viernes, 12 de septiembre de 2014

173


Después del guateque.


Salí a tirar la basura



con las notas de un piano en el oído, estaba escuchando jazz, swing, y salí al portal como Fred Astaire en un salón de baile del dorado Holywood. Las bolsas hacían el contrapeso de la pareja, de Ginger Rogers. En la puerta de la calle me encontré con un vecino que llegaba, militar retirado y persona muy estricta. Con la inercia del baile, hice un giro completo para no llevármelo por delante, rematando airosamente mi último paso, y me cuadré. Él, que se había apartado un poco a la defensiva, miró las bolsas, me miró la barba sin llegar a los ojos, se coló de rondón en el portal y no dijo esta boca es mía. Pensaría que perdía su compostura rebajándose a decir Buenas noches. No anda uno fino, camino de los cubos pensaba que tenía que haber dejado las bolsas en el suelo, haberlo agarrado por el talle y completar el baile bajando con él los escalones hasta la acera, en una dificilísima sucesión de pasos. Pero, por otra parte, no soy tan bueno bailando y el tipo está a años luz de Ginger...



Ginger Rogers y Fred Astaire.   Swing time.




Salud y felices pesadillas.


ra