, aquí trasunto de la vida, de la experiencia.
Pero las recurrencias al acervo griego son aún mayores en sus contínuas referencias al mundo clásico, a los héroes y dioses, Aquiles, Sarpedón, Príamo, Poseidón, Tetis, Hermes, Dionisos, a los escenarios, míticos como Troya, o a los reales, Thermópilas, Jonia, Antioquía, Alejandría, el topos, el lugar y la ciudad como símbolos; o a los personajes históricos sobre todo del imperio bizantino, aunque también del romano, más en su relación con la Magna Grecia.
No es cuestión de reivindicar a estas alturas la greciedad de Kavafis que está fuera de toda duda, pero se lo suele presentar a veces como a un poeta universal, obviando un tanto su condición de griego en Grecia.
Son muchas sus referencias a la excelencia de lo griego. En el retrato de un apocado y ridículo príncipe de Libia, un contraejemplo superficial y fatuo que imitaba a los griegos y se llamaba Aristomenes, dice:
Como su nombre, su atuendo era de buen gusto, era griego.
O en Heródes Ático:
..., hiciese lo que hiciese
los griegos -¡los griegos!- lo siguen.
Naturalmente aquí la admiración se refiere también al carácter ácrata e independiente de los griegos que no obedecen ni a los suyos. Individualistas como el mismo Constantino.
Y en Demetrio Soter:
Pero siempre estuvo en sus pensamientos
como algo sagrado a lo que en adoración uno se acerca,
como la visión de un hermoso lugar, como una imagen
de ciudades y bahías griegas.
Plaka, Atenas 2011 |
En los epítetos que se dedican a su carácter hay unanimidad, además de lo ya apuntado, colérico, pesimista y huraño, desapegado de la realidad, agudo en sus pullas. Elegante y presumido, con cierta aura mística y misteriosa que cultivaba, puesto que era también un perfecto fingidor, un gran actor.
Sobre su poesía decía Yorgos Seferis , "el material de Kavafis es seco, abstracto, sentimentalmente neutro".
Corregía y pulía incasable sus versos, parte de los cuales reutilizaba en otras composiciones.
Se le ha emparentado con el simbolismo de Gide y D´Anunzio (Papanoútsos), esteticista y decadente, con Mallarmeé, Keats y Kafka, con el que comparte la sensación de opresión, la soledad y el pesimismo existencial. Y un cierto heroísmo lírico del individuo en un mundo absurdo o moribundo.
Abrir una ventana sería un alivio
Este verso me recordaba el posterior de Ritsos, Ena paráziro anigtó stin liakada, Una ventana abierta a la luz del sol. Y sobre los deberes personales, escribe en Con el mucho tráfago y charlas:
Si no puedes hacer tu vida como la quieres
al menos intenta esto
cuanto puedas: no la abarates
Hoy ya sólo tres citas sobre las tabernas, lugar común de su poesía y de todos los griegos, para acompañar a esa foto del bar de Plaka.
El tema es erótico, con un juego entre el cuerpo amado, la embriaguez y la taberna. Los dos primeros y los dos últimos versos de Una noche, la evocación del placer:
La habitación era pobre y vulgar
escondida en los altos de la taberna equívoca.
[...]
...cuando escribo ¡después de tantos años!
en mi casa vacía me embriago de nuevo.
En parecido escenario e idéntico tema, cuatro versos de El año vigesimoquinto de su vida, en esta ocasión el deseo:
Pero él sigue acudiendo cada noche a la taberna
y se sienta mirando a la puerta;
mira hasta fatigar sus ojos.
Tiene que entrar. Quizás entre esta noche.
Y la tercera de En las tabernas, el abandono tras el amor:
Perdido en las tabernas y en los burdeles
de Beirut malvivo. No quise quedarme
en Alejandría. Tamide me ha dejado;
...Un gentleman griego, en una posición oblicua en relación al universo, leo en mis apuntes, repito, sacados de una Antología traducida por Luis de Cañigral para Júcar (1981). Frase que me trajo a la memoria el verso de Fernando Pessoa "Con una horizontalidade vertical".
En la siguiente entrega hablaré precisamente de la crítica que en la introducción hace Cañigral a la traducción de José Mª Alvarez para Hiperión (1976), la primera completa y más conocida de las que se hicieron del alejandrino en castellano. Tres citas de las de hoy pertenecen a ese libro que, finalmente, abrí.
Termino con otro verso que abunda en su greciedad y el orgullo de su origen. En Epitafio de Antíoco:
Fue, además, lo mejor de todo: griego
Γειά σασ!. Salud y poesía.
Ramiro Rodríguez Prada.
P.D. Επέστρεφε, Vuelve, Regresa, " Vuelve otra vez y tómame en la noche/cuando los labios y la piel recuerdan...". Recita Elli Lambeti. La 2ª tiene mejor sonido.
http://www.youtube.com/watch?v=qOsHuK6MLjw&feature=related
http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=a-5r65ZS2w8&NR=1
Φιλιά, besos.
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