sábado, 7 de septiembre de 2013

77


El drama está servido


Salí a tirar la basura


El portal estaba a oscuras, no se veía nada, había quedado un poco deslumbrado por la luz del vestíbulo de casa y las sombras parecían más densas que de costumbre. Supongo que las pupilas tardaron varios segundos en adaptarse a tanta oscuridad, porque tardé en distinguir algo en el rincón donde están los buzones, la zona más oscura. Una sombra informe avanzó hacia mí. Antes de reaccionar sentí una descarga de adrenalina en todo el cuerpo, noté cómo se erizaba la raíz del cabello. El primer gesto instintivo fue de protección: puse las bolsas delante, de parapeto. Pero la sombra ya estaba a mi altura. Un poco espantado, dije, ¡Hola!, casi como una segunda barrera defensiva frente a lo desconocido, ésta sonora. Al ver que se me echaba encima di un paso atrás y oí la voz del bulto que me contestaba, ¡Se apagó la luz!. Era una vecina mayor que vive sola, usa dos bastones porque tiene problemas de columna, es bastante gruesa y camina muy encorvada, lo que da a su sombra un volumen desproporcionado, y aún más cuando no se pueden distinguir los contornos de la forma. El encuentro, hasta que la reconocí, no duraría ni cinco segundos, no tuve tiempo de pensar nada, casi todo fue acción instintiva, pero mi cuerpo parecía haberse preparado para recibir poco menos que el golpe de gracia... . Llevaba la basura, pero si llego a llevar la muleta o el martillo, ¡igual le atizo con él!. Estamos siempre en un tris de ser devorados por el drama, como peleles trágicos.


 San Juan de la Cruz. Silvio y Sacramento.   Las criaturas.




Salud y felices pesadillas


ra