viernes, 4 de abril de 2014

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Esperando la grúa


Salí a tirar la basura. 



Dos coches deportivos de alta cilindrada estaban arrimados a la parada del autobús. Sus jóvenes dueños parecían discutir mirando un papel sobre el capó del primero. Es una escena frecuente porque hay una rotonda en la plaza de más abajo, donde se producen encontronazos cada dos por tres. Son de poca monta y es raro que haya heridos: golpes traseros y laterales a escasa velocidad por cambiar de carril indebidamente sin respetar la preferencia. Suelen parar aquí para rellenar el parte de accidente. Dos chicas, aún más jóvenes, secundaban a los chavales. Ellas no intervenían, con pantaloncitos cortos, chaquetitas cortas y tacones kilométricos, permanecían tiesas con los brazos cruzados, con pinta de estar pasando más frío que monas en una frigider. Al cruzar a su lado cerca de los cubos, uno de los conductores me interpeló, ¡Oye, tienes un bolígrafo!?. Debería haberle dicho que no, y no por el tratamiento de tú, que suelo preferir, aunque por edad pudiera ser mi hijo, sino por la falta de educación mínima para dirigirse a una persona a quien se va a pedir algo. Qué menos que empezar con un Hola, un Buenas noches o un Por favor. Y, además, me joden los pijos con coches pijos. Pero soy un poco automático en estas cosas y le dije que sí alargándole el boli. Son armas que carga el diablo, o cargadas de futuro, si preferís, pero en manos inexpertas de melones como éstos, poco más que un canuto de plástico con tinta. Tiré mis bolsas y volví. Las rapazas me abrieron paso y los mozalbetes levantaron las cabezas. ¿Vais a tardar mucho?, porque vivo aquí al lado... ¿Tú sabes cómo se rellena esto?, me suelta el segundo chauffeur, voy a llamarlo asín porque se salía de pijo. No soy ningún manitas con los papeles, de hecho se me dan muy mal, pero no hacía tanto que había recibido un golpe por detrás y estaba al cabo del asunto. Los datos de conductores y vehículos, el lugar y la hora del accidente, etc., con lentitud, pero los cubrieron. Volví a formular mi pregunta y añadí, Podéis llamar al timbre y salgo a buscar el bolígrafo, vivo en el entresuelo. Ni caso. Se habían vuelto a enzarzar por la redacción del modo en que se produjo el topetazo. Las chicas se apartaban un poco cuando subían el volumen, sin descruzar los brazos, congeladas. La verdad es que la noche parecía de enero. ¡Yo me tengo que ir!, anuncié. El primer pelanas volvió a la carga en el mismo tono que había empleado la primera vez, sin hacerme ni puto caso. ¿Cómo se hace esto del croquis del accidente, tío?, me dice riendo y cogiéndome por el brazo. ¡Trae acá el boli! Esperad un momentín que sale ahora mi hijo con un rotring y os lo dibuja, que se le da muy bien. No dijeron nada. Ni me dieron las gracias, siguieron discutiendo cada uno con su versión. Nadie me deseó buenas noches, yo tampoco a ellos. ¡Que se jodan, mamones!



El Chivi.    Jota de la perra parda.




Salud y felices pesadillas


ra


P. D. ¡Gracias Ana G.! Conocía tu sonrisa del blog de tu tocaya Capsir. Ya empezaba a pensar que el ventidó era mi número... ¡Salud y unos besos!. Ramiro.