Lavantado do châo Alzado del suelo. Detalle. Pinturas al agua sobre lienzo y tabla. 58,5 x 55 cmts. Técnica mixta. Ramiro Rodríguez Prada. 1992. |
Camarón
Sólo vimos una vez al Camarón y fue en la plaza de toros de Oviedo, en una de sus últimas actuaciones, el año antes de su muerte.
Antonio Sánchez, autor. Canta, Camarón de la Isla. Martinetes. Las doce acaban de dar.
El coso estaba a tope, quiero recordar que en esta ciudad asturiana tiene su sede la peña flamenca "Enrique Morente", la más numerosa del país, y aquí al Camarón se le aprecia tanto como en Cádiz, aunque los norteños tengamos fama de fríos. De hecho la noche fue un clamor, como en todas partes donde acudía, con la diferencia de que aquí se le dejó cantar, y eso que estaban jaleando todas las familias gitanas de Asturias y parte del extrajero.
Era tanto el respeto, que la plaza callaba como muerta ante aquella desgarraura.
Letra, Antonio Humanes, guitarra, Tomatito. Camarón de la Isla. Pistola y cuchillo.
Sobrecogida el alma, largos silencios que estallaban de pronto en un clamor incontenible. Mi hermano, que tenía entonces 16 años y lo escuchaba desde niño, poco dado a las excesivas efusiones externas, botaba en el asiento y se le escapaban los oles sin querer.
He visto grabaciones de otros conciertos y en muchos el jaleo no permitía escuchar el cante cabalmente. Hubo suerte aquella noche porque, con las facultades ya muy mermadas, no sé de dónde podía sacar tanta fuerza aquel cuerpín escurrido, casi acecinado, del los últimos años.
No hice fotografías de sus discos esta vez, como en el caso de los últimos capítulos en Música española, porque su carrera fue demasiado dilatada para ponerme a repasar su discografía. Por ello no será ésta una entrada normal y no quisiera alargarla. Media docena de canciones y prou.
Su peripecia musical fue también larga, pese a su temprana desaparición con 41 años, por lo que tampoco me ocuparé de muchos datos biográficos.
"Yo no le escho cuenta, yo voy a mi aire"..., dice en la entrevista de la siguiente grabación, siempre tímido, escapándosele la risa nerviosa en presencia de los medios y sin encontrar las palabras que, sin embargo, tan bien canta.
Guitarra, Paco Cepero. Cante, José Monje Cruz, Camarón y Juana Cruz Castro, su madre.
En realidad, la decisión de publicar hoy una primera entrega del Camarón, es la festividad cristiana que se celebra esta noche, Nochebuena. Creo que él ya hace una mención al "semos cristianos" en el primer martinete.
Aunque yo sea un monje descreído, ya sabéis cómo son los gitanos de supersticiosos, y el Camarón era Monge Cruz y gitano por los cuatro costaos, de la Isla de San Fernando y de padres flamencos, cantaores. Acabamos de escuchar y ver a su madre en unas imágenes impresionantes.
Y ahí están los Villancicos y los Campanilleros como dos palos flamencos, y con la gracia que le echan los gitanos cuando tocan estos palos.
Camarón y Tomatito. Villancico por bulerías. La Virgen hizo una sopa.
El primer recuerdo que tengo del Camarón es de Barcelona, lo escuché en el radiocassette que compré nada más llegar, el año 73. Su primera grabación con Paco de Lucía era del 69, juntos ya tenían cinco discos en el mercado. Los ponían en una emisora, tal vez Radio Barcelona, donde escuchaba a grandes monstruos ya consagrados, como Caracol o Mairena. Era un programa de flamenco, como había otros igualmente buenos, de jazz, blues, rock... .
En esos años empezaba a ponerse de moda Manuel Gerena, que venía a representar la voz del jornalero politizado, un cantautor popular andaluz, para los ortodoxos casi más aflamencado que flamenco.
Mucho más tarde triunfaría el Cabrero. Entretanto comenzaban a salir nuevas voces, como Menese, Morente o el propio Camarón.
El verano del 74 estaba de recluta en el Campamento del Ferral del Bernesga, famoso en todo el noroeste, y entré a tomar unos vinos con unos colegas en uno de aquellos bares miserables que rodeaban el cuartel leonés.
Alguno de ellos lo atendían chicas, ¡es un decir!, del oficio de aquella época tardofranquista, eran antros de posguerra, barracones de ocasión, la cutrez habitual del entorno patriótico en el que vivía el glorioso ejército español.
En el bar había dos gitanos, que estaban también haciendo la mili, discutiendo sobre quién era mejor si el Lebrijano o el Camarón. Un disco rodaba en la máquina de música, ¿ jukebox, se llamaba?, era del Lebrijano.
A continuación pusieron el Volando voy del Camarón, que yo entonces no sabía que era de Veneno, ni siquiera había oído hablar de él.
