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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Huevo putativo


El huevo con su prole.


Dios proveerá
(Ex ovo)


Un huevo tuvo doce huevines. No sabe explicar cómo lo hizo, ni responder a preguntas sencillas del tipo: ¿Y le cabían todos dentro? Sólo sabe que salió del nial y detrás llevaba una recua de huevos pintos. ¿Qué hacer? A lo hecho pecho, de nada serviría espantarlos, los huevos parecían reconocerlo por el olor, por tanto quizás hubiera algún parentesco. Desde luego todos compartían su misma forma ovalada pero, aparte de eso, no veía otras similitudes. En cambio entre ellos sí encontró muchas semejanzas, tal vez se parecieran al padre. Pero no recordaba ningún fornicio con un huevo de esas características. Fuera o no su progenitora, el huevo decidió adoptarlos sin reservas como su madre putativa, ¡eran tan monos!. Los otros huevos lo miraban, admirados de aquella prole, y también los había que hacían comentarios hirientes, típicos de los huevos podridos, ¿No están un poco raquíticos?, o, ¡Parecen algo pálidos!; y el huevo zurdo, el que siempre tiene que dar la nota, ¡Igualitos que su abuelo!, cacareó. Lo de que estaban algo escleróticos y demacrados ya lo había observado él, no hacía falta que se lo recordaran, y pensó en llevarlos al pediatra. Tal vez alguna carencia. El galeno le dijo que padecían impétigo y les recetó un champú antibiótico y unas vitaminas. El huevo andaba muy escaso de recursos y pidió ayuda en una asociación caritativa cristiana. Como no supo explicar quién era el padre de las criaturas, lo trataron como a un puto huevo y no le dieron ni los buenos días. Él era un huevo católico, le pareció tan mal, que antes de salir gritó con todas sus fuerzas, ¡Si lo llego a saber, aborto! Lo echaron a empujones, ¡Zorra, lárgate de aquí y llévate a tus bastardos enanos al infierno!. Estaba tan indignado que sólo acertó a decir, ¡Ya crecerán!, y se fue seguido de los huevines.


Korvus Korax, Ο Μάυρος, El Negro


Paolo Conte.  Cuanta pasión.

https://www.youtube.com/watch?v=vGXys-PUcWk


Salud y huevos.

domingo, 27 de julio de 2014

Pavo real -2


Pavo real.
Omiedo.  Principedo  de  Mamurrias. 


Mafias europedas

(Coplas de ciego en ocho cuadros)


Gobernaba Barataria
la saga de los Bombones,
que eran todos buenos mozos
y no faltos de cojones.

Mas eran huevos de oro
pagados por un banquero
que insertaba un ortopeda
en el forro original.

Con la crisis actual
y al precio que va el metal
al Bombón recién nacido
se los pusieron de plomo.

Le colocaron las prótesis
junto al arranque del nabo,
pero el torpe cirujano
cosiolas cerca del ano.

Le produjo desgarrón,
y chillaba el buen Bombón
quejándose en asturiano:
¡ay, papá, duelme un coyón!
.
Aplicado ya el remedio
han pasado algunos años
y en lugar de golondrinos
hoy le abultan los redaños.

En el hueco del sobaco
lleva ufano el rapacín
los testículos mentados
regalos de un tal Putín.

¡Todo lo compra el dinero,
paga ingles y coronas,
no le cuesta dos perronas
cagarse en el mundo entero!


De  Letrillas escangayás.  2014.

Ramiro Rodríguez Prada

Javier Krahe.   Eros y la civilización.

https://www.youtube.com/watch?v=sGUgWNx5Tf0


P. D. Para que las coplas alcanzaran su excelencia, deberían ser representadas en directo en ferias, mercados, plazuelas y callejuelas, rondas líricas o verbenas profanas, por un ciego o tullido con su recitado/cantinela característicos, acompañado por la caña que le sirve de puntero y por el cartelón, en dos columnas de cuatro cuadros, con las escenas dibujadas en las cuadrículas correspondientes, ocho en total, una por cuarteta. 

Salud

domingo, 22 de junio de 2014

Ovulando


Clínica abortiva  Las Escachaduras.
El Corral de Comedias.


La gallina enajenada


¡Ay, Vírgen de la Purísima Concepción, qué vida más triste la de una ponedora!, ¡viendo como te quitan, casi de debajo del culo, el huevo diario, cómo se malogran una y otra vez tus ansias maternales! Ni un solo pollito que sacar del huevo en una fila de ellos que llegaría a Roma. Tanta dilatación, tantos afanes, tanto cacareo, tanto pienso compuesto, ¡¿para qué?!

Eran tan fuertes mis deseos de tener pollitos, que en una ocasión escondí un huevo en el corral. Luego supe que otras muchas gallinas lo intentaron antes que yo. Lo estuve incubando tres meses por lo menos, febril y amorosamente, en un rincón oscuro, ¡pero nada! Al final, de tanto sentarme encima, se rompió. Olía ya a huevo podrido. ¡Qué inocente, ni siquiera sabía lo que era un gallo!...


Korvus Korax, ο Μάυρος.


Manolo Kabezabolo.  El aborto de la gallina.

https://www.youtube.com/watch?v=mVXV8KVCG5k


Salud

miércoles, 4 de junio de 2014

Huevos chungos


Huevo frito de pollo

Será por huevos

(Diálogo entre el provisor del Obispado y un aldeano) 


- [...]
- Ni me importa ni me interesa lo que hagas con tus gallinas, yo sólo quiero una docena de huevos.
- [...]
- Me parece muy bien, pero eso no es asunto mío.
- [...]
- Vale, yo con doce me arreglo. Que sean frescos, por favor.
- [...]
- Nunca pensé que tendría tantos problemas para comprar unos simples huevos.
- [...]
- Que son de yema doble, pues mejor que mejor, así me haré a la idea de que llevo veinticuatro.
- [...]
- Eso es problema tuyo y de tus gallinas, yo te pago doce huevos, no dos docenas de yemas.
- [...]
- Si son mellizos, como si son trillizos, a mí qué me cuentas.
- [...]
- Los gemelos tienen mucha clara y poca yema, entonces de acuerdo, dámelos mellizos.
- [...]
- Ah, no, no, cualquier cosa menos huevos cuadrados, el ano del obispo es redondo.
- [...]
- Ave María Purísima, haber empezado por ahí.


Korvus Korax Ο Μάυρος, El Negro.


William Reynish.  Chicken or Egg?


Seguimos pisando huevos.

Spare Time Sudios. Daniel Nygren.  Pixar Ice Egg.



Salud



Ramiro

Siniestro Total.  Me pica un huevo. 

http://www.youtube.com/watch?v=DwEELwag81s

¡Raska!

jueves, 8 de mayo de 2014

Periplos puteriles -2


Huevón.


¡¡ Huev Ó n !!



De aquella no teníamos ni casete en el coche, la Cirila, una furgoneta citroën dos caballos, de segunda mano, de aquellas grises cuadradas, que abrían la puerta al revés. Pero cantábamos nosotros, ¡y cómo!. Yo ya no le cogía el coche a mi padre porque había sacado el carnet hacía poco. Ahora que lo escribo me parece que mezclo los recuerdos y pudo ser todavía con su citroën, pero no importa. El grupo de amigos empezaba a deshacerse, algunos ya se habían ido fuera a estudiar o trabajar, pero todavía nos juntábamos seis o siete los fines de semana.

