Cuadro de Rosendo García Ramos, Sendo. |
¡Qué día tan largo!
¡Qué día tan largo
y qué camino tan áspero,
qué largo es todo, qué largo,
qué largo es todo y qué áspero!
En el cielo está clavado
el sol iracundo y alto.
La tierra es toda llanura, llanura, toda llanura, y en la
llanura... ni un árbol.
Voy tan cansado
que pienso en una sombra cualquiera. Quiero descanso,
descanso, sólo descanso.
¡Dormir! Y lo mismo me da ya bajo un ciprés que bajo
un álamo.
León Felipe. Versos y oraciones de caminante. 1920.
Se fue también Pacho. No habíamos podido aceptar todavía la marcha de Dolo y, poco antes, la de otra amiga del grupo, Marigel, que no llegamos a conocer lo suficiente, porque sólo hacía dos años que empezábamos a frecuentarlos, y de una manera fulminante hizo Pacho su mutis final.
Tampoco lo despedimos, no lo veíamos desde finales de primavera, mucho antes de que nadie sospechara siquiera su enfermedad, y ésa vez sería la última.
Hoy se cumplen dos meses y no tuve ánimos para escribir entonces, tampoco quería hacer una necrológica, porque no era su estilo ni el mío. Pero quiero recordarlo hoy. Por el poco tiempo que tuvimos para charlar, porque cuando nos veíamos nos enzarzábamos en apartes siempre interesantes, porque nos reíamos un montón, compartiendo no sé si una cierta socarronería leonesa -los asturianos dirían cazurra-, arriera y agropecuaria, que sería palabra más ajustada aquí que rural y se reiría con ella.
Pacho era de León y, aunque unos años más joven que yo, teníamos amigos comunes muy cercanos, uno de ellos la curruka versicolor, el Caesarensis, soplador de trompetas y compañero, en el Grupo de Jazz de la Escuela de Música de Llanera, de Cachito, flauta travesera, palentina y colega inseparable de Pacho, desde que se hizo paisano, hasta el último día. ¡Y era un cacho paisano!. Ella no se queda corta y es también de talla XXL, y hay que añadir que no sólo en el mero tamaño físico visible (¿No me lié mucho para decir que es un Cacho Pan de Hogaza?...)
Tampoco lo despedimos, no lo veíamos desde finales de primavera, mucho antes de que nadie sospechara siquiera su enfermedad, y ésa vez sería la última.
Hoy se cumplen dos meses y no tuve ánimos para escribir entonces, tampoco quería hacer una necrológica, porque no era su estilo ni el mío. Pero quiero recordarlo hoy. Por el poco tiempo que tuvimos para charlar, porque cuando nos veíamos nos enzarzábamos en apartes siempre interesantes, porque nos reíamos un montón, compartiendo no sé si una cierta socarronería leonesa -los asturianos dirían cazurra-, arriera y agropecuaria, que sería palabra más ajustada aquí que rural y se reiría con ella.
Pacho era de León y, aunque unos años más joven que yo, teníamos amigos comunes muy cercanos, uno de ellos la curruka versicolor, el Caesarensis, soplador de trompetas y compañero, en el Grupo de Jazz de la Escuela de Música de Llanera, de Cachito, flauta travesera, palentina y colega inseparable de Pacho, desde que se hizo paisano, hasta el último día. ¡Y era un cacho paisano!. Ella no se queda corta y es también de talla XXL, y hay que añadir que no sólo en el mero tamaño físico visible (¿No me lié mucho para decir que es un Cacho Pan de Hogaza?...)
Dolo y el Treparriscos juliensis, el Esguilatorres, nos habían hablado de esta pareja y a través de ellos los conocimos.
También hablamos muchas veces de Pacho con el Estornino versicolor, al que volvimos a encontrar veinticinco años después en Asturias, tras el común noviciado protoheteróxido en laionsiti.
Había sido colega de los hermanos del Caesarensis en León, y seguía siendo amigo suyo aquí, y de los más cercanos. Por eso la versicolor fue quien leyó el poema de León Felipe en la despedida. Porque Pacho era un libertario, lo fue en los años de militancia activa y lo seguía siendo ahora, de corazón.
Venga tío, dale caña a esos cabrones!
¿A quién?
¡A quién va a ser, joder, a los banqueros!
Y se ríe como si en lugar de risa tuviese un trueno en el pecho, una tormenta, que acaba reventando en una tos inconcebible. No puedo con él."
Así lo describí en una entrada muy temprana de Currucas pardas, recién estrenado el blog, el 16.7.2011, titulada El camachuelo común, tomándolo como modelo, junto a otros colegas, de ese personje del Pyrrhúla, el Picabrotos.
Porque él no era minero, pero con aquella boina de dinamiteru que usaba, la zamarra de cuero y una postura típica de agachar los hombros y la cabeza para hablar con los colegas, también porque era ancho de espaldas y muy alto, y tenía un vozarrón consecuente, por todo eso, y en el alma, era un minero. Y la pulmona acabó con él.
Le hablé de Psilicosis y de todo esto, se reía conmigo, su frase para animarme puede que no estuviera muy alejada de la que me dijo el Picabrotos ficticio por teléfono: ¡Dales caña a esos cabrones!
Pero me referí a él más veces, en entradas de Gallinas siracusanas, y en alguna otra, citándolo. Aquí era una personalidad múltiple, aunque en la vida real Pacho fuera un tipo al que no le conocí dobleces, un hombre de fiar, llano y de una pieza.
