viernes, 6 de diciembre de 2013

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Una noche en Kos.
Grecia, julio 2013.


Salí a tirar la basura



abducido por el rollo griego, como me dice una amiga muy modernamente, aunque yo creo que iba aún más tomado por el bon vino. Tenía ese soporín y esa caída de párpados que nos pone la cara bobalicona de boquiabiertos, como si viviéramos en un mundo medio feliz. Nada más salir del portal me llegó la bocanada caliente de una noche de verano, pese a lo que dijera el calendario y, a la vez, el sonido de una lira. Ligero de cascos como iba, me enganchó al instante. Habían montado la fiesta en las cercanías de los cubos de la basura, en un jardincillo al final de la calle. Era una boda y estaban en los postres. En las mesas tenían tsikudiá, raki, y lukumades. No pude negarme a su ofrecimiento. Después me quedé hasta el final, cuando sólo había borrachos como yo y los músicos, tomados también y exhaustos, se dormían sobre sus instrumentos. Aguantaba firme un viejo liraki. No sé qué fue de las bolsas, ¡allá penas!.


Psarandonis. Boda en Anogeia (Anoyia). Creta, 28-7-2013.




Salud y felices pesadillas.


ra