Esta vez no fue información privilegiada del Angelikalis, de sus colegas camareros de León, sino de alguno de nosotros, porque el lugar elegido no estaba muy lejos de Astorga, aunque la Kurruca prieta también estuvo presente aquella noche y acabó tomando las riendas del asunto como el más experimentado que era de los siete que fuimos.

El prostíbulo era un antiguo hostal en la vieja carretera Madrid-La Coruña, que había quedado apartado de la ruta con el nuevo trazado. El dueño lo traspasó y seguían yendo camioneros, gente de paso y de los alrededores, pero no a comer el plato del día. ¡O sí!, según se mire. Estuvo abierto poco tiempo porque enchironaron al nuevo dueño, el macarra, y las chicas desaparecieron.

Nos dijeron que había un ganao de primera. Perdonad, pero así de crudo y bestia era el lenguaje.

En la puerta apostaron un portero que nos torció la cara y preguntó si teníamos permiso paterno, que si no que nones. ¡Tenemos carnet!, contestamos los pocos que ya lo teníamos. ¡Nones!. Ahí salió la experiencia de la curruca Prieta, que le pasó veinte duros y el cancerbero se puso de perfil.

No sé si el ganado era de primera, dejémoslo en segunda o tercera. Ya no eran nuestras abuelas, es cierto, pero se parecían más a nuestras madres que a nuestras primeras novias. Eran unas siete u ocho mujeres que para nosotros hubiera sido la cuenta justa. La mayoría charlaba y bebía con algún cliente. Habían transformado el bar del hostal en una especie de barra americana. En lo que fue comedor pintaron una pista de baile redonda y colocaron un círculo de luces estroboscópicas en el techo. Unas cuantas mesitas rodeadas de butacones proporcionaban un poco de intimidad a algunas parejas sentadas allí. La iluminación era la de una discoteca, pero cutre y desangelada, como la música ratonera que se escuchaba. No soy capaz de encontrar comparación con nada porque es la primera y última vez que vi algo tan horrendo.

La única luz real de aquel localón era la de una chica, como de veintipocos años, que charlaba en la barra con un cliente. Por ella íbamos y no por el resto. Nos habían dicho que había tres o cuatro más jóvenes, pero nosotros no las vimos por ninguna parte.

Allí se iba a beber o a follar, y las copas costaban una pasta. Como de costumbre llevábamos poco dinero, pero había que seguir intentándolo, ¡teníamos 18 años y todavía no habíamos conocido hembra! Lo bueno, y lo digo por el coche, es que bebíamos muy poco alcohol en aquella época. Aún así lo más barato, que debieron ser cocacolas, ya nos dejó el presupuesto temblando.
El Angelikalis, que fue el único en pedir un whisky, estaba nervioso y lideró la negociación. Inocentemente creíamos que tal vez pudiéramos echar un polvo con alguna tierna pupila, por cien duros. Llevábamos 500 pesetas cada uno, y unas mil la Prieta. Las 4000 quedaron reducidas con las consumiciones a 2500.

El camarero dijo que teníamos que esperar porque ahora estaba con un cliente, pero le hizo un guiño a la belleza. A los pocos minutos se acercó con una sonrisa encantadora, el cliente no parecía dispuesto a subir con ella, sólo a invitarla a una copa. La mirábamos, embobados y cobardes.

El bajón fue monumental, ¡la chica cobraba 2000 pesetas por polvo!, media hora. Todos nos miramos pensando lo mismo.
Juntamos la pasta para que entrara uno y lo echamos a suertes. Con las 500 restantes, puesto que nadie quería subir con una de aquellas señoras mayores, nos repartimos entre los seis dos cocacolas más, mientras esperábamos al colega. Le tocó al más salido después del Angelikalis. ¡Menuda suerte, el cabrón! Claro que también su necesidad era grande.

¡Tengo un empalme como el de la estación de Santas Martas!, decía tocándose sus partes.
La verdad es que la chavala estaba que rompía pantalones, en plural, porque a todos nos faltaba bragueta, más o menos como al sátiro que le tocó el cuponazo de la mocina.

Éste peine venía arrastrando, ya desde tiempo atrás, un problema agudo de satiriasis, que apenas se aliviaba con el recurso del manubrio y lo estaba volviendo majareta.
Incluso había pensado, y nos había propuesto, meterle caña a una de las ovejas de Ventura, el viejo pastor, paisano niñón y tolerante, que nos hubiera dejado. La cosa empezaba a entrar en terrenos encharcados. Así estaba la situación y el caldo.

Entraron por una puerta lateral que subía a las habitaciones del hostal. La chica, que iba delante, la abrió y vimos cómo cogía insinuante la mano de nuestro amigo invitándole a pasar. La puerta se cerró y quedamos los seis con la boca abierta.

No llevaríamos ni diez minutos, teníamos las cocacolas mediadas, cuando se abrió la puerta de nuevo y apareció el pelanas, con cara de perro apaleado, seguido de la chica. La chavala no llegó a la barra, le hizo un gesto al cliente con el que antes se tomaba la copa y desaparecieron por la puerta.

¡Venga, vamos!, dice el tronco al llegar a nuestra altura con cara de mosqueo, apremiando.
¡Qué pasó!, le preguntamos casi a coro.
Ya os lo contaré fuera...
No hubo manera de sacarle prenda.

Hasta que no estuvimos todos dentro de la Cirila camino de Astorga no abrió la boca. ¡El mamón se había corrido en la mano de la chica nada más entrar en la habitación! Ella le echó mano al paquete, le abrió la bragueta, le cogió con mimo la chorra, y ¡el huevón se corrió! ¡País de salidos y eyaculadores precoces!

Le llamamos de todo, el Angelikalis se aplicó especialmente. ¡Gilipollas!, chillaba, ¡Somos unos gilipollas, le pagamos el polvo al menda que subió detrás!


Κorvus Κorax Ο Μαύρος, El Negro.


EPZ  El Pulgarcito.   Caldo.



¡Salud!

martes, 15 de abril de 2014

Periplos puteriles


En el corral de la  Kurruka prieta.
León. 2014.


A cuarenta duros el polvo


Fue la Curruca angelicalis, que entonces trabajaba de camarero haciendo extras en la capital los fines de semana, la que nos metió en gallo canta. En una barra americana, donde siempre recalaba con otros colegas después del trabajo, le habían dado la dirección de una casa donde vivían unas tías muy macizas, que admitían huéspedes por poco dinero al regreso de los respectivos lupanares.

Por entonces un polvo con una chavala un poco más curiosa debía andar por las 500 pesetas. Según el angelikalis, follaban por cuarenta duros.
¡Doscientas pesetas! La necesidad y el poco peculio nos puso los dientes, por no mencionar otros apéndices -Ángel González dixit- como los de una mula.

Así que un sábado que curraba nuestro amigo, arrancamos para allá en la Cirila cinco lebreles sin carnet. Él era el único que trabajaba y que tenía ya experiencia con mujeres, especialmente con putas. Los demás éramos castas criaturas, aparte del manubrio. No llevábamos bastante dinero y esperábamos que él aportara el resto.
A las dos de la mañana salió libre la curruca y nos llevó por una serie de barras americanas donde se gastó casi toda la pasta que tenía.

El plan era esperar a después de las cuatro de la madrugada, cuando las chicas se recogían en sus respectivos domicilios. Pero estábamos tan ansiosos que lo convencimos para que dejara el periplo y nos fuéramos acercando a la casa, que estaba en un barrio de las afueras y bastante alejado.
Después de contar el dinero que reuníamos entre los seis, cedió: ¡pasaban unas pesetas de las mil!. Alguien se iba a quedar sin mojar. Habría que echarlo a suertes.

