miércoles, 28 de noviembre de 2012

28


Los 5 latinos.
Albons, Girona, julio 2012


Salí a tirar la basura.



¡Quién se arruga por tirar la basura con un espectáculo como éste! Salía todos los días ocho o diez veces, a ver si los contenedores seguían en su sitio y admirar lo acabado del escenario. Qué placer, amigos míos, qué amplitud, qué clase, qué orden, qué... ¡limpieza!. ¿De eso se trata, no? Es cierto que siempre hay algún boquiabierta, como el del cartón, pero ¡pelillos a la mar!, o ¿eran hilillos?, no importa. El caso es que salí y me quedé allí tieso, como encasquillado y en trance, debajo de la sombra de un alero enfrente de los contenedores, con cuatro papeles en una bolsa y los restos de una comida frugal para cuatro personas en otra. No era casi nada, doscientos gramos de mierda en total, pero la intensidad en la contemplación de aquellas antiguas paredes de piedra del fondo, el arbolillo, ¿una morera?, creando un ámbito, un espacio con sentido propio, y los cinco personajes sin autor me tenían emocionado, turulato, incapacitado para dar un paso. Allí podía producirse un prodigio en cualquier momento, la aparición de san Kukufato, el descenso de un platillo volante, un estreep tease de Rouco. Es cierto que los jaques, como pinceles, gastaban un aire un tanto pendenciero y petulante, pero es que eran muy nuevos y la juventud tiene esos lastres. En cualquier caso conmigo no se metieron, se ve que los miraba, y los miro, bien, con buenos ojos quiero decir. Y tampoco eran tan fieros, abrían las bocazas bostezando cuando algún vecino depositaba la basura, no como amenaza sino por aburrimiento. Y la noche pasada habían tenido botellón, eso se paga. Yo en realidad los veía tan formales. Algunos vecinos que se acercaron y pasaron cerca de mí durante las varias horas que permanecí marmolizado? debajo del alero, me saludaban no muy convencidos de que fuera real, ni siquiera yo sabía si dormía o soñaba. Alguien debió avisar a los colegas y, después de quitarme las bolsas de las manos rígidas, me metieron en casa agarrotado, como si cargaran con un tablón. Dormí como un tronco,  ¿o desperté?, ¡ay dios!...



Αγγελάκας, Βελιώτης - Παλιάτσοι. Los payasos.



Salud y felices pesadillas
 
 
ra