lunes, 7 de enero de 2013

H Κρήτη, Creta -12. El loco de Patzianós -2


Patzianós.  Creta 2003.
Acuarela, témpera.
Ramiro Rodríguez Prada

Prodigios musicales


El poeta reduce el número de las alusiones sin trascendencia a una divina alusión cargada de significados. ¡Abeja cargada de miel!.
Ramón del Valle-Inclán. La Lámpara Maravillosa. El Anillo de Giges.

Buenos días. En un principio sólo escribí unos pocos apuntes telegráficos sobre esta historia en el cuaderno de Creta, pero ya desde el momento en que salíamos de Patzianós, fui consciente de que había vivido una experiencia particular y muy poderosa. Y no sólo por esa extrañeza de pensar que había comprendido el discurso del loco en un idioma que no conozco lo suficiente, pese a la relativa complejidad de su mensaje, sino también por el despliegue que ese hombre puso en escena, una suerte de dramatización en vivo que a nadie, mínimamente atento, podía dejar indiferente.

En estos nueve años que han pasado, he intentado acercarme al fenómeno, palabra que elijo por no encontrar una mejor, en varias ocasiones, sin metafísicas, tratando de poner distancia y de verlo desapasionadamente.
Lo cierto es que los recuerdos se mantienen tan tozudos como los primeros apuntes, y gemelos también de los siguientes. Es lo que hay, o adonde yo he podido llegar, que ni siquiera es un final explicativo sino meramente descriptivo.

Βασίλης Σταυρακάκης.  Φύσα βοριά.  Sopla Norte.


El hombre, que se llamaba Ioannis, tenía algo de sus homónimos el Evangelista y el Bautista, solitario, apocalíptico, milenarista, profeta anunciador...
Usaré de nuevo los apuntes de Creta, un tanto telegráficos, para describir los personajes que interpretó.

Tres niveles de lenguaje, o tres modelos aplicados alternativamente, en ocasiones siguiendo lo que parecía un ciclo preestablecido, rompiéndolo otras en función del ritmo y el contenido de la conversación, es decir, improvisando sobre la marcha en un diálogo con nosotros que éramos sus interlocutores.

1.- La melopea del loco
2.- Modelo invectivo-filosófico
3.- Oracular y poético

Reuní unas cuantas características junto a esos enunciados genéricos para situar un poco al personaje. Si añado el artículo el (loco, poeta, etc.), es por afirmar su condición de personajes o prototipos, al margen del propio Ioannis.

1.- El loco.

Es el religioso, el pensamiento mágico y el mendigo. El pobrecito.
Perdido en un mundo incomprensible, mítico, circular, sin salida. El recorrido espacial de ida y vuelta, la suerte de letanía monocorde, repetitiva, que musitaba cuando estaba en esa fase a la que llamé melopea.
Un rezo, pero como quien lo hace en latín sin conocer la lengua, tal vez una fórmula a modo de jaculatoria. Un balbuceo infantil o de vieja beata.
La postura acobardada y encogida que adoptaba, encorvándose, cerrando los hombros y humillando la cabeza, la manera compulsiva de sujetar la botella de agua en el sobaco, la mirada huidiza y temerosa.
Apenas levanta la voz y no se entiende lo que murmura.

2.- El filósofo.

Es también el político, el pensamiento científico o el pedagogo. Y el moralista.
Ejerce de orador recibiendo en nombre de sus conciudadanos al extranjero que los visita, cantando las excelencias de su patria, la hospitalidad o el valor de sus habitantes.
En su aspecto y condición de reformador, aplicando el modelo invectivo mencionado, adula, interpela, afea la conducta de sus vecinos. 
Irónico o sarcástico, reprende, reprime ¡y hasta insulta!, a sus paisanos o a los turistas que lo merezcamos. Es su conciencia cívica y su referencia ética.
Habla para un público, con una autoridad conferida, como la del maestro con sus discípulos o la del político con sus votantes, en voz alta y clara, y la alza aún más cuando es interrumpido, para contestar con firmeza y sin titubeos.

3.- El poeta.

