viernes, 31 de enero de 2014

La trucha Nikoletta


Las casas del lago.
Pinturas en polvo al agua, sobre tela y tabla. Técnica mixta.
Ramiro Rodríguez Prada. 1998

Nikoletta


Fue en alguna de las sequías estivales de principios de los setenta, cuando estudiábamos uno de los últimos cursos del llamado entonces bachiller superior, entre los 15 y los 17 años.

Había sido un año lluvioso y el río bajaba con bastante agua los primeros días de aquel verano, pero ya a finales de julio comenzó a escasear, y en agosto el pantano que regula el caudal en la cabecera de la cuenca, dejó de abrir las compuertas con regularidad y en muy poco tiempo hubo un descenso visible del agua. En las corrientes empezaron a aparecer las partes superiores de las piedras más grandes y pronto el agua discurría apenas por un pedregal seco de cantos rodados, mayores y menores.

Fue también un buen verano de pesca. Íbamos casi a diario, normalmente de doce a tres de la tarde y solíamos volver con dos o tres truchas cogidas a mano, de entre doscientos gramos y medio kilo, con algunas excepciones a lo largo de la campaña que podían pasar del kilo. Tamaños más grandes son raros, limitados por las propias dimensiones del río. Creo que la mayor que sacó mi padre en su vida pesó cerca de cuatro kilos, kilo y medio más que la segunda en su marca personal. Yo me acerqué a esta segunda con una de dos y cuarto.

Cuando todavía el caudal permitía la comunicación entre pozos a través de las corrientes como la descrita, vimos, después del mediodía, una trucha en el centro del río que iba subiendo por una tablada, nadando majestuosamente a contracorriente, corriente suave en este caso. Es fácil calibrar el peso si antes has tenido otra parecida entre las manos y a aquella mi padre la tasó en algo más de dos kilos.
Las tabladas son esos zonas anchas, llanas y largas de los ríos, con una profundidad media que se mantiene en toda su extensión, donde el agua se embalsa un poco, circulando con lentitud. En el último tramo superior de ésta, había un pozo más profundo bajo las raíces de unos chopos, excavado por la corriente que bajaba del pozo anterior. Era un tramo largo de corriente, de unos 30 metros, donde se empezaban a ver más piedras que agua.

Ya llevábamos aquel día un par de truchinas, suficiente para justificar la afición, y era un poco tarde, pero una pieza como aquella es un tentación para cualquier pescador.
La trucha se quedó parada a la caída de la corriente, a la espera de algún bocado, la veíamos abrir la boca y las agallas, moviendo su cuerpo para contrarrestar la fuerza del agua.

Entramos en el río y nada más acercarnos nadó a esconderse en el pozo, bajo las raíces de los chopos de la orilla. Es prácticamente imposible pescar una trucha a mano en medio del agua, entre otras cosas porque te ve y son esquivas, no dejan que te acerques. Quedarse siempre al descubierto sería su mejor defensa contra este arte de pesca, pero tienen la costumbre de esconderse cuando se sienten amenazadas, y ésa es su perdición.

Cuando se meten entre algas, en un agujero o bajo una raíz, el pescador cuenta con la ventaja de no ser visto y con algo con lo que sujetar al animal, más escurridizo en su elemento que en tierra y, además, vivito y coleando.
Si la trucha no ha sufrido ningún susto, como un apretón de otro furtivo por ejemplo, se deja acariciar un poco y es más fácil llegar a las agallas. Pero si ya le ajustaron las clavijas, no permitirá que la toquen y al más mínimo contacto saldrá disparada, de hecho ya no buscará un escondite donde pueda quedar bloqueada o encajada y sin escapatoria. Se limitará a arrimarse un poco a las raíces para escapar rápido por aletas.

Y eso pasaba con Nikoletta, un nombre que le puso mi padre después de una semana de acoso. Durante esos días el caudal del río se iba acercando a sus mínimos. En dos ocasiones la trucha, después de varias horas de persecución de cembo en cembo de la orilla, y de alga en alga, había optado por nadar al pozo superior, mucho más profundo, remontando la corriente entre las piedras. Y varias veces salió del pozo a la tablada con el ruido sordo de un coletazo de su poderosa cola, como si un cocodrilo se revolviera entre las raíces.
Pero en la tablada no había profundidad ni, sobre todo, buenos escondrijos, las algas, las melenas del río, no eran tan densas como para ocultar del todo su cuerpazo. Así que, invariablemente, regresaba a la querencia de su pozo, donde se sentía más segura, y a su corriente, donde sin duda mejor se alimentaba.

El último día de aquella semana mi padre no pudo ir al río y fui solo, directo al encuentro con Nikoletta.
Enseguida la vi en su puesto, a la caída de lo que fue corriente. Y digo fue, porque ese día ya no se veía caer al pozo más que un par de regueros mínimos, la corriente era sólo un pedregal seco de treinta metros hasta el pozo superior.

En esas circunstancias la trucha no tenía escapatoria porque la fatiga acabaría por vencerla, ya había vivido más de una experiencia en ese sentido, bien es verdad que con truchas más pequeñas y menos experimentadas. Pero lo cierto es que un acoso continuado en un pozo sin salida, acaba por quebrar la resistencia del animal, que termina por arrimarse a cualquier sitio, agotado, incapaz de ofrecer oposición a la zarpa del insistente pescador. La ley del más fuerte.

Allí debí porfiar no menos de tres horas y la conseguí tocar varias veces, el agua del pozo estaba ya muy turbia y no podía verla cuando se me escapaba como un tiro de entre las manos. La última vez que la toqué, logré apretarla un poco contra el lecho del río y pude calibrar mejor su formidable musculatura. Pero escapó de nuevo, sentí el ruido entre mis piernas al zafarse con un coletazo.

Mirando desde el pozo con el agua por los sobacos, bajo los chopos de la otra orilla, no me lo podía creer y tardé en reaccionar: Nikoletta saltó sobre los grandes cantos rodados de aquel pedregal que no corriente y, a saltos, contorsiones y coletazos, comenzó a remontarlo. Veía brillar al sol las irisaciones de su cuerpo húmedo sorteando las piedras...
Salí detrás, corriendo descalzo entre los cantos. Pero me faltaron dos metros. La trucha llegó al pozo superior y en un instante la vi perderse como una centella en la profundidad.

Incluso allí, un pozo que tenía unos cuatro metros en sus partes más profundas y la mitad en tiempos de sequía, hubiera sido posible atraparla, para mi padre que buceaba a pulmón, no para mí.
Cuando le conté la aventura al paisano creo que me dio un buen consejo. Había que dejar libre a Nikoletta, se lo había ganado a puro huevo.

Para el predador adolescente que yo era, aquello significaba algo así como una renuncia, una versión del cuento de la zorra y las uvas. El autoengaño. Como no alcanzo a la parra me convenzo de que las uvas están verdes. Tardé en sacar una conclusión más provechosa para todos. Vive y deja vivir.


Ramiro Rodríguez Prada


La Polla Records.  En sin salida.



Salud y larga vida.

miércoles, 29 de enero de 2014

109


Toque de queda.
Llanera.  Asturias  2013.


