lunes, 14 de noviembre de 2011

Veranillos e invernuelos.



Oviedo, noviembre 2011
La mañana

Hablamos del Inviernillo de san Zacarías o del Borromeo en la primera semana del mes tras los Difuntos. El 11 fue san Martín cuyo Veranillo ya había asomado el flequillo el mes pasado, adelantado.

Pasó Eugenio, el santo poeta visigodo, y estamos en santa Veneranda que, respetando su tradición, nos regala a su vez nuevas jornadas de sol, algo más frescas que las tibias castañeras, pero cálidas en todo caso.
Ayer teníamos 22ºC al mediodía. Pero se nubla el sol también todos los días, con unas nubes tipo cúmulos densas y azules, sin llegar a la "panza de burro" que anuncia nevadas. Y llueve un poco, un día sí y otro casi. Por las mañanas y las primeras horas de la tarde tenemos ese cielo y este color en los arces.

Eustaquio o Saturnino, a finales, deberían traernos nuevas alegrías solares. A ver si es verdad, porque a mí lo que me trajo el Zaka y su invernillo fue una recaída en el resfriado y la tos.
Supongo que el santo de la mudez estacional, que era un poco cascarrabias, estará mosca conmigo por tratar su biografía de forma una miqueta irrespetuosa.
Pero él sabe que mi intencion era pura, sólo la de actualizar un lenguaje, el del santoral en este caso, que se nos ha quedado obsoleto y muchas veces resulta incomprensible para el hombre religioso moderno. Y yo soy monje ahora, me debo a mis feligreses, pocos pero fieles.
Pienso además que no me excedí, otra cosa será lo que diga el muy galego ruca-ruca que rouco, Varela
y su Banda de Gaiteros y Chiflaos (por el chiflo).

Vanguardismo santoril hubiera sido haber interpretado el encuentro entre el ángel del Señor y el anciano Zacarías, en el que le anunciaba su futura paternidad, ¡¡como para no enmudecer!!, explicándolo desde la perspectiva contemporánea: el mensajero le llevó unas cajas de Vinagra celestial, que Dios ya lo tiene todo inventado desde el principio de los Tiempos, incluídos los afrodisíacos, para usar sólo en el seno del santo matrimonio, por descontado, y gestar hijos para el cielo.

La Vinagra celeste no venía con ese nombre comercial, naturalmente, sino con el genérico que las  farmacias paradisíacas, democráticas y ahorradoras como pocas, envasan para consumo de pobres diablos, almas quería decir, cotizantes de la Seguridad Social con escasos ingresos o en la solemne miseria, grupos que reunen a la gran mayoría de la población mundial, que también procrean, más que nadie en realidad, cuyos hijos, bautizados o no, van todos derechos al cielo detrás del Bautista, el primer bebé probeta (según otras versiones menos complacientes que la mía).

"Esencia Pura del Amor Divino", es el nombre del principio activo, que apenas enmascara otras realidades más prosaicas. No nos pararemos a analizar eso de la esencia del amor por si acaso, pues todavía hay mucho cristiano estrecho que sólo admite el lenguaje parabólico y aguarda a que se restablezca la puta Inquisición en su forma prístina, que la moderna, aunque funciona, no contempla todavía la purificación por la tortura y el fuego real. Todo se andará.

Oviedo, noviembre 2011
La tarde

Pero dejemos el santoral hextremaño, pues sólo quería hablar del color y la luz de estos días.
En la foto se aprecia el momento de transición del sol mañanero a la oscuridad que presidirá la tarde. Desde que aparecen la nubes hasta que ocultan finalmente el sol hay unas horas de tránsito  guapísimas, los colores brillan iluminados contra un fondo nuboso en contraste, gris azulado.

En Oviedo plantaron hace años un montón de arces americanos (Ácer negunda?), una de las especies de elección en la jardinería urbana, y privada, por su resistencia pero sobre todo por su  belleza, particularmente en el otoño.
Es una especie mucho más pequeña que nuestros pláganos, el nombre asturiano del arce (Ácer pseudoplathanus), y por lo tanto más fácil de adaptar a las no muy anchas "avenidas" carbayonas. De hecho en algunas calles se pasaron y las ramas, que llegan a las ventanas de los pisos inferiores en varios casos, quitan la poca luz y sol que tienen, somos la franja menos insolada de la penénsula.