El p(r)o(f)eta. El pensamiento oracular y poético. También el despojado, incluso de juicio, por sus vecinos normales.
Pero no es el loco, el pobrecito de toda necesidad del primer caso, el que no encuentra la palabra, sino el pobre en el sentido de no guardar nada propio, de haberlo entregado todo.
Siendo el artista de la palabra, el suyo era el más elocuente y solemne de los tres discursos. Dicho a media voz, en un tono grave, pero sonoro, y un ritmo pausado, parecía estar recitando el texto de un personaje dramático. Sus palabras iban dirigidas a una o dos personas, a los que atendíamos.
Lo que decía, para mí, tenía el mismo significado de su forma articulada, acabada y rotunda, como si las palabras entregaran por si mismas el significado al ser convocadas. Con un peso, una densidad propia, que estaba presente ya en su sonido, en su música, semejante a un poema primitivo. Pero ligadas también al ritmo y al timbre de una larga estrofa poética.

Muy a menudo/ los bufones demuestran ser profetas. W. Shakespeare. Rey Lear.

Τραγουδι : Βασιλης Σταυρακακης. Στιχοι, Μουσικη: Μητσος Σταυαρακακης
Μητσος Σταυρακακης.  Μεθη.  Borrachera
Grecia,  agosto 2012

Y quiero ahora llamar en mi auxilio al manco de Vilanova, de nuevo. Entresaqué una serie de citas de El Milagro Musical, de la Lámpara Maravillosa, el más alucinado y, por contra, si no sereno contemplativo, de los textos de Valle.
Empiezo con una alusión  que hace al caso de San Bernardo llamando a las cruzadas, que fue seguido por un ejército de personas predicando en un idioma desconocido por ellas.

Fue obrado el ardiente milagro por la gracia musical de las palabras, no por el sentido, que acaso entendidas cabalmente hubieran sido menos eficaces para mover los corazones [...]

En la predicación de aquel santo iluminado había una devoción trágica, una divina angustia, amoroso desconsuelo, dolor y amor [...]
La triple llama que encendía el alma del monje cisterciense, estaba como una suma mística en su voz, cuando esta voz se alzaba por las colinas y por casales y siembras [...], eran la sustancia de todas las palabras, y en cada palabra resumen de la unidad emotiva. Cuanto pudiera alcanzarse por la comprensión clara y sucesiva de las cláusulas, se contenía en la virtud del tono.

Adonde no llegan las palabras con sus significados, van las ondas de sus músicas. El verso, por ser verso, es ya emotivo sin requerir juicio ni razonamiento.

Los idiomas son hijos del arado y de la onda del pastor.

Y por último, por si alguien lo dudaba o no lo sabía, dice Valle:

Yo para mi ordenación tengo como precepto no ser histórico ni actual, pero saber oír la flauta griega.

No creo en milagros pero siento, sin orgullo, con emoción, que aquel día en Patzianós yo también tuve la suerte de oír la flauta griega.

Ramiro Rodríguez Prada

Λουδοβικος των Ανωγειων.  Η αλφαβήτα.  El alfabeto.

http://www.youtube.com/watch?v=Z03cu-Oc_4I

Me fastidia que la foto de la acuarela de hoy sea tan mala. La subí del propio blog en diciembre, que era una de las opciones que me ofrecía google (así me los tiene a mí...), pero la manipulé ampliándola, pensando que igual conseguía dos por una. Sí, me permitió sacar esta nueva imagen, pero al subirla a la página cambió también la de la entrada donde la saqué. ¡No hay dos por una!
¡Ni una sin dos!, porque hoy me han vuelto a cerrar los g-picasa la posibilidad de subir imágenes usando el i-explorer, pero si uso g-crome sí puedo, de momento. Sé que crome, el suyo, es mejor, pero no me permite oír las canciones que pongo en la Vista previa y el explorer sí, entre otras pequeñeces con las que no os aburriré más y que me tienen frito! En fin, putaíllas del medio, ¡quien lo entienda que lo compre!.

Ajileas y Mijalos Dramuntanis.  En el plátano de San Jorge.


Salud y un postre

Simón Keenlyside como Papageno, en  La Flauta mágica, de W. A. Mozart.

http://www.youtube.com/watch?v=RuxG4KbtxQc

¡Ya vale!, ¿no?...