miércoles, 18 de abril de 2012

Marió, Μαριώ.


Grecia, agosto 2011.

Decía Marió que ella se sentía orgullosa de la ciudad donde había nacido, Tesalónica, y a ella dedica algunas de sus canciones más memorables.
Es una constante de los griegos su saudade, la nostalgia de su país si viven en el extrajero, la xenitiá, o de la patria chica si emigran dentro de Grecia.

Y Marió vivió en Atenas a la que llegó por vez primera en los años 60 para aprender el oficio de tejedora, y en los 90 ya como la reina del rebétiko, y viajó con sus canciones por buena parte del mundo, pero en su repertorio nunca faltó un tema para su querida Salónica, donde nació en 1945, poco antes de salida de los nazis, que la habían diezmado eliminando en los campos de concentración austriacos y alemanes a la mayoría judía y manteniendo al resto de la población griega y a las  minorías en un régimen de hambre, terror y muerte.

Con "la mayoría judía" no me refiero sólo a la mayoría de los judíos, sino a que Tesalónica era la única ciudad europea que la tenía, descendientes de sefardíes expulsados por los monarcas hispanos fundamentalmente que, incluso hoy reducidos a  mínimos, siguen conservando el ladino en su comunidad.  

Salónica era un ejemplo de cosmopolitismo, confluencia de pueblos, idiomas y religiones, búlgaros, judíos, turcos y griegos convivieron en relativa armonía durante varios siglos, enmedio de todas las refriegas, intereses estratégicos y pasiones nacionalistas avivadas por los respectivos poderes.

Marió en una grabación relajada con sus amigos, Ο Μαγκας  Ξεχωριζει-Μαριω.


Sus padres eran refugiados, creo que procedían de Esmirna (Izmir). El padre, baterista, fue su primer maestro. Ella estudió algo de piano y aprendió a tocar el acordeón. Cantaba canciones en Tsimiskí, Τσιμισκή, un habla dialectal con préstamos de ambos idiomas, turco y griego, que había aprendido de sus progenitores.

En el año 97, siendo ya una figura de la música griega, grabó con Lizeta Kalimeri, hermana de Melina Kaná, un disco recreación de los temas del Kafé Amán, el genérico que designaría los locales de Asia Menor, pero también de otros lugares de Grecia, donde se escuchaba rebétika, y donde viene creo que la canción más conocida en esta mezcla lingüística. Es Tsakitzis, la quintaesencia del palikari, del valiente que luchaba contra los turcos en las montañas esmirniotas.

El personaje aparece en varias canciones de la Smirnéika, los estilos de rebétiko que se hacían en Esmirna. Es una mezcla de patriota y bandido, montaraz, valiente e ingobernable.
Recuérdese el papel que tuvieron los Kleftes, los ladrones, los bandidos conchavados con la población griega sometida, en la lucha por la independencia nacional, azote de las columnas regulares del ejército otomano.

Ν. Αβαγιανος. Μαριώ. Το καλοκαιρι, Verano, 2003.

 Ο Τσακιτζης και Σιγκιρντα, Tsakitzis y Siquirda.

Su voz recuerda a la de Roza Eskenazi, la mítica rebétissa de origen sefardí, a la que admira desde muy joven.
Entoces Salónica era una pequeña ciudad provinciana con un centro histórico junto al puerto y cuatro barrios de refugiados, de Asia Menor y de todos los territorios al este del Hebros, el río que separa Grecia de Turquía. Había varias tabernas inmundas y cafés donde se escuchaba rebétiko, se fumaba opio y haschís y se traficaba con todo, espacios vedados a las mujeres.

Marió, a espaldas de su padre, comenzó a interesarse por las canciones de esos antros, mientras se iniciaba en las tablas de algunos negocios familiares con música menos marginal. Y al fin logró imponer su criterio y decidió dedicarse por entero al estilo que la emocionaba. Es una mujer de arrestos pero enormemente simpática y tierna, como nuestra abuelita.
En la década de los 60 trabajó con rebetes afamados, como Jontronakos, Jristakis, Bambakaris, o las cantantes Poly Panou, Keti Grey o Rita Sakelariu. Y en los 70 actuó en el Καλύβα,  Kaliba, la Cabaña, un establecimiento de Heliópolis, hasta mediada la década siguiente.
En los años posteriores cantó por Grecia y Europa y conoció y trabajó junto a otras figuras del rebético, como Yenitsaris, Lidakis o Binis.
Una de sus canciones preferidas y también del público que acostumbra a pedirle en sus conciertos:

Δε θα λυγίσω, No me doblegaré, του Δημήτρη Λίβανου, de Dimitris Libanou. Η Μαριώ, Marió.

Como Marió es mucha María tendré que dedicarle más de una entrada y ésta ya se alarga demasiado. Otro día, más. Nos quedan todavía algunas referencias a las dos décadas siguientes y otros pocos apuntes, pero sobre todo un montón de temas que me gustaría subir todavía y que deberé seleccionar porque su número es excesivo.

Terminaré con otra de sus canciones más populares y queridas por ella, también de Libanou, "Mitsaras", al bouzouki. Con toda la magia de la música oriental, las amanades de la esmirneika.

Manaki mou, Madrecita mía, en directo.

http://www.youtube.com/watch?v=gp-yy_bkXm0

Γεία σου,  Μαριώ, και χρόνια πολλά!

Υγεία, Salud.

Barbarómiros.