Contamos además con una jardinería de lujo que no estoy seguro que nos podamos permitir, sobre todo en los escaparates que son las entradas de la ciudad y en el centro. Para los barrios llega menos o no alcanza.
No ponemos reparos estéticos a los jardines o al color, nos alegran un poco la vista y la vida, sino al reparto desequilibrado y al exceso.
El alcalde, muy amigo de la imagen, rentable en las urnas, nos llenó la ciudad de esculturas y fuentes, aunque también tenemos el índice de humedad más alto del país. Algunas han sido reconvertidas en pequeñas islas verdes porque el agua entraba por las ventanas  de las casas a poca brisa que soplara, tan cerca de las viviendas las habían hecho.

La alta pluviosidad y las temperaturas benignas casi todo el año abaratan el coste de mantenimiento y ahorran mucha agua, porque no es preciso regar o se hace muy esporádicamente, y esa templanza del termómetro y la humedad elevada animan el desarrollo de las vivaces, y en general de la mayoría de las especies plantadas.
Nada que decir en ese sentido, está bien aprovechar las condiciones favorables que nos ofrece la tierra, y de los profesionales que se encargan del cuidado tampoco hay quejas.

En realidad sólo queremos que la belleza circule libremente, pero por todos los rincones posibles y en especial donde más falta, que la ciudad la hacemos todos y el voto del barrio vale lo mismo que el del centro.
Pero por añadidura, antes que una jardinería lujosa preferimos una  modesta y que se preste más atención a otras necesidades perentorias que acucian o ahogan a muchos ovetenses y asturianos.

El alcalde y sus socios presumen de una de las ciudades más limpias y bellas de Europa, con muchas calles peatonales, merecedora de la escoba de oro con incrustaciones de pedrería.
Pero tenemos una tasa de paro juvenil de las más altas del continente, y la progresiva retirada de las ayudas sociales a las escuelas, libros, becas, comedores, bibliotecas, música, asociaciones ciudadanas de base, grupos culturales, a los más necesitados en definitiva, convierte los logros estéticos en fuegos de artificio para exclusivo disfrute de estómagos agradecidos.

Cuando rujen las tripas no hay espacio para la lírica, mejor un bocadillo de jamón, no pedimos el menú del Bulli. Después es posible que nos paremos a contemplar lo bello que es el mundo.

Y sería de locos pensar que esta masa de jóvenes sin empleo se vaya a formar en jardinería con la esperanza de encontrar un curro municipal.
La felicidad de la mayoría pasa menos por la estética colorista otoñal que por una vivienda digna, un trabajo seguro y un sueldo suficiente para vivir.
Ver a sus hijos, a los que sigue alimentando, mano sobre mano es desagradable, pero es peor verlos pidiendo limosna debajo de un maravilloso arce, americano o asturiano.
Ese sí que es un contraste potente y no el de las hojas contra el cielo, por muy rucia que tenga la panza.

Nuestra oposición al despilfarro, pues, no entra en contradición con el amor a Flora, mártir y santa cordobesa de S.IX decapitada por los musulmanes, que se celebra el 24 del presente mes.
En relidad la Cloris griega y Flora romana, patrona de los jardineros y deidad de las flores anterior al cristianismo, que éste se vió obligado a incorporar, con otras, para cubrir el hueco de  las grandes diosas paganas de la naturaleza, Rea/Cibeles, Deméter/Ceres, Perséfone/Proserpina..., al margen de la existencia real de dicha santa y su martirio.

Las ausencias del panteón pagano femenino en el cristiano están cubiertas sobradamente por las distintas advocaciones marianas, que celebran su onomástica en Mayo, el mes de las flores y de María, la Persefonis resurrecta.

No sé, ¿decía algo?, toy perdío...

Salute.

Er monje.

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