sábado, 7 de diciembre de 2013

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Cabezabajo y reculando


Salí a tirar la basura



casi por escapar un poco de aquel día aburrido y sin sangre. El cielo había estado tristón, encapotado de nubes, y parecía pesar sobre la cabeza achantando hasta las ideas. Las labores rutinarias del hogar no consiguieron distraerme y si bien me esmeré con la comida, como suelo hacer, no obtuve ningún refuerzo positivo. No me extrañó, porque yo mismo comí poco y sin ganas, así que no podía culpar a nadie de insensibilidad. La pequeña colación de la cena no fue más alegre. Quizá esperaba algún encuentro que me sacara del pozo, si quiera por unos minutos. Pero sé que no está en mi mano provocarlo: la acción se desarrolla bastante al margen de la voluntad de los actores; por supuesto podemos intervenir, pero siempre con un desenlace incierto, y parece que el grueso del guión lo escribiera otro, el destino, el devenir de cada segundo con sus infinitas variaciones. Ganas de enredar la madeja. Iba pensando en mi amigo nocturno, el vecino que saca al perro a estas mismas horas. Llevaba un par de pitos liados por si acaso. Nadie. La calle estaba vacía y silenciosa. Hice el corto recorrido hasta los cubos y ni siquiera pasó un automóvil. Dejé las bolsas aún más desolado, y entonces me vino la idea. ¿Porqué no volvía a casa culo atrás? Era otra manera. Tiene su dificultad porque hay que ir torciendo el cuello cada poco, no está uno para contorsionismos a estas edades y con las escaleras el asunto se complica. Pero, poco a poco, las salvé limpiamente. El mayor problema fue abrir la puerta del portal de espaldas, no había manera de meter la llave en la cerradura. Soy diestro, pero lo conseguí después de un rato cuando pensé en invertir la operación de nuevo y lo intenté con la zurda. ¡Entró a la primera!, y también la de la puerta de casa. ¿Había moraleja, enseñanza?. No importa, con esta prueba di al fin por bueno el día y me acosté más reconfortado.



José Luis Ducid. Los muelles/ The quays.  





Salud y felices pesadillas


ra


P. D. Música recomendada por Marta Capote en su G+. Gracias y besos, Marta!