martes, 17 de enero de 2012

Ψαρά, Psará -2


Grecia, verano 2011

La isla es seca y agreste, donde los aromas embalsaman el aire, usando la expresión de Kazantzaki. Toda ella huele fuertemente a monte, a tomillo sobre manera, con variedades que permanecen floridas hasta pasado el verano conservando toda su potencia odorífica.

No tenía carreteras entonces, el año 93, sólo el camino de tierra que la atraviesa desde el pueblo y puerto, en un itsmo del extremo sur, hasta el Monasterio de Theotoku en la punta norte, el resto eran senderos que se adentraban en dos pequeños valles con parras de uvas rojas, en granjas con higueras y algún cítrico, productos hortícolas y aromáticas, como en los kipos, jardines de las casas en el pueblo, muchas con él al lado. Probablemente los únicos lugares cultivables de la isla, con algo de agua. El resto es matorral bajo y terreno rocoso y yermo.

Pero esos senderos permiten también recorrerla a pie o en burro en toda su circunferencia y admirar las vistas del Egeo más azul desde los farallones e impresionantes acantilados que la defienden. Senderos que también descienden a playas solitarias.

Hoy parece imposible que Psará contara con una de las flotas más importantes de Grecia en los primeros años de la independencia del país, en la década de 1820 al 30. Y que pudiera alimentar a varios miles de habitantes (tengo entendido que cerca de veintemil).
Había astilleros y marinos y fue de las primeras islas cercanas a Turquía que se sumó con todos sus efectivos a la sublevación, hecho que pagaría caro muy pronto, con la muerte o esclavización de sus habitantes y la completa destrucción de la isla en 1824. Pocos lograron escapar.
No volvería a resurgir nunca. Y no pudo sumarse al naciente estado griego hasta un siglo después, con las refriegas de las guerras balcánicas en la década de 1910 al 20.

El palikari, el héroe local es Antonios Vrantzanos que dirigía la defensa de la fortaleza de Mavri Ragi, el Paliokastro actual, cuando la isla fue invadida por las tropas turcoegipcias de Ibrahim Pachá.
Pero el psariota más conocido en Grecia y en el resto del mundo fue Constantinos Kanaris, azote de los otomanos en la mar, que llegó a ser almirante, ministro de marina y primer ministro del nuevo estado.

Pasear por el pueblo al atardecer o por la noche era un lujo al alcance de cualquiera. Los olores parecen intensificarse y los jardines de las casas llenos de flores y plantas olorosas, albahaca, menta, los muros cubiertos de jazmín y madreselva, perfumaban las calles. La ausencia de vehículos a motor proporcionaban el complemento ideal de tranquilidad y recogimiento que preferíamos en nuestras vacaciones, un pequeño oasis de paz, un paraíso pequeñín a la medida humana.

La última noche en el baile de la boda hubo música en directo y el pueblo se reunió en la taberna. El grupo que durante aquellas jornadas nos pareció más hostil, bebiendo en el otro extremo de la barra donde estábamos con el cocinero grecobordelés y su mujer colombiana, acabó por aproximarse a nosotros, de la mano del psariota australiano que habíamos conocido viniendo en el barco y que no había cumplido la promesa de invitarnos a su mesa en la Panagía.
Se acercó a mí porque soy indudablemente más loco y borracho que la morena de mi copla y por ahí me dieron. Iba de una esquina a otra de la barra pues en las dos tenía un chupito de usso esperándome.

Ussos de Limnos y Halkidikí

El resultado fue la primera cogorza de usso en Grecia. Como la de anís y otros licores dulces es de las trancas más cabezonas que se pueden agarrar. Pero la paz quedó firmada, no hay temor de que si volvemos nos hundan el kaike.

A las cinco y pico de la madrugada, cuando se acabó la fiesta, nos fuimos a la cama. Salíamos a las 7 en un kaike más pequeño que el Psará, casi un transbordador a su lado, que va directo hasta Limniá, el puertín de Volissós, el pueblo donde se dice que nació Homero, en la costa oeste de Chíos.
Es una travesía que dura una hora u hora y media a motor. Tenía miedo al mareo y más estando como estaba todavía, pero el mar parecía un plato y me tranquilicé.
El kaike lo gobernaba un hombre mayor con gorra de Kapetanos ayudado por un marinero de su edad. Viajábamos dos soldados de un pequeño destacamento de la isla, la mi morena y yo.

