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sábado, 19 de abril de 2014

La Kurruca angelikalis


La Kurruca prieta a pie de obra y en traje de faena
León, 2014.

El angelikalis


Buenos días. Circunstancias de la vida han hecho que la curruca que traigo hoy a esta página haya tardado tanto tiempo en hacer acto de presencia. Sin embargo se trata del primer pajarín con el que tuve amistad en la infancia, mucho antes incluso que con la Kurruca blasensis, o con cualquier otra avecilla de las que han ido apareciendo aquí, todas colegas de la adolescencia y de la vida adulta.

Como al resto de las currucas se la conoce por distintos nombres y apellidos, aunque el más común es el de angelikalis. Y eso a pesar de su afición a la parranda. Junto a su condición de parda, a la que nunca renunció, hay una canora párvula e inocente, más guiada por el corazón que por la cabecita, exceptuando el glande y los meninos.
Compañera de juegos, de trinos y de sueños en la puericia, la Prieta, nombre que le viene de su plumaje negro y fuerte, es muy aficionada a los nabos y a los rábanos, por lo que algunos viperinos la motejan también de rabanera.
Cada cosa a su tiempo y los nabos en Adviento, es uno de los dichos frecuentes en el pico de la innominata, el cuarto apodo, finalmente, por la que es conocida.

¡Cuántas historias, cuántas correrías podría contar de ese primer tiempo de emplume y empalme, cuando todavía palpábamos una tripilla entre las piernas y la barriga blanda del bebé, pálida y panzona, a la medida del huevo que recién abandonamos!

Pero no me entregaré hoy a la melancolía, no en la primera ocasión en que escribo de esta curruca. Y eso pese a que alguno de mis recuerdos más potentes están relacionados con separaciones y reencuentros. A los diez años me encerraron en una jaula de locos a mil kilómetros de distancia de nuestro nido y hasta los quince no pude reanudar mi relación con este pájaro pardo.
Para entonces yo no había acabado de emplumar y él tenía ya un pelazo negro y denso como el coño sin depilar de una bantú. E incluso le estaban saliendo los espolones, y eso que es medio mes más joven que yo.

Paolo Conte.   Happy Feet.

https://www.youtube.com/watch?v=0s4DqJLotw0

Y volviendo a los coños, ésos fueron precisamente los que perdieron a la angelikalis.

Descendiente de taberneros, desde sus bisabuelos, la Kurrua prieta, de prieto picudo, fue una pionera en el mundo del turismo diplomado en este país. Asistió muy pronto a las clases de la Escuela Superior de Hostelería en la capital del reino y volvió hecho todo un profesional de la bandeja, el servicio y el trato directo con el cliente.

Pero, al mismo tiempo, en Madrid perdió el pelo de la dehesa y aprendió también literatura parda y demás artes natatorias, entre otras la de Cúchares.

En la adolescencia fue nuestro guía espiritual de fin de semana. Nos llevaba por la bragueta a todos los saraos donde oliera a bacalao, aunque el único que mojaba en la salsa picante era él. Toreaba lo mismo jóvenes vaquillas libres de las que tiran al monte, como veteranas y experimentadas becerras del negocio en cualquier tentadero de pago.

Netherlands Dance Theatre.  Ángeles caídos. Steve Reich.  Drumming.

https://www.youtube.com/watch?v=GuGPiZ4b-es

El  Angelikalis  llevando agua a las gallinas siracusanas.

Hizo un nido y lo mantuvo un tiempo, pero es más largo el pillo que el anillo y tornó a las andadas y a los picaderos de reses bravas, sin hacer ascos a jóvenes terneras.

Jefe de sala en comederos y figones de categoría, educado y risueño, seductor, profesional reclamado por todos, tiene en su haber el récord europedo de portabandejas, 33 con sus correspondientes servicios. Y aún así compaginó ésa, que fue sin duda su vocación, con la de cartero municipal, con la que redondear sus ingresos.

Pasó por momentos muy duros el angelikalis los últimos años, tiempos en los que permanecía prácticamente oculto, confuso y desarmado, agarrado al botellín de cerveza, otro de sus amores.
Hasta que le llegó la edad de la jubilación, hace muy poco, y se retiró a una vida de anacoreta en un nido solitario, entregado a su pequeño huerto de flores, hortalizas y verduras, y a sus gallinas, sus conejos y sus gatos.

Ha renacido la curruca y vuelve a sonreír. Casi no sale de su encierro voluntario y abandonó el botellín, las tías -¿por una temporada?-, y el juego, su tercera pasión. Sigue fumando como un fogonero. Lo voy a ver cuando trabaja llevando el agua a los animales, como en la foto, o cuando recoge los huevos de las gallinas y les abre el corral para que salgan a picotear a la huerta.
Salen también los conejos y se sientan en la hierba sobre sus patas traseras, mirándome erguidos, ¿Quién será ese pájaro con el que tanto se divierte el angelito?

Siempre fue generosa la prieta riendo mis pequeñas historias humorísticas o mis bromas, y ahora lo sigue haciendo. Y ése es quizá el rasgo más acusado de su carácter, su generosidad, tanta que a veces la ha llevado al exceso y a la disipación. Hoy le queda un pequeño estipendio, una salud recuperada y una paz con las que tal vez nunca soñó.

Parálisis Permanente.  El acto.  Jugando a las cartas (en el cementerio)

https://www.youtube.com/watch?v=hlnh_SF2FiA 

¡Salud, kurruca, y un abrazo muy fuerte!

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Luna y la Tomillera


Luna interpelando a la  Kurruka tomillera :  ¡Eh, kurru!...
León,  2012.


Luna


Ha muerto la Luna. Se lo debía. Había prometido traerla aquí junto a su amigo el Brañuelensis, como hice con la Popa del Mirlo rubio. Pero he llegado tarde.

La vi este invierno por última vez, ya muy vieyina, apenas veía y a duras penas la sujetaban las patas. Había salido de un tumor desde los días en que le saqué esa foto. Pero el cáncer se reprodujo y era mayor, le faltaban las fuerzas para pelear y se dejó ir en silencio.

Luna era la jefa del cotarro, la caporala de un nido que compartía con otros tres canes, todos mucho más grandes que ella pero más jóvenes, además de media docena de gatos, cuando no había nuevas camadas, más las aves de corral, sin olvidar a la Curruca tomillera, con su compañera y su pollada.

Se movía por casa con parsimonia, como una abuela algo reumática. De pocas palabras, te miraba y te lo decía todo. Los otros perros la obedecían sin rechistar, porque era regañona con los de su especie. Pero después era un seductora increíble que atraía a los gatines y a los pollitos como si fuera su madre. La suave lana ensortijada de su pelo blanco enamoraba a todo tipo de seres vivos, incluidos los humanos y excluidos piojos y otros parásitos, porque era una dama muy limpia.
No tuvo hijos, pero sí embarazos psicológicos que le permitieron criar varias camadas de gatos.

Por su pequeño tamaño, pero también por su seriedad y su carácter formal, era la única que tenía permiso para entrar en casa, aunque a ella le gustaba echarse a la puerta, para recibir a las visitas y pedir mesura a los otros animales cuando se exaltaban persiguiéndose entre las flores del jardín.

Había nacido el primer día del año 2000, en Alicante. Un amigo de la tomillera y su pareja, encontró a la madre recién parida en una cuneta, con una camada de 7 perrines. El chaval volvía de la juerga de fin de año y los recogió. Era una Bichón maltés, esos perros -me cuenta la amiga de la Toña- que en Malta usaban para limpiar los barcos de ratas y ratones. Era, pues, un ratonero con algunas trazas de perro de aguas, pero más pequeño y con pelo más liso.

