miércoles, 21 de septiembre de 2011

Salí de la escuela siendo otro


Jorge y los Magníficos tocaron hora y cuarto en la plaza de la Catedral de Oviedo, en fiestas de san Mateo, el domingo 18, un repertorio de clásicos que iban de un rockabilero Rascayú al Popotitos y de Antonio Machín a Elvis Presley. Algunos estándares del blues negro y el rock americano, junto a los primeros italianos que desembarcaron aquí.

Jorge, un hombre cultivado, en una carcasa de matapijos, y eso que vestían todos traje reglamentario, como una orquesta de casino o de fiesta mayor, uniforme apropiado a una puesta en escena y un contenido musical camp, el culomoyao, digo, siempre tan didáctico, introducía las canciones con brevedad citando a los autores y situándolas en el contexto histórico, haciendo así, en el conjunto del concierto, un repaso musical y, a la par, pedagogía.

La cuidada dicción de Jorge contrasta con su patético intento de no resultar pedante o académico, utilizando el recurso de esa voz chulesca de rocker, no duro, seis pesetas, que siempre nos hace sonreír. Porque el truco descubre, más que oculta, una faceta de la personalidad que parece imposible en un tipo de su apariencia: la sencillez, llámalo humildad incluso si quieres. Respecto a esto creo recordar alguna frase de Diego Manrique, por aquellos años del Heil Hitler!, que muchos no entendían, calificándolo de macarra y poco menos que fascista, a tenor de sus proclamas. No niego que tal vez explotara también cierto macarrismo, pero no dudo que en él es pose y a poco que se mire se ve a un hombre sensible y sencillote, cabal, a un buen tipo que se oculta detrás de varios disfraces, el más fácil para él aunque imagino que no siempre el más rentable, con esa pinta de cowboy, es el de pistolero pendenciero, ahora dulcificao por los años y más sabio.

Grecia 2011

Y porqué no, uno se debe también a un cierto prototipo de rocker que siempre cultivó el gesto adusto y la provocación, la verdad que más como guiño que como amenaza. Pero depende del enemigo. Es un hombre politizado no un cazafans. Se trata de sacudirse los moscones más molestos y putear al burgués. Recordamos una conversación con él en Avilés, en plena época del punk nacional post Banda Trapera del Río, después de un concierto con los primeros Ilegales, cuando todavía no le habían robado aquella caja de truenos que pateaba en alguna de sus canciones, y nos gustaban a todos los Rezillos, que ya eran Rebillos, algo así como la galaxia más alejada de Machín, y escuchábamos ahora el Raskayú a lo Stray Cats, o así y, después de los años, nos sigue pareciendo un músico lúcido e imaginativo que sabe tras lo que anda y lo explica con brillantez de varias maneras.

Distintos palos. Bolero, guaracha, blues, son, rock; suelto y agarrao. Buena música para escuchar y bailar. Un xylófono, un contrabajo, un saxo que alterna con clarinete, la batería y las guitarras y voz de Jorge. Magníficos.
En el concierto estuvieron tan correctos que no tocaron ninguna de Ilegales, que hubiera cerrado otro círculo. Pero nos dejaron con la miel en los labios. Creemos que en el repertorio falta esa canción, habría sido el cierre perfecto para un bis que no existió. Hago una sugerencia por si Jorge lee esto, que la canción elegida sea  Revuelta juvenil en Mongolia, mi favorita de las suyas.

Y se fueron y nos fuimos, porque el público empezaba a comprimirse en la plaza para ver a Carlos Baute. Íbamos pensando en el agarrao de Juan Bautista Humet, al oído me decías Bésame mucho y yo a ti Toda una vida... . "Suenan las alarmas de las farmacias... no es buena manera de crecer".

Salud y buena música.

Ramiro Rodríguez Prada.