A dos millas de la costa comenzó el baile. Una ligera marejada. Cuando las olas empezaron a barrer la cubierta el capitán nos metió con él en la cabina y los soldados se fueron a la bodega mientras el marinero tendía una vela trapezoidal y pasaba un cabo al capitán por un agujero en el mirador de la cabina.
Nunca he tenido miedo en estas situaciones porque siempre me pareció experta la gente de mar con la que me embarqué. Pero empecé a marearme.

El agua subía por la cubierta y pasaba por encima de la cabina, el kaike cabeceaba como un corcho empapado y borracho, mientras el Kapetanos sostenía el timón con la derecha y tiraba del cabo con la izquierda acordando un poco la vela y la proa a la dirección y la fuerza del viento y de las olas. Antes, con cara de llamarme malaka, gilipollas o pajillero, me había lanzado un caldero de goma, atado por el asa a un cordel, para que vomitara.
Y eso era lo que hacía yo y lo que hice el resto del trayecto. Tres horas de tremendo meneo y vómito contínuo, mi peor experiencia marinera. Sólo vomitaba usso. ¡Si me llega a pillar una de aquellas que según nos contaron después hacían que el kaike tardara 7 u 8 horas en atravesar el canal, las espicho!

A un par de millas de Limniá se calmó la mar, dejé de vomitar y salimos a cubierta, yo sudaba entonces el usso que todavía me quedaba en el cuerpo y fuera hacía frío. Empecé a notar un pinchazo a la altura del hígado que fue aumentando rápidamente.
Antes de atracar estaba ya totalmente doblado por el dolor, del tipo cólico biliar o nefrítico. Como era alto pensaba, "un neumotórax en la base del pulmón derecho, con lo lejos que estoy de Silicosis", que era el hospital donde trabajaba en España y una complicación típica de la enfermedad de los mineros que veíamos a diario allí. ¡Quién me iba a colocar el tubo con la pericia de los neumólogos de Oviedo!¡El tragicómico que llevo dentro, penoso!

Un coche nos subió hasta el ambulatorio de Volissós donde entré pidiendo ya una buscapina compositum por su nombre y apellido, explicando el mucho usso que había bebido la noche anterior en Psará.

La médica era una chica joven que sustituía por primera vez ese agosto al titular. La acompañaba una fornida enfermera con la que departimos bastante los tres días que nos quedamos en Volissós. La doctora me tumbó en una camilla y la ví acercarse con la aguja montada en la jeringuilla con la buscapina que pedía.
Tuvo que apuñalarme dos veces el culo, por describirlo gráficamente, para ponerme la intramuscular. A los griegos los pincharía la enfermera que era más veterana y sería experta en eso, a mí me concedieron equel dudoso honor.

Alquilamos una casa y dormí como un bendito hasta el mediodía. Me levanté nuevo.

Aquella estancia en Psará y la aventura final dió lugar a un cuento que escribí para mi sobrina Tania, de una serie titulada "27 amaneceres y un poema (Al oeste de Anatolia)", destinados a ser ilustrados por ella aunque finalmente no necesitó rematar el trabajo y sólo se ocupó de algunos. Se titulaba Pescador.
Os hablé de esa serie creo que en Gallinas siracusanas porque había pensado publicar ahí uno titulado Machito follador, sobre un gallo de corral. Si hiciera un tercer capítulo de Psará sería con Pescador. Pero más adelante.

Una canción muy conocida en Grecia de la que hay muchas versiones, incluso de coros populares, con el clarinete, clarino, como protagonista, más típico del Peloponeso y el Épiro, y esos coros que contestan a la cantante (¡y que veo que en esta versión faltan, ya es tarde!...), que nos recuerdan, como algunos de los palos del rebétiko, las melopeas arábigas o la herencia turca en este caso.
Melopeas entendidas en su doble sentido, ritmo mareante y enagenación mental transitoria producida aquí por el ouzo, en otros temas por el haschís u otras drogas.

Εγό κρασί δεν έπεινα, ουζο για να μεθύσω!, Yo no bebía vino, ¡usso para emborracharme!, de Eleni Tsaligopoulou.


Y este es un tema (o un grupo porque desconozco su nombre) llamado Ouso. Hacen una especie de yazzrock pero con la inclusión de instrumentación oriental, esa especie de teclado, pero con cuerda pulsada, parece un kanonaki o salterio, llama la atención. Supongo que son griegos porque el timbre y los ritmos lo son.

  

Salud, Υγεία!