Murió en enero, recién cumplidos los 14 años. Estoy triste y recuerdo con frecuencia a la  Lunina desde que me enteré de la noticia. Una amiga es una amiga aunque sea una perra.
Se fue la Luna, se ocultó. Pacientes lectores, queridas currucas pardas, amada tomillera...: ¡Amén!


W. A. Mozart.  Requiem. Lacrimosa.

https://www.youtube.com/watch?v=k1-TrAvp_xs

Salud hasta el final.


Cannavina Carduelis

domingo, 1 de diciembre de 2013

El Mirlo rubio del pruno


Jano bifronte.  Poeta comiéndole la oreya al  Mirlo rubio.
Dolores de poesía en los bares.
Laionsity,  2012.

Recuerdo


Buenos días. Finalmente he tenido que improvisar también esta entrada, a pesar de que llevo todo el año buscando la oportunidad de ver a la Curruca aedensis. Fui cambiando su ubicación mes a mes con la esperanza de poder fotografiar los pinreles de la pájara en la actualidad. Esperé hasta el final. No ha podido ser, el año se acaba y es la última oportunidad que tengo para dedicarle unas imágenes y unas pocas palabras. El resto del mes está programado.

Y en este tiempo sólo hemos hablado dos o tres veces, por teléfono. Naturalmente yo he ido viendo y comentando casi diariamente sus fotografías, Aedotor en Schutterchance y en nuestros Flanvoritos, donde se impone la calle con sus infinitos motivos y geometrías. Más un evidente gusto por lo psicodélico en un sentido amplio, además de original, Different..., como repite en sus comentarios Preyi Coco, otro fotógrafo de SC.

El Mirlo, como cualquier pájaro, incluido naturalmente el Pardillo que esto suscribe, va cumpliendo años y cansa ya de tanto trino: la pajarera hospitalaria en la que canta, es cada día más una trampa donde no se ve salida ni color. La veteranía, la entrega, el cariño, el buen humor, la camaradería, están dejando paso a la bisoñez, la competición, la desconfianza, las caras largas y el cada uno a lo suyo. Cuando no a la ignorancia, la trepa, el pelotismo, la puñalada trapera, la mala hostia y el San Pedro se la bendiga. ¡Con estos mimbres, cestos podres!

Las imágenes son de los dos encuentros del año pasado en León. La primera en la cita poética primaveral organizada por Felipe Zapico y sus amigos, Dolores de poesía en los bares, y la segunda en la tranquilidad de su nido leonino.

En el ñeru del  Rubio.  Arriba el  Mirlo, abajo el  Pardillo.
León,  2012.

Propongo y espero que si el año que viene no surge la oportunidad de vernos, la forcemos.

¡Ánimo y paciencia, colegui, que no te quiten ese punto de alegría que siempre tuviste y regalaste!, aunque volvamos a la clandestinidad de las catacumbas, de las que quizá nunca salimos...

Juan Perro.  El mirlo del pruno.


¡Salud, currucas y demás pájaras pardas!

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Insolación balcánica


La  Versicolor  y el  Esguilatorres  en un paso de baile.
Asturias 2013.

Insolación


Buenos días. Como ya sabéis llevo un año programando, más o menos con un mes de adelanto, las entradas del blog, de tal manera que a primeros de agosto tenía ya unas 60 en cartera. Como no escribí ese mes y tardo en empezar después de las vacaciones, he ido gastando las que me quedaban. ¡Grecia me deja cada año más estupefacto!. No obstante, y por si acaso andaba apurado, fui adelantando títulos, buscando músicas o subiendo alguna fotografía, sin el texto. Para hoy, por ejemplo, tenía previsto escribir algo sobre el Mirlo rubio, al que hace más de un año que no veo, pero no quería imágenes de encuentros anteriores, pensaba poder verlo algún día de estos dos últimos meses. No se me arregló y tuve que improvisar con las dos currucas pardas con las que más me oreo.

En realidad hoy es otro de esos días en los que debería de haber echado mano de esa etiqueta de Perdío..., que es como me encuentro, pero ya anuncié a primeros de año que no quería andar haciéndome el quejica porque no sirve para nada, aunque ya que estoy... Esto fue una manera de buscar el auxilio en mis colegas las canoras, mirándoles los pieses.

La queja no es queja, es lelez, apijotamiento, estupefacción, como dije. No salí del pasmo griego. Me bañé muchas veces ese mes, unos minutos en cada ocasión, y no me tumbé ni una sola a tomar el sol, siempre buscando la sombra, ¡pero tengo una insolación de la hostia!

Lafra.  Andrea Szamek, violín. Ivo Hristov, clarinete. Nasco Hristov, acordeón. 
Krastyo Metodiev, percusión. Jasmina Petrovic, voz.  A Glezele Yash.


Cuando todavía estaba no sólo insolao, sino por ende medio sordo, recién llegado de la verita del mar, escuchando noche y día la ola que lame la orilla egea, lo que me provoca un acúfenos marino: a treinta kilómetros del Cantábrico sigo oyendo ese ruido durante meses: insolao y sordo estaba aún cuando escuché, en compañía del Juliensis treparriscos, la Trompetera versicolor y otros amigos, al grupo Lafra, música balcánica que nos visitó en Oviedo por San Mateo. Una delicia y una alegría.

En realidad empecé muy mal la noche, porque se me fue de las manos la cámara de fotos y cayó desde tres metros de altura a la puta rue. La destrocé, por eso no tengo imágenes del evento. Pero después todo fue miel sobre hojuelas gracias a estos fenómenos, verdaderos virtuosos y unos cachondos.

La versicolor no se privó de lanzarles unos cuantos hurras y bravos, pero sobre todo a Jasmina, la cantante croata, muy simpática. Tuve el placer de saludarla al final del concierto, habla un castellano perfecto porque lleva varios años aquí. ¡Tengo facilidad para los idiomas!, decía ella sin falsa modestia. La había felicitado por su voz, por el repertorio que nos gustó, algunas canciones conocidas también en versión griega, Alkistis, o la sefardí Adiós querida, Bregovic..., y también por la cantidad de idiomas que había utilizado en el concierto: servocrota, búlgaro, húngaro, turco, ruso, castellano...

Lafra.  Adiós querida.


Adío!

El pardillo común.


P. D. Hay un montón de registros de Lafra en youtube, así que aprovecharé su buena música para ilustrar más entradas. ¡Salud!.  Ramiro.

jueves, 17 de octubre de 2013

La tomillera en vuelo norteño


Pieses de currucas pardas, verano y entretiempo.

Con pies de plomo


Buenos días. Pues tampoco en esta ocasión sacaré a la Luna, como había prometido, la perrina de la Toña Kulensis. No la trajeron, ya está muy mayor y hoy prefiero los pinreles actuales de la curruca, con la que me volví a reunir hace cosa de dos meses, a finales de verano. Hay en el archivo fotos con la Luna de la otra vez que nos vimos, pero volveré a retrasarlas. En realidad hoy tuve que cambiar también la entrada prevista, que tenía preparada desde primavera para el Mirlo Rubio, pensando que lo vería en alguna ocasión, pero no ha sido así, a ver si para el mes que viene ya pasé por Laionsity y actualizo un poco los cariños, que los tengo arrecíos y bajo mínimos.

