miércoles, 5 de marzo de 2014

Luna y la Tomillera


Luna interpelando a la  Kurruka tomillera :  ¡Eh, kurru!...
León,  2012.


Luna


Ha muerto la Luna. Se lo debía. Había prometido traerla aquí junto a su amigo el Brañuelensis, como hice con la Popa del Mirlo rubio. Pero he llegado tarde.

La vi este invierno por última vez, ya muy vieyina, apenas veía y a duras penas la sujetaban las patas. Había salido de un tumor desde los días en que le saqué esa foto. Pero el cáncer se reprodujo y era mayor, le faltaban las fuerzas para pelear y se dejó ir en silencio.

Luna era la jefa del cotarro, la caporala de un nido que compartía con otros tres canes, todos mucho más grandes que ella pero más jóvenes, además de media docena de gatos, cuando no había nuevas camadas, más las aves de corral, sin olvidar a la Curruca tomillera, con su compañera y su pollada.

Se movía por casa con parsimonia, como una abuela algo reumática. De pocas palabras, te miraba y te lo decía todo. Los otros perros la obedecían sin rechistar, porque era regañona con los de su especie. Pero después era un seductora increíble que atraía a los gatines y a los pollitos como si fuera su madre. La suave lana ensortijada de su pelo blanco enamoraba a todo tipo de seres vivos, incluidos los humanos y excluidos piojos y otros parásitos, porque era una dama muy limpia.
No tuvo hijos, pero sí embarazos psicológicos que le permitieron criar varias camadas de gatos.

Por su pequeño tamaño, pero también por su seriedad y su carácter formal, era la única que tenía permiso para entrar en casa, aunque a ella le gustaba echarse a la puerta, para recibir a las visitas y pedir mesura a los otros animales cuando se exaltaban persiguiéndose entre las flores del jardín.

Había nacido el primer día del año 2000, en Alicante. Un amigo de la tomillera y su pareja, encontró a la madre recién parida en una cuneta, con una camada de 7 perrines. El chaval volvía de la juerga de fin de año y los recogió. Era una Bichón maltés, esos perros -me cuenta la amiga de la Toña- que en Malta usaban para limpiar los barcos de ratas y ratones. Era, pues, un ratonero con algunas trazas de perro de aguas, pero más pequeño y con pelo más liso.

Murió en enero, recién cumplidos los 14 años. Estoy triste y recuerdo con frecuencia a la  Lunina desde que me enteré de la noticia. Una amiga es una amiga aunque sea una perra.
Se fue la Luna, se ocultó. Pacientes lectores, queridas currucas pardas, amada tomillera...: ¡Amén!


W. A. Mozart.  Requiem. Lacrimosa.

https://www.youtube.com/watch?v=k1-TrAvp_xs

Salud hasta el final.


Cannavina Carduelis