Μπαρμπαρώμιρος.
Barbarómiros.

lunes, 16 de enero de 2012

Ψαρά, Psará


Grecia 2011

Ηe mencionado ya a Mitsos en varias ocasiones al hablar de la parea, los amigos de Ayi Apostoli de este año, que trabaja en la taberna de Spiros y es psariota. La primera persona con la que hablamos cuando llegamos hace dos años al puerto de Petriés con el taxista de Kimi.

Ψαράς, Psarás es pescador. La pequeña isla al oeste de Χίος, Chíos, vive de la pesca y un poco del turismo. En línea recta atraveasando el Egeo no está a muchas millas al este de Limani Petrión, el puertín de Ayi Apostoli en Eubea, donde el psariota curra ahora.
Mitsos nos contó, sorprendido de que conociéramos su isla, que o kirios Pappas, el hombre que nos alquiló diez días una casina en la única población de la isla, del mismo nombre, había muerto hacía unos años. Es lógico, ya era mayor cuando lo conocimos hace 20.

Nos decidimos por Psará porque las Inouses, al este de Chíos, frente a la capital, muy próximas en el canal que la separa de Asia Menor, islas de armadores, eran más caras, los emigrantes traían el suficiente dinero como para que sus habitantes no prestasen mucha atención a los turistas para completar sus ganancias.
Desde la oficina de turismo griego, la municipal, en el puerto de Chíos nos pusieron en contacto con la isla y alquilamos la casa sin verla por consejo de una funcionaria muy amable que nos atendió. Y acertó.

Pasamos la noche en la ruidosa y movida capital de la isla de Homero y al amanecer del día siguiente cogimos el Psará, un kaike que la une con la isla, en una ruta un poco larga por el este y el norte de Chíos para descender después por el oeste hasta Psará y Antipsará, la islina deshabitada que la acompaña a sotavento. Digo larga porque no hubo buena mar, atendieron a la llamada de socorro de un barco turco que nos obligó a un rodeo de tres horas y yo, para no faltar a la costumbre, me mareé horriblemente.

En el barco trabamos conversación con un emigrante australiano que volvía a la isla por el verano a pasar un par de semanas y celebrar la Panagía para la que faltaban apenas tres días. Nos invitó a comer con su familia el día de Nuestra Señora, el 15 de agosto, en las dependencias de un monasterio ortodoxo, Moni Kimisis tou Theotocu, situado en el extremo norte de Psará, donde nos reuniríamos el día señalado casi todos los habitantes de la isla, poco más de un centenar contando a la docena de turistas que la visitábamos.

Con ayuda del gobierno francés habían puesto en marcha un restaurante en las casetas externas del puerto, que fueron utilizadas hasta principios del XX para recluir en cuarentena a los marinos que regresaban, tratando de evitar el contagio de epidemias como la peste o el cólera, que diezmaban entonces muchas regiones de Europa.

El cocinero del restaurante, contratado por los franceses, era sin embargo psariota, había tenido su pequeña historia personal al enamorarse de una colombiana cuando trabajaba en un mercante y rechazar un matrimonio más o menos concertado que todavía se estilaba en algunas zonas más aisladas.
Regentaba un restaurante griego en Burdeos y lo cerró para embarcarse en esta aventura incierta en su isla.
No sabemos cómo les habrá ido a él, a su mujer y a las dos niñas que tenían. Buenas personas con las que intimamos aquellos días.

En la isla no había coches, sólo una escavadora  para las obras que estaban en marcha y un camión volquete para transportar la tierra. En la caja del camión fuimos el día de la Panagía los turistas y algún psariota que no había dormido la noche anterior en el templo o no pudo ir a lo largo de la mañana.

Comimos una caldo muy ligero de garbanzos (o eran fréjoles?) en una mesa grande donde nos sentaron, invitados por los cofrades. Finalmente no acompañamos a la familia grecoaustraliana, parecía que nuestra cercanía con el cocinero hubiera creado una serie de increíbles tensiones de amistad y parentesco que no llegamos a desentrañar del todo. En un lugar tan pequeño todos están unidos por algún tipo de lazo.
Esto daría para otras dos buenas entradas, aunque más que con la isla tendrían que ver con el comportamiento humano en general, al margen de las patrias.

Pero también tuvimos nuestra pequeña controversia por las susodichas.