Ya empiezo regular y con dudas, me dicen que esa palabra no existe en asturiano, arrecío. Exista o no, para mí es andar frioleru, un poco arrugaucu y destemplau. No es que flojee el cariño, sino que se acatarra y agarra la gripe por falta de calor hupano. Y eso es justamente lo que trajo del levante levantino la curruca tomillera. Le sobran calorías a esta pájara, que derrocha cuidando enfermos, en bata, en horas de trabajo y dando patadas a un balón, en bragas, en tiempo de ocio. Y otro montón de cosas de más provecho, aunque por ella no jugaba tres partidos a tope a la semana, jugaba doce más los dos del domingo, ¡qué bárbaro!

Imaginaba que tantos días de verano sin poder entrenar le pondrían les patuques algo blandas, ¡quia!. Esos dedinos que se le ven saliendo por delante de las sandalias no son humanos, no son de carne y hueso, ¡son de fierru forjao decoraos por arriba para que den el pego! No me extriñe, como no tenía balón, andaba todo el día haciendo maratones campo a través, media maratón a derechas y media al revés. Eso por la mañana, por la tarde le daba al pedal, ¡Señor, qué salud!

Por cierto y volviendo a los pies: en verano usa sandalias para airear que imitan muy bien las de cuero, pero no os engañéis, ¡son de acero cortén! hechas por él mismo y pintadas, que ya os dije que era un manitas, aquí piesitos, o mejor patitas. Te pisa un callo con uno de esos pies y por el efecto rebote compensatorio se te sale un ojo de su cuenca. Sólo es cuestión de meterlo otra vez, pero duele.

Fueron apenas tres días que, como siempre, me supieron a poco. Creo que ya eché mano más veces a la cita del Cántico Espiritual de San Juan, Mira que la dolencia/ De amor que no se cura/ Sino con la presencia/ Y la figura..., y lo hago porque me convence. Es posible que el santu escribiera  Amor con mayúscula, pero el minúsculo se nutre de lo mismo. Esto viene a ser otra explicación de lo del cariño arrecío del comienzo. A propósito, ¿a quién se le ocurriría esa expresión de estar de cuerpo presente?, ¡pa matálo!...


Pie  de foto (¿o viceinversa?): "Esto nun ye un pie",  René...

El callo

No era gitano era payo

Estimada curruca tomillera
de vuelos largos y pies de acero
te escribo desde mi osera
compañera del alma compañera
¡no me pises que me muero!

(Se llamaba Cayetano
todos le llamaban Cayo)

No era gitano era payo

De  Letrillas escangallás. 2013.


Arctic Monkeys.  From de Ritz to the rubbel.


¡Salud, curruca, y en general a todos los pájaros pintos o pardos!

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.

lunes, 24 de junio de 2013

Dende el ñeru el esguilatorres


Orquídea en el nido del  Juliensis.
Oviedo, 2013.

De  flores y ferramientas 


Quién le iba a decir al Treparriscos, cuando iniciaba sus primeros volidos de larga distancia por la Cornisa Cantábrica vendiendo coladores y mangos de mortero, entre otra infinidad de cosas del ramo de ferreteros, que acabaría dedicando parte de su tiempo libre a las flores -y no es metáfora de las mujeres, que también, sino literal- y plantas de ventana y balcón.

Pero antes de eso fueron muchas y variados las actividades y negocios que emprendió, casi siempre cerca de la tierra que lo vio nacer, porque se trata de un ave casera y querenciosa. Eso no le impidió hacer una travesía atlántica en una bañera de las que vendía por entonces metido en el tema de los sanitarios, para demostrar su estanqueidad, provista de una vela, en compañía de otras dos currucas tan bravas como ella.

Suaves alisios los llevaron a las Bermudas, término que me permite recordar otro negocio en el que se metió el Esguilatorres. Bueno meterse no se metió, ya que el asunto le quedaba muy grande. Me refiero a las prendas que confeccionaba en un taller, porque su especialidad era la ropa interior masculina en tallas especiales, gigantes, vamos, y él es un pajarín más bien corto de talla, como yo. Cuidadín con esto de las tallas que os veo venir: hay mucho gigante pichacorta aunque use calzoncillos extragrandes.

Al cuento. Lo dicho, calzoncillos, calzones, gayumbos a media pierna, ceñidos, de faldón, marianos, que como todo el mundo sabe son los que usa el actual presshidente esshpañol y de donde les viene el nombre. En fin, metido ya en huevos, diversificó y amplió el negocio tocando algo la cosa ortopédica con postizos, suspensorios y bragueros. Quizá de ahí, del paquete testicular -όρχεις, órjis- le vino su afición a las orquídeas, que es otra manera de decir que le salió de los cojones.

Muchos años de curro en la sanidad pública y experiencias personales muy duras acabaron por ablandar un poco y dulcificar su voz, pues como ave canora no era muy apreciada, creo haberlo apuntado ya, son otras sus virtudes.
Estos últimos doce meses han sido especialmente duros para este resistente pájaro pinto. Pronto hará un año que se fue su compañera y se fueron varios amigos muy queridos, todos pardos, que piaban en árboles vecinos..
José Manuel Collado.   L'aire me apagó la vela.


Jabalí a pleno día desde el nido del  Treparriscos
Villafría. Oviedo, 2012.

A primeros de año le llegó la edad de la jubilación y, aunque con el cuerpo castigado, sigue vivo y dispuesto a dedicar más tiempo a sus flores y a sus colegas. Todavía me acepta algún consejo de aficionado a la floricultura, pero no los necesita como se puede ver en la primera fotografía.
Un poco apartado del ruido urbano, desde las ventanas de su nido mira los praos con oveyinas, corderinos, e incluso xabalinos salvajes a pleno sol.

Termino dedicándole este pregón del comercial de ferretería, que podría pasar por un original de los que soltaban los profesionales del ramo como lo fue él:

Cantinela del viajante de ferretería

Bisagras y cerraduras, tiradores y manillas
Tirafondos, tornillos, alcayatas, aldabones y aldabillas

Chinchetas, clavos, escarpias, puntas y tachuelas 
Azadas, picos, rastrillos, palas, cepillos y azuelas

Hachas, serruchos, sierras y serrones 
Hoces, guadañas, focetas y podones.

Martillos y piquetas, mazos y macetas.
Cortafríos, punteros, palancas y palanquetas.
Niveles y plomadas, espátulas, llanas y paletas.

Alicates, tenazas, llaves de varias razas
Pocillos, tacitas, tanques, tazones y tazas

Pero ésta era ya la sección porcelana, loza y cristal, y del hogar en general, después de los destornilladores y demás herramienta que no recuerdo, la enumeración podía seguir:

Navajas, tijeras, dedales, agujas y mecheros
Cazos y hervidores, ollas, cacerolas y pucheros.

Cucharas, cucharillas, tenedores y cuchillos.
Platos, vasos, copas, perchas y cepillos

Espumaderas, coladores, cacetas y cucharones...

De  Letrillas escanagallás. 2013.

Cannabina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.

Pachito Alonso y sus Kini Kini.   Llegó papá.

domingo, 12 de mayo de 2013

En el nido de la blasensis -2


Artesanía maragata, labor de la madre de la  Blasensis.
Morales del Arcediano. León.

