viernes, 15 de febrero de 2013

Con el carricero oceánicus


La  Pulgueña oceánica  en primer término con la curruquina  Marinensis
Xixón,  Asturies, enero 2012

Volido norteño


Decíamos en uno de los primeros capítulos de esta etiqueta que el Carricero políglota, Acrocéphalus palustris, subespecie Pulgueña, es ave canora de múltiples registros, estrofas y gorjeos, reclamos, chasquidos y parloteos, ruidos, trinos y rasgueos. Y algún aullido.
Los ejemplares de la familia atlántica, que han fijado su residencia en las islas Canarias, aunque sea de forma provisional o temporal y sean currucas y no canarios, llevan el apellido oceánicus.

Es una especie en peligro de extinción, riesgo que ya ha sido puesto en evidencia de forma reiterada por esta curruca, aprovechando que el Guadalquivir desemboca entre Huerva y Cái.

Pulgarcito.  Estoy en crisis (Tema principal de la película del mismo título)

http://www.youtube.com/watch?v=3Swi3Rd3M2s&feature=related

En Cádiz pasó unos años este emplumado pardo, formando nido y dando el cante con otros pájaros de la bahía, de los puertos, de las islas, del estero y del mimbre. Al calor sureño.
Cante chico, pero también grande, alrededor de la lumbre y un plato de habichuelas unas veces, otras como un señor en torno a más selectos alpistes, siempre prendiendo la candela.

Suya, en coautoría con Moraga, otra curruca canora, es por ejemplo, aquella del inefable Raimundillo, Pa mojar,  en aquel disco en directo con B. B. King, Noche de flamenco y blues:

Un puchero de habichuelas
y una barra de pan
la cuchara en una mano
y la otra pa mojá

Ha pasado el tiempo. Después anduvo volando por Barcelona, apodado allí mediterráneus, regresando así a sus orígenes, tanto familiares y de nacimiento (según él contaba, fabulador impenitente, en realidad debió nacer en Andalucía, cuando me diga la verdad ya no lo creeré...), como al eco de otros sonidos ya vividos, o al eterno volver a empezar desde la base que es la puta rue. Carricero y carrilero.

Saltando las tapias
comiendo melones
 luna llena en la cara
y un plato de macarrones  

El Pulgarzito.  Amor canalla.

http://www.youtube.com/watch?v=KwhUkhtbwCo

Dos músicos. Por la izquierda, el Estornino versicolor y  el Carricero políglota
Gijón, Asturias, enero 2012

Saliendo de la espesura isleña se acercó de un volido largo a la Penénsula y de ahí dio el salto al norte. Llevábamos casi seis años sin vernos.
Acompañado por el Estornino versicolor, fui a escucharlo trinar a Gijón en una noche de ciclón explosivo en todos los sentidos. Llegamos al local donde actuaba, con ciclón, y cuando marchamos, aunque casi había desaparecido el atmosférico, llevábamos otro subido a la chepa.

La  pulgueña gorjeó a lo políglota musical, con una selección de temas en la que empleó a fondo su pico y una garganta con el poso negro ya de los años y las experiencias.
Pájaro transhumante, nómada como dice en una de sus canciones que ya subí, parar para poco, pero cuando lo hace da gusto ver cómo se entrega en la palestra esta curruca.

Cosechó bravos y aplausos de un público exigente, baqueteado y, por ende, sacudido también ese día por el ciclón explosivo de marras. Tiene muchas tablas el Acrocéfalo, que no significa Cabezabolo, no confundir. Y no hay nada contra Manolo, al contrario.

Pulgarzito. Sinto del disco Yvengafiesta Funky tribu

Como lo seguiré viendo poco y muy de tarde en tarde, a menos que volviera a migrar, no voy a alargar la entrada, así tendré materia algo más fresca que tallar en posteriores capítulos, sin recurrir siempre a biografía repasada.
Viajaba con una curruquina de su nido, ya casi pájaro emplumado en realidad y que abandonó la seguridad del árbol familiar precozmente, el Marinensis. Ahora viven y planean juntos en las Afortunadas.

El día que siguió al concierto, después de largos paseos para abrir el apetito a la vera de la mar por la villa de Jovellanos, nos comimos todos una fabada, como no podía ser de otra manera, a la que acompañaron de primero unas fuentes de oricios cantábricos, asturianos desde luego. Y algunas golosinas más, sidra entre otras.

Después de una larga sobremesa copera nos despedimos. La versicolor enfiló una de esas calles gijonesas que cruzan la ciudad, camino de su olivo. Nosotros cogíamos el tren para volver sin riegos alcohólicos al nido vetustiano.
Las currucas pulgueñas andaban indecisas, sin saber muy bien hacia dónde volar, tal vez a Salamanca, a Galicia, al foro forete..., un poco aventuradas y siempre abiertas a lo que salga.

La  kurruka políglota  saneada y abierta
Gijón, enero 2012
Me despido con un tema suyo, y otra vez con Moraga, que es de los que más me gustan de toda su políglota carrera musical y que no había podido encontrar hasta ahora. ¿Dije que ladraba? También.

Alberto Moraga y  El Púlgar.   Soy un perro.

http://www.youtube.com/watch?v=7M-fjXXmOSA

Salud, kurrukas.

Cannavina Carduélis, rebétissa, psilicosa.