Nosotros ya conocíamos Turquía y se nos hacía muy difícil aceptar los lugares comunes del nacionalismo para condenar al vecino. Hacía poco que los libros de texto en las escuelas griegas habían empezado a contar la historia sin apelar al perverso otomano.
Así que nos enzarzamos también en una discusión sobre la bondad y la maldad de los pueblos.
¡En Psará, una isla heróica en la historia griega! Allí Ibraim Pachá había masacrado o esclavizado a varios millares de griegos, hombres, mujeres y niños, que resistieron con bravura hasta el final. Su historia es un calco de la de Arkadi, en Creta, donde algunos miles de griegos se inmolaron antes de caer en manos de los turcos bajo la bandera de Libertad o Muerte, ΕΛΕΥΘΕΡΊΑ  Η ΘΆΝΑΤΟΣ,   como en  aquella hermosa novela de Kazantzakis, El capitán Mihalis.

¡No sé cómo no nos corrieron a gorrazos y nos echaron al Egeo! La verdad es que hubo ciertas tiranteces en algunas sisas hasta el fin de nuestra estancia, pero leves en definitiva.
El último día se ofició una boda y por la noche volvió a reunirse la totalidad de la isla en la taberna donde se celebró el baile posterior y donde se produjo la catarsis. Acabamos bebiendo todos como amigos.

Pero ya me voy muy lejos y he decidido contar el resto otro día. Quizá mañana.

Hablaré de ellas si puedo en algún momento: para escuchar tango al que son adictos como yo, pero del buen porteño rajao, no del italiano, la mejor es sin duda la gran Poli Panou, a la griega, que es también buena rebetissa.
Pero como no encuentro el tango que busco os pondré otra aunque sólo sea por llevar la contraria con el título, porque no se aprecia del todo el desgarro del fraseo de Poli y su deje final. Y no es un tango.

Dame un cigarro para fumar, Δωσ μου να καπνίσω ένα τσιγάρο.


Y de las más jóvenes que ella, pero no tanguista sino como intérprete de otros estilos más lánguidos y dulces, la que más me emociona es Melina Kaná, ¡auténtico veneno griego!.

De Ι Μελίνα Κανά, Φειρούζ, una canción de Θανάσης Παπακωνσταντίνου, Zanasis Papaconstantinu.


Parece que vuelven a funcionar bien tanto el volumen como la posibilidad de escribir en griego. Esto me anima pese a que el frío continúe. Por si os apetece escuchar la versión del propio autor en directo, ahi está.





Salud, Υγεία.


Barbarómiros.

domingo, 15 de enero de 2012

Culones


Cular berciano, botillo 2012.

Se me están complicando las cosas no sé cómo, hoy he pasado un cuarto de hora sin conseguir alinear el texto por la izquierda, ¡pero si llevo haciéndolo seis meses!. Y me sigue sin permitir escribir en griego. Ahora que empezaba a ser más habitual y memorizaba ya algunas teclas. Me desespero, a lo poco que sé se une mi rechazo a las máquinas.

Al mondongo. En realidad culones y culonas son las vacas y los toros de unas razas concretas, cuyos terneros se crían para el engorde y caracterizados por unos cuartos traseros importantes. 

Hablábamos ayer de varios culares, griegos, moscovitas, cordobeses y americanos. Todos tienen el culo más pelao que un mandril de tanto arrastrarlo por las miserias de este mundo, en esto se parecen al fondo del ciego al que corresponde la imagen de este botillo berciano. Se parecen tanto que es fácil dejarse convencer y engañarse.

Decíamos precisamente en Botillos, un texto dedicado aquí a este embutido, que no solían presentarse problemas a la hora de reconocer la cara y el culo de un botillo, pero no podíamos afirmar lo mismo de los millonarios. Prometíamos estudiarlo.

Hoy ya estamos en condiciones de ofrecer una respuesta. ¿Qué diríais vosotros de la imagen, queridas criaturos, se trata de la cara o del culo de un botillo?

Unos optarán por una respuesta y otros por otra, pero todos habéis fallado porque no es ni la cara ni el culo de un botillo sino el rostro de un banquero. ¡Y eso que la imagen ha sido algo retocada para humanizarla un poco pues el original presentaba una cazcarria merdera, en realidad un moco seco a la altura de la nariz, que hubiera dado la falsa pista de que se trataba indiscutiblemente de un cular porcino!. Y no era mi intención engañaros.

El truco para hallar
la cara o el culo
de un millonario
o distinguir a éste
de un botillo
es muy sencillo

Lo difícil es aproximarse a ellos y realizar la prueba en vivo. Pero se puede reconstruir virtualmente como si fuera un banco (qué coincidencia) de pruebas.