Los pozos del Turienzo


Fue a principios de julio, recién terminado el curso, empezábamos las vacaciones y teníamos todo el verano por delante. Los padres de mi amigo eran agricultores y los míos tenderos en otro pueblo a unos diez kilómetros. Por las mañanas los dos ayudábamos en nuestras respectivas casas pero, en aquella época, por las tardes nos dejaban salir hasta la hora de cenar. Los días eran muy largos todavía.

Sería uno de los últimos veranos en que disfrutáramos de esa libertad, en los siguientes también por las tardes había labores que hacer y en los pueblos nadie tenía vacaciones, ésos eran lujos de señoritos de ciudad.

Después de comer, cogí la bici y marché a Morales, una hora de pedaleo. Sobre las cuatro ya estábamos los dos a la vera del río, siempre fresco y sombreado por viejas paleras, negrillos y alisos. El pueblo, mientras tanto, dormía la siesta tendido al sol, silencioso.

Siempre hacíamos lo mismo, caminábamos entre los árboles por una u otra orilla buscando un pozo nuevo donde bañarnos finalmente, tirando piedras y descubriendo la presencia de alguna trucha a la sombra de las ramas que caían sobre el agua y que, al verse descubierta, salía pitando como una centella hacia el centro del río.

Repetíamos pozo muchas veces, y nos limitábamos al tramo del Turienzo que correspondía al término de Morales, pero eso era ya muchísimo río para nosotros. Y teníamos lugares preferidos, claro, como las zonas de los molinos al norte y sur del pueblo y en sus proximidades, o dos pozos muy profundos de aguas casi estancadas bajo dos farallones rocosos colgados sobre el río, que se veía forzado a sortear este afloramiento en varias curvas.
Todos ellos sitios especialmente apartados, silenciosos y poco accesibles, con vegetación densa de ribera y matorral, donde los árboles eran más numerosos, altos y viejos que en otras zonas.

Después de bañarnos un rato, nos tumbábamos en la hierba al sol, que apenas si podía atravesar con alguno de sus rayos aquel techo de hojas y, ya secos, nos sentábamos a la sombra de cualquier palera al borde del agua.

Esa tarde el agua estaba muy buena y pasamos más tiempo de la cuenta chapoteando, pero después, con las espaldas apoyadas en la ancha palera, que tendría casi tres metros de circunferencia, o eso me parecía a mí entonces, cansados y felices, estábamos en la gloria. Mirábamos correr mansamente el agua con un susurro leve, y la luz que se filtraba entre las ramas del árbol parpadeaba en la superficie con reflejos verdes y dorados sobre las profundas sombras del lecho y las orillas.

Las profundidades del Turienzo
Morales del Arcediano

No conocíamos entonces los versos de San Juan, ni siquiera fumábamos, pero aquello era contemplación extática. Habíamos pasado la tarde contando chistes, riendo y alborotando, pero ahora estábamos callados como en misa. ¿Pasó un ángel? No sabemos lo que pasó, un batallón de ellos tal vez. Algo muy raro, sin duda.

El caso es que vimos venir una sombra nadando bajo el agua desde la oscuridad de la orilla opuesta. Cuando llegó al centro nos pareció una trucha enorme, de diez o doce kilos, que jamás podría sobrevivir en un río tan pequeño como el Turienzo, donde era raro que llegaran al kilo. Todo esto lo pensábamos sin decir nada, confundidos por completo.

Más cerca de nosotros y próxima a la superficie, de manera que podíamos ver los dibujos multicolores de la piel, ya teníamos claro que se trataba de una trucha gigantesca.
El pez llegó hasta el borde del río, a medio metro de nuestros pies, nosotros estábamos paralizados. Se acercó tanto que parecía mirarnos con aquellos ojos redondos y cristalinos. Y de pronto asomó la cabeza. Casi nos da un pasmo, ¡echamos los pies hacia atrás como si nos fuera a dar un bocao!.

Con las espaldas contra la palera vimos cómo el truchón sacaba la cabeza del agua completamente y así, erguido, abriendo la boca, preguntó, ¿Podrías decirme si esto es Cuevas? Mi amigo, que era el del pueblo, se vio forzado a responder, pero no fue capaz de hablar y sólo movió la cabeza negando. La trucha hizo un gesto de fastidio y dijo, ¿Y por dónde se va? Los dos a un tiempo extendimos el brazo indicando la dirección. ¡Gracias!, contestó la trucha, ¡Hasta otra!, y desapareció bajo el agua en la dirección indicada nadando majestuosamente.

No volvimos a hablar de aquella tarde y, al menos yo, jamás le conté la historia a nadie, creo que a él le pasó lo mismo, ¿quién nos creería?
Después de ese día nos bañamos muchas veces en todos los pozos del Turienzo a su paso por Morales del Arcediano, pero nunca más en aquel de la trucha donde todavía resiste la palera, moribunda y medio podrida ya, partida por el rayo.

(Dedicado a la  Kurruka  blasensis)

Ramiro Rodríguez Prada

Mungo Jerry.   In the summertime.


Armario empotrado obra de la  Carduelis Cloris
Morales del Arcediano, 2011.

Buenos días. El verderón acaba de echar también el espolón primaveral, perdiendo al tiempo otra de sus plumas. Es ley de vida. Si queréis echar un vistazo a una semblanza anterior de esta popular canora, aquí tenéis la dirección del primer capítulo dedicado al nido del pajarín, y a él, por supuesto.


El Turienzo ya no es lo que fue, pero tampoco nosotros lo somos, estamos tan contaminados como él por el paso de los años y los venenos tragados, psilicosos perdíos. No es suficiente una riada al año para llevarse toda la mierda acumulada, ¡tiene que llover a cántaros! 
Me lo explicaba didácticamente la curruca, muy entregada en temas educativos, como el estornino, con este vídeo que me envió "sobre la relación del hombre con la naturaleza".

Animación de Steve Cutts.   Man.

  
Que sigamos cumpliendo años, ¡y rapidín que somos un cáncer!, pero con salud. Espero que te preste también la música, curru, eran de los nuestros por aquella época...

Mungo Jerry.   Mungo's  Blues.


Salud a todos.

martes, 19 de marzo de 2013

Café con la Tsakonensis


Un café  sketo  con la  Curruca  eubiota
Geromili,  Petriés. Grecia 2012.

Κοκκινοτσιροβάκος της Εύβοιας
(Συλβία της Εύβοιας)

Sentados en la playa de Geromili, charlando tranquilamente alrededor de una taza de café solo, café templado y sin azúcar que la Tsakonensis traía en un termo, que quita la sed y deja ese sabor seco y tostado en la boca, a la vista de un Egeo cuya luz hace daño en los ojos y en el corazón... 

Hablábamos una vez más de la precaria situación que vive Grecia, de los amigos y conocidos a través de la fotografía e internet, pero también de nuestro país, al que la mayoría de  griegos tienen idealizado, unos por la vía futbolera y otros por nostalgia romántica del antifascismo. Todos habréis visto esas pancartas en la Acrópolis, en las manifestaciones, en las concentraciones delante de la Embajada Americana o del Parlamento en Síndagma, con la leyenda  NO PASARÁN.

En un comentario, hacía Ana Capsir (Navegando por Grecia) un chiste a propósito de algo parecido: en una sentada de los '70 en Valencia, los universitarios cantaban el  No nos moverán, y seguían cantando mientras corrían delante de los grises armados con toletes... 