Salí a tirar la basura



una tarde que pasaba en casa de los colegas. Quería comprar tabaco y con esa disculpa, porque en realidad lo que me reclamaba era el rito diario de los cubos, aproveché para bajar un par de bolsas; ellos agradecieron el detalle sin percatarse de la pequeña mentira piadosa. Los cubos los tenía enfrente del portal de mis amigos, pero nada más pisar la acera me pareció que algo extraño sucedía. El pueblo estaba vacío, como abandonado. Muchas puertas y ventanas cerradas, y vallas aislando los lugares donde había cubos de basura. Ni el sonido de un automóvil lejano que rompiera aquel silencio inquietante. Crucé la calle e iba a tirar las bolsas por encima de las vallas cuando empezó a sonar una alarma. Al fondo de la calle vi que, por otra lateral, entraba derrapando lo que parecía un vehículo militar con una ametralladora montada en la caja. Como venía en mi dirección y no me gustó un pelo todo aquello, corrí hasta la rampa de un aparcamiento y me metí justo cuando el jeep pasaba por delante a toda velocidad y disparaba un par de ráfagas de ametralladora que por fortuna no me alcanzaron. Al lado había una familia de orientales que también parecía ocultarse. Temblaban como cañas de bambú. Oí un frenazo tremendo y ruido de cacharrazo. Asomé el pico, aunque estaba total y absolutamente acojonado. Habían volcado treinta metros más abajo, en la confluencia de la siguiente calle. Salí corriendo de allí y al pasar por delante de unos cubos solté las bolsas, ¡todavía las llevaba conmigo! Llegué a mi casa ya de madrugada. Los periódicos de la mañana hablaban de que en Corea había estallado una guerra.



Eric Burdon & War.   Paint It Black (Live, 1970).




Salud y felices pesadillas


ra

lunes, 27 de enero de 2014

108


Kakolímano,  Mal puerto.   Petriés.
Eubea. Grecia 2011.


Salí a tirar la basura


dispuesto a todo y con un sí pintado en la frente. En pocas ocasiones salgo con ánimo tan abierto, la mayoría de las veces lo hago sin entusiasmo y vuelvo a casa con la misma penosa sensación, una mezcla de obligación de subalterno, rutina y aburrimiento. Lo más cercano a la negación es lo habitual. Pero ¿qué ocurre cuando estando abierto a todo, no pasa nada?. Que se frustran las expectativas contenidas en el primer enunciado. No estoy en Grecia, la calle está silenciosa, oscura y muerta, no se me aparece San Juan Nepomuceno, patrón de los bohemios, y para más recochineo olvidé el cigarrillo que había liado antes de salir. ¿Para qué tanto derroche de energía positiva?


Frédéric Chopin. Piano, Aldona Dvarionaite.   Prelude en Mi-Menor (op. 28 no. 4).




Salud y felices pesadillas.


ra

sábado, 25 de enero de 2014

Η Νίσυρος, Nísyros -2. Μανδράκι


Desde los balcones, cañizo sobre la terraza de los Aptos. Tres hermanos (Τρία αδέλφια)  
Al fondo la islita deshabitada de  Stroggyli. 
Puerto de  Mandraki.  Nisyros.  Grecia, agosto 2013. 

Mandráki 


Buenos días. El origen mítico de Nísyros fue la lucha entre los dioses Olímpicos y los Gigantes.
Πολυβώτης, Polivotis, uno de éstos, resultó vencido por el hermano de Zeus, Poseidón, que lo sepultó en el Egeo con una roca arrancada de Kos. Ese peñón formó la isla. ¡Carne de mi carne! El destino de Nisyros ha estado íntima e históricamente unido al de Kos, no sólo en la mitología, la cercanía se impone. Y ambas a Rodas, algo más lejos, pero centro y capital del archipiélago. Con griegos, romanos, bizantinos, latinos o turcos.

El volcán de Nísyros, el corazón indiscutible de la isla en todos los sentidos, lleva el nombre del gigante Polivotis, ¡precioso colofón del mito!

Mandraki es blanco inmaculado, típico egeo, pero relumbra especialmente en contraste con la vegetación espesa que lo rodea y la negrura de los acantilados.
Un paseo junto al mar recorre la longitud del pueblo hasta un gran farallón donde se alza la iglesia de la Panayía Spilianí (Vírgen de las Cuevas), y detrás los restos de la fortaleza de los Caballeros de Rodas y aun los de la Acrópolis de la antigua Πορφυρις, Porfiris, nombre con el que era conocida Nísyros por la abundancia de estas rocas volcánicas.

Paralelas al paseo, una serie de estrechas callejuelas atraviesan varias plazas, alguna con grandes árboles cuyas copas cubren la totalidad del cielo, o emparradas, siempre sombreadas, y plazuelas encantadoras mínimas y solitarias, hasta confluir en la base de la escalera que sube a Spilianí.

El pueblo es acogedor, además de guapo, sus gentes muy amables en el trato, y tiene algunas tabernas que nos dejaron en el paladar recuerdos más que gratos.

Spilianí.  Canto ortodoxo.


Άγιος Νικίτας.   Μανδράκι.  Νίσυρος.
Grecia, verano 2013.

Por consejo de Dimitris, el hombre que nos alquiló el coche, comimos en un restaurante de esa plaza de los grandes árboles; pedimos entre otras cosas un par de recetas grecoturcas, arroz pilaf con cordero, guisado con salsa y asado, y lo que nos dejó ya de entrada deudores de la cocinera: unas Anguinares a la polita (al estilo de Constantinopla), alcochofas con salsa de limón y eneldo, uno de los platos clásicos de los fogones griegos, ¡de chuparse los dedos!!!
La mejor cocina del viaje, sólo comparable a los productos del kipos, del huerto de Nikos en Cárpatos.

El postre, un queso local, Dopio, es parecido a los del resto del Dodecaneso, pero a nosotros nos supo mejor, no sé si por la bondad de los platos previos o por el vino, que tampoco estaba mal. En todo caso se trata de otro queso tosco de cabra, muy blanco, primitivo, seco y salado pero sabroso, como los que he descrito en otras entradas, semejante al Manouli de Cárpatos y al Mizitra curado de Creta.

Y las pitas, muy ricas también. El hombre, de unos 45 tacos, había emigrado a Nueva York pero volvió para montar este pequeño pitádiko enfrente de la minúscula playina central del pueblo, negra como el resto. Es un amante de la música y le gusta también mucho la española e hispana, la salsa. Contaba que algunos de sus colegas en New York eran hispanos y conocía varias palabras y frases castellanas.
Escuchando una versión del Tsivaéri, Joya, esa canción tradicional que se repite por toda Grecia, y más aún en el Dodecaneso, nos empezamos a enrollar. Su tío es músico y la versión era la de su prima, muy cercana a la que más nos gusta de ese tema, la de Domna Samiou, y ahí comenzó el trato.

El calor que hacía, el sabor de las yiros, la charleta y la buena música, invitaban a unas cervezas bien frías, y las servía heladas. Nos sacaba del congelador unos vasos altos de boca más ancha y... ¡aquello no tenía nombre! Todos sabéis a qué me refiero hablando de calor y de cerveza fría, que cada uno busque su ejemplo.

