sábado, 23 de febrero de 2013

Golondrinas -2


Grecia,  agosto 2012

2

Basilisa


En mitad del camino de la vida, siempre me gustó ese comienzo, en una encrucijada, me salió al paso esta oportunidad y pensé que no podía dejarla escapar. Conmigo escogieron también a dos hombres, Amadeo y Calixto. Como no nos pusimos de acuerdo ni en la dirección a seguir, ni en los auténticos objetivos, yo me vine al sur porque adoro el sol.
Era una labor para enfrentar en equipo, desde luego, porque el plan requiere una mirada conjunta, pues se trata de un campo muy amplio, donde la perspectiva de un observador individual será siempre parcial, sin abarcar más allá de una porción limitada de ese espacio de estudio. Me fui sola e inquieta, pero feliz al fin y al cabo.

Prefiero el calor, sin embargo abrí un paréntesis entre los días que dediqué al proyecto, para desplazarme al norte, más que nada por contrastar un poco lo que hasta el momento era mi visión del asunto. No es que sacara muchas conclusiones, pero aprendí una lección tan sencilla que me dejó asombrada: no hay sur sin norte, y viceversa. Lo cual para mí significaba que nuestro trabajo haría aguas si no nos centrábamos o no lográbamos acotar, con cierto equilibrio en sus partes, el territorio que se nos proponía. Poner el foco en el problema. El hecho de que hubieran querido quitarnos presión no descartaba cierto rigor en los procedimientos, a mi modo de ver. Lo que no significa que no disfrutara del sol, pero me apeteció probar también la sombra y comparar.

Pero tampoco en eso estábamos del todo de acuerdo, como se pudo comprobar cuando finalmente nos reunimos la última semana. De hecho estábamos tan en desacuerdo que enseguida comprendimos que nunca llegaríamos a entendernos. En un primer momento Calixto parecía querer razonar, adoptando una postura intermedia, incluso acercándose a mi punto de vista, pero acabó cediendo a la pasión de Amadeo, más que a sus razonamientos. Como tampoco tenía interés en competir con ellos, ni se nos pedía tal cosa, no puse mucho énfasis en defender mis tesis, pero en ningún momento transigí con los pobres y escasos argumentos que se me presentaron.

¿Porqué llegamos a donde llegamos? Éso es algo que yo ya no puedo explicar. No hubiera querido ser el centro de una disputa con tan dramáticos resultados.

(continuará...)

Ramiro Rodríguez Prada


J. S. Bach.  Glenn Gould, piano.   Invención  Nº 9.