¡Somos seis, nos harán rebaja, digo yo!, cantó el más optimista. Todos lo miramos incrédulos pero secretamente esperanzados, por la cuenta que nos traía.

Aún faltaba bastante para las cuatro cuando picamos a la puerta de aquella mansión del pecado.
Abrió un tuerto con una catadura tan fea que todos dimos un paso atrás.

¡¿Qué pasa?!
Veníamos..., balbució el angelikalis.
¿Cuántos sois?
Seis.
A cuarenta duros el polvo, mil doscientas. ¡El dinero por delante!, añadió extendiendo la mano.
Es que...
¡¿Qué?!
Que sólo tenemos mil, ¿no nos hace una rebaja siendo tantos?, atropelló de un tirón el angelikalis, más angelical que nunca.

El tuerto se echó a reír. El aspecto del tipo nos inquietaba y sospechábamos alguna tangana.
Pero queremos ver antes a las tías, terció otro con timidez.
¡Entonces fuera!

¿Cuántos estábamos dispuestos a entrar, en realidad, en aquellas condiciones? A la mitad ya se nos había bajado el subidón viendo las maneras del menda.

¡Vale, te pagamos un polvo!, se le ocurrió a la curruca para salir del paso
Entonces sólo entra uno, ¡y decidiros rápido, que no tengo todo el día y estamos dando el cante!
Te pagamos dos y entramos los seis, negoció la angelikalis.

Por primera vez dudó. Nos repasó uno a uno con aquel ojo de lechuza, vio que no teníamos ningún peligro y dijo, ¡Tres!
Le dimos las seiscientas pelas y entramos.

¡Las tres tías que salieron a un saloncito donde nos arrinconó amontonados el tuerto, eran horribles! Ninguno fue capaz de pasar con una de ellas. ¡No eran nuestras madres, eran nuestras abuelas en desabillé!

Pero nos dijeron que había chavalas jóvenes...
¿¡A cuarenta pavos?!. Es lo que hay, colegas.
¿Pero no había también chicas más jóvenes?, insistió nuestro amigo, todavía incrédulo.
Es pronto, las jóvenes aún no volvieron, ¡las que no se van con el chulo o con clientes de la barra!
¡Pues las esperamos!, dijo decidido el angelikalis, mirándonos. Estaba claro quién era el más salido.
Esto no es el dentista, ¡venga, fuera, arreando!, apuró el tuerto sacando un garrote de detrás de un canapé.
¿Y el dinero?
¡Ahí tenéis las tías, cojones!, y alzó la tranca amenazador.

En la calle reunimos un montón de piedras y le apedreamos la casa, de planta baja. El tejado, la puerta y las ventanas. Hasta que se rompió un cristal y salió el malevo con una escopeta de caza.

¡Hijoputas, hijoputas!, aullaba el tuerto apuntando a la oscuridad.

Desaparecimos en un ¡ay!
Pero casi siempre volvíamos riendo a casa, incluso en esta ocasión que salimos corridos, sin habernos corrido y con apenas cuatro perras en los bolsillos.


Ramiro Rodríguez Prada


El Pulgarzito.   Milagros, solo, en directo.

domingo, 2 de marzo de 2014

Ganso egipcio


Ganso egipcio de vacaciones en Asturias.
Oviedo,  2013.

Gallizorras


El nombre científico del Alopochen (aegyptiacus), el único ejemplar vivo de un género con especies prehistóricas desaparecidas, es corrupción del griego ἀλώπηξ y χήν (zorrita y gallina), y da pistas sobre el carácter de esta ave africana que, al igual que sus coterráneos humanos, ha emigrado a Europa en busca de mejores charcas. Incluso han cruzado los océanos, haciendo paradinas en lugares especialmente putrefactos, hasta llegar a América y Oceanía.

Zorra y gallina, puta o pájara, no es extraño que muchos ejemplares se hayan asentado en los pantanos que circundan Siracusa, si bien, nada tontas y bastante aristocráticas, han preferido países más nórdicos, liberales y prósperos, como el Reino Unido o los Países Bajos, donde ya llevan dos siglos dando la nota, hasta ser consideradas una plaga para esos anegados campos puritanos de la brumosa Albión y de la calvinista y encharcada Holanda.
En Francia y Alemania hay menos, pero poco a poco están ganando espacio a las pájaras y raposas nacionales. Hasta en Asturias las hay, ¡el que esté libre de puticio que tire la primera piedra! Aquí no sirve la mostacilla.

Lo de zorrita le vendrá también por el antifaz que le enmarca los ojos, que la hace parecer más un mapache con pico de pato que otra cosa.

El apellido Aegyptiacus del Alopochen indica su origen africano, el sur del Sáhara y el valle del Nilo, Egipto, donde fue domesticado en la antigüedad para servir como ave ornamental, dada la belleza de su colorido, pero también como ave de corral para la alimentación humana.
No es pues un animal sagrado a la manera del Ibis, totémico, símbolo del dios Thoth, el de la escritura, las matemáticas y la magia, sino un ave doméstica, que tal vez por su abundancia aparece representada profusamente en el arte decorativo egipcio, o por la importancia que tuvo para la dieta, pues hablamos de un ganso grandón que, bien cebado, puede superar con facilidad los tres quilos.

Tiene malas pulgas el jodido pato, sobre todo con crías, Alopochinos diríamos; es monógamo, celoso y territorial, bronco y peleón, un machito patético. Una especie de graznido largo que emite, mezcla de grito salvaje y cacareo, no le favorece nada y es una agresión, no digo al buen gusto musical, sino contra el tímpano de un oído estándar. Típico de las anátidas y otras especies patosas con vegetaciones.

Sea o no cierto, no lo he probado de momento, quiero registrarlo. Se dice que tienen un follar montaraz, alborotador y mondonguero, verde y repolludo, como la sabana africana y la primavera nilótica, así lo registra un escriba de los Ptolomeos.
Entre las clases altas sacerdotales y políticas del antiguo Egipto, existía la costumbre de dar por el culo a los Alopochen de la casa y/o a los del vecino. No es seguro, repito, que existiera tal cosa en la antigüedad, lo que sí es segura es la adopción de esa moda por las mismas clases actuales de nuestras patocracias.

¡Todas somos gallizorras!


Korvus Korax, Ο Μάυρος,  El Negro.


Nina Hagen.  Naturträne (Rockpalast)

miércoles, 5 de febrero de 2014

Descabezando gallos


Es cuello, no rabo.


Instrucciones para rebanarle el pescuezo a un pollo
(Con ayuda)


  •    Elija un pollo bien cebado, siracusano o nacional, tanto monta.
  •    Afile la herramienta, si es posible un hacha, de carnicero o de otro tipo.
  •    Disponga un tronco de castaño, acacia, o en su defecto una tabla firme.
  •    Ate las patas al pollo para facilitar la labor del ayudante.
  •    El profesional agarrará al animal por la cabeza asegurándose de que cierra el pico.
  •    El ayudante sujetará firmemente con las dos manos las patas del pollo.
  •    Apoyen el pescuezo del bicho en la madera mientras tiran de ambos extremos.
  •    El matarife dirigirá los pasos finales para decidir a qué altura golpea con el hacha.
  •    Descargue con preferencia un solo hachazo, recto y seco, evitando segundos golpes.
  •    Asegúrese de que el pollo no sea un político, un cardenal o un millonario.  