Tal vez sea ese el espíritu, la actitud que necesitamos, aunque debamos huir cuando el enemigo tiene todas las armas en sus manos. La cautela no es cobardía.
Pero esta curruca no es una pajarina ingenua de las que se engañan, ni en lo que se refiere a la Historia ni al futuro. La Historia nos enseña que no sólo pasaron mandándonos mudar, sino que siguen aquí, y con todos los resortes del poder en sus manos. Se llama Fascismo. 
El futuro no sería nada para nosotros si el Proletariado no hubiera tomado su nombre, precisamente, de la prole. Y si los jóvenes lo tuvieran, futuro. Pero no nos condenan a nosotros a la miseria, condenan a las generaciones venideras, que son las de nuestros hijos e hijas, o las de nuestros amigos, o de nuestras hermanas pequeñas... . Tal vez por eso insistimos en el  No nos moverán y el  NO PASARÁN.

Por eso y por orgullo, porque no nos importa encajar una derrota más, donde la derrota es ley de vida.

Παναγιώτη Τούντα. Αμαλία Βάκα (Αμαλία Μάτσα).   Kαλλιοπακι. 1948.

http://www.youtube.com/watch?v=Am-SsFunJBQ

Creo que la Tsakonensis, por las crías con plumón que todavía alimenta en su nido, suscribiría todo esto, porque en directo no era capaz de decírselo en su hermosísimo idioma y hablábamos más con las miradas que con las palabras.

En éste de San José, se celebraba el día del padre. Quise enviarle un recuerdo en particular a esta curruca eubiota, ¡un padrazo!, por ser de todos mis amigos quien tiene los pajarines más pequeños y por tanto quien más esperanza y fuerza necesita para seguir luchando. 

Por estas fechas las carrasqueñas se empiezan a ver por el campo y entre los matorrales del monte bajo, buscando insectos, que son su comida favorita, y un lugar seguro para su nido, animadas ya por la luz primaveral. 
Sabemos que las currucas llevan a veces un bigotillo blanquecino un poco ridículo, pero la Sanjuanina eubiota no gasta de eso, es más austera. Tampoco es ave de vuelos largos, recorre el territorio donde vive y lo conoce como pocas aves, pero es endémico del norte y centro de Eubea y no suele abandonar el entorno de su nicho salvo fuerza mayor.

Si tenéis interés en leer el capítulo precedente acerca de los hábitos más comunes de este pájaro, podéis pinchar en esta dirección:

http://wwwpsilicosisblogspotcom.blogspot.com.es/2012/12/la-curruca-eubiota.html

El  Κοκκινοτσιροβάκος  en sandalias la  Pardilla  en zapatillas
Santos Apóstoles.  Eubea. Grecia, agosto 2012

Y ahora vienen las disquisiciones del pajarólogo y ornitorero linwhiskyco. La Curruca carrasqueña, Sylvia albistrata orientalis o Tsakonensis de San Juan, es una Συλβία της Εύβοιας. Su otra denominación, el sustantivo Κοκκινοτσιροβάκος está compuesto de dos términos y siempre tengo la tentación de traducirlo por Curruca roja, porque kókino es rojo, que lo tienen, pero en realidad no sé que significa tsirobákos. Esto son suposiciones mías, pero me suena al lugar por donde anda o a la forma de moverse..., tal vez haga referencia a la vegetación, puesto que gusta de los carrascos.

Además de ese nombre compuesto de la carrasqueña, a la curruca la llaman también  Ωδικό πτηνό Τρυπομάζης, el primero un genérico descriptivo, Ave canora, y el segundo, con aroma oriental y quizá también compuesto. De hecho por la raíz Tripo, agujero, y las costumbres del pájaro conjeturo que describe su forma de ocultarse (en el agujero figurado...). Está tan cerca por su significado de un avecilla parda hermana, de la península Ibérica, pero también muy cosmopolita, a la que nosotros llamamos agachadiza, que me la hizo recordar, aunque la agachadiza es más grande, y Gallinago y no
Sylvia.

Consultado el monje de Karoulia, el mi Dimitraki, me pasa una colección completísima de imágenes de currucas en Google y en la primera tanda, junto a la panoplia pajaril, ¡oh sorpresa!: me encuentro con las fotografías de las piernas de la Tsakonensis en Psilicosis!, ¡¡Panayitsa mu, pa habernos matao!!...
La segunda tanda es ya una muestra de la amplia familia de los τσιροβάκοι griegos, entre los que figura nuestra especie. Pero ni así hemos podido saber qué significado tiene esa palabra. El Inmortal Dimitrios dice que no le suena a griego, pero indagará.

Y hasta aquí el capítulo de hoy de Currucas pardas. Envío de nuevo un abrazo lleno de plumas y trinos canoros al que llamé en la primera entrega que le dediqué, Juanito Caricias, no sólo por lo cariñoso, sino también porque su apellido tiene algo que ver con ese significado. Y muchos recuerdos para la familia de su nido en Halkida.

Υγεία, φίλε μου!, ¡Salud, amigo mío!

Γρηγόρης Ασικης.  Το Νινι.

http://www.youtube.com/watch?v=Edh4dkvxE6k


Cannavina Carduélis, psilikossa, rebétissa.

Besos

sábado, 16 de marzo de 2013

La esperansa blanca


Sésar, la gran esperansa blanca del Jazz.

La versicolor


Buenos días. Ayer se habló de quien abajo firma, la responsable de esta etiqueta, pero lo hizo ese puto cuervo de forma torticera, con medias verdades, mentiras completas e imágenes chabacanas. No creáis una palabra a semejante pajarraco traidor, de mal agüero, y volvamos al cariño y al calor de los párvulos nidos canoros.
Y porque hablamos de canoras traigo de inmediato, para tapar ese agujero negro, al Estornino versicolor, al que le sobra color, incluso negro negro entre algodones bluseros. Él no es sabedor, frase de su cosecha, de esta encerrona curruquil. Una sorpresa.

La pegatina que lo caricaturiza es obra de uno de sus compañeros músicos quien, además de estos detalles simpáticos, cede la nave industrial en la que ensayan ahora, después de los recortes que el Ayuntamiento de Llanera aplicó a su Escuela de Música.
Murió aquel combo salsero, Los guajiros del Caribe y desapareció la formación original del Taller de Jazz, de los que puse varios temas en los capítulos dedicados a la Escuela. La grabación de hoy es de esa banda.

Los que quedaron, ejemplo de entusiasmo, buen humor y dedicación, se hacen llamar ahora  Llanera Jazz Conection.

¿Hablé de la voz de negraco que gasta esta curruca? Pues no juré en falso. Cuando apunté ese merecido piropo no disponía de la grabación de hoy, que volvió a subir admiradora33jc, ¡gracias salerosa!, y que traigo hoy aquí como homenaje a los músicos, al pajarín y a la verdad más verdadera, no como la de ese asqueroso córvido.

Pero si vuelve a esta jaula el caesarensis, es también y ante todo porque el pájaro acaba de perder otra pluma. Ganó un espolón, como me pasó a mí ayer. Acabaremos sin remedio desplumados, cargados de espolones y callos (picantes).

Escribo esto una semana antes del evento que, el 15 y 16, hoy, nos reún(irá)e de nuevo en torno a una mesa, si todo sale según lo previsto, en compañía del Esguilatorres juliensis y otras pájaras pardas. Y si no sale, de todos modos saldrá esto y valga como testimonio de camaradería y buenos augurios, ¡y que se joda el cuervo!, en presente y en diferido.