La máquina, de aquellas primeras para discos sencillos, en las que educamos los oídos rockeros, desde finales de los sesenta hasta mediada la década siguiente, era ya entonces una reliquia viviente. ¿Recuerdas el bar Ríos en Astorga, curru?...
Los gitanos no llegaron a un acuerdo, uno invocaba la veteranía del Lebrijano, el otro la marcha del Camarón. Lo que tengo claro es que no recuerdo qué canción escuché entonces del de Lebrija, cantaor que también me gusta, pero no olvidé nunca más ese Volando voy del de la Isla.
Fue precisamente mi hermano el que me habló primero de esta canción ligera con orquesta, del 72, atípica del Camarón, y quien me regaló después la Obra Integral en CDs, donde la pude escuchar.
Y es que las purezas flamencas, como vemos en los dos últimos temas, también están para transgredirlas. Por otra parte, ¿qué hay de la Rosalía del caco de la canción, no es eso también cante grande, aunque sólo sea un pellizco al duende?
El título del cuadro de la fotografía es una referencia a una novela de José Saramago. Estaba en el salón, con la radio puesta, terminando ese retrato en miniatura del Camarón, sacado de su disco del 73, cuando escuché que acababa de morir en Badalona... .
Guitarras, Paco de Lucía y Ramón de Algeciras. Acompañamiento, Luis Reinaldos Ruiz.
Tema de Antonio Sánchez. Camarón. Bulerías. Dame un poquito de agua.
http://www.youtube.com/watch?v=231LV0NIgNk
http://www.youtube.com/watch?v=231LV0NIgNk
Hay autores e intérpretes que se resisten a ser resumidos o que es muy complicado hacerlo, bien por el tamaño o la importancia de la obra, bien por su dificultad. Creo que retrasé al Camarón porque es uno de esos casos, he ido subiendo canciones aquí y allí, pero no tenía muy claro como introducirlo sin repetir lo que más o menos todos sabemos de él.
Pero al final me doy por satisfecho, en realidad sólo sus canciones ya valen la pena. Y serán, con la propina final, ocho y no seis como dije.
Aquí escuchamos primero al Caracol, ya mayor, en unas soleás, y detrás a un Camarón jovencito, tímido y con la poca facilidad de palabra que tenía, en unos fandangos al estilo caracolero como él dice al principio, en homenaje al que fue uno de sus maestros.
Guitarra, Melchor de Marchena. Manolo Caracol y Camarón de la Isla. Soleares y Fandango.
http://www.youtube.com/watch?v=6JJdDHluhDU&feature=related
Salud y buena música.
http://www.youtube.com/watch?v=6JJdDHluhDU&feature=related
Salud y buena música.
Ramiro
P.D.
El tercer aniversario de los nenes de Fandi:
Tania y Adolfo, Fandi, cumplen tres años |
¡Un día de estos me desheredas! lo siento, tampoco me gusta el flamenco. Como tuviera que hacer un viaje largo en un coche contigo, a "puñalás" por la música.
ResponderEliminarQue paséis una feliz noche de ídem buena y lo mismo de navidad, se todo lo malo pasible; ser bueno aburre.
Un beso como una casa
Viriato
No soy fastidiosu con la música, tengo mis preferencias, pero me gustan todas, por ese lado no tendríamos ningún problema.
EliminarYa soy más malo de lo que quisiera, César, aunque los propósitos de enmienda no acaban de cuajar.
Os deseo lo mismo a vosotros, mucha alegría y felicidad.
Salud y besos!
ramiro
Más no se puede decir de ese Grande de la Isla.Me ha encantado el relato.Por cierto en las "Jukebox" de los 70 no ponían, al menos en Astorga discos de flamenco.Lo más aproximado sería, pienso, El Garrotín de los SMASH, otros GRANDES.Salud2.
ResponderEliminar¡Ye que no ficisti la mili, fillín! Y el Ferral del Bernesga es como un barrio de León, y a medio camino, para desfogar, el Ventorrillo; y muchos gitabábanos viviendo en los alrededores de Laionsiti. Éste era un chigre más cutre que la Peregrina en tacón de aguja, ¡ay mi encía!, al lado mismo del campamento. Sí, inolvidable garrotín, ya lo puse en una entrada no recuerdo cuándo, pero me acordaba de ti, seguro...
EliminarSalud!
Cuando leía lo del Ferral imaginaba tan bien las escenas y pensé.....collons! qué buen "cortometraje" se rodaba con semejante guión.Saludos y cuídate esos "piños".
Eliminar¡Vaya un altar para iniciarse chechualmente! Los gichos podrían ser el Horacio y el Aleluya...
Eliminar¡Qué piños, si casi no me quedan!, aaay..., tengo un diente ahí delante que cuando abro la boca parezco el Alegrías, aquel enterrador del spaguetti western!
Besos!
Si hiciste la mili en el 74 no pudiste escuchar el voloandi voy. Puesto que es del 79 del disco la lyenenda del tiempo
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