domingo, 4 de mayo de 2014

Ο Αντώνης Παπαδάκης, Καρεκλάς, Kareklás


En casa de María y Nikos. Levkós. Cárpatos.
Grecia, agosto, 2013.


Ο Καρεκλάς


Buenos días. Con los tres capítulos dedicados a Tatakis me desvié un poco de la rutina para acercarme a una generación de músicos más jóvenes, de mi edad, y ese cambio lo agradezco, porque son sonidos más cercanos a nosotros en el tiempo, sin perder por ello el eco de la tradición. Pero voy a volver a ese relato inacabado de los Protomástores, los Primeros Maestros de la música cretense.

Puesto que Tatakis hace una versión de un tema de Kalogeridis, tal vez debiera ser éste el que siguiera a Kalogridis entre los maestros aquí tratados -por cierto, la casi identidad de los dos apellidos me ha causado más de un equívoco-. Pero Kalogeridis aparece, junto a otros tres músicos, en el siguiente registro de los Protomastores, el nº 10, y todavía me faltaba el 9º, donde figuran, por este orden: Jariláos, A. Kareklás, M. Stravós, N. Papadogiánnis y K. Moundákis.

Συρτός ΚαρεκλάOrganikó. Instrumental.

http://www.youtube.com/watch?v=aWBSivC471E

A Kostas Moundakis ya le dediqué sus capítulos porque era uno de los conocidos por nosotros desde que vamos a Grecia. Y con Kareklás ya me he tropezado varias veces y había ido reuniendo algunos temas, tampoco tiene muchos.
El último empujón me lo dieron este verano en Ólymbos, Cárpatos. Nos encontramos casualmente con el escenógrafo de la serie de la televisión griega La isla, que habíamos seguido, más aún la mi morena, y habíamos leído la novela del mismo título, de la británica Victoria Hislop, en la que se basaba. Hablamos en poco más de media hora de un montón de cosas, pero sobre todo de la serie, de Creta y los cretenses, y de su música.

A la vuelta de las vacaciones me encontré con el cortometraje Letzte Worte, Últimas palabras, el cuarto de Werner Herzog, que no conocía, con el mismo escenario, la isla de Spinalonga, en tiempos leprosario, y un protagonista de lo que se podría calificar, como hace el autor del vídeo, de falso documental. Ese protagonista es Kareklás.

En efecto, el corto, que no llega a los 13 minutos, no cuenta una historia real al pie de la letra, Kareklás no vivió en Spinalonga y en consecuencia tampoco fue el último en abandonarla. Herzog realiza un ejercicio de estilo, vanguardista para el año en que se rodó, con el empleo de algunos recursos expresivos lingüísticos y cinematográficos, como la repetición de frases y gestos, y una puesta en escena entre humorística, delirante y teatral, dentro de un contexto naturalista, documental.

Un personaje dice en off , mientras la cámara muestra las casas abandonadas del lazareto de Spinalonga, que allí hay muchas historias... .
¿Hasta qué punto el experimento sirvió de inspiración a la novelista inglesa y a los miembros del equipo griego que rodó la serie? No tiene mucha importancia, pero el precedente me pareció interesante. Herzog parece haber rodado con muy buen tiempo, quizá no en verano porque se ve algún jersey y la mar rizadilla, pero aparte del fuerte contraste del B/N, ahí está el potente sol de Creta.

No recuerdo esos contrastes en la serie, la luz era más suave y a veces incluso opresiva -muchos interiores-, como corresponde al drama humano que ponía en escena y al tema oscuro de la enfermedad, y de ésa en concreto que tanto rechazo social provocaba.
La cinta del alemán no se sustrae a la magia solar de Grecia. Los griegos, acostumbrados a ella, suelen preferir relatos más oscuros, no quiero decir incompresibles, e iluminaciones menos cegadoras.

Os dejo la dirección del vídeo. Un comentarista, que afirma ser nieto del músico que acompaña a Kareklás, Levteris Daskalakis, dice que su abuelo toca el μπουζούκι, el buzouki, aunque a mí me parece un μπουλγαρί, bulgarí, una taboura o tamboura.

Werner Herzog.  Last WordsΤελευταίες λέξεις. 1968.
Λευτέρης Δασκαλάκης, voz, boulgari?. Αντώνης Παπαδάκης, Καρεκλάς, voz, lira.   

En casa de María y Makis. Agioi Apostoloi. Petriés.
Eubea. Grecia, verano 2011.

Όχι, δεν λεω τίποτα, δεν λεω, τίποτα δεν λεω..., δεν μου αρέσι..., όχι, δεν λεω, όχι, δεν λεω, τίποτα...,
τελείωσε, repite insistentemente Andonis (Oji, den leo típota, den leo, típota den leo... den mou aresi... οji, dεn leo, oji, den leo, típota ... telíose). No, no digo nada, no digo, nada digo..., no me gusta..., no, no digo, no, no digo, nada..., se terminó.

A Kareklás, como también cuenta su colega Levteris en el corto, no le gusta hablar y prefiere cantar y tocar su lira; no es sólo que el paisano se repita, al cineasta le interesa poner el énfasis en esa repetición, que en el fondo es una falta de discurso, o un discurso agotado...
Pues bien, terminadas las palabras, nos queda la música y las mantinadas, que es donde Kareklás es un maestro y como tal se expresa, no quiere más. Aquí un pentozali de Rézimno, de donde era natural.

Η Καρεκλάς.  Rezimniotiko Pentozali.