Korvus Korax  O Mavros


Los Brincos. The Crépitos.  Nadie te quiere ya.

http://www.youtube.com/watch?v=LpzlGLkwzXY


Salud y al cuello!

jueves, 14 de noviembre de 2013

Almejas y melones


Pappanatta siracusana  cruzada con  Almeja gallina.

Palurdas  y  cucurbitáceas


A finales del mes pasado llegó un correo del Capi, el causante de que me liara con las gallinas siracusanas. Me hizo reír un rato y, a vuelta de correo, le pedí permiso para publicar parte de su contenido. Como desde entonces no he recibido respuesta, interpreto el silencio administrativo en el sentido del refrán  El que calla, consiente. Así que me puse las pilas para investigar un poco.

El mensaje del Capi:

Al comprar una lata de almejas chilenas "Low Cost" me he encontrado que la
traducción al francés es "Palourdes".

Esto abre un sinfín de posibilidades a añadir a tus (nuestras)
elucubraciones oníricas sobre alguna clase de patos siracusanos y su
relación con las gallinas y su almeja.

Otra palabreja que me ronda es "Cucurbitácea" aunque aún no le he encontrado
ilación fuera de lo freudiano de mi relación con el "bello sexo" pero ojo,
sin ninguna preposición ni conjunción intermedia entre ambas palabras, es
decir freudiano de bajo rango.

[...]

Alberto

Bien, vayamos por partes. El asunto se las trae. La primera relación llamativa entre las Palurdas siracusanas y las almejas -dejemos a un lado de momento su nacionalidad y ese lugar común del coño femenino-, es el nombre de la especie más abundante de estas últimas en el Mediterráneo, Chamelea gallina.

¿Me vas a decir que una almeja se apellida gallina?
Es también la Venus gallina de Linneo.
¡La gallina Afrodita o la Venus almeja!
 La que en Andalucía occidental atlántica, Huelva, Cádiz, la tierra de Lola, llaman chirla, y chirla italiana, y en la oriental mediterránea, indistintamente chirla, almeja normal, etc.

Ya vamos acercándonos a Siracusa. Porque además Italia, con Turquía a continuación, es el país que más almejas pesca y cultiva por esta parte del mapa, ¿será por abundancia de Venus gallina, de gallinas Palurdas, o de ambas?

Habíamos tratado en un capítulo el tema de la falta de gusto musical de los patos, así como el gran oído y la buena voz de algunas gallinas siracusanas amantes del bel canto, si bien la mayoría no pasa del cacareo desafinado habitual. Y aquí encontramos la segunda coincidencia, porque las almejas, palourdes, chirlas, llámense Venus o Gallina, carecen de sentido del oído. Aunque en esto se parecen más a los patos, repito, o repato (en Asturias pito es pollo, y cigarro).
No poseen órganos foniátricos, por lo que ni cantan ni parlotean como la mayoría de las siracusanas, característica que las aparta de las gallináceas aunque se apelliden Gallina. Y tampoco tienen gusto, no quiero decir que sean insípidas, que no sepan a nada, cualquiera podrá comprobar este extremo comiéndose la almeja de una gallina, es decir la chirla de Venus, sino que no paladean. Creo que me estoy liando. Volvamos al método.

El problema de la relación entre gallinas y cucurbitáceas es todavía más peliagudo, y entre éstas y las almejas ¡no te digo!..., porque, por ejemplo: ¿cómo encaja el pepino en la chirla?, o ¿podríamos hablar de los melones de Venus, y del cohombro de sus gallinas?..., son sólo algunas de las cuestiones que se nos plantean.
Deseoso de hallar una solución, adentréme en el proceloso mundo de las especies y sus manías. Ahí sí que ya me perdí completa y definitivamente.
¿Hay alguna relación entre la trompeta de algunos lamelibranquios y Falopio el de las trompas? ¿Cuando la almeja abre su corazón, léase piernas si se quiere, y aplaude con sus valvas, está rindiendo homenaje a los labios mayores, a los menores o a las ninfas de la Venus gallina o, por el contrario, trata de atrapar el dicotiledón de una cucurbitácea?

Entrando ya en terrenos morfológicos, biológicos, embarrados como los pantanos de Siracusa donde, por cierto, cohabitan en amor y compañía bivalvos y gallinas, ambos palurdas pero también de otras especies, me encontré con descripciones farragosas y a veces crípticas, incomprensibles.
Dice por ejemplo un pollo de la almeja de Venus, que  "tiene el silo paleal profundo y el margen interior de la concha dentado, desde cerca de la cima hasta el margen posterior del escudete". Eso del silo profundo, la cima, el margen posterior y el escudete no nos inquieta, pero lo del borde dentado inmediatamente nos hace pensar en una vagina dentatta, y aquí nos metemos de lleno en el sexo de los ángeles, osease de las gallinas y las chirlas.

Por su parte las cucurbitáceas no se quedan mancas con sus flores pistiladas, sus pétalos libres y sus ovarios ínferos. Sí, son rastreras y trepadoras, pero también gamopétalas y pentámeras a carta cabal, lobadas y carnosas. Y la cosa del esclerénquima externo suave, duro y turgente, ¡cuidadín!

Dimensiones de los bultomas cucurbitáceos

Una característica que comparten todas las especies tratadas hoy, y es mi último hallazgo, es su condición de afrodisíacas. Otra vez Afrodita abriéndose de patas, o sea de valvas y cotiledones. Pero es cosa de la que me permito dudar, con todos mis respetos, conociendo como conozco a las Pappanattas siracusanas.

Como se puede ver, llegado aquí ya no sabía por dónde andaba, si enredado entre los pelos del coño de Venus, en medio de la almeja, entre los mamelones de Afrodita o en los ovarios de una gallina clueca. ¡Veinte días incubando y en lugar de pollos me salen pepinos y almejas, igualitos todos, como gotas de agua!

Y no va más por hoy. La ciencia no es lo mío..., pero seguiremos investigando.

Buenos días.

Korvus Korax, O Mavros.

The Buddy De Franco Quartet. Buddy De Franco, clarinete. Kenny Drew, piano.
 Milt Hinton, bajo. Art Blakey, bateria. NYC. Julio, 1953.   
The things we did last summer.  Lo que hicimos el último verano.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Pavo real


Pavo, real.
Principedo  de  Mamurrias.  Oviedo,  2013.


Coronación


Tocaron a rebato en las corralas

al ver entrar al Príncipe Herradero

montado en un borrico sayagués

a zaga de un banquero democrático


Iba en el burro el pavo

como Riego camino del patíbulo

como Cristo camino del Calvario

¡Señor qué cruz, no saben lo que hacen!



De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2013.

Ramiro Rodríguez Prada



Grupo Risa.  Boda Real, Pavo real.

lunes, 7 de octubre de 2013

Patosos


Un  patoso  entre dos  patafísikos
Oviedo  2013.

La patulea patosa


El Patoso es el típico palmípedo que no da pie con bola, en infantiles suele jugar de portero, pero no por vocación sino porque correr no es lo suyo, a duras penas se mantiene en pie mientras camina, si se le puede llamar así a lo suyo, y siempre parece un poco borracho.
Por otra parte, los patitos son muy simpáticos y muy ricos, pero unos cabrones con sus congéneres y arrinconan en la portería al que tropieza más de la cuenta. En juveniles todos dejan el fútbol, incluso antes.

