viernes, 2 de mayo de 2014

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Tentación y marujeo.


Salí a tirar la basura.



Los días ya eran grandes y aún parecía media tarde. Abrí la ventana, que es la de un 1º, y me asomé para comprobar si habían puesto ya los cubos en la calle. Una mujer que esperaba el autobús urbano en la cercana parada se aproximó al edificio y desde la acera me preguntó, ¿Perdone, podría hablar con la señora de la casa? No está en este momento, pero soy su marido, ¿si puedo ayudarla?, contesté. Bueno, usted no, son cosas de mujeres..., dijo misteriosa, reforzando la negativa con un gesto de la mano. ¡Ah!, pensé, igual quiere consultar con ella algo sobre la menstruación, el embarazo, la lactancia o el climaterio, ¡vete tú a saber!. ¡Tiene unas flores muy guapas!, añadió empezando a regresar a la parada, y refiriéndose evidentemente a la mi morena. ¡Sí que lo son, gracias!. Esas ventanas son mi orgullo, para qué negarlo. La mujer remató, parando y volviéndose como un torero, Quería pedirle unos esquejes a su esposa, pero otra vez será. La paisana seguía ninguneándome, mi compañera apenas dedica tiempo a las flores, soy yo quien las planta y las cuida. He repartido esquejes por el vecindario a todo el que me los pidió, y a gente desconocida que, como a ella, le llamaron la atención las plantas sin tomarme sólo por el pinche y el sacabasuras de la casa. ¡A ver si tiene suerte!, le dije, y cerré la ventana. Aunque le gustaran, había pisoteado mis flores, que es como decir eso, mi pobre orgullo. Entre el diálogo y el coraje que me dio, se me olvidó mirar si estaban los cubos en la acera.



Vinicio Capossela.  Con una rosa.


http://www.youtube.com/watch?v=QLFQxS02XR4&feature=em-subs_digest-vrecs



Salud y felices pesadillas


ra