Hay varias pantopolíos, tiendas de todo, de recuerdos para los turistas y minisupermercados, alguna agencia de vehículos, y apartamentos y habitaciones para alquilar.

Yorgos Makriyiannis.  Susta Nisyrou.


Mandraki.  Tienda de fruta.
Nisyros.  Grecia, verano 2013.

En la frutería que vemos en la foto, donde comprábamos, nos fiaron porque no tenían cambio de diez euros. ¡Ése es el volumen del negocio!. Se arriesgaron a que no volviéramos, porque pocos turistas se quedan a dormir en la isla, la gran mayoría viene desde Cos por unas horas y a las cuatro de la tarde quedan sólo los del pueblo y los cuatro gatos foráneos del verano. Las tradicionales confianza y hospitalidad griegas.

Desperté muy pronto la primera mañana. Mientras me duchaba amaneció y al poco, como si de repente hubieran encendido una radio, comenzaron a cantar las cigarras, ¡la banda sonora de Grecia, y menuda intensidad! Enseguida empezó a calentar el sol.

Di la primera vuelta diurna por el puerto y el pueblo, a unos 500 metros de distancia y al regreso me topé con el panadero de Pali, la segunda localidad de la isla por tamaño e importancia.
Hay panadería en Mandraki y hacen buen pan, pero aproveché la oportunidad de pasar al lado del repartidor de Pali para comprar eliópsomo (pan con aceitunas negras), tirópita (hojaldre relleno de queso), spanakopita (de espinacas) y bugatsas (buñuelos grandes preñados de crema pastelera, tipo bomba), para el desayuno, todo calentín recién salido del horno, tierno y fragante. Del furgón abierto se escapaba un olor que mareaba de rico, eso fue lo que me atrajo hipnotizado. Algunas ventajas de madrugar.

¡Pensé que llevaba mucho pero se lo comieron todo!, y eso que los mayores desayunamos en la terraza del hotel frente al mar, con zumos, tostadas, mantequilla y mermelada de naranja hecha por ellos, riquísima. Desde las terracillas de los apartamentos se tiene la misma vista, de todos modos.

El espectáculo del mar con sus islas e islotes, y la actividad pequeña pero incesante del puerto, con veleros que entran y salen de continuo, el ferry que va o viene cada dos días, la llegada de los kaikes de turistas de Cos, el lío de autobuses que los esperan en el muelle para conducirlos a los tres destinos de la isla -el volcán y un par de pueblos típicos-, o la recepción de productos para el consumo de los habitantes, frutas y verduras, bebidas, carne, etc., hacen del esquinado Τρία αδέλφια, Tres hermanos, un lugar privilegiado para el entretenimiento y la observación tranquila.

Repito con el intérprete anterior, nacido en Constantinopla pero emigrado a Nisyros con su familia a finales del XVIII, apodado El nisirio, ahora con el instrumental de un zeibékiko de Aivalí (Asia Menor), grabado en Nueva York en 1918, antes de la Gran Catástrofe griega, cuando aún la Ciudad no se había perdido.
Ο Γιώργος Μακρυγιάνης  O Νισύριος.  Zeibékiko de Aivalí.


La publicidad artesanal del alquiler de coches.
Mandraki. Nísyros.  Grecia 2013.

El edificio de apartamentos, de dos plantas, está flanqueado por un alto cañaveral que sombrea y refresca el lugar, y detrás, pero pegado, sobresale el pórtico, la nave y la cúpula de Ayios (San) Nikitas, con ese colorido, esa blancura y esa limpieza que sólo en Grecia se da con tal deslumbrante intensidad. Santo nacido en Mandraki, por cierto, que al parecer fue martirizado por los turcos a principios del S. XVIII en Jíos, a la edad de 17 años. Es el patrón de la isla.

Y al otro lado de los hermanos hay una agencia familiar de alquiler de vehículos, coches y motos. El dueño acababa de llegar y estaba abriendo su oficina cuando me puse a fotografiar ese cartel publicitario artesanal. Es parlanchín como yo, le gusta nuestro país y no tardamos en ponernos de acuerdo en las condiciones, le alquilamos un pequeño utilitario.
Dimitris habla algunas palabras en castellano y una de sus hijas hizo el Erasmus en Santiago de Compostela. Admirador de Allende, nos saludaba siempre con el grito de guerra de los que no se rinden, ¡El pueblo unido/ jamás será vencido!

Despido este capítulo con una canción tradicional de boda, picardiosa, versión del inolvidable Nikos Papásoglu. El Perioli es también el Periboli, el jardín: ¿qué jardín será ése que tanto atrae a los enamorados y a todos enloquece?...

¡Mucha suerte para todos, especialmente para ese hijo que estas Navidades alumbraría la compañera del benjamín de los tres hermanos, el primogénito de la pareja!

Tradicional de Nísyros. Νίκος Παπάζογλου. Κατερίνα Παπαδοπουλου.  Το περιόλι. 



Salud y buen rumbo.

Ramiro Rodríguez Prada

viernes, 24 de enero de 2014

107


Somos inocentes


Salí a tirar la basura



y la arrojé con tal desprecio e indiferencia que yo mismo quedé asustado. No me lo llevaba la conciencia, si es que no me había deshecho ya de lo que me quedara de ella en alguna de estas salidas. Cuando estaba en lo alto de la escalera retrocedí, saqué las bolsas de nuevo y las volví a depositar en los cubos con mimo y respeto. Regresé pensando que cada día estaba más majara, pero la conciencia ni mu.



 Animación.  Duerme duerme, negrito.




Salud y felices pesadillas


ra

jueves, 23 de enero de 2014

Cardenal hipertenso


Por donde muere el purpurado.


 Hipertensión   ral, etc.



¡Dilatación!

Es una manera deficiente de manifestar la sexualidad, porque ésta tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación.

¡Déjate de hostias y relaja la boca, niño!

Se puede normalizar con tratamiento..., una deficiencia que tengo que corregir como pueda.

¡Tú chupa y calla, te lo dice un buen amigo!


Malevaje. Antonio Batrina.   No me quieras tanto (quiéreme mejor).

http://www.youtube.com/watch?v=ePfe_dmOoTo


Salud.

Mavropradakos

P. D. Última hora. Crónica rosa. Conexión chino-vaticana:

¡Ave María Purísima!

Según noticias oficiosas, el monseñor Nuncio del Banco Divino (BD) acusado de ratería en los cepillos, fraude, corrupción y lavado de dinero, negro y de todos los coloresblanqueaba también los capitales en fuga de los evasores chinos emparentados con la oligarquía del Partido en el poder. 

¡Amén!

Sor Pura Falsedad (Corresponsal en el Vaticano para la cadena  El Carmelo)

miércoles, 22 de enero de 2014

Η Νίσυρος, Nísyros


Mandraki  desde el puerto.  Detrás, en el ocaso, la isla de  Pergoussa.
Nisyros.  Grecia, agosto 2013.

Νίσυρος


Buenos días. Nísyros fue la gran sorpresa de este verano. No pudimos hacernos una idea de la isla cuando navegábamos hacia Rodas, el dos de agosto, porque salimos muy tarde de Kos y pasamos a las cuatro de la mañana.