Acercáis al sujeto investigado un espejo con una raya de cocaína y un billete de cinco o diez euros, si es de 200 ó 500 la reacción será más aguda, pero de ésos no tenemos.
Si no pasa nada es un botillo. Si sopla la cocaína y aspira el billete es el culo de un rico, si absorbe como una morsa ambas cosas es la cara.
¿Y porqué, preguntaréis con toda razón, el culo sopla la cocaína? ¿Quizás no la ve? Craso error pues el culo de un poderoso es su tercer ojo. Es que está demostrado que no hay banquero que no sea al mismo tiempo flatulento o pedorro, la emoción los pierde y sueltan viento, de los nervios, lo único que sueltan, milagro que no lo envasen también como ya hacen con sus excrementos. 

Pero no lo dejaremos aquí, seguiremos con pruebas de laboratorio porque el asunto se las trae, imaginad, por ejemplo, que estemos siendo dirigidos o gobernados por un grupo de botillos en lugar de una pandilla s.a de mafiosos como es el caso, ¡qué horror!.

Los Enemigos, un poco pasaos aquí de gogós, nos gritan una surrealista de las suyas,

No amanece en Bouzas

Se volviera tu culo
se volviera fiera
se volviera peludo
y luego me engullera

No recuerdo por dónde iba pero no ando del todo perdío.

Hasta mañana, inocentes salchichillas.

Don Sal Cciccione

sábado, 14 de enero de 2012

Árboles (cristianos)


Sauce y chopera, diciembre 2011

Estaba preparando las fotos de hoy algo mosqueado por ciertos problemas con el ordenador que no sé resolver, cercado por el frío de estos días y por el torno amenazante del dentista, con el hombro chungo ocupando media espalda, triste y sola como Fonseca, cuando me vino a ver en un volido astral el mi Dimitraki, el monje eskatalítiko de Athos.
Me trajo miel de Karoúlia y vino del León de Nemea, tinto como la sangre del que mató Heracles.

Había pasado también por Thesalónika estas Navidades para ver a su familia y recuperar fuerzas. Le pasa como a mí que engordé seis kilos en un mes, él subió tres en 15 días.

Hablamos un poco del archimandrita Efraim, superior del monasterio de Vatopedi en Athos, al que pillaron recientemente, conchavado con la mafia rusa, en un renuncio de fuga de capitales, paraísos fiscales, ni divinos ni dantescos, empresas tapadera en Chipre y demás chanchullos de los listos de siempre. Lo han puesto bajo arresto domiciliario preventivamente ante el tamaño de la estafa y del escándalo.
Ya en 2005 saltaron las alarmas por casos relacionados con el sexo, la simonía, la prevaricación, la compra de jueces y la connivencia con el poder político.
En 2008 y 2009 volvieron a denunciarse fraudes, ventas, trapicheos e intercambios fraudulentos con propiedades estatales, etc.

Dimitris estaba desolado. El amigo Efraim había paseado reliquias por Rusia, que tiene varios monasterios en el Santo Monte, para apoyar con toda la pompa de la liturgia ortodoxa a la moderna nomenclatura putinesca.
Ahora el metropolitano de Atenas, Ioannidis, el Santo Patriarca Kiril, Cirilo, primado de la iglesia ortodoxa rusa, piden al gobierno heleno la libertad del arrestado, otro Santo Varón como sin duda lo serán ellos mismos, según aseguran sus seguidores.

¡Si hasta el ministro de exteriores y el mismo zar de las Rusias han escrito pidiendo la libertad del evasor!, clamaba el inocente monje alzando los brazos al cielo. ¡Qué bochorno!

Todo esto en un momento en que la iglesia ortodoxa estaba jugando otra vez la baza del nacionalismo ante los graves problemas de Grecia (o de Rusia).

Por cierto, aprovechando que el Volga pasa Córdoba, piel de toro, le pediría a su Santo Obispo que se encierre en la sacristía y atienda al fornicio de casa, que mire la viga frente a su Santísimo Rostro, que le corte los mismísimos a los pederastas de su propia secta, muchos ocultos todavía, que deje de acusar a la escuela pública de fomentar la fornicación, que no se masturbe o perderá la poca vista que le queda, y que saque la palmatoria sólo para mear porque, como soltero, no tiene derecho ni a que se le empine en sueños, a padecer espermatorrea diurna o poluciones nocturnas, so pena de pecado mortal en clérigo.