Es el conocido pato piesplanos, que cuando migró a América se enroló en la policía o en los servicios de recogida de basura, a pata de calle. Aquí un refugio seguro era la Guardia Patil. En los últimos años muchos se enrolaron de seguratas, paseín paquí paseín pallá, y vuelta a empezar....
Sus andares, más bamboleantes que los de ninguna otra especie patuna, son los que han dado fama al característico deambular de las anátidas.

Meter la pata es lo suyo, pero no por indiscretos, aunque también si llega el caso. No siendo regla general y aceptando que suena muy determinista, es de notar cómo en ocasiones hay un correlato moral paralelo a las características físicas, y a un defecto o virtud en lo corporal corresponde una cualidad psicológica, o ética, un vicio o una tendencia del carácter.
Así, pongo por caso, estos patosos tenderían naturalmente a un pensar torpón, inseguro, o de esos que van de ceca en meca, volubles y veletas, en la dirección que soplen los pedos.

No creo. La meten por pura torpeza anatómica: cruzan las patas y se hacen un lío, de manera que ya no saben qué pata echar primero y, en esos casos, tienden a enredarse y caer ante el mínimo obstáculo o irregularidad del terreno por donde pasean. Porque para colmo les gusta lucirse en las charcas y bebederos públicos, lo patoso no quita lo presumido.

Lo peor de los patosos aparece cuando forman patuleas. Como algunos son muy chulos se rapan la cabeza a lo skin head, engordan, sobremanera de la parte del hígado porque también beben como esponjas, y se lanzan a la calle en pandillas asustando a las gallinas, a los pollitos y a otros patos viejos o indefensos de su especie.
Se han dado casos en todo el mundo patótiko. Persiguen con auténtica saña sobre todo a los ocos forasteros y hasta a los de paso, los migradores y estacionales. Tienen una idea hipertrófica, excluyente y cavernaria de la nación patuna.

Pero no pasa nada, pues cuentan con la permisividad y la manga ancha, cuando no la connivencia, de sus colegas de la patada policial, ya que muchos son asiduos de sus patisarías, de soplones o de lo que pinte. Se sienten seguros y protegidos porque son las fuerzas de choque de este patoso y fascistudamente estúpido sistema.

Raúl el Gitano.  Caramba, carambita, carambirulí.

http://www.youtube.com/watch?v=Sxwal7-wyLY

Salud y al loro.

Korvus Korax, Ο Μαύρος, O Mavros, El Negro.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Patos apátikos


Un pato apátiko enseñando la pata. 


Ni fú  ni fa


Patudos sin pasión, sin sangre, que lo mismo les da so que arre, jota que fandango, feria que mercao, ocho que ochenta, velocidad que tocino o culo que témpora.
Palmípedos con los que no se puede contar, porque no se comprometen con nada ni nadie y cuando raramente lo hacen no distinguen gallina de oca, ni lagartija de cocodrilo.

¡Ja!, dile a una Palurda nemorossa, por muy siracusana que haya nacido y por bien que cacaree, que motive a un pato apátiko. Te dirá que nones, porque por los pantanos de Siracusa, como en los dos extremos del Mediterráneo, lo que abundan son apátikos. Y no vale la pena mover el rulé delante de pasmaos.

Cuando estos emplumados salen de su apatía, cosa extraña como dije, las Papanattas ya movieron las rabadillas y nadan en otro bebedero. Gallinas son, pero aprendieron a nadar "para interactuar con los patos", el Capi dixit, como sabréis los que hayáis seguido este serial de aves de corral y especies afines, para interactuar, repito, y no para rascarse la cresta con un modorro. Y es que la palabra inteactuar es muy complicada y larga para memorizar, demasiado esfuerzo para quien ni siquiera actúa.

Patos, Pollos, Gallinas.


Para ellos no vale aquel refrán popular patuno Por la pata muere el pato, porque es difícil que se enamoren, e indolentes como son, por no meter no meten ni la pata.

Que no cuenten con ellos para nada que signifique el mínimo esfuerzo. Normalmente ni nadan, se ponen al borde de la charca y van picoteando lo que pasa cerca y flota en el agua, ya sea cagajón ya cazcarria, porque ni se molestan en abrir del todo el ojo y, aunque llegaran a abrirlo, discernir, tomar partido, exige esfuerzo y compromiso, así que a lo fácil, ¡tan milagrera es Lourdes como Fátima!.

En fin, amados patitos y patitas, pollitos y pollitas, no toméis ejemplo de estos animales garrulos, y asociales en realidad, que sólo despiertan de sus modorras cuando cada cuatro años los pastores de anátidas los azuzan para que cambien de charca, porque el nuevo bebedero tiene más zurullos y se trata de engordar cueste lo que cueste, que un buen foigras no se logra sino tras haber tragado sin mirar toda clase de inmundicias.

La Sonora Carruseles.  La salsa llegó.

http://www.youtube.com/watch?v=qcEdIaYIzaA


¡Salud y al loro!


Korvus Korax, Ο Μαύρος, O Mavros, El Negro.

lunes, 26 de agosto de 2013

Consulta equivocada


Huevera empalmada.

El grano


Buenos días.

Buenos días. Siéntese. ¿Y bien?

Doctor..., ¡me está saliendo un grano muy glande en la polla!

Será el bálano...

¿Y eso es grave?

Depende.

No me oculte nada, se lo ruego.

Bájese los pantalones.

¿Qué quiere decir?

Vamos a echar un vistazo.

Vale.

Los calzoncillos también.

¿Aquí..., delante de la enfermera?

Ella ya vio muchos granos, glandes y pequeños.

¡Bueno!...

Veamos.

¡Aaay!...

¿Le duele?

Me escuece.

Hummm...

¿¡Qué!?...

Curioso. Manolita, acércate.

¡¿Qué pasa, es grave?!

En absoluto, tranquilícese.

No seeé...

 ¿Es usted budista?

¡Soy católico de toda la vida! ¿Porqué lo pregunta?

Simple curiosidad.

¿Qué pasa, el grano tiene alguna relación con las creencias religiosas?

Hay una conexión no demostrada con la clarividencia. También con la política.

Yo soy diputado, pero he venido a su consulta de incógnito, no quiero publicidad del grano.

No es un grano, tendrá que pedir consulta al oculista.

¿Y eso?...

Le está brotando a usted el tercer ojo.

¿¡En la polla!?

Algo extrábico. Es una rareza, pero así es.

¡Menudo peso me quita de encima, doctor!


Korvus Korax, Ο Μάυρος.


¡Salud!

lunes, 29 de julio de 2013

El huevo y la gallina


Güevos de invernadero.


Extraterrestre
(Cuento de terror para gallináceas)


Un huevo parió una gallina, como estaba con otros compañeros dentro de un frigorífico le ayudaron en el parto. Todos estaban conmocionados ante aquella novedad y miraban al recién parido con cierta pena, porque sólo habían quedado de él dos medias cáscaras y un poco de baba. La gallina nació casi adulta y desarrolló el resto en pocos minutos, como un desplegable.

Se vio allí encerrada, tenía hambre y empezó a comer el perejil, la lechuga y las verduras que encontró, pero también el queso, la mantequilla y todo lo que no opuso feroz resistencia a su voracidad.
No sabía muy bien cómo atacar a sus congéneres cuando les llegó el turno, probó con la cáscara del huevo que lo parió y viendo que no ofrecía mayor oposición, se atrevió con los enteros. Las víctimas miraban aquella  monstruosidad espantadas, implorando quizás clemencia con mudo asombro. No la hubo, uno a uno les fue llegando su turno.

