Marinela y Stélios en los '60. De la revista δίφωνο. |
Καζαντζίδης -2
Buenos días. Cerramos el primer capítulo dedicado a Stélios con una canción de origen pondio, la patria perdida de su padre, que nos sugería María de Paz en su trabajo de La pasión griega, y abro éste con una cantada en turco, de las muchas que grabó de la tierra de su madre, que había nacido en Capadocia.
A mediados de los 60 Kasantsidis, en plena madurez artística y creativa, había dejado de actuar en salas de fiesta y se había dedicado a las giras internacionales, junto a entregas más o menos anuales de sus discos, que eran prácticamente el único contacto que mantenía con sus numerosísimos y apasionados seguidores.
En la segunda mitad de la década llegaría su ruptura con Marinela, poniendo fin a su matrimonio y al dúo más admirado y romántico de la música griega de aquellos años.
En abril del 67 los coroneles dieron un golpe de estado y se mantendrían en el poder siete largos años. Del 69 es el tema siguiente.
Hice mención en el primer capítulo a su oposición a los coroneles. Creo recordar una foto en la que celebraba con otros músicos y escritores el fin de la Dictadura, pero nunca fue un hombre que se significara mucho en política. Era un paisano llano y sencillote, un tipo del pueblo sin demasiados laberintos intelectuales, aunque con un sentido de la independencia muy acusado.
Imagino, sin embargo, que la experiencia de su padre, un albañil pondio, refugiado y pobre, que militó en la guerrilla del Partido Comunista durante la ocupación alemana y que murió asesinado posteriormente en los años de la guerra civil, en la persecución desatada contra los comunistas por parte del ejército de la Monarquía, le serviría de concienciación.
Άκη Πάνου. Στέλιος Καζαντζίδης. Η ζωή μου όλη. Toda mi vida.
http://www.youtube.com/watch?v=95Y3ODiy3bI
De 1974, coincidiendo con el fin de la Dictadura, es esta canción, otra de las que no se han quedado viejas y se siguen escuchando en los medios y en cada rincón de Grecia.
Y es ahora cuando quiero explicar otra de las razones por las que me convertí en forofo de Kasantsidis, además de por su voz prodigiosa o la ubicuidad de su música.
Desde el principio y sobre todo los primeros años en Limnos, lo escuchábamos mientras comíamos o cenábamos en las tabernas, sin saber quién era. Nos llamaba la atención su voz profunda y esa tonalidad tristona y oscura de algunas canciones, pero el estilo nos resultaba menos interesante.
Fue en los años siguientes, en los ´90, cuando empezamos a identificar algunas canciones a base de escucharlas una y otra vez. Pero sobre todo fueron los paisanos, que las entonaban a coro en los bares y en las terrazas de las tabernas, muchos de ellos emigrantes que pasaban los quince días de vacaciones en su isla, acompañados por familiares o por la parea del pueblo.
Y es ahora cuando quiero explicar otra de las razones por las que me convertí en forofo de Kasantsidis, además de por su voz prodigiosa o la ubicuidad de su música.
Desde el principio y sobre todo los primeros años en Limnos, lo escuchábamos mientras comíamos o cenábamos en las tabernas, sin saber quién era. Nos llamaba la atención su voz profunda y esa tonalidad tristona y oscura de algunas canciones, pero el estilo nos resultaba menos interesante.
Fue en los años siguientes, en los ´90, cuando empezamos a identificar algunas canciones a base de escucharlas una y otra vez. Pero sobre todo fueron los paisanos, que las entonaban a coro en los bares y en las terrazas de las tabernas, muchos de ellos emigrantes que pasaban los quince días de vacaciones en su isla, acompañados por familiares o por la parea del pueblo.
E
La canción es una de las que no faltan en cualquier antología y fue otro éxito continuado.
A partir de entonces los desencuentros y enfrentamientos con su discográfica Minos lo abocaron al silencio, sólo roto 12 años más tarde cuando la compañía aceptó un acuerdo por el que dejaba libre al artista a cambio de una última grabación con ella.
El disco, esperado como agua de mayo, fue otro bombazo y vendió más de doscientas mil copias, la discográfica podía darse por satisfecha aunque perdiera al cantante.
En las últimas grabaciones su voz se va haciendo más profunda y austera, más negra, desnudándose de aquellos adornos melosos del principio. Y también las letras ganan en hondura.
Τόσες μέρες, τόσα χρόνια,
úsica, Νικολόπουλος, Καζαντζίδης.
Cuántos días, cuántos años,
pasé ausente del mundo,
la música y los amigos
los sacrifiqué para curarme,
estaba harto de mentiras.
El maestro indiscutible de la segunda generación de rebetes, Vasilis Tsitsanis, posa junto a Kasantsidis, felices ambos, en la portada de la revista musical δίφωνο. |
Volvíamos a estar en Kondopuli por segunda vez en septiembre del 2002 y la revista difono dedicó este número especial a Kasantsidis, cuando se cumplía el primer aniversario de su desaparición. Con dicho motivo editó también un CD con trece canciones de las que el cantante grabó con Tsitsanis. La foto de la carátula del CD, que puse en la primera entrada, es esta misma. No sé quienes fueron los autores de las fotografías que he incluido en los dos capítulos porque no figuran ni en la revista ni en el disco.
Ο Στέλιος Καζαντζίδης (Οκτώβριος. 94). 'Ε·ι· Καπετάνιε. ¡He, capitán!
Μάνα μη λυπάσαι, μάνα μη με κλαίς..., / Madre no sufras, madre no llores...
Salud y buena música
Barbarómiros
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