Nació Andonis (1893) en Peribolia de Rézimno, aquel pueblo "Jardín" (Περιβόλι), como Μανόλης Λαγουδάκης, Λαγός, uno de los primeros grandes maestros tradicionales de Creta, en otra familia musical. Como la mayoría, se inició en la música muy joven. Era tío de Stelios Fustalieris, otro protomástoras tratado en esta etiqueta de Música cretense, como Lagós. E inició a sus sobrinos en la música, actuando juntos en panigiris, bodas y festejos por toda la isla.

Él comenzó profesionalmente en 1928 acompañando al laudista Σταύρος Ψυλλάκης ή Ψύλλο, y a los boulgarides Γιώργης Αγιούτης y Βλαδίμηρος (Agioutis y Vladimiros), y de 1930 es su primer registro, secundado por el boulgarí de su sobrino Stelios, los Ρεθεμνιώτικα πεντοζάλια de arriba.

Recordemos que el bulgarí, μπουλγαρί, era un instrumento de cuerda procedente de Oriente Medio, de caja profunda y oblonga y largo mástil, parecido al saz turco o al baglamá griego, que tuvo su auge a principios del siglo XX. Más grande que una mandolina y más pequeño que un laúd, es semejante a ellos pero con algunos sonidos irreproducibles por éstos, y precedente del actual bouzuki. Éste acabaría imponiéndose en la música griega. El bulgarí, de hecho, fue progresivamente relegado al olvido, aunque en la actualidad está experimentando un nuevo auge de la mano de jóvenes intérpretes.

La siguiente grabación pertenece a un trabajo de la folclorista griega más importante del último siglo Δόμνα Σαμίου, Domna Samiou, a la que hemos citado aquí muchas veces. Es otra de sus colaboraciones con la televisión griega titulada Μουσικό Οδοιπορικό, Viaje Musical, de 1977. Presenta a Kareklás, con 84 años, que recuerda a otro grande de la música isleña, el primero de los Protomastores, Andreas Rodinós.

 Δόμνα Σαμίου. Μουσικό Οδοιπορικό. Ο Πρωτομαστορας της κρητικης μουσικης.
 Αντώνης Παπαδάκης, Καρεκλάς.

http://www.youtube.com/watch?v=AzkWs78jdoQ


En casa de Stavrula y Spiros.
Agioi Apostoloi. Petriés. Eubea. Grecia, verano 2012.

Sólo tres años después de esa entrevista de Samiou, Αντώνης Παπαδάκης moría, con 87, en la pobreza más absoluta en el asilo de Χανιά, Janiá.

Las cortas reseñas biográficas apuntan sus muchas ganancias en los años buenos, ya convertido en uno de los lirakis más importantes y populares, no sólo de Rézimno y su Prefectura, el centro de Creta donde ha salido el mayor número de músicos y de más alta proyección, sino de toda la isla.
En esos años grabó algunos discos de 78 rpm. que fueron éxitos rotundos, como su conocida Sousta. Dicen que su fraseo musical, que se ha mantenido en el tiempo como un modelo para otros intérpretes, lo aprendió de Μακεδάκη, una liraki de Ρουσοσπίτι, Rousospiti, que murió muy joven y del que no sé más.

 Αντώνης Παπαδάκης Καρεκλάς.  Σουστα.  Instrumental.

https://www.youtube.com/watch?v=Q0SjJiCyOZk

Pero también hablan de su vida bohemia, de su afición a la juerga y al derroche, que lo conducirían a la ruina de sus días finales.

Con su sobrino Stelios Fustaliéris en el bulgarí, que acabaría por convertirse en el más cualificado intérprete de ese instrumento en la historia de la música tradicional cretense, grabó este tema, del que existen versiones de muchos cantantes y que creo que ya subí en el capítulo dedicado a Stelios. El violín dulce de Kareklás, como un lamento, casi un miagar de gatín, y su voz desafinada y medio ahogada como la de algunos rebetes, tienen todo el aroma y el encanto de la música popular de Asia Menor, del oriente mediterráneo.

Στέλιος Φουσταλιέρης, Bulgarí. Αντώνης Καρεκλάς,Voz, lira.  Σταφιδιανός.

http://www.youtube.com/watch?v=P-2ZHYRJSdU

Terraza del Tria adelfiaMandraki. Al fondo Stroggyli y Cos.
Nísyros. Grecia, agosto 2013.

Una mención al apodo parlante de Andonis. Aunque Καρεκλάς significa, al parecer, Presidente (como Πρόεδρος) yo siempre le he cambiado el acento llamándole Καρέκλα, que significa Silla. Ni siquiera estoy seguro de que los cretenses no jueguen también con ese equívoco: ¿no le ponen el artículo femenino ή al Καρεκλάς (que correspondería a la Καρέκλα), y no el o masculino que le es propio? Lo cierto es que ya es muy tarde para cambiar mis hábitos y por eso quise ilustrar el capítulo con fotografías de sillas griegas. Es todo.

Μια ανέκδοτη ηχογράφηση του Καρεκλά. Από ια κασσέτα χρονολογίας μάλλον του 1978.
Αντώνης Παπαδάκης ή Καρεκλάς. Grabación inédita de un casete.

http://www.youtube.com/watch?v=Ri2fwR_bCKw

P. D. Puesto en contacto con el mi Dimitraki, el monje tesalonikiós, me informa que, en efecto, Andonis es el Silla, y el que yo tomaba por artículo femenino η, es en realidad una ita con acento, ή, es decir la conjunción Αντώνης Παπαδάκης ή Καρεκλάς, Andonis Papadakis o el Silla (llamado el...). Aclarado.
¡Estudiad, niños queridos, para no caer en estos errores de principiante! Y perdón. 

Salud y buena música.

Barbarómiros.