domingo, 8 de julio de 2012

El día después


Desmantelamiento y plegado.

Buenos días. Pasó el día de San Fermín y puedo decir que cumplí un añito, lo que por lo menos me reconcilia conmigo mismo, ya que ese plazo era el objetivo que me había marcado como límite en un principio. Me reconcilia porque llevaba años sin dedicar tanto tiempo seguido en exclusiva a la escritura y también me satisface el resultado.

No pretendía hacer hoy balance, es un post de transición éste, como la resaca del día siguiente a una fiesta en el que no nos apetece mucho abrir la boca y para hablar musitamos, tenemos la cabeza floja y pocas ganas de pensar, algo así.
El balance quisiera hacerlo después del verano, cuando hayan concluido algunos planes que ya se han puesto en marcha. Voy a tener muy poco tiempo y no sé cómo me organizaré, si puedo os lo iré contando sobre la marcha que suele ser como me llegan también a mí los acontecimientos y como procedí hasta ahora. Seguro que ya os tengo aburrido con el reiterado anuncio de estos cambios. Pero bueno, alguno ya lo habéis podido ver esta primera semana de julio, como la nueva etiqueta.

Sólo después de que pasan unos días me doy cuenta de la existencia de algunas líneas de fuerza o vericuetos por donde me he metido. No hay planificación apenas, aparte de la que determinan las etiquetas y los temas que en ellas se tratan, que ya es bastante plan, pero después el desarrollo de eso es, en apariencia por lo menos, caótico. La actualidad se introduce también a menudo arrasando, las visitas a o de las currucas pardas o don Ramón Mª.
Y al final, ya digo, resulta que había un orden más o menos legible, quizá el del caos, pero con cierto sentido. Sospecho que no somos tan libres o ácratas como nos creemos.

Os decía anteayer que reduciré las entradas por falta de tiempo, pero también porque quiero volver a pintar y hay todavía obras pendientes en la casa que tal vez me obliguen a mudarme al michinal aquel del cuento,  El pintor. Pero aunque deba limitarme dudo que lo deje del todo porque me gustó.

La parte más sugestiva y que mejor sabor de boca me ha dejado, además de la satisfacción del trabajo, es la colaboración de todos vosotros como lectores y el cariño que me han demostrado los que me siguen y comentan aquí, sin ellos, que ya son amigos si no lo eran, posiblemente hubiera abandonado en alguno de esos bajones que suelo colocar aquí en Perdío.
Demasiados bajones en un curso me parecen esos, ya me he confesado varias veces un poco quejón. ¡Y eso que traté de evitar esa etiqueta en muchas ocasiones optando por otras más centradas.

Pero eso incumbe de nuevo al balance y ya dije que no es el momento ni el día. Y es que además debo dejarlo por razones de fuerza mayor. ¡Tengo que salir a tirar la basura antes de que pase el camión!

Grabado en Londres (1982), Vladimir Horowitz interpreta  Sonata en A Flat Major K 127, Sonata en F Minor K 466 y Sonata en F Minor K184, de Domenico Scarlatti.




Salud y buen rumbo.

 
Ra.