lunes, 17 de junio de 2013

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Grecia, verano  2012.


Salí a tirar la basura


a media mañana. Había un pequeño cubo metálico que era el único que teníamos los vecinos de un grupo de cuatro casas a las afueras del pueblo. Siempre estaba lleno, daba igual ir por la noche, a media tarde, o por la mañana como hoy. En la semana que estuvimos allí no conseguí tirar la basura ni una sola vez. El casero nos había dicho que el Ayuntamiento multaba si la basura rebasaba el cubo y, por ejemplo, caía algo al suelo. Más por un civismo estricto que por el miedo a la multa, daba todos los días un paseo hasta los contenedores del pueblo. El caso es que tampoco vi nunca a los vecinos tirar nada y, lo que me pareció más raro, no vi ni oí ningún camión de recogida. Y lo cierto es que observé que las bolsas allí depositadas nunca eran las mismas, lo que indicaba que alguien se las llevaba. Estas cosas me  inquietan y pregunté a un vecino. Me dijo que las recogía al amanecer un hombre con una motocarro. Antes del alba allí estaba yo a perro puesto vigilando desde el balcón que daba al camino. En efecto, apenas acababa de salir el sol cuando escuché el ruido y al poco vi acercarse el vehículo. Llevaba media caja llena de bolsas. Se bajó un hombre y, sin apagar la moto, vació el pequeño cubo. La sorpresa vino enseguida porque, acto seguido, cogió un número equivalente de bolsas de su motocarro y llenó el cubo con ellas de nuevo. Me pareció tan asombroso que no me atreví a comentarlo con los vecinos. Ya me miraban un poco raro.


Κρίστη Στασινοπούλου. Kristi Stasinopulu.   We are flying.




Salud y felices pesadillas


ra

2 comentarios:

  1. A eso le llaman reciclaje. hoy junto todos los tapones por aquí, ayer las sobras por allá, mañana los plásticos por a cuya; pero siempre hay algún gracioso que le añade alguna bolsa y le obliga a volver a empezar. ¿Por qué crees que te miraban mal?
    Besitos
    Viriato

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  2. Buenos días. En Grecia reciclan menos que aquí, y en los pueblos menos aún, hay todavía pocos contenedores y con frecuencia están a tope. Pero la mierda huele mal en todas partes. Suelo escribir estas historias sentado en el trono tratando de no buscar lecciones ni éticas ni de otro tipo, que las palabras y las ideas fluyan sin estreñimiento, pero el lenguaje es también símbolo y rápidamente vira hacia la metáfora o la identificación. En ésta el primer estímulo fue la foto.
    ¡Entre que hablo de basura y pongo un huevo no sé cómo no huele a distancia!. Aquí he querido ver, con alguna otra cosa, eso de la alternancia en el poder: la misma mierda en distinto envase y servida a domicilio. Creo que me miraban mal precisamente por investigar el destino de la porquería, a nadie le gusta que le revuelvan la mierda, y porque votaban a los huevos doraos...

    Un abrazo y salud!
    ramiro

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