miércoles, 7 de agosto de 2013

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Asturias, 2012.


Salí a tirar la basura,



los cubos ya estaban apilados lo que indicaba que había vuelto a pasar el camión, así que me encaminé hacia el famoso punto limpio que tanto me desagrada. Pero hacía calor y pensé que refrescaría con el paseo. Llegue sin contratiempos y vi con incredulidad que el Ayuntamiento había colocado una bombilla sobre el lugar. ¡Ya era hora!, me dije. No era de mucho voltaje, pero por lo menos permitía ver los colores y las bocas de los contenedores. Me disponía a depositar mis bolsas, cuando me percaté de que se me habían olvidado. ¡Bueno!, pensé, ¡Ya que estoy aquí y tengo luz, exploraré un poco! De alguna manera rememoraba mis años de estudiante, cuando controlábamos las basuras por si encontrábamos algo que nos pudiera servir para amueblar nuestro desnudo piso proletario. Es una manía de la que cuesta desprenderse. El caso es que junto a uno de los contenedores, en un rincón oscuro, había una sillita de madera con la pintura algo estropeada. No lo dudé, nada más verla me pareció una maravilla: esbelta y firme, diminuta,como si estuviera pensada para el culo de un adolescente muy delgado, con un pequeño respaldo ergonómico que a mí me ceñía la espalda un poco por encima de los riñones cuando la probé... . Sobre ella habían dejado también una bolsa de plástico llena de libros, como si les hubiera dado pena tirarlos al contenedor del papel, aunque la mayoría eran muy malos. Cogí sólo El concierto de San Ovidio, de Buero, en una edición barata, y La metamorfosis, de Kafka, que eran los únicos títulos interesantes; aunque ya los tenía, me parecía un crimen dejarlos allí expuestos a los efluvios perniciosos de la mierda pública. Cuando llegué a casa todavía estaban levantados, seguía el calor. Me echaron la bronca: ¡En lugar de tirar la basura la traes, ya tenemos bastantes trastos! A nadie le pareció guapa la sillina. La he pintado y quedó preciosa. No quiero humillarlos, pero la silla es un diseño de un ingeniero de fama mundial. He sabido que me darían no menos de 800 euros por ella y si está en buenas condiciones hasta 1500, y ésta lo está. Pero no pienso venderla, ¡estoy encantado y mis riñones me lo agradecen todos los días. O estamos ciegos o locos o ambas cosas.



Big Band Voodoo Daddy.    Calloway Boogie.





Salud y felices pesadillas


ra