En el puerto, un espigón de unos 60 metros de largo por 20 de ancho y un muelle de parecidas dimensiones formando con él ángulo recto, había sólo cuatro vehículos esperando al ferry y una docena de personas. Bajaron otros tantos. En el interior del espigón, durmiendo, el caique que hace excursiones alrededor de la isla y en el muelle tres veleros amarrados. Luces mortecinas.

Antes de que el Diágoras levantara por completo el pontón de carga, ya en marcha alejándose del atraque en la punta de la barra, virando para enfilar hacia Tilos, ¡no se veía un alma en el puertín!

Esa tranquilidad nos gustó, pero no sería hasta después de volver a Rodas desde Cárpatos cuando la mi morena cuadró por fin el resto del periplo y decidimos recalar un día y ver el volcán Polivotis, dado que contábamos además con la guía de una profesional, a quien interesaba la visita más que al resto.

La belleza de la isla hizo que nos quedáramos tres, tampoco nos atraía nada la idea de esperar el vuelo en Kos dos días. Puesto que el tráfago de kaikes entre Nísyros y Kos es abundante, dedicado al turismo masivo que invade la isla de diez a tres y media, no había ningún problema para regresar a Kos el mismo día que cogíamos el avión a Barcelona.

Pandelis Zalasinós.   Taxidi. Viaje.


Calleja de  Mandraki.
Nisyros.  Grecia, verano 2013.

He contado aquí que en este viaje sólo habíamos reservado desde Asturias la noche de llegada a Cos, y la primera de Cárpatos, que lo hicimos un día antes en Rodas. La de Cos no nos gustó, ¡no tenía ni la mitad de lo que publicitaba en Internet!, y la de Cárpatos fue un fiasco que nos tuvo en vilo hasta que la mujer que nos dejó tirados encontró acomodo en otro hotel.

A Nisyros llegamos, como a Kárpazos, sobre las dos de la mañana. Siguiendo nuestra costumbre, y fiados también en la información del responsable de la agencia de Rodas que nos vendió los pasajes, que dijo que siempre había gente esperando los ferris y ofreciendo hospedaje, no reservamos habitación. No obstante, la morena había visto por la red dos o tres hoteles en el mismo puerto que nos podían servir para una noche.

Lo cierto es que del Diágoras salimos, y embarcaron en él, aún menos viajeros que la primera vez que pasamos por la isla. Era a finales de mes, cuando ya empieza a descender el número de turistas, y en el muelle no había nadie buscando huéspedes. Un hombre con el que consultó la morena nos indicó el Tres hermanos, Tría adelfia, uno de los que ella había ojeado, a cien metros, en la esquina sur del muelle. Y allá nos fuimos mientras el Diágoras levaba anclas.

Casi no había luces, ni en el puerto de Mandraki, ni en el pueblo, ni en el hotel, en realidad apartamentos y estudios, aunque sí cuatro personas a oscuras en una terraza mirando al mar, bajo un cañizo. Ya no esperaban a nadie a esas horas, nos pareció un precio correcto y tuvieron que limpiar un estudio mientras echábamos un pito en la terraza. Nos quedamos dos noches más. Un rinconín afayaizu como decimos en Asturias, acogedor.

Violín, laúd y baile (No sé los nombres, lo siento).  Σούστα Νισύρου.  Susta de Nisyros.


Desde  Mandraki,  hacia el este:
A la izda. Gyali, en el centro  Kos,
 a la decha. el peñón de  Stroggyli.
Nisyros.  Grecia, 2013.

El perfil de la isla en la distancia es el de un cono volcánico surgiendo del mar, como alguno de los islotes que la rodean. Es la más pequeña de las que visitamos, circular, de unos ocho kilómetros de diámetro, poco más de 40 kilómetros cuadrados de superficie.

Su altura máxima es de 658 metros. No es demasiada, pero en una isla tan pequeña la impresión aérea es mucho mayor. Es más o menos la altura del sur de Rodas (pero ésta es más ancha), y unos doscientos metros más que la cumbre de Limnos, que nosotros consideramos de las islas llanas en comparación con otras. Pero esos doscientos metros de diferencia en una superficie tan escasa, aumentan extraordinariamente la sensación de altura.

Claro que para entonces ya veníamos de Cárpatos, que la dobla en altura y su anchura es parecida. Pero el recorrido que hicimos visitando los cuatro pueblos, es otro ejemplo de desniveles de vértigo, puesto que aquí no se queda uno en el plano de la carretera, elevado pero en la falda de los picos, como en Cárpatos, sino en lo más alto, donde cuelgan las casas sobre la gran caldera del volcán, origen geológico de la isla. Pero de eso hablaré en otro capítulo.

Mandraki, con el mismo nombre que el puerto viejo de Rodas, es la capital de Nísyros. Dicho así parecería que hablo de Constantinopla, capital del Imperio Bizantino. En realidad es un pueblín precioso que no llega a 680 habitantes, algo más de la mitad del total de la isla, mil y pocos.
Está repartido por una ladera pindia que termina en un agudo cabo y una franja angosta al borde de las rocas oscuras, la arena negra y los guijarros volcánicos ovalados y pulidos, también negros, que deben de haber empedrado con sus dibujos, a juego con los blancos, las calles de medio Dodecaneso, incluida la propia Nísyros, donde hay muchísimos para lo pequeña que es.

βιολι και τραγουδι ο Μιχαλις Χαζογλου και στο λαουτο ο Ευγενιος Καζαντης.
Tourna tourna. Tradicional.


Choklakia  en el paseo del puerto a  Mandraki.  Al fondo  Pergoussa  y  Gyali.
Grecia,  agosto  2013.

Choklakia es el nombre de esos cantos y el de una de las playas del pueblo, llena de ellos. Por extensión, se deben de llamar también así los mosaicos que componen. Me gusta mucho esa palabra, que me resuena con todo su poder onomatopéyico, como el sonido tan característico de las piedras cuando la ola entra en la playa y las mueve haciéndolas entrechocar...

He tenido que desdoblar este capítulo porque vuelvo a pasarme de extensión. Tenía previstos un par para Nísyros, pero no sé si no pasarán de cuatro.

Στο βιολί ο Χατζινικόλας και τραγουδάει η Πόπη Πάχου.  Γλυκό Χαράζει η Αυγή. 