¡Yo podría ser tu madre!, acertó a decir el último huevo, entrecortadamente. La gallina se detuvo, lo miró como buscando el parecido, con esa fijeza e impertinencia con que suelen mirar las gallinas, y contestó, ¡Mi reino no es de este mundo!, le dio un picotazo mortal y se lo comió.

Y colorín
 colorado
pol culín
ya nos han dado

!
O


Κorvus Korax, Ο Μάυρος.


Juan Perro.  Pájaro de Siracusa.

miércoles, 19 de junio de 2013

Lucha por la vida


El gallu la quintana.
Asturies,  2013.

Mestizaje


La quintana, en Asturias, es esa zona delantera descubierta de una o varias casas cercanas, por donde andan picoteando al sol las gallinas, pollos y gallos del pequeño vecindario. En ocasiones se cierra con una alambrera y cumple la función de corral al descubierto; al atardecer los bichos se recogen solos en el corral interior. En Grecia, por el verano,  muchos duermen al sereno en las ramas de los almendros u otros árboles a su disposición.

¿Porqué esta introducción? Pues porque no sé cómo empezar la pequeña historia de hoy y necesitaba situaros un poco en el escenario.

Esta quintana era común y no tenía cerca de alambre, la formaban dos casas un poco apartadas del núcleo de la aldea. Los dueños no estaban a partir un piñón, pero se respetaban compitiendo en todo con cierto espíritu deportivo. Ambos eran, además, pescadores y mimaban a sus gallos, de los que sacaban plumas para los anzuelos artesanales en la pesca de la trucha. Sus animales eran de razas distintas, cada uno criaba la suya, y eran exclusivas.

En la quintana cada grupo de gallos y gallinas respetaba el espacio ajeno, más incluso que sus propios amos, parecían haber trazado una línea imaginaria en el centro que nadie osaba traspasar. Y cuando algún gallo más chulo de la cuenta lo intentaba, recibía de inmediato su castigo por parte de los gallos vecinos. El dueño se reía contemplando la escena desde el interior de la cocina, salvo cuando el gallo atacado era el suyo. Siempre se perdía alguna buena pluma.

Como la quintana no estaba cerrada, las gallinas picoteaban  también en una zona próxima con hierba alta, donde sin querer se mezclaban a veces los dos grupos. Allí, lejos de la vista humana, se ventilaron muchas diferencias, y de todo género.


...y allí tú me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste
el otro día...

Debió ser la relajación de costumbres de los tiempos modernos, la raza que degenera, o el apor que todo lo puede, quién sabe, el hecho es que se empezaron a ver parejas de gallos segundones en compañía de gallinas poco ponedoras del corral vecino. Y pronto también a las muy ponedoras, que aquello de la novedad tenía su morbo.

Cuando las nuevas generaciones de pollos comenzaron a echar las plumas de adultos, los paisanos vieron con desesperación que estaban perdiendo la exclusividad colorista primitiva de sus animales. Ahora no había apenas diferencias entre los dos grupos y era ya tarde para encerrarlos.
Los dos pensaron en la temporada de la trucha y en la misma solución: usar los anzuelos de la campaña anterior. Pero la afición les hizo probar las nuevas plumas en un par de anzuelos.

Ninguno de los dos comentó nada con el vecino, porque las truchas entraban como lobas a las nuevas plumas. Ese año pescaron más que nunca.

Las gallinas siguen viviendo libres en su quintana abierta..., para desgracia de las truchas.

Ramiro Rodríguez Prada

Papayiannopulu. Marika Ninu.  Tsuanakos ise mia kota pardali.  Tsuanakos es una gallina pardal?

sábado, 1 de junio de 2013

Putipatos


Llac de Banyoles.
Girona,  juliol  2012.

Putipatos


Bon día. Al hablar de las Palurdas siracusanas ya conté que se crían para engorde porque son muy malas ponedoras, ¡mucho lucir palmito y rabadilla pero poco huevo!
Pues algo semejante ocurre con los Putipatos pardos, como los que se ven en la imagen. Sólo que éstos son mucho más independientes que las siracusanas y rara vez se dejan cortar las alas, sometiéndose a la disciplina de un bebedero único.

Dominando dos artes mayores como son el vuelo y la natación es dificil echarles mano para meterlos en la cazuela. En realidad, cuando se quiere cocinar un Putipato salvaje hay que cazarlo a lazo, porque las armas de fuego en esta parte del Mediterráneo están prohibidas.
Hay laceros afamados que surten a los restaurantes locales por toda la costa gerundense y parte de la francesa, áreas que coinciden con los lugares donde se crían las Palurdas, con las que comparten nicho ecológico, si hablamos de animales no domesticados.

Los Putipatos pardos de Bañolas, tan apreciados por los estómagos agradecidos, son muy parecidos a la especie astur y a otras especies peninsulares. Los asturianos están ensayando nuevas formas de cría en zonas interiores de la región antaño tan activas y hoy semiabandonadas.
Aprovechando las balsas que quedaron, con el agua de lavar el carbón, junto a los pozos cerrados, se han abierto docenas de pequeñas -lo nuestro es el minifundio- granjas comunitarias para que la gente de los pueblos pueda comer carne, por lo menos, los viernes de Cuaresma.
Aquí no había tradición en la cría de Putipatos, aunque contábamos con otras, como la del famoso Pitu caleya casquensis, por ejemplo, primo hermano de las Palurdas por parte de padre.

En Banyoles los putipatos están a sus anchas como se puede ver, y aquí hay mucho vegetariano con caninos regresivos, lo que se traduce en beneficio inmediato para todas las especies animales, en perjuicio de la Flora. Pero flora tenemos todos mucha, gerundenses y asturianos, ¡y que no farte!

Tampoco farta en la terra de Breogán el pescao, o sea los Putipatos. Navegan por las rías galegas, y aínda mais, con patentes de corso y un pico hasta Fisterra, comiéndose centolas, ostras, percebes, berberechos, quisquillas, salmonetes, besugos..., ¡que sé yo, fantasías!, mientras las cofradías de pescadores los ven pasar con los alijos mafiosos con los que se hacen dueños del 80% de las bateas de mexillons, etc., etc., con la bendición de Rouco y de los fieles votantes.
Por cierto, últimamente Rouquiño ha encargado un censo de homosexuales entre el clero, y pretende obtener datos fiables aunque sea quebrantando el secreto de confesión, en un ejercicio de glasnost ejemplar, ¡nos vamos a enterar de quién metía mano a los tiernos patitos! ¿Qué pacha, he dicho algo inconveniente?

Para una primera presentación de la especie, creo que por hoy ya estuvo bien. Dejamos los Putipatos valencianos, andaluces, madrileños y otros, para nuevas ocasiones. ¡Que el Santo Pato nos coja confesados, hermanos! Yo me voy pa Morón...


Korvus Korax, O Mavros, El Negro. 


Los Jubilados del Caribe.



Salud

martes, 14 de mayo de 2013

Capones


La madre de los capones


Huevos ilus3


¿Qué culpa tiene una madre de que sus hijos acaben capados y enjaulados, para engordarlos y comérselos después por Navidad?. Ella ya hizo bastante poniendo huevos a troche y moche durante años, se acercarán al millar. La mayoría acabaron en la sartén, es cierto, pero incubó varias docenas, de ambos sexos. Puso uno que acabó de caporal en el gallinero y otro, muy pinturero, en la cazuela de un ministro, como regalo en su onomástica. Una gallina hija suya fue amante de un gallo de altos vuelos, de los muchos que pelan la pava en este corral de comedias a cuenta del pienso estatal.