Ya he ido dando cuenta de algún encuentro con esta curruca. En Gijón para ver al Pulgarcito y comer una fabada con la Políglota pulgueña, o con el mismo Treparriscos en la proyección de la película, subtitulada, La eternidad y un día, de Anguelopulos, cuando se cumplía el año de la muerte del cineasta, de un ciclo de cine griego que organiza Céfiro, asociación de profesores de latín y griego, también en Xixón.

Y aquí en el ñial de Vetusta hemos compartido risas y lágrimas, alguna protesta -¡ellos, que son unos protestantes! yo sigo arrestada en la jaula-, además de buenos alimentos, últimamente con la presencia frecuente del juliensis que enriquece la velada, grandes valedores los dos también de la teología heteróxida extremaña. Un lujo reunirlos.


El  Estornino versicolor  en la noche del Huracán Explosivo
Gijón, enero 2013

Y no quiero preterir más, queridas currucas, la escucha de esta voz sorprendente, de las cavas más oscuras y roncas entre el Torío River y el Βερνέσγγα Πόταμος, con más jondura que la del Tío Borrico en lo suyo, ¡sentrañah míah!.
Como los grandes jazzmen americanos que vinieron a Europa porque eran reconocidos y mejor pagados, esta curruca emigró a Gijón, donde parece que su arte encuentra un público más agradecido.

Un saludo especial también para Cachito, que toca la travesera y Dulce, el saxo, amigas y currucas, hembras, por supuesto.

¡Salud, negrako, que el orujo y el buen vino te conserven esa vocecita de canorilla!

Louis Armstrong. Taller de Jazz de Llanera. La Corredoria, primavera 2012.
Voz, Sésar Amstrong Gonsáles.   When The Saints Go Marching In. 

http://www.youtube.com/watch?v=Nx2MGqoMuIA

 ¡Caaarallo!...

Muchos besos

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.

viernes, 15 de marzo de 2013

Cuenta atrás


La  versicolor  y el  pardillo  dándose un bico
Dos piscis coloraos

El pardillo


Me han encargado a mí una breve semblanza de esta pájara, ya que es ella la encargada de dar cuenta de las Currucas pardas en esta sección, y no estaría bien que escribiera una autobiografía retratándose a si misma.

Como soy cuervo y no canora no me voy a entretener en trinos, que lo mío ye graznar.

La Carduélis cannavina, conocida popularmente como Pardillo común, es ave muy aficionada a las semillas de marihuana, por lo que recibe el apellido de esa peculiaridad de las de su especie. A las de cannabis y a otros alpistes que le ayudan a calmar su inquietud, ya que se trata de un pajarín que no para, el jodío, con el azogue en el cuerpo, en el pico y sobre todo en su pequeña mollera colorá.

El pardillo empezó trabajando un verano, siendo muy joven, como pelador de lúpulo, pero acabó ingresando en un nido de cuervos, ¿o era de viudas negras?, más por necesidad que por vocación. Después de abandonar aquel calabozo de requetés en Cataluña, en su adolescencia recién emplumada, con varias profundas morderduras y picotazos venenosos en el cuerpo, ya sin pizca de plumón, desaprovechando las lecciones, jugando y perdiendo el tiempo, acabó el bachiller retrasado y sin pena ni gloria.

Trabajó otro verano en la construcción y sacó el carnet de volidos cortos sin motor, en globo y planeador. Hay que decir que en esos años ayudaba también bastante en el nido familiar: si algo no se le puede achacar es falta de acción, siempre muy serviciales y diligentes las Carduélis, recordemos también a la Cloris, el Verderón blasensis, primo hermano.

Viene después su etapa barcelonesa, libre, digamos, sin rejas, santíssimoss, ni estantiguas con sotana. Eran cielos conocidos de la infancia pero esta vez volando sin miedo. No aprovechó sin embargo todo lo que ofrecía entonces la capital catalana, porque llevaba todavía encima el ¿cañamón? de la dehesa. Aún así, ahí lo perdió, al tiempo que salía un poco del pasmo acultural de la Espania rural frascuela y franquista.

Tiene rarezas el pardillo, como en su día trabajar de cristalero por la mañana y de masajista por la tarde, disfrazarse de mosca cojonera o compaginar el culo con las témporas y la velocidad con el tocino.

El trienio rojo en Laionsity está ya muy documentado y novelado a través de las semblanzas de otras currucas, donde también aparece ésta dando el cante. Aquí se graduó en literaturas y músicas pardas de todo género, en compañía de una bandada de canoras que pernoctaban el los altos del bajo Barrio Húmedo y otros tugurios arbóreos y hasta en los soportales de la Plaza Mayor o en los de la Cebada. Quizá por eso a veces tiene un tufo sospechoso a vinazo de bodega. ¿O será a sacristía rancia? Ambos. Por lo demás, mucha risa, bastante ruido y pocas nueces.
Ahí perdió el segundo pelo, o sea pluma, en compañía del Mirlo rubio y del Estornino versicolor, entre otras currucas pardas.

Esa afición al grupo, junto con el duro aprendizaje en la pajarera apostólica, convierten a este fringílido en un buen candidato para coros de canoras de especies hermanas, o para enchironarlo en jaulas, porque no para de cantar y vira con facilidad, a poco alpiste que se le administre, de lo servicial a lo servil. Que llega a marear de tanto darle al pico, vamos. Y total, este ejemplar de pardillo en concreto, ya no vuela, pues tiene el ala derecha medio escangallá de hacerse pajas, un desastre manifiesto, así que enjaularlo no da pena. ¡Adopte un pardillo!


Orquitis política  del  pardillo común

En fin, son demasiadas cosas, 59 exactamente, y algunas muy gordas, como se puede ver, para resumir en una sola entrada y la cannavina se niega a aportar más datos por hoy. Para un cuervo negro, ¡pleonasmo!, y enemigo de florituras como eu eso es una gran noticia. Ni mú, que no soy vaca.

La razón principal de incluir una entrada dedicada a esta curruca, es que hoy le salió un nuevo espolón, o perdió otra pluma, como prefiráis:

¡Jódete, patrón
saca pan y vino,
chorizo y jamón
y el porróoooon! 

Salud

Letra, Ηλιας Λυμπεροπουλος. Música, Μ. Πλεσσας.
Τζένη Βανου.  Χιλιές βραδιές. Miles de tardes.

http://www.youtube.com/watch?v=3UaoSCFn5Y0

Y un regalo cubano cubano!

Compay Segundo en el Olympia de París.

http://www.youtube.com/watch?v=ER0oHIkKrlw
 

Korvus Korax, Ο Μάυρος (O Mavros), El Negro.

viernes, 15 de febrero de 2013

Con el carricero oceánicus


La  Pulgueña oceánica  en primer término con la curruquina  Marinensis
Xixón,  Asturies, enero 2012

Volido norteño


Decíamos en uno de los primeros capítulos de esta etiqueta que el Carricero políglota, Acrocéphalus palustris, subespecie Pulgueña, es ave canora de múltiples registros, estrofas y gorjeos, reclamos, chasquidos y parloteos, ruidos, trinos y rasgueos. Y algún aullido.
Los ejemplares de la familia atlántica, que han fijado su residencia en las islas Canarias, aunque sea de forma provisional o temporal y sean currucas y no canarios, llevan el apellido oceánicus.

Es una especie en peligro de extinción, riesgo que ya ha sido puesto en evidencia de forma reiterada por esta curruca, aprovechando que el Guadalquivir desemboca entre Huerva y Cái.