Así, en este espacio bloguero, fue especialista sexador de pollos y pollas, Campeón del Mundo de Tiente de Melones de Villaconejos, durante unos cuantos años en los que ningún tentador le hizo sombra -¡con su tamaño como para hacérsela!-, investigador en güevos pintos vanguardistas, etc.
A mí se me murió un amigo, pero también me he quedado con una musa menos, ¿un muso?..., le hacían gracia los juegos de palabras, como al niño grande que era. O las expresiones tipo ¡Al bollo!, o sea, al cuento, a lo importante, que yo creo bastante leonesa.
Habiendo estudiado y corrido su juventud por León, acabó en Asturias ejerciendo de biólogo práctico, viviendo en el campo de agricultor, y trabajando un huerto ecológico que nos surtía de productos de fiar a todos los amigos, y que convirtió en su medio de vida.
Era otro de esos jipis que sueñan despiertos o, si preferís, que quiso llevar sus sueños a la vida real. Y lo hizo.
Experimentador sobre todo con los tomates, muchos de ellos excepcionales, riquísimos, de todas las razas y regiones peninsulares, y de otros países, ¿qué será de su Banco de Semillas?...
Él, como Dolo y Marigel, fue semilla de un mundo mejor que el nuestro.
Gracias por esas penúltimas botellinas de sidra, compañeru.
¡La curruca sarda
la curruca libre
la curruca parda!
Era un entusiasta de las orquestas, orquestinas y sonidos festeros populares, trompetas balkánikas...
Fanfare Ciocarlía. Balada lui Ioan.
Fanfare Ciocarlía. Balada lui Ioan.
¡Besos!
Ramiro
P.D. Correo de la Kurruka versicolor caesarensis:
Pacho en el corazón. Hoy se cumplen dos meses de aquel día 22 de octubre en el que "un hachazo invisible y homicida" nos lo derribó, cuando aún no le tocaba. En el recuerdo emocionado...
Antonio Vega. Lucha de gigantes.
Salud
Allá donde esté te seguirá leyendo y cuando bramen los truenos sabrás que le ha gustado.
ResponderEliminarBesos
Viriato
Gracias, César, eres un amigo. Año terrible, no sé cómo enfrentar esto, y creo que pocos lo saben, yo soy un llorón y pingo el lagrimón mientras escribo e incluso después, cuando lo leo, no porque me conmueva el texto claro, sino por los recuerdos. Lo único que consuela es el humor y en estas condiciones no es fácil reír.
EliminarSalud y muchos besos, y que pases días felices con tu esposa, hijos y nietos, de parte de esta familia.
ramiro
Gracias Ramiro, que paséis unos días maravillosos la tu morena, tus vástagos y quien tenga la suerte de que te acompañe, brinda con sidriña por este marinero en seco, que yo le pegaré a tu salud un buen tiento al vino tinto.
ResponderEliminarNo me despido hasta el año que viene, pues seguro que te leeré (pares más rápido que los conejos) y algún Rouco me tirarás a la basura.
Mil besos amigo y levanta el ánimo que muchos bebemos de tu energía.
Viriato
Paseremos unos días con mi madre y hermanos en León, pero ya tengo el trabajo hecho, llevaré el ordenador por si mi sobrina puede solucionarme algún problema y tratar de contestar los posibles comentarios, aún no sé que haré el próximo año si no resuelvo las complicaciones. Ya te contaré. Y a la vuelta seguiré en la cocina!
EliminarYo también brindaré por vosotros con vino, que en León la sidra pierde, como el caldo gallego fuera de tu tierra, algunos gallegos que viven aquí se traen las patacas, las nabizas y ¡hasta el agua!.
Un abrazo y sonrisas!
ra
Eso, los gallegos. Yo me traigo las patatas y el vino de Lefkada y me llevo jamones cuando voy. Desde muy pequeña, mi padre me enseñó eso de la trashumancia alimentaria y es un placer.
ResponderEliminarNo se me da bien decir eso de te acompaño en.......Porqué es mentira, los sentimientos no se acompañan, los tiene cada uno y son intransferibles; pero lo que sí es verdad es lo de "te acompaño", porque no estás solo compi; aunque este ciberuniverso te parezca solo éter.
Inspira aire del Bierzo, bien fuerte y ya nos seguirás contando.
¡Pero no tirarás el hueso, como César! Os contaré, cuando toque, una historieta graciosa de la caja que trajimos de Creta.
EliminarCada día es más dificil por la puta in-seguridad de los aeropuertos. Este año el policía que me requisó la miel, un paisano de mi edad, al verme tantas cosas griegas, hasta un pan del aniversario de una defunción que sólo puede llevar un griego o alguien muy cercano, me decía palpando el frasco envuelto, que yo había guardado toda la noche en el congelador para que solidificara, decía: "Pago?", hielo?, yo creo que para dejármelo pasar, pero no estuve ágil y respondí, "Oji, meli", no, miel. Me lo preguntó por segunda vez mirándome con tristeza ¡un madero!, y yo, ¡gilipollas de mín!, volví a contestar lo mismo..., me quedé sin miel y el poli me deseó buen viaje con pena en la cara, un buen hombre.
Sé que eres una amiga, Ana, gracias. Estaremos en San Justo, cerca de Astorga, con buen aire también y espero volver para seguir juntos.
Muchos besos y que la salud y las sonrisas no nos dejen, estos días y los que toquen en suerte.
Ramiro.