¡Nadie sabe los afanes de una madre por sacar a sus polluelos adelante! A dios gracias, con una descendencia tan larga, nunca falta un huevo prometedor que acaba cuajando en gallo la quintana, tras su obligado periodo de tomatero, o una gallinita fuerte y hacendosa que me da un nieto sano que hace carrera, aunque sea de caponatto.

Hasta ahora no tengo tanta queja, los huevos fueron saliendo y ahí queda mi última obra maestra, ¡un auténtico gallito de pelea, sin complejos!. Hay mucha envidia, pero los míos salen con espolones. ¡Y qué si acaban capándolo también, se cura la herida y a vivir!. Mala gente en este gallinero...

Como un apuesto luchador, se ha paseado por todos los palenques legales y prohibidos y ha demostrado, allí donde peleó, ser un digno descendiente de su padre que, mejorando la presente, era un gallo bravo de veras.

Su afición a los deportes de élite ya le había procurado muchos triunfos en los corros nacionales e internacionales, medallas y todas esas distinciones que conceden a los pollos más peleones. Ahora, que pilló a una gallina de raza, de la realeza más rancia, se ha metido en el gran mundo de los negocios privados con dinero público que es lo que mola, y está detrás de varios proyectos, entre ellos el de los huevos de tungsteno, que será financiado con el presupuesto de la Seguridad Social y que quieren exportar a otros países, Suiza principalmente.

¿Puse un huevo o parí un lince? Es para pensarlo... 

(Amor de madre. Reflexiones de una gallina de la clase alta)

Korvus Korax, Ο Μάυρος.

Lucha Villa.   La caponera.


¡Para mí el amor siempre es bueno
y eso naide me lo quita!

Salud

viernes, 5 de abril de 2013

Patos patafísicos


Homeropátiko patafísiko  disfrazado de lagarterana.
Oviedo,  2012.

Patafísikos Puticanos


El menistro patafísiko espanoli no procrea en Roma, se la pela recordando las cachas, el culo y las tetas de una pata morena, una siracusana bandera que se reclinó a su lado cuando er Biendichoso Exsanto Padre los bendijo en petit comité. Se limpia la chorra en un pañolito bordado con sus iniciales y perfumado con Esencia de Venus, desperdiciando su esperma portador de las chispas divinas de la vida.  Ανάθεμα, pecado!

El obiésporo patafíko Carcañares es un parásito, no procrea ni en el Vaticano ni en parte alguna porque es un bendito muy listo y no fornica, a menos que tenga por ahí escondida alguna barragana. Lo dudo porque con ese plumón sólo me lo imagino dando la espalda al prójimo.

Carcañares nun ye normal, ye un travestí de antes de Trento, ¡o de Cuarento o Cincuento!.  ¿Cuándo vísteis a un paisano normal vestido en serio como semejante fantasmón? Ya que fuera un disfraz por Carnaval, pero se acicalan como estantiguas casi a diario, con esas faldamentas y esas puntillas que pone la carcundia para acojonar al feligrés, que parecen travestís vestidos por Merinno, haciendo que les tomen las medidas en sus aposentos paticanos privados; Gorrinno o cualquier otra de esas firmas de la elegancia aristocrática moderna, con nombre italiano, o aparentándolo para que parezca más maricón, pero en fino ("Yace en aqueste llano/ Julio el italiano/ Que a marzo parecía/ En el volver de rabo cada día", decía Quevedo).

Hablando de yacer, ¿alguien recuerda los zapatos italianos de supertafilete que llevaba el exsanto padre anterior, beato polaco moderno ya, cuando tenían expuesto su cadáver ("de cuerpo presente") en la Cueva de Alibabá?. ¡Pues los andadores del cesante, el que acaba de pasar a la reserva, pa cagarse!

Bujarrones muy elegantes, con visa oro de la banca puticana, tan podrida como sus dueños los santos padres de la curia patafísika, Carcañares entre ellos, que todavía engañan a millones de incautos, y a otros malos bichos nada inocentes, aunque éstos se dejan engañar de mentirijillas y van de santurrones porque tienen tanta mierda en su alma que no saben cómo evacuarla y hacerse perdonar. Ahí caben todos esos menistros parásitos de la procreación que van a chupársela al Gran Carcamal patafísiko cada vez que estornuda, y sea quién sea la momia que ocupe la sede paticana.

De las palizas y los tormentos que tan dao...

Encarnación la Sallago.    Saeta

Patafísiko buscándose ladillas
Oviedo,  2102.

Una cosa es la homo, hetero o bisexualidad, y otra esta pandilla de asquerosos con sonrisa de no comerse más que pajas -patafísiko y onanista pecador, léase cargado de culpa, vienen a ser sinónimos, como vamos viendo-. Bien, seguimos: éstos se la pelan pensando en el amanerado y dulce San Juan o en Santo Domingo Sabio, y en el seminarista, compañero, asistente, etc., que se benefician en la realidad o en sus sueños eróticos, causa de su persistente onirismo pornográfico patuno y de su pertinaz espermatorrea, ¿o será esperpatorrea?, mientras imparten doctrina de comportamiento pat- ético y sexual patafísiko a la sociedad. ¡Qué me cuentas, Carcañares!.

Lo he dicho, y lo dijo alguien antes que yo: sepulcros blanqueados, hipócritas, falsos, podridos.

Y para terminar, queridos hermanos, una joya que tal vez ya conozcáis, es que como no veo la tele no me entero y después cuando oigo algo así tengo la sensación de vivir en otro mundo. Típico producto del gran pensamiento teopolítico patafísiko:

"El PP es cada vez más el partido de los trabajadores (PTE) y las trabajadoras de este país"  (Cocospedal dixit). ¡Acogonante!

La Trinca.  La patata. En catalán.


Semin Arista, rebetis, lagarterano navarro.

lunes, 4 de marzo de 2013

Patos platónicos


La fila de los platónicos.
Astorga, diciembre 2011

Patos platónicos

Buenos días. Después de los Peripatéticos y Homeropáticos, tocaban los patos Platónicos. Cada vez que articulo esas dos palabras juntas me se luenga la traba y prenuncio platos platónicos, que no es lo mismo.

Platos platónicos son aquellos que nos comemos idealmente, es dicir, en la imaginación, platos que amamos, pero cuyos contenidos no catamos, no se mezclan en nuestra boca babeante, colmada de saliva por el deseo, al contrario: permanecen inalcanzables, sólo accesibles al mundo de las ideas.

El Pulgarzito.   Lookin 4 U babe.


El manjar platónico es un placebo espiritual para poetas pobres con buen apetito, culinaria mística de las almas puras, incontaminadas por esas horribles recetas de la restauración real en cueros vivos.

En fin, que por esa trabazón silábico-lingual pensé incluso cambiar el título de la entrada por uno más eufónico, tal vez Ocos o Gansos platónicos. Sin embargo la palabra  pato tiene aquí más entidad que otras denominaciones y para no prescindir de ella se me ocurrió cambiar el  platónicos, evitando también así la cacofonía. Y para hacerle el honor al  δάσκαλος, al maestro de la bufanda naranja que encabeza este grupo de platónicos, quise titularla Pato a la naranja.