Pulgarcito.  Estoy en crisis (Tema principal de la película del mismo título)

http://www.youtube.com/watch?v=3Swi3Rd3M2s&feature=related

En Cádiz pasó unos años este emplumado pardo, formando nido y dando el cante con otros pájaros de la bahía, de los puertos, de las islas, del estero y del mimbre. Al calor sureño.
Cante chico, pero también grande, alrededor de la lumbre y un plato de habichuelas unas veces, otras como un señor en torno a más selectos alpistes, siempre prendiendo la candela.

Suya, en coautoría con Moraga, otra curruca canora, es por ejemplo, aquella del inefable Raimundillo, Pa mojar,  en aquel disco en directo con B. B. King, Noche de flamenco y blues:

Un puchero de habichuelas
y una barra de pan
la cuchara en una mano
y la otra pa mojá

Ha pasado el tiempo. Después anduvo volando por Barcelona, apodado allí mediterráneus, regresando así a sus orígenes, tanto familiares y de nacimiento (según él contaba, fabulador impenitente, en realidad debió nacer en Andalucía, cuando me diga la verdad ya no lo creeré...), como al eco de otros sonidos ya vividos, o al eterno volver a empezar desde la base que es la puta rue. Carricero y carrilero.

Saltando las tapias
comiendo melones
 luna llena en la cara
y un plato de macarrones  

El Pulgarzito.  Amor canalla.

http://www.youtube.com/watch?v=KwhUkhtbwCo

Dos músicos. Por la izquierda, el Estornino versicolor y  el Carricero políglota
Gijón, Asturias, enero 2012

Saliendo de la espesura isleña se acercó de un volido largo a la Penénsula y de ahí dio el salto al norte. Llevábamos casi seis años sin vernos.
Acompañado por el Estornino versicolor, fui a escucharlo trinar a Gijón en una noche de ciclón explosivo en todos los sentidos. Llegamos al local donde actuaba, con ciclón, y cuando marchamos, aunque casi había desaparecido el atmosférico, llevábamos otro subido a la chepa.

La  pulgueña gorjeó a lo políglota musical, con una selección de temas en la que empleó a fondo su pico y una garganta con el poso negro ya de los años y las experiencias.
Pájaro transhumante, nómada como dice en una de sus canciones que ya subí, parar para poco, pero cuando lo hace da gusto ver cómo se entrega en la palestra esta curruca.

Cosechó bravos y aplausos de un público exigente, baqueteado y, por ende, sacudido también ese día por el ciclón explosivo de marras. Tiene muchas tablas el Acrocéfalo, que no significa Cabezabolo, no confundir. Y no hay nada contra Manolo, al contrario.

Pulgarzito. Sinto del disco Yvengafiesta Funky tribu

Como lo seguiré viendo poco y muy de tarde en tarde, a menos que volviera a migrar, no voy a alargar la entrada, así tendré materia algo más fresca que tallar en posteriores capítulos, sin recurrir siempre a biografía repasada.
Viajaba con una curruquina de su nido, ya casi pájaro emplumado en realidad y que abandonó la seguridad del árbol familiar precozmente, el Marinensis. Ahora viven y planean juntos en las Afortunadas.

El día que siguió al concierto, después de largos paseos para abrir el apetito a la vera de la mar por la villa de Jovellanos, nos comimos todos una fabada, como no podía ser de otra manera, a la que acompañaron de primero unas fuentes de oricios cantábricos, asturianos desde luego. Y algunas golosinas más, sidra entre otras.

Después de una larga sobremesa copera nos despedimos. La versicolor enfiló una de esas calles gijonesas que cruzan la ciudad, camino de su olivo. Nosotros cogíamos el tren para volver sin riegos alcohólicos al nido vetustiano.
Las currucas pulgueñas andaban indecisas, sin saber muy bien hacia dónde volar, tal vez a Salamanca, a Galicia, al foro forete..., un poco aventuradas y siempre abiertas a lo que salga.

La  kurruka políglota  saneada y abierta
Gijón, enero 2012
Me despido con un tema suyo, y otra vez con Moraga, que es de los que más me gustan de toda su políglota carrera musical y que no había podido encontrar hasta ahora. ¿Dije que ladraba? También.

Alberto Moraga y  El Púlgar.   Soy un perro.

http://www.youtube.com/watch?v=7M-fjXXmOSA

Salud, kurrukas.

Cannavina Carduélis, rebétissa, psilicosa.

martes, 12 de febrero de 2013

Con la manriqueña lírika


La Alondra manriqueña al regreso de Marathonas
Oviedo, 2012

Buen día. Veréis, quería hablar hoy de las casualidades, por no seguir el orden habitual en esta etiqueta, que suele consistir en contar algún encuentro con mis queridas currucas pardas, encuentros que con frecuencia se producen en torno a una mesa, por lo que si se leen esos capítulos seguidos, da la sensación de que nos pasamos el día tripeando, porque gran parte de lo que se cuenta tiene que ver con el condumio.
Pero os juro que también es medio casualidad. El otro medio, vicio. Vale.
Por si os interesa repasar la primera entrada sobre esta kurruka, aquí la tenéis. Del 25/6/12:


Y bien, la casualidad y el propósito quisieron que esta curruca cogiera la piqueta geológica, como también hizo la morena de mi copla, y que la conociera siendo todavía un pájaro guayabín, él más que yo.

Pero es que además es de la familia de las lírikas, con la que siempre he tenido comercio, desinteresado se entiende; quizá una palabra tan degradada no tenga cabida en un lugar donde se habla de poesía, de sentimientos por tanto. Pero intercambio tampoco me gusta. El comercio que prefiero en estas circunstancias de ruin monetarismo es el carnal, sin mediación pecuniaria. Me lío, pero me entendéis, espero.

Nos leímos en un tiempo en que tanteábamos la posibilidad de una publicación, junto con una bandada de escribidores e ilustradores de todas las razas y rarezas, cada uno de su pueblo, principiantes como nosotros.

Aquello no cuajó porque era un grupo muy heterogéneo, ¡una canora un mundo!, y de este modo cada mochuelo a su olivo. Todos publicaron sus libros de trinos en los años siguientes, incluida esta curruca allerensis, y con exquisita música en su mayor parte.
Y de ahí salió también la Psilicosis. La primera avecilla en publicar allí sus recién estrenados gorjeos poéticos, Iter Iacobi, fue la manriqueña. Con eso está dicho casi todo.

La casualidad quiso también que la madre de esta lírika fuera astorgana, su padre había emigrado a tierras maragatas y allí se conocieron. Yo había estudiado con una prima suya en aquel curil instituto maragato de don Abelardo y compañía. Era un cura trabucaire, con voz de cazalla y fumador empedernido, que marcó una época, cutre cómo no, en mi generación.

Lo que nosotros no supimos hasta bastante tiempo después de habernos conocido, es que nuestros respectivos progenitores también habían tenido cierta relación amistosa en el tiempo en que su familia tuvo un nido en Astorga.

Pero es que me pasó algo parecido con el mirlo rubio, el Aedensis. Sólo que su padre no vivía en Astorga sino en León, más lejos. También nos enteramos al año del comienzo de nuestra amistad, de que se habían conocido y habían bebido juntos más de una vez.

Astorga es una ciudad pequeña, León un poco más grande, Oviedo algo mayor y Gijón, donde nació la manriqueña, más. Entre las cuatro dibujan una franja con mucho territorio y mucha gente, ¿qué hace que dos generaciones se encuentren de manera casual y simpaticen hasta llegar incluso a la amistad, en ángulos y tiempos caprichosos de ese espacio? Los pájaros se mueven por instinto.

