viernes, 1 de febrero de 2013

Succión/Reacción


Amanita muscaria  recién salida de la volva
León,  noviembre 2012

¿Era la seta estetal o era la teta estatal?
Travaluengas


De pequeño, jugando al fútbol, ya chupaba, aunque después de juvenil lo que más chupó fue banquillo, y eso que su padre tenía mando en plaza y al entrenador no le quedaba más remedio que ponerlo alguna vez, pero tenía menos estilo que Franco vestido de merengue. Rouco ya luciría más pinta de zaguero correoso. ¿Y de culé, qué me dices, parlando catalá y con barretina roja!

Como vio que no había futuro para él en el estrellato balompédico, se aplicó al teto paterno durante su desarrollo como chupóptero profesional, carrera muy exigente, de altos vuelos y mareantes trepadas pisando calvas y orejas de otros mamones de la misma escuela. Licenciarse en mamadas y mamoneos no está al alcance de cualquier bocabierta o Fela Kuti de tres al cuarto.

Se casó con una teutona tetuda que tenía bien forrado el sobaco de euros con la efigie de la Merkel disfrazada de Juan XXIII, el papa bueno, ¿o era el papo?, pero tiraba de otros pezones aún más sustanciosos. Por ejemplo, las tetas del estado habría que calificarlas de ubres por la abundancia de su caudal y la impunidad con la que se podía succionar todo la substancia de la vaca pública hasta dejarla en los purititos huesos.  

Fue de la empresa a la política y viceversa, pasando temporadas de vacaciones en la dacha del sindicato, en línea directa y primera clase, de un teto al otro, a velocidades supersónicas en ocasiones, no sólo por los vuelos intercontinentales, vía transferencia pero en espíritu impuro, de los lácteos extraídos, convertidos ya en queso exportable a cualquier paraíso fiscal de fromage gourmets, secreciones rancias de glándulas mamarias, que diría Marvin Harris, en este caso frescas frescas y ordeñadas por la cara, a cuatro manos mejor, decía que fue a velocidades increíbles de una fuente a la otra, también, cambiando de imagen, de siglas, de corriente, de polzrona, de pezón, de nombre fiscal y hasta de apellido, pero sin soltar nunca la teta estetal y cual, y varias privadas.

En fin, son una plaga estas fijaciones orales, porque una vez enchufados los candidatos a la corriente continua ya no hay manera de despegarlos de allí hasta que las espichan. Y en caso extremo de destete no hay poblema, porque la provisión que ya almacenaron no tienen que devolverla, sólo la regurgitan para sus rapaces, quiere decirse aves rapaces, la segunda generación del mamón clásico. Tienen para rumiar el bolo toda su vida y para sus descendientes, aprendices de mamones en la infancia, buitres en la madurez.

Indivia Con Formaggio, apicultora, turuta.
(Los Abruzzos de Extremadoura. Espein, ¿ein, que era Espain?) 

Os Resentidos.   Succión.


¡Salute!