http://www.youtube.com/watch?v=ljVJT-YogM8

Salud y buen rumbo

Barbarómiros

lunes, 20 de enero de 2014

106


No nos moverán



Salí a tirar la basura



enfermo, después de haber escuchado una de esas tertulias radiofónicas, nocturnas y democráticas, con las que nos regalan muchos tribuletes de primera línea de fuego, llámese ésta, radio pública o privada, pero siempre para nuestro bien espiritual y gozo estético. Participaban tres grandes patriotas, tres pesos pesados de la escena nacional: un político del partido gobernante, el obispo portavoz de la Conferencia Episcopal y un banquero triunfador hecho a si mismo. Debatían..., no, porque sus análisis sobre la situación estaban plenamente de acuerdo. También coincidían en las recetas para superar las dificultades, aunque cada uno arrimaba el ascua a su sardina particular, quizá para dar la impresión de que tenían opiniones diferentes. Peroraban con verbo florido sobre la marcha de la crisis actual y el hambre en el mundo. El político recetaba más agujeros al cinturón y confianza en los prohombres de la democracia, las únicas mentes capaces de aportar soluciones viables y cocinar raciones de subsistencia. El pueblo pasa hambre pero nunca se equivoca. Monseñor predicaba la caridad cristiana bien entendida, es decir, aquella que empieza por uno mismo, así como la conformidad con el designio divino y la frugalidad, condenando el materialismo rampante y el pecado capital de la gula en los hambrientos. El financiero, por su parte, hacía hincapié en la cultura del esfuerzo, de la que él era el mejor ejemplo, y recomendaba, hombre pragmático, abrir un banco de alimentos caducados que las empresas alimentarias asociadas a su entidad podían distribuir a precio de oferta. Y el periodista encontraba conformidad con todos ellos y resumía las intervenciones reforzando aquellos argumentos más débiles que se barajaban en la mesa del locutorio. A veces echa uno en falta las imágenes televisivas, el aspecto de los contertulios. Porque entonces los contrastes se acentúan: Es de todos conocida la afición del político a la buena mesa pagada con visa oro del partido, visa engordada con inyecciones mafiosas; el patriota pesará unos ciento treinta kilos; El curango ha empezado a engordar desde que ocupa su cargo y ya andará por el quintal; es joven y, off the record, tiene una cocinera que envidian todos los gourmets del reino, alcanzará los kilos del político en poco tiempo; El banquero es menos sibarita y lo mismo traga empanada de callos que tortilla de sesos, carece de escrúpulos pero no de apetito, que lo tiene voraz como cualquier carnívoro predador; es canijo y por eso su peso no llegará a los cien kilos, pero la mitad los tiene concentrados en la panza que le cuelga, que bien vale las mantecas de los otros gorrinos; Y el moderador, para completar el cuarteto de bombos, es de esos pachorros que parecen haber nacido en su poltrona mediática y le rebosan las carnes por delante, por detrás y por los lados de la silla; frisará las doce arrobas. Rumiando todo esto, cuando salí a la calle me daban arcadas. Eché a correr por no vomitar a la puerta del portal y logré hacerlo en el cubo de la basura orgánica. Al incorporarme oí una voz semejante a la del prelado que decía, ¡Dios se lo pague, hermano! Me parecía inverosímil que hubiera alguien en el cubo, pero aún así miré; por otra parte, no sería la primera vez que me encontraba con una sorpresa. Pero sólo se veían bolsas cerradas. La calle estaba desierta y silenciosa.


ΠLT.   Dios ya morrió.


http://www.youtube.com/watch?v=S9Rp_eM9DJY


Salud y felices pesadillas.


ra

sábado, 18 de enero de 2014

Mormones in love


Las Grecas.
Rodas, verano 2013.


Pillando cachito
(Muermones)


Sofi:

¡Juanito, Juanito, Juanito mío,
pedazo de cielo que Dios me dio!

Juancar:

¡Sofía, Sofía, Sofía mía
cachito de helena que Dios me dio,
te miro y te miro y al fin bendigo
bendigo la suerte de ser mormón!

Sofi:

Mi Juanito, mi pedazo de Juanito,
me preguntan por qué eres mi querer
y les digo porque tiene un pedacito
muy bonito que me da mucho placer

Juancar:

Sofía, Sofía, Sofía, tía,
el reino de Grecia ya se perdió
no tienes ni idea de la valía
que tiene la verga para un Borbón

Sofi:

A tu lado yo no sé lo que es pobreza
y el dinero yo lo gasto sin sentir
tú me tocas y yo pierdo la cabeza
y lo único que puedo es repetir...

A dúo, cogidos de las manos:

¡Cachito, cachito, cachito mío,
bichito bonito que Dios me dio,
te miro y remiro y al fin bendigo
bendigo la suerte de ser mormón!

Juancar:

Cachitooo...

Sofi:

 Juanito míooo,
¡ayyy pequeñitooo,

A dúo:

de mamá y de papá!

La laaa, la la la laaa
la la la la
la la la lá


De  Letrillas escangallás.  2013.
Ramiro


Consuelo Velázquez Torres. Nat King Cole.  Cachito mío.



Reflán viejo:

El amor es un bicho que cuando pica
no se encuentra remedio ni en la botica


Las Grecas.  Te estoy amando locamenti...



Salud

viernes, 17 de enero de 2014

105


Una limosnita por cariá


Salí a tirar la basura.



Junto a las escaleras, pero de pie en la acera, había un hombre. Dos segundos antes de pasar a su lado extendió la mano. No me lo esperaba y lo hizo tan de golpe que me asustó un poco, de hecho hice el ademán de protegerme con una bolsa. Le dije buenas noches tratando de aparentar el aplomo que un momento antes me había faltado, pero el paisano no contestó, aunque seguía con la mano extendida. Yo tenía las dos mías ocupadas y los cubos no estaban lejos, así que pensé dejar primero las bolsas y mirar después si guardaba alguna moneda en los bolsillos. Sólo llevaba una de veinte céntimos y otra de dos euros. Veinte céntimos me parecía algo poco y dos mucho, teniendo en cuenta que ni había respondido al saludo. Tal vez sea extranjero, pensé con cierto ánimo condescendiente y comprensivo, dispuesto a soltar la mosca. Al llegar a su altura, de vuelta, repitió el mismo gesto brusco. ¿No eres de aquí?, le pregunté depositando los dos euros en la palma de su mano. El tipo me miró, miró la moneda y con gesto preciso y rápido me la metió en el bolso de la chaqueta. No trabajo por menos de cinco, dijo con voz ronca y perfecto castellano. Marché dudando de que el encuentro fuera real y de si el tipo me había hecho proposiciones deshonestas. Eché un vistazo atrás y sólo vi cómo llevaba a rastras mi orgullo como una sábana vieja.



Los Delinqüentes.   Mis condiciones pajareras.




Salud y felices pesadillas


ra

miércoles, 15 de enero de 2014

Η Ρόδος, Rodas -5. Lindos.


Lindos.  Las bahías y la Acrópolis desde el pueblo viejo. 
 Abajo, derecha, desapareciendo, el teatro.  
Rodas. Grecia, verano 2013.

Λίνδος


Buenos días. Lindos, pese al crecimiento desmedido del número de turistas, por su historia, por la belleza de la costa y de la propia ciudad, o por el lugar privilegiado en que está emplazado, sigue conservando mucho del antiguo encanto del que hablan los viajeros.

Extiende su caserío en círculo alrededor de una bahía muy abrigada, por las faldas del otero rocoso en cuya cumbre, mirando al mar, se mantienen en pie los restos de la Acrópolis, muchos siglos después fortaleza de los Caballeros de Rodas, y por la ladera opuesta que cierra un valle empinado, donde se sitúa el pueblo viejo mirando al este. El conjunto es abigarrado y deslumbrante, la luz hace daño.

A sus espaldas, sobre las terrazas superiores del valle, agujereadas por cuevas con nidos de burros -las usan como corrales- y la carretera que lo va rodeando por el oeste y el norte, se alzan crestas rocosas que protegen aún más el lugar, con pequeños rebaños de cabras asomando.

El fondo del golfo es la playa central, una concha arenosa demasiado concurrida, y a un lado, arrimado en la esquina sur bajo la roca, el puerto.

