jueves, 29 de noviembre de 2012

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El Baix Empordá, juliol 2012.


Salí a tirar la basura,



pero no había luna, como me dijeron antes de salir, o quizás yo lo entendí mal y hablaban de que la habría más tarde, o que la hubo la noche pasada, ando algo despistado. Ya no importa, pero el choque que sufrí al abrir la puerta de la calle fue notable, con tanta luz creí que volvía a tener otra de esas apariciones marianas con iluminación cenital y sobrenatural. Diréis, ¿Pero no miraste por la ventana en todo el día, no sabías qué hora era? Sí, claro que miré, incluso estoy seguro de que ya habíamos cenado. A lo mejor lo hicimos pronto y era todavía la luz del ocaso, aunque yo juraría que alguien habló de que no necesitaba llevar linterna, hubiera o no luna, y el punto limpio estaba cerca. No uso reloj, además. Supuse que me encontraría con una noche cerrada o una luna en el cielo más o menos plateada. Anduve deslumbrado los pocos metros que me separaban del contenedor de los envases, que distinguí por el color, pero a tientas no daba con el agujero. ¡Espere que le ayude!, escuché a mi espalda. Por la voz era una persona joven, tal vez un adolescente, pero no podría asegurar si chico o chica, con los ojos hechos chirivitas se me desdibujaba la imagen y los rasgos. La ceguera es como la soledad, dijo, mientras notaba que me cogía los envases de la mano y los acercaba a la boca del contenedor. Me pareció un pensamiento elevado para alguien tan joven e iba a replicarle, pero me dejó con la palabra en la boca cuando añadió, alejándose, ¡Buenas noches!.


Muchachito Bombo Infierno. Luna.





Salud y felices pesadillas
 
 
ra