miércoles, 29 de enero de 2014

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Toque de queda.
Llanera.  Asturias  2013.


Salí a tirar la basura



una tarde que pasaba en casa de los colegas. Quería comprar tabaco y con esa disculpa, porque en realidad lo que me reclamaba era el rito diario de los cubos, aproveché para bajar un par de bolsas; ellos agradecieron el detalle sin percatarse de la pequeña mentira piadosa. Los cubos los tenía enfrente del portal de mis amigos, pero nada más pisar la acera me pareció que algo extraño sucedía. El pueblo estaba vacío, como abandonado. Muchas puertas y ventanas cerradas, y vallas aislando los lugares donde había cubos de basura. Ni el sonido de un automóvil lejano que rompiera aquel silencio inquietante. Crucé la calle e iba a tirar las bolsas por encima de las vallas cuando empezó a sonar una alarma. Al fondo de la calle vi que, por otra lateral, entraba derrapando lo que parecía un vehículo militar con una ametralladora montada en la caja. Como venía en mi dirección y no me gustó un pelo todo aquello, corrí hasta la rampa de un aparcamiento y me metí justo cuando el jeep pasaba por delante a toda velocidad y disparaba un par de ráfagas de ametralladora que por fortuna no me alcanzaron. Al lado había una familia de orientales que también parecía ocultarse. Temblaban como cañas de bambú. Oí un frenazo tremendo y ruido de cacharrazo. Asomé el pico, aunque estaba total y absolutamente acojonado. Habían volcado treinta metros más abajo, en la confluencia de la siguiente calle. Salí corriendo de allí y al pasar por delante de unos cubos solté las bolsas, ¡todavía las llevaba conmigo! Llegué a mi casa ya de madrugada. Los periódicos de la mañana hablaban de que en Corea había estallado una guerra.



Eric Burdon & War.   Paint It Black (Live, 1970).




Salud y felices pesadillas


ra