Lindos tiene, además, otra bahía de parecidas dimensiones pegada a ésta, inmediatamente al norte, que comparte su misma apertura al mar, fondeo de algunos veleros, y otra al sur que es uno de los lugares más hermosos y coquetos de toda la costa este, una suerte de piscina marina natural bastante grande, con una estrecha salida al mar y una pequeña iglesia en su término sur, la del Apóstol San Pablo, que da nombre al pequeño golfo. Un lugar donde hoy se celebran eventos religiosos familiares y donde al llegar vimos una boda.

El telón de fondo son las islinas que salpican la costa y siempre ese azul marino o esmeralda que abruma. Y el cielo.

Σάββας Φλεβάρης, βιολί-τραγούδι.  Canción de boda y Susta.  Ρόδος. 


Bahía de Navarone,  al norte de la península de Kissós.
Lindos.  Rodas. Grecia, agosto 2013.

El santo de los gentiles recaló aquí rumbo a Jerusalén, por eso son frecuentes los topónimos y capillas a él consagradas. Griego culto y ciudadano romano, Pablo debió de ver las ventajas publicitarias futuras para el cristianismo si hacía escala en este rincón egeo de imperecedera belleza. Es broma, pero cuidadín.

Algo de su historia. Como Kamiros, fue una fundación minoica y después doria, próspera hasta la construcción de la ciudad de Rodas, empresa que acometieron en el S.V a. C., la Triarquía de ciudades que entonces dominaba la isla, Iálisos, Kamiros y la propia Lindos. Pero esta última nunca perdió del todo su importancia, como sucedió con Kamiros que fue abandonada, ni desapareció bajo los colosales complejos turísticos modernos, como Iálisos.
Homero atestigua la presencia de las tres ciudades rodias en la guerra de Troya, que es como haber participado en el acontecimiento fundacional mítico de la cultura griega y europea.

Así pues, Lindos siguió siendo una plaza fuerte para romanos y bizantinos, que continuaron fortificándola y embelleciéndola. Los Hospitalarios, y los otomanos más adelante. Con la llegada y extensión del cristianismo, a principios de la Edad Media, los templos paganos fueron progresivamente abandonados junto al culto de sus divinidades.

En el libro de Durrel sobre La Venus marina rodia, Lindos ocupa algunas de las páginas más encendidas, a través también de su recuerdo de Cleóbulo, uno de los Siete Sabios de Grecia en tiempos clásicos, que nació en Lindos y dirigió la ciudad en una de sus etapas más prósperas, el siglo anterior a la fundación de Rodas capital.
El inglés llama Villa Cleóbulo a la casa que habitó en la ciudad cuando compuso su libro, terminada la 2ª gran guerra, aunque la estancia del sabio en ese lugar es recreación fantástica, ni siquiera está claro que la capital existiera entonces.

Dos curiosidades que me interesan. El famoso relieve del trirreme rodio, esculpido sobre la roca en la base de la Acrópolis, se atribuye a Pizócritos, autor de la Victoria de Samotracia que custodia el Louvre.

Y la segunda. En época clásica Lindos tenía dos templos célebres, el de Atenea, cuyos restos todavía pueden verse en la Acrópolis, y el de Heracles con una pintura del cabrón de Parrasio, el más rico y famoso en su oficio del siglo V griego.
Si recordáis, este menda era el que torturaba a los prisioneros que Atenas repartía como botín de guerra entre los ciudadanos de primera clase, los caballeros (entre otras cosas porque aportaban caballos a las campañas, y las financiaban); los martirizaba para conseguir en sus modelos la expresión de dolor, y hasta agonía porque morían en las sesiones, que buscaba pintar.

Lo recogía el cordobés Marco Anneo Séneca de testimonios antiguos en sus Controversiae (X, 5). Ni los esclavos encargados de las torturas podían soportar aquello. La hiena los castigaba por no aplicarse a fondo, y hasta se permitía la humorada salvaje de reñir al torturado acusándolo de falta de verismo.
El escueto diálogo del viejo Séneca, puesto en boca de Parrásio y un anciano de Ólinzos que es martirizado hasta la muerte por el pintor, es suficientemente expresivo, brutal:

Anciano:   Parrahási, morior!   (¡Parrásio, me muero!)

Parrásio:   Sic tene!   (¡Quieto así!)


Calle de Lindos.
Rodas. Grecia, verano 2013.

Siempre creí que Los cañones de Navarone, esa película  de nuestra infancia que tanto nos gustó, se había rodado en la bahía de Navarino, en Pilos, al oeste del Peloponeso, en el Jónico, pero parece que fue en Rodas capital y en Lindos, con una bahía al sur que lleva ese nombre, Navarone. Y la historia del film recrea la campaña aliada del Dodecaneso durante la 2ª Guerra Mundial, en el Egeo, por supuesto. De eso ya no recordaba nada.
Hasta tal punto impresionó la belleza del lugar a Anthony Quinn, una de las estrellas del film, que compró una propiedad aquí.

Ya mencioné antes a los burros y he puesto esa foto donde descansan a la sombra. Son otra atracción para turistas urbanitas y algunos vagonetas. Pero también uno de los pocos medios de locomoción que se puede uno permitir en calles tan estrechas y empinadas, usados todavía por los lugareños para trabajos no estrictamente turísticos. Se pueden hacer pequeñas excursiones y subir en burro a la Acrópolis como si se ascendiera al Teide o al Machu Pichu..., yo no los probé.
Mientras veía a los burros de Lindos subiendo escaleras, recordé a la Minifalda, la burra de una tía de la mi morena, que subía hasta el primer piso de casa y asomaba la cabeza por el balcón.

Y hablando de estrecheces, eso es algo frecuente en toda Grecia y en especial en las islas. Los pueblos se apiñan y retuercen en un laberinto de calles, escaleras, subidas, bajadas, pasajes... . Otro capítulo debería dedicarlo a los únicos vehículos a motor, aparte de las motos, capaces de pasar por esas callejuelas, las motocarros de juguete, tan estrechas como la panza de un burro. Tengo fotografias de unas cuantas, de Rodas, Kárpatos o Nisyros.

El pueblo viejo atrae él solo más visitas que el resto de las maravillas de Lindos, si exceptuamos quizá la playa, que nosotros tampoco estrenamos. Y eso que hay que dejar el coche un kilómetro antes y bajar al descubierto con un sol inclemente. Después las calles son frescas y están llenas de sombra, con pequeñas plazuelas cubiertas de emparrados y flores.

Σάββας Φλεβάρης.  Πάρε Μαριό την ρόκκα σου.


Escalón.  Lindos.
Rodas. Grecia, 2013.

La arquitectura popular se impone, inmaculadamente blanca, pero hay testigos arquitectónicos de las épocas y pueblos que la ocuparon, sobresaliendo por su belleza y buena conservación las casas medievales, más un conjunto de iglesias y capillas bizantinas. La ruinosa de San Juan, del S. XIII, en la Acrópolis, fue construida sobre los restos de una nave del VI, que sería la más antigua datada tras el abandono de los santuarios paganos.