Desistí porque platónicos es también un término que se ajusta mejor a lo que se cuenta hoy, materia más filosófica que cítrica. Pero quede constancia de las peleas en las que se enzarzan los escribidores.

Es la única especie de anátida que no interactúa de facto con las gallinas siracusanas, por ello no tienen descendencia, se reproducen por ciencia infusa y ponen huevos simbólicos que sólo eclosionan en presencia de un filósofo, y no les vale el primero que llega, ha de ser también teólogo de la escuela de San Agustín.

Aficionados a la conversación y dialogantes, son no obstante orgullosos y no se relacionan con cualquiera, desfilan siempre con el pico levantado y la mirada perdida en las alturas metafísicas, ajenos a los afanes del resto de los mortales, palmípedas de su especie incluídas.
A éstos no los veréis nunca chapoteando en un bebedero patos público. Otra cosa es lo que hagan de puertas de la Academia adentro, porque muchos dicen que son una especie de secta y los popes parecen de la más rancia curia Paticana. No sé.

Otra característica reseñable de los  platónicos puticanistas, según expresión de algunos gansos ateos, es su voz melíflua que no tiene nada en común con el roncón desafinado de la inmensa mayoría de especies de patos.


Pátonas, el patín Apóspata, increpando a un pato pasmao
Astorga  2011

El patín es adoptado y estudia en la Academia platónica. Todo un polemista ya a su corta edad, no está en la escuela por vocación, que a él le van las gansas de verdad, las patas, las ocas y las que caigan, sin olvidar a toda la gran familia de siracusanas. ¡Y tiene voz de arriero el jodío! Precoz nos salió el mangas.

Ya lo amenazaron con la expulsión, aunque saben que su reputación de patos aristocráticos no les permitiría dejar en la calle a un pobre huerfanito.

El patín, que fue abandonado en forma de huevo en el torno de la Academia y bautizado con el nombre del gran filósofo Pátonas, se hace llamar a sí mismo Crisipo y el Apóspata, y se escojona de sus maestros y sus patafísicas pajilleras.

Es un elemento y los patósofos estudian venderlo a una pareja de gansos virtuosos, matarían así dos patos de un tiro porque la Academia está económicamente muy afectada por la crisis. Y eso que faltan vocaciones y hay menos picos que alimentar.
.
Korvus Korax, El Negro. 
La cabra mecánica.   Caramelo.


P. D. El Capi del Teach y César Viriato, dos marinos, fueron los culpables de la deriva platónica de hoy, el uno porque me provocó con la historia de su padre sobre las gallinas siracusanas y los patos interactuantes, dando lugar a esta etiqueta, y el otro porque cuando en el último capítulo hablaba de gallináceas pidió anátidas. Va por ellos, pues.

Salud a todos

ramiro

domingo, 10 de febrero de 2013

Clotilde


Clotilde,  pensionista.


Clotilde

Nada más ver a la gallina la reconocí. Los huevos de aquella ave me habían alimentado varios años en una larga enfermedad. Se puede decir que la vi nacer del huevo y que, en toda su vida de ponedora, puso casi en exclusiva para mí. Yo padecía una intolerancia alimentaria que sólo excluía a los huevos de aquella gallina. Fue mi salvación.

Esa gallina tenía un nombre, y lo recordaba muy bien, apenas había transcurrido un año desde mi marcha de aquella casa. Se llamaba Clotilde. En realidad por el gallinero pasaron varias generaciones de Clotildes. Yo mismo había conocido a su madre, a su abuela y a su bisabuela, y ahora correteaban y cacareaban por el corral las nuevas generaciones de Clotildes, sus hijas y nietas.

Ella me miró algo desconfiada, como suelen hacer todas las gallináceas en los primeros momentos, pero enseguida se dio cuenta y se puso muy contenta. Ya le falla también la vista. Intentó salvar la valla del gallinero en un corto vuelo, pero está muy vieja y no tiene fuerzas. ¡A ver si me hacen caldo de una vez, esta reúma no me deja vivir!, suspiraba compungida.
¡No te preocupes, Clotilde, al final todos calvos y desplumaos!, la consolaba yo. Pero la verdad es que ya no tenía aquel salero de joven.
El viterinario dice que si tengo alto el colosterol, los trinosequé y soldadas dos vértebras de la rabadilla, junto al culo.
¡Mientras no duela!, dije un poco volandero, pero saltó rápido:

¡Ay, hijo, carezco de almorranas desde que puse el primer huevo!. Siempre decía carezco por padezco, era muy pueblerina.
¡Me acuerdo!, casi grité yo entusiasmado. Y era verdad, a esa escena asistí en directo mientras la gallina me miraba a los ojos como atontada, ida. Debe de ser un esfuerzo enorme dilatar un ojete tan estrechuco para que pase un volumen como ése, por muy oval y deslizante que sea. El caso es que pocas veces he comido un huevo tan rico, debió infundirle amor en el último momento a través de aquella mirada febril y como en éxtasis del primer part..., de la primera puesta.

La conocía desde que era una pollita recién salida del cascarón, y simpatizamos muy pronto, nada más que ella empezó a controlarme por el olor de los zapatos, porque esta gallina tenía un poco de estrabismo ya desde pequeña y reconocía a la gente por el olfato.
Después, entrenándose a mirar de medio lao, acabó por desarrollar una vista espeluznante (¡No sé quién fue el tonto que me dijo que este adjetivo quedaría bien aquí!, pero bueno, dejémoslo, ¿por dónde íbamos?...) Sí, yo le llevaba granos de trigo tiernos y golosinas de todo tipo y ella acabó por cogerme afición. Tanta, que sólo ponía cuando yo la miraba fijamente a los ojos, bueno, a los ojos no, al ojo, pues ya dije que era bizca.

Clotilde andaba detrás de mí como una faldera y tenía la mala costumbre de cacarear en cuanto me oía tirar un pedo. Disculpad la franqueza, pero en la época de mi intolerancia sufría auténticos ataques aerofágicos. Eran ventosidades sin olor, porque apenas si me alimentaba con el huevo que ponía Clotilde a diario, esto en sus mejores momentos (¿los de Clotilde o los de las flatulencias?: ambos), pero eran muy sonoras, y para colmo los cacareos de la gallina alertaban a la casa y ya todo el mundo sabía que había vuelto a pedorrear a discreción. ¡Y coño, una enfermedad es algo íntimo, no tiene porqué andar uno publicándolo con trompetería, que de eso me sobraba!.

Sin embargo, de no ser por ella yo no estaría hoy aquí contándoos esta historia. Hace mucho tiempo que dejó de poner, pero sus huevos no tenían parangón y eso no lo podré olvidar mientras viva.
Así se lo hice saber a la buena de Clotilde, que se emocionó toda. Después me miró de través con su ojo revirado, muy seria, alzó una pata ¡y se tiró un pedo!

Era la primera vez en la vida que escuchaba el cuezco de una gallina, ¡y no sonó a  Valladoliidddd,  sino a   PamplOna!

Nos echamos a reír y nos despedimos con lágrimas en los ojos, fue la última vez que la vi.

Puturrú de Fuá.  Pirulí Pirulá.


Korvus Korax,  Ο Μάυρος
 

P. D. Con un recuerdo especial para la Kurruka tomillera brañuelina, que hoy echó un nuevo espolón anual. ¡Que sea por muchos años y con salud, curru! Besos mil.
 
ra