sábado, 26 de octubre de 2013

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Confuçao.


Salí a tirar la basura


y en esta ocasión cogí una pequeña linterna, porque llevamos una temporada en la que los apagones son muy frecuentes y no es la primera vez que me pierdo, hasta en el mismo portal, que no tiene el tamaño de un campo de fútbol precisamente. ¿Es un fenómeno paranormal? No, es una constatación de la relatividad del tiempo y el espacio y, en cualquier caso, de la inconstancia de la luz por la incuria de la compañía de electricidad. Esto pensando a mi favor, naturalmente. Sin embargo hoy no tuve problemas y el portal estaba iluminado como para una boda. ¡Unas veces por defecto y otras por exceso, siempre nos pasamos!, pensé saliendo ya a la calle. Y es que fuera sucedía lo mismo, parecía que era de día por la cantidad de luz que había. Cuando llegué al lugar de los cubos ya no estaban, debieron pasar más pronto de la cuenta los del camión. Por una cuestión de estética ciudadana el Ayuntamiento sólo permite que estén en la acera unas tres horas, de 9 a 12 aproximadamente. Me encogí de hombros y volví a casa, no me apetecía ponerme a buscar otro punto limpio y eran sólo dos bolsas con poca cosa, las sacaría mañana. Iba pensando todavía en lo pronto que habían pasado los de la recogida y al entrar en casa mi compañera me preguntó, con cara de extrañeza, qué hacía con las bolsas en las manos. ¡Ya pasaron!, contesté. ¿Quienes?. ¡Los del camión, cada día pasan más pronto, no deben ser ni las doce!. ¡Son las once!..., dijo ella mirándome como a un bicho, ¡De la mañana!...


Canteca de Macao.  Contigo.




Salud y felices pesadillas


ra