Los suelos empedrados y decorados con pequeños cantos rodados blancos y negros, en menos ocasiones marrón claro o rosados, formando grecas, motivos florales, faunísticos y mitológicos, se repiten por todo el Archipiélago, Kos, Nisyros..., pero la ciudad vieja de Rodas se lleva la palma, no tanto por su belleza como por su abundancia.
Por lo demás, Lindos es como cualquier pueblo muy turístico, lleno de gente, de mercancías en las calles, tabernas y tiendas de recuerdos por todas partes. Es el otro peaje que se paga si antes se alquiló un burro.
Lo ideal sería visitarlo en primavera o finales de otoño, pero...

Con vídeos como el siguiente para qué necesitamos ya fotografías y, aunque quizá no tan interesantes, hay cientos de ellos. Lindos, el sueño, la perla del Egeo, dice el autor. Sin duda, si no la única, una de ellas.

Lindos.  Il sogno.



Salud y felices sueños.

Barbarómiros.

lunes, 13 de enero de 2014

104


Yo no fui


Salí a tirar la basura



de dos días, poca cosa. Hoy tocaba plástico pero, por razones desconocidas, sólo estaban en la acera los cubos de la orgánica. No sabía qué hacer con la bolsa y no tenía ganas de caminar, tampoco quería volver a casa con ella. La idea de echarla con la orgánica no me gustaba, ya me había molestado yo en separarla. Junto a la parada del bus cercana hay una papelera y colgué la bolsa en ella, pensando que tal vez los barrenderos la recogieran esa misma noche, como he visto que hacen en ocasiones. Iba a entrar ya en el portal, cuando oí que llegaba el camión de la basura y esperé. Vaciaron los cubos de la orgánica y el último operario silbó al conductor para que arrancara, al tiempo que descolgaba la bolsa de la papelera. Se subió a la carrera en el montante trasero del vehículo y echó mi bolsa con el resto de la basura. Me encogí de hombros, ¡la conciencia al hoyo!.



Heredeiros da Crus.   Frenazu nel calzonciellu.


http://www.youtube.com/watch?v=-8mlsFz0FnY


Salud y felices pesadillas


ra

domingo, 12 de enero de 2014

Blanca Esteve -3


Ilustración de  Blanca Esteve  (2006),  para el  Éxitus  de  Psilicosis. 

Margarita se va con Jorge
(Cruce de cables)


¡Eres un estúpido si pensabas que te ibas a ir de rositas, Federico! Espié cada uno de tus pasos, conozco a esa rubia falsa, esa Virginia blanquita que escondes en el hotelucho de tus amigos. Hubiera perdonado la traición, el engaño, la vergüenza, pero no te llevarás la pasta, ese golpe fue mío, yo lo planeé, yo puse los medios y encandilé a esa mala bestia hasta conseguir la combinación, yo lo retuve a mi lado mientras tú y tus colegas vaciabais su caja fuerte. ¡No disfrutarás de mi dinero en brazos de esa zorra con cara de mosquita muerta!


Fusión en negro,  de  Raúl Castañón  e ilustración de  Blanca Esteve.
Páginas 16-17 del Éxitus. Psilicosis 2008.

Dejaré de trabajar en el cabaret de Samuel, ese macarra de altos vuelos y baja estofa al que desplumamos, he conocido a un hombre grande de verdad, como un oso, no un chiflaybaila como tú, que ni chicha ni limoná, más escurrío que el rabo un calamar. Nos iremos juntos de esta ciudad de mierda, a Brasil, a cualquier lugar exótico. Él sabe coger mi cintura y estrecharme en su pecho, él me protegerá, y no me importa que no sepa bailar, ya le enseñaré. Además, ¿sabes lo que te digo?, que ya estoy harta de bailes, que si pasín paquí que si pasín pallá, y tiki-tiki, tikitiki..., ¡eres un cansino, Federico, y te voy a matar como me llamo Margarita!

Ramiro Cansino

Elvis Presley.  Bossa Nova Baby.  Rita Hayworth y Fred Astaire.



Detalle del revólver de Rita.
 Blanca Esteve.  2006.


Blanca Esteve -3


Buenos días. El dibujo de Blanca Esteve, a quien aprovecho para enviar otro abrazo, acompañaba un relato negro de Raúl Castañón del Río. Estuve a punto de ponerlo porque no era tan largo como pensaba, pero veo que se puede leer ampliando la foto y había prometido escribir algo nuevo.

Fue pensada como ilustración de la historia de Raúl, Fusión en negro. Ahora invertí el proceso y es el texto el que ilustra el dibujo. No estoy muy contento de ese viraje al humor, ni tengo práctica en el género, pero como intento ya me vale.

El trabajo, como también le decía a Blanca en una misiva, tal vez sea más contundente que los otros dos que ilustraban textos en Psilicosis, 
El faro:  http://wwwpsilicosisblogspotcom.blogspot.com.es/2013/10/blanca-esteve.html

y El suicida:  http://wwwpsilicosisblogspotcom.blogspot.com.es/2013/10/blanca-esteve-2.html

Sobre todo visualmente, por su plasticidad, por ese negro masivo que seduce al ojo resaltando la figura en blanco. También por la calidad del dibujo, por supuesto, desde la línea a la sombra o el plano. Y no podemos obviar a la figura, el personaje, seductor y dramático, elegante, lo identifiquemos o no con Marga-Rita-Gilda.

Rita, como el sombrero de Buster Keaton en El suicida, es un icono cinematográfico que Blanca recrea con maestría, no obstante ya señalé, en el 2º capítulo dedicado a ella, las razones por las que el dibujo del suicida era y sigue siendo el que más me emociona.


Billie Holiday.  Gloomy Sunday.



Salut y molts petons!

Ramiro Rodríguez Prada

sábado, 11 de enero de 2014

Η Ρόδος, Rodas -4. Una vuelta a la isla.


Makri detrás  Alimia  y al fondo  Halki,  desde el castillo de  Kritinía.
Skala Kamirou.  Rodas, verano  2013.

Periplo rodio


Buenos días. Para un recorrido más completo por Rodas, que es la isla más grande del Dodecaneso, se necesitarían dos o tres días de alquiler de coche, pero nosotros sólo íbamos a estar unos tres días a la ida y otros tantos al regreso, y los alquileres son caros. Por otra parte nos interesaba más vivir un poco la ciudad sin las prisas de una visita rápida, así que alquilamos un pequeño utilitario para una jornada. La verdad es que aprovechamos bien ese día.

Tenía muy presente el periplo de Durrell y sus amigos, una primera parte cercana a la capital caminando y el resto en coche, por lo que en los años cuarenta, inmediatamente después del fin de la Segunda Guerra Mundial, eran caminos de tierra, pero casi con el mismo trazado que en la actualidad. Tuvimos que renunciar a varias de esas visitas o las hicimos rápido.
Ya no es aquella isla y Iálisos, por ejemplo, es un conglomerado de hoteles, apartamentos, restaurantes y el resto de infraestructuras turísticas, donde han desaparecido o se han ocultado totalmente los rastros que quedaban de la Rodas prebélica.

Sin embargo, como ocurre en todas las islas griegas, basta alejarse unos kilómetros de la línea costera, llana en su mayor parte y sobre todo la de poniente, para encontrarse con la Grecia rural, y eso que Rodas está bastante poblada, unos 50.000 habitantes, si bien es cierto que la gran mayoría concentrados en la capital y su entorno inmediato.