No le ando buscando el misterio al asunto, sólo que me hace gracia, se trata de una doble carambola, porque somos poco más que bolas de billar rodando a impulsos de..., ¿o no?.

La página de Jesús Aller:


Las huellas de la Anábasis
Oviedo, 2012

Y la tercera casualidad curruquil se dio con la Caesarensis versicolor. Los padres del estornino coincidieron con los míos en un lugar más triste: un hospital. Pero incluso allí, en medio de lo que todos vivimos alguna vez, encontraron muchos momentos para hablar y acompañarse. Lo supimos bastante después. Ellos no tenían ni idea de que sus hijos las habían corrido juntos, ni nosotros que habían compartido charlas y penas.

Nosotros nos conocimos en León, cantamos a coro tres años en más de una vaina, todas inocentes, e hicimos amistad entóncenes.
Después de treinta años, otra casualidad nos volvió a reunir a través de amigos comunes. Aunque la versicolor vive en Gijón, estaba con esos amigos en León, que le hablaron de una pardilla leonesa que vivía en Asturias, un lío. Era una servidora. Ni siquiera podemos presumir de que nos buscáramos. Valdría, para los pájaros que somos, eso de la respuesta está en el viento, él nos separa o nos empuja otra vez con la bandada, y nos reúne. Es un dicir.

A ver si otro día le dedico por fin unos párrafos a la cresta de esta Alauda allerensis, hoy volví a extraviarme y ando ya de banda a banda sin dar pie con bola.
Pero no me iré sin dejaros otra muestra de su precioso canto. Ésta abre su última colección de trinos líricos, Los dioses y los hombres, de la que ya os hablé en un par de ocasiones aquí, incluyendo otros registros canoros, el día 8 y el 26 de junio del 2012.

En el jardín
       
        La piedra cae y cumple
 un oscuro destino.
La nieve se recrea
 en su final sonoro.
  Hermosos epitafios
     yacen indescifrables.
   En el jardín sagrado
         vida y muerte fundidas.


     (Los dioses.  J. A.)


Áyios Oros, Átos.  To periboli tis Panayias.  El jardín de la Virgen.

http://www.youtube.com/watch?v=TDmWPjrC3Ag


Salud y que dure lo que tenga que durar.

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.

viernes, 18 de enero de 2013

La curruca versicolor dando pie


La  Versicolor  espurriendo les patuques tras el cocido maragato.
Castrillo de los Polvazares, León 2012.

Muy poco a poco voy ganando terreno en las programaciones, y si la salud y  los problemas técnicos se mantuvieran en este punto, creo que en febrero podría empezar a sentirme menos agobiado por las cuatro o cinco entradas semanales que tenía pensado ir entregando este año.
En la medida en que adelanto un poco el trabajo y no necesito estar pendiente de que tengo que escribir, me encuentro más relajado y me enfrento a lo que siga con otro aire y optimismo, y eso se nota en el resultado final. Y la falta de tiempo es algo que nos condiciona a todos.

Digo también todo esto como una forma de agradecimiento a las currucas, cuyo recuerdo suelo tener muy fresco y de las que no me cuesta casi nada hablar. Además, la cosa biográfica es aquí ligera y de fácil composición, ya que mucho de lo que cuento de ellas o es inventado o está tan disfrazado que no lo reconoce ni la madre que lo parió.
Así puedo improvisar con media docena de datos y cuatro claves personales, la mayoría de uso general que todo el mundo entiende y alguna otra más críptica entre colegas, inocentes antes que malignas.

El Estornino versicolor es el pájaro pardo al que más veo en estos tiempos, a lo largo del pasado año una docena de veces por lo menos, en general fines de semana. Pero también en otros eventos, felices unos, definitivamente tristes otros.
Hemos desayunado, comido y cenado juntos, cocinando él, yo o a medias. Viajamos a León por los Dolores de poesía en los bares donde alternamos con el Mirlo rubio, sin registro podológico del encuentro, y pasamos un fin de semana de la capital a la Maragatería, entre cocidos, no entrecocidos como el sabadiego, que beber bebimos lo justo y necesario. Allí nos entrevistamos también con la Curruca centenalis.

Aquí tuvimos ocasión de compartir manteles con el Esguilatorres juliensis, al que sigo viendo regularmente, aunque perdí la oportunidad de fotografiar sus pinreles reunidos bajo la mesa, ¡me falla la máquina y no acabo de enviarla al técnico! Al ténico, diría el estornino.

El trompetero versicolor es el otro soplador de la cuadrilla curruquil, con el saxofonero blasensis, éste del Arcediano, el que forma con el centenalis el  Dúo los del Huerto.
Pese a que la Escuela de Música de Llanera, en Asturias, no ha podido seguir con los cursos de trompeta y otros, con el chasco correspondiente para profesores y alumnos, por desidia y falta de voluntad política de los responsables municipales, el estornino acude regularmente a ensayar por libre a una nave industrial, en horas de cierre, con sus compadres del grupo de yazz y salsa, ¡eso es afición y mérito!

Los Guajiros del Caribe. La Corredoria Arena 2012. A la trompeta, David Gómez. 
Nací moreno, trumpet extasis.

  
El  Estornino  Caesarensis  a la pata suelta
Oviedo, 1 de enero 2013

El anterior es un concierto al que asistí acompañando al caesarensis, en el que tocó y cantó también con el grupo de jazz, donde además pude ver actuando en directo a dos amigas, puro entusiasmo, Cachito en el de jazz a la travesera y Dulce al saxo y la voz en los dos grupos.
La grabación, que agradecemos, es otra vez una gentileza de Admiradora 33jc, de quien me dio referencias el batería del grupo y cuyos vídeos aproveché en los capítulos dedicados a la Escuela de Llanera.

La segunda imagen del pinrel es de nuestro último encuentro. Pasamos juntos la noche de fin de año y el estornino fue el cocinero esta vez.
Si bien lleva años viviendo con los del culo moyao de Xixón, había traído de León una cecina de chivo en adobo que coció con horas por delante y que acompañó de unos chorizos, también de chivo, y unas patatas. Es un plato típico de la cocina popular leonesa que yo no recordaba, aunque mi madre dice que ella también lo hacía en casa cuando éramos pequeños, porque era un plato habitual del Bierzo, al que podía acompañar amén de las patacas el repollo, como en el caso del botillo.

Pese a la dureza de la cecina de chivo, la carne estaba tiernina como la espuma, con un montón de gelatina que quedó en la pota y con la que hicimos sopa de fideos tres día seguidos.
Nos contaba la canora cómo un pocillo de este caldo era una tapa común en muchos bares de León capital. Allí nos conocimos y allí convivimos tres años, y sin embargo tampoco recordaba por esa vía este plato tan contundente del invierno leonino. ¡No hay quién entienda la memoria!

Tendré ocasión de hablar con frecuencia de esta curruca porque seguimos en estrecho contacto, ¡bueno, tampoco así de estrecho, caramba!...
Y me voy con otro de los temas de, para mí, aquel memorable concierto.

Muchos besos a todos, currucas y animalicos en general

Los Guajiros del Caribe. La Corredoria Arena 2012.  Mambo influenciado.

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.


P.D. Recordando la Cabrera de Nuno:

http://nunogarciaaparicio.blogspot.com.es/?view=classic


¡Salud!