lunes, 11 de junio de 2012

Cantando alegre en la popa


Tras el espejo, aguas bravas.

En el Teach con Lola, Alberto y don Ramón

Muy buenas. Los zombis geniales no saben de cuadrar números ni de calendarios para uso de vivos, y si lo saben no se rigen por ellos. Me explico.

Ya hablé de esa afición que tengo a jugar con la Numerolomía, eso de cuadrar el número de entradas en las etiquetas que figuran en la cabecera del blog y demás tonterimías. Pues bien, en buena lógica hoy tocaba hablar de Música griega  pero mandan los ados, que es como decir don Ramón.
Y el calendario del manco tampoco coincide con el mío. Tenía previsto recordar esta efeméride el día 22, la fecha en la que hice el comentario sobre Corfú y los Durrell en Desde la popa, y donde metí la pata comiéndome una letra (la r de sagrada) en una cita de unos versos preciosos de Valle-Inclán que remataban el comentario, lo que motivó una persecución tozuda por su parte que duró meses.

El plan era volver a los zombis, cuando tocara, para relatar el final de la última aventura en su bodega con Sebito y el colocón del chibuquí. Pero se me adelantó anoche y me instó a contar hoy mismo este otro encuentro, con estas palabras:

¡Los  negocios importantes no se dejan para mañana, pollo!

Éramos los cuatro en la popa del Teach, como diría él a la gallega. Alberto iba al timón, Lola y yo charlábamos sentados y el viejo chivo, al lado del Capi, cantaba desaforadamente y muy desentonao el San Benitiño do ollo redondo.

Si vas a San Benitiño
non vaias a o de Paredes
qu´e moito mais milagreiro
San Benitiño de Lérez

Se le veía feliz y echao palante, como un mascarón de proa entre las olas, con los pelos y las barbas al viento. Tenía los quevedos llenos de gotas de agua que entraban a veces en la bañera porque, aunque era un día soleado, había viento y algo de mar. Visto de frente recordaba la mirada facetada de una mosca mezclada con la fijación e intensidad de la de un búho. El Capi lo observaba incrédulo de hito en hito y sonreía.

No sabría decir si navegábamos por la Ría de Arousa, entre Kérkira y Sivota o en el Cuerno de Oro frente a Estambul.

¡Aquí concluyen todas las fortunas, todos los destinos!, gritó Valle exaltado cuando terminó la muñeira señalando al frente como un capitán pirata. El barco cabeceó y Alberto echó mano al manco, que ya iba a levantar el vuelo como un fantasma alzado en vilo por la inercia, suelto y desconectado del mundo y del Teach.
El de Vilagarcía se giró y miró a su salvador, ¡Brrravo, Kapetanio! (Μπράβο, καπετάνιο!), dijo con énfasis griego remarcando mucho la erre. Graciñas, susurró después casi al oído del Capi.

Lola se reía y yo empezaba a tener problemas estomacales pero la acompañé en las carcajadas porque  el último roción había cogido a Valle desprevenido y lo había puesto como una sopa. Llevaba bermudas y zapatos náuticos el jodío, iba bien preparao, y una camisa cubana suelta toda floreada, de manga corta. Nos había estado hablando de la bondad de la guayabera pero ahora, empapado, parecía más un yogui junto al Bramaputra que un cubanito en Matamoros.

¡De qué se ríe, pazguato!, me suelta de pronto mirándome fosco, ¿Hizo ya sus deberes?, continuó el rapapolvo levantando la ceja y el muñón izquierdos, ¡Pues arreando!, terminó con gesto de mandarme al carajo al ver la cara de perplejidad que yo debía tener.
Pero don Ramón, protesté, ¿Qué deberes?...
¡A la bodega!, contestó él enfurruñado.

Lola miraba divertida sin entender nada y Alberto le dijo al anciano, ¡Cálmese usted, don Ramón, y asegúrese, que tenemos mar de frente!
¡Donde hay patrón no manda marinero!, dijo Valle sentándose junto al Capi. ¡Pero el pollo al hoyo!, añadió mirándome de medio lao.

¿Qué quiere que haga, hombre de dios!, le digo.
¡Ni de Dios ni de Satanás, corneja, baje a la bodega y concluya su crónica de hoy, que aún la tiene pendiente!.
Es usted un tirano.
¡Banderas!, dice él.
Todavía no ha terminado el día no puedo saber el final de la historia, me quejé.
Lo conocerá mientras lo escribe y ya le falta poco, ¡arreando a la celda, cartujo!.
¡Que baje Sebito!, le dije al fin mosqueado yo también, recordando otra respuesta de Saturno, su antiguo criado.

Se levantó como un tiro y vi cómo se le ponían tiesas las cejas por encima de los lentes como a un murciélago. Lola trataba de aguantar la risa y Alberto salió al paso para pedir calma de nuevo. Yo estaba más mareado que ofendido y pensé que era más prudente para la buena marcha del Teach dejar la palestra de momento. Bajé y me tumbé en un camarote. ¿Me dormí o desperté del sueño?

En el vórtice del sueño. 2011.

No supe qué pretendía de mí en realidad don Ramón. Deduje que quería recordar la ruta que seguían Lola y Alberto este mismo día de hace un año, tal como aparece en el blog Desde la popa, aunque ellos colgaron su crónica más de una semana después y yo hice el primer comentario el día 22, repito. Pero es un presumido del copón y hoy quería volver a ser protagonista de la movida, es lo único que se me ocurre.

Y, después de todo, tampoco está mal la idea porque el Teach se ha ha puesto en movimiento, Lola y Alberto parece que ya recuperaron gran parte de la salud perdida y se han echado a la mar, según nos cuenta en su última entrada el Capi, La más difícil singladura II.  Es pues una buena opurtunidad para recordarlos y seguir dándoles ánimos.  Abajo podéis pinchar la crónica completa de aquel derrotero:

 10-06-2011. Paseando hasta Mourtos - Sivota.


Y aquí el final del primer comentario y los siguientes:


... Quien aprendió a mirar (Gèrald Durrell) en Kérkyra, Córcira, Corfú y a ver Grecia, supo también penetrar el secreto de otros muchos rincones donde estuvo, observando con los ojos inquisitivos y socarrones pero inocentes y fascinados de un niño. Y hablando de niños y asombros, y de animales, Valle-Inclán lo expresó de modo sublime:

"(En mi ardor infantil no cupo el miedo)
La vaca vino a mí de luz dorada
y en sus ojos enormes con el dedo
quise tocar la claridad sagada"

Ésa ha de ser la magia de la literatura..., meter el dedo en el ojo de Corfú?. Salud.

Barbarhómiros.

El ojo en el dedo.
Y, además de fatua "La celda de Próspero" (Lawrence Durrell) es misógina y petarda.
¡Como me duele esa r ausente de sagrada! El gallego me atormentó en sueños, toda la noche corriendo detrás de mí blandiendo el bastón...

¡Veenn aquiiií, galopiiiiínn!!..., decía.

Pues eso, que esta historia fue el origen de la etiqueta Zombis geniales y de mi amistad con Valle que me ha traído mucha diversión y algunos disgustos. A mandar.

 Μάρκος Βαμβακάρης, Markos Bambakaris.
 'Χθές Το Βράδυ Στο Σκοτάδι'. Ayer por la noche en la oscuridad.

http://www.youtube.com/watch?v=2WkqHwsPt4Q&feature=related

Salud y felices sueños.

La cogonera del Teach.