Es montañosa y arbolada,  sobre todo pinos y cipreses, desde Moní Filérimos y el monte Smith en el norte, de los que tanto habló Larry, mirando a los puertos sobre la misma ciudad o a la costa opuesta, de Iálisos, hasta la cumbre de la isla, el Ataviros, de 1.216 metros, encima del pueblo de Embona, hacia la mitad de la isla no lejos de la costa oeste. Más al sur el interior sigue siendo abrupto, aunque la altura máxima no llega a los 600 metros ya cerca de Kataviá, en el extremo meridional.

Πεταλούδες,  Mariposas.
Rodas, agosto  2013.

Un lugar que en tiempos de Durrell no estaba abierto al público era el Valle de las Mariposas (Petaludes), a los pies del monte Stavrós, en la actualidad una de las atracciones de la isla que ha desplazado en las preferencias del turista a la mayoría de los restos arqueológicos clásicos. Es un valle estrecho y profundo de unos 5-6 kilómetros de largo, fresco, con una vegetación muy densa e intrincada y un torrente que baja encajonado entre rocas, con saltos de agua, pequeñas ensenadas y pozos cristalinos, donde se reúnen por cientos de miles las mariposas de la especie Artia atigrada de Jersey, buscando al parecer la resina de un árbol que también se usa como incienso.

Lo recorrimos a primera hora de la mañana y fue muy agradable, aún había poca gente y sólo ya a media bajada nos cruzamos con la masa de turistas que descargan los autobuses en los varios amplios aparcamientos de la zona. Fueron dos horas y lo hicimos despacio porque las pendientes se las traen y eso que lo facilitan con un sendero a medias escalonado, puentines, bancos para descansar de tanto en tanto, y una baranda de madera donde ir ayudándose. Para afogaos como yo, perfecto.

Y en lo alto el monasterio de Kalopetra. Tomamos un zumo de naranja natural y bajamos. ¡Llevad agua!, eso no debe faltar en cualquier paseo por Grecia, especialmente si se viaja con niños, y esta excursión es sobre todo cosa de familias con chavales, aunque no es de las peores porque por lo menos no machaca el sol.

Pasamos después por Kalavarda y las ruinas de Kamiros, con restos de una ciudad doria del siglo V a. C., bien conservados, con un templo, una cisterna que al parecer proporcionaba agua a unas dos mil personas, lo que da idea de su tamaño para la época, baños públicos y un altar consagrado a Helios, la antigua deidad solar rodia.

Mystery Tour in the Middel Ages. 6º Festival Medieval de Rodas.
 Immediate.  Trailerhead.

http://www.youtube.com/watch?v=-4HdQ37C29Y

Skala Kamirou. La taberna de  Gideón. 
Rodas, verano  2013.

Y de ahí a Skala Kamirou, el único puerto, con el de Fanes, con entidad y solera de toda la costa oeste, llana como dije, de escaso calado y sin abrigos para los barcos. El puerto era conocido ya en épocas clásicas puesto que el primitivo era también dorio. Tampoco es gran cosa, pero está protegido por el farallón del cabo Kobiá, sobre uno de cuyos oteros se levanta el castillo de Kriniá, de las fortalezas más importantes de los Caballeros de Rodas en la isla.

Llegamos al medio día y aprovechamos para tomar unas cervezas y picar algo en el más apartado de los tres restaurantes del puertín pesquero. De aquí parten caiques a la cercana isla de Jalki, que se toca con los ojos a pocas millas, rodeada de islotes, y preguntamos al patrón por precios y horarios. Estaba incluso dispuesto a llevarnos a nosotros solos con coche y todo por no mucho dinero. El negocio no marcha bien, eran los primeros días de agosto y la actividad mínima, entre los tres tabernas no creo que hubiera más de cincuenta personas, y de paso, contando a los trabajadores naturales y a los pocos marineros del puerto.
Saltar a Jalki, aunque nos devolvieran a Rodas por la tarde, suponía perder la visita a lo que nos faltaba de la isla, que era mucho, en particular Lindos. La oferta fue tan tentadora que a punto estuvimos de aceptarla. Pero vale la pena el lugar, es un rincón pacífico donde descansar un rato a la sombra.

Y nos interesaba también el lugar porque aquí se produjo el encuentro entre Durrell, su amigo Gideón y el grecoamericano que se atrevió a insultar a  Grecia, su país de origen, esperando una connivencia de los extranjeros que no se produjo, puesto que Gideón lo humilló llamándole "estúpido hijo de perra", en una perfecta imitación del acento neoyorquino.
Por Jalki pasaríamos rumbo a Cárpatos y en el regreso a Rodas. Pero el espectáculo de esas islinas, Makri, Drosonisi, Atrakusa, Stróggilo, Alimia..., rodeadas por el azul, desde el castillo franco de Kriniá, es majestuoso.

Casi sin gasolina, porque no hay estación hasta Árniza, pasamos por el típico pueblín de Monólizos, otro punto interesante en la ruta, tanto para Durrell como para quienes nos informaron, que sin embargo nos defraudó por la parte gástrica: entramos a comer en dos restaurantes llenos de rubios, descaradamente para turistas con pasta, interiores, desangelados, caros y encima convencionales, ¡y las cartas en inglés, alemán y francés, el griego no aparecía por ninguna parte! Mos levantamos y mos fuimos.

La cruz de la moneda.
Rodas, verano  2013.

Bajamos hasta Árniza prácticamente en punto muerto para ahorrar combustible. Está situado en una amplia llanura costera y comimos allí como reyes del mambo, en un asador griego popular al aire libre en la misma plaza, tranquila y sombreada, bajo los emparrados y las buganvilias, ¡siempre Grecia!...

Por la tarde pasamos a la costa este, atravesando una zona calcinada como un paisaje de guerra, que había sido arrasada días antes por el fuego, extraño no tropezarse con desastres así cada verano.
Todo el golfo de Yenadi, en la parte oriental, es bastante llano, abierto y ventoso, lugar apropiado para los deportes de vela. El azul del mar va ganando luminosidad hacia el norte, hasta Lardos y las playas y calas previas a Lindos, donde el esmeralda es ya escandaloso.

Tenía previsto un solo capítulo para este periplo rodio, pero todavía me falta Lindos, que sólo por su belleza ya merece un capítulo en exclusiva. Y además tengo muchas imágenes del lugar, de modo que me quedo aquí. Por otra parte ya alcancé el tamaño habitual de las entradas de este tipo.

Tercer Festival Antinuclear de Rodas.
Carlos Puebla. Bossanova Band.  Hasta siempre comandante.

http://www.youtube.com/watch?v=aWqdhuHAOfU

Salud y buen rumbo.

Barbarómiros


P. D.  Para Cristinita de Bogbón:

Chavela Vargas.   Quisiera amarte menos.

http://www.youtube.com/watch?v=-0Ck3SXspWc

¡Chis-pón!!

Acojonante, esperpéntico, ¡hgjghdogniefhij45j67fjkklñvfgjil!!!!..., ¡A mí don Ramón!!!!

Aaaay!...