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| Eubea, Grecia, agosto 2012 |
Salí a tirar la basura
muy positivo, aunque no me tocaba a mí. Incluso levanté la cabeza y eché atrás los hombros, ¡ahí voy yo!, parecía decir, como si fuera alguien, pero enseguida me di cuenta que la calle estaba vacía y no hacía falta mantener tanta compostura que, como poco, siempre exige cierta tensión física y un estado de conciencia en alerta. Así que, sin abandonar el positivismo mental, me relajé un pelín y seguí avanzando en la noche, resoluto y magnífico. Pero el gusano del despecho roía ya, oculto en mi interior. ¿Porqué yo de nuevo? Las bolsas pesaban lo que no está escrito, los contenedores no estaban cerca y no soy un abanderado de la maratón ni del control postural a ultranza. De este modo, cuando llegué al punto limpio iba arrastrando un cuerpo de babosa, las bolsas dejaban un rastro de arena y basura a los lados y por el centro había una rodada como si una foca embarazada hubiera arrastrado por allí su barrigota. Si me relajo un poco más me quedo dormido antes de salir de casa. ¡Odio el positivismo ajeno!
Salud y felices pesadillas
ra
¡Me encanta! Lo mismo que me pasa a mi cada vez que bajo a Madrid.
ResponderEliminarUn besito
Viriato
Te imagino saliendo el viernes y volviendo el domingo y me da tanta pena de ti como de mi mismo camino de los cubos, aunque yo aún llevo ventaja: no pillo caravana.
EliminarBuen día y besos!
el basuras
Yo soy afortunado, al ser mi propio jefe regreso el lunes por la mañana, algo bueno tenía que tener.
ResponderEliminarOtro besito desde Denia todavía.
O sea, que duermes mecido y arrullado todavía esta noite. Bien. Eso, aunque también me marearía, te lo endivio envido envidio un pouco, la tornada non. Pero bueno, no será tan mala como hoy.
EliminarQue descanséis!
Biquiños.