miércoles, 25 de abril de 2012

La curruca tomillera


Con la tomillera en la mesa camilla.
León, abril 2012.

La Sylvia conspicillata o Kurruca tomillera es un ave tímida y discreta que habla poco y en voz baja.
Como su nombre popular indica, es amiga de los humildes arbustos que orean con sus esencias  características y dan prestigio a la flora de la penénsula Ibérica. Por eso es frecuente verla a ras de suelo, moviendo la cola arriba y abajo, no por llamar la atención, que es poco exhibicionista, sino por un tic que ha ido perfeccionando a lo largo, y ancho, de  la evolución de su especie, destinado a esparcir los intensos aromas campestres entre los que curruquea.

Esta afición suya de pegarse al terreno se la ha tomado tan en serio que se ha convertido en una futbolista de mucho provecho para el campeonato regional de currucas veteranas, y en especial para su equipo de tomilleros hospitalarios entre los que se mueve.
A esta Sylvia se la conoce en los països catalans por el nombre de Toña culensis porque es una forofa inpenitente del Barça.
En cambio en la zona noroeste, donde para poco, le llaman Brañuelina porque frecuenta también los pastos de verano donde recolecta frutos silvestres, arañas y otros insectos.  En esto del gusto por los arácnidos se parece al Esguilatorres, que recordaréis que los sacaba de las grietas de las rocas donde trepa y anida. Y se parecen también porque son colegas de profesión.

La Toña brañuelina tiene antepasados portugueses y en ese país los niños le llaman cariñosamente Acuña matata, denominación reciente, según creo.

La Kurruca culensis es un ave muy muy mañosa y aprovechada. Y esta palabra no significa que sablee a otros pájaros, al contrario es solidaria y justa, sino que sabe sacarle partido a cosas que la mayoría desprecia y tira por inservibles. Es una recicladora nata.

Domina varios oficios, como el de mecánico que aprendió ya en el nido siendo un pajarín, con su progenitor. Trabaja muy bien el hierro, corta, suelda y atornilla. Se las compone en albañilería, fontanería y electricidad. Es buen pájaro carpintero aunque sea Curruca y no Pito, y no hay máquina que no destripe si viene al caso, incluídos los ordenadores curruquiles y las jaulas de grillos.

Aunque se formó para química ésa es quizás de las actividades en las que menos se le ha visto la pluma a la tomillera. Sí, se prepara sus tisanas anticatarrales y digestivas, pero ahí se detiene su antigua afición a las probetas y tubos de ensayo. No le gustaba el olor a rebotica. Prefiere las herboristerías o el Camp nou.
Es una gran consumidora de fruta parte de la cual cosecha ella misma pues tampoco le desagrada la agricultura. ¡Todo lo que sea pisar el césped, el campo, el terreno... de juego, le va!. Y es que, además de habilidosa, la kulensis es muy activa, trabaja en silencio o con música de otros pájaros porque mucha voz tampoco tiene, todo hay que decirlo. Curra al paso pero parar para poco poco (con 6 pés no châo...).

Como el Mirlo rubio, es también aficionada a la fotografía, de la que estuvo muy colgada en tiempos de los ácidos, ¡fotográficos, malpensados!, pero la tiene abandonada desde este forfogón de lo digital.
Se ha dedicado entre tanto a mejorar las condiciones de habitabilidad de su nido levantino, al que migró tras abandonar el paterno y juntarse con otras pájaras. Procede del norte atlántico pero ahora prefiere el sur mediterráneo porque la Toña brañuelina es algo friolera. Y allí también hay tomillos.

El nombre científico Conspicillata creo que hace referencia a su capacidad de observación. Al ser un avecilla callada y laboriosa que se interesa por todo lo que la rodea, raramente escapa algo a su aguda mirada de curruca parda, que lo es también por el color dominante de su plumaje.

En fin, queridos, la Toña tomillera, brañuelina o culensis, es cuñada de una servidora por parte de pájara, pero eso no me da ninguna ventaja a la hora de disputar con ella, es una contrincante correosa que no ceja en el empeño que la mueve y no entrega el partido jamás. Si pierde acepta con nobleza la derrota pero aguarda una revancha, sin venganza, sin sangre. Y sabe esperar porque conserva la manera galaica de jugar y argumentar, más lenta y suave, pero más constante que la levantina.

Toquinho, Vinícius de Moraes y María Creuza - Eu Sei Que Vou Te Amar.


Salud, kurrukas.

Cannavina Carduélis, Pardilla común, rebétissa, psilikosa.