¡Hace falta poca vergüenza para salir por peteneras cordobesas a estas alturas! ¡Esto sí que es dar el cante grande! Con lo guapos que son Córdoba y el flamenco, ¡y no quiero hacer apología del fornicio para no cargar más las tintas!...
Que mire a ver si los dineros del Vaticano no se están invirtiendo otra vez en pornografía y prostitución como en tiempos aún  recientes de la Banca Ambrosiana. ¡Hay que jodese!

Le hice una comida al Inmortal Dimitrios que sé que le gusta y que devoró, con la mirada perdida, pensando quizá en las privaciones a las que deberá someter todavía su enjuto cuerpo allá en Áyios Óros, o tal vez en tanto Santo Padre fuera de bolos que firmaría sin pestañear el retorno del Santo Oficio y las hogueras.
Eje del Bien y tortura legal ya las tenemos en el nivel político, ¿porqué no si son los mismos lobos con distintas carlancas?.

Y como llegó se fue. Me dejó un sabor agridulce que no logró disipar del todo el amargor del día.

El Güelmo 2011

Por la tarde, cuando me disponía a redactar el texto previsto, colocadas ya las fotografías y decidido el título y la etiqueta donde iría, entró por la ventana del patio de luces el Ampelis Europeo, Bombycilla garrulus, la curruca Karouliensis, vecina del monje durante unos meses más benignos que los actuales, de hecho volaba ya muy retrasada en dirección a sus cuarteles africanos de invierno.

Nos metimos unos lingotazos del coñac que me dejó don Ramón la noche de Reyes y alzó otra vez el vuelo más caliente y reconfortado.

Entre los dos tesalonicenses, y el brandy final, conseguí remontar el vuelo también yo, aunque me quedé sin título, sin etiqueta y sin texto.
He decidido, pese a todo, conservar los dos primeros con sus fotos, añadiendo el cristianos al título y redactar esto a última hora.

Puesto que lo más serio que mencioné hoy es la tortura, ahí os dejo un tema de Active Member, con la voz de Flaco entre otros, en griego, inglés, italiano, castellano... .

Pame, Vamos  (Guantánamo).


Se cumplen además diez años de la apertura de esta prisión vergonzosa, al margen del derecho, de la ley internacional.

Salud.

Skylorómiros
Rómiros el Perro.

viernes, 13 de enero de 2012

Pollos tomateros


La juventud al pairo

Antes, mucho antes de que echen espolones los pollos deben ser sacrificados en aras del consumo. Están aún tiernos y les entra mejor el cuchillo, se les despluma con más facilidad porque todavía conservan parte del plumón, la carne apenas tiene fibra y se deshace en la boca.
Un tomatero es un aperitivo, un pollo de ración corta para cualquier tragaldabas que los compra en el mercado por cuatro perras. Están ahí, bien educados y gordines, alineados, informatizados y hablando inglés de corrido, aunque ahora, en este estado, no rechisten.

La mayoría está bien preparada para hacerse gallo, alguno con dos carreras y un master o más. Y los que no estudiaron están tan capacitados y son tan trabajadores como los pollos de cualquier generación.

Una vez que han cumplido la edad engordando en los gallineros, antes de que despunte el pavo  y desarrollen la cresta, no van a la mili como antaño, otra forma de no hacer nada, sino directamente al paro, expuestos como éstos en cualquier escaparate. Saben que no tienen muchas posibilidades de que un buitre u otro carroñero se fije en ellos y los lleve de oferta para merendárselos. Pero ahí siguen, ¿qué hacer?

Mientras las fresqueras de los corrales familiares les permitan la hibernación no notarán el frío y así juntinos se dan calor unos a otros y no adelgazan mucho, en estas condiciones además se come más bien poco. Pueden tirar algunos años así de tiesos.

Por caridad, hermanos. Glutamato Yeyé denunciaba con ironía el sarcasmo de la Caridad en, Todos los negritos tienen hambre (y frío), una especie de himno de colegio de curas vuelto del revés.
La cabeza siempre fría...

Tanto da que seas hijo de gallina siracusana, sevillana o tunecina, y es indiferente la raza, Pappanatta, Palurda, Pitula, Pánfila, u otra cualquiera, sólo se salvan los pollos de las rapaces de toda la vida.

Pollos jóvenes, no tienen mucha pluma en esta fase de su desarrollo, pues bien, la poca que tienen algunos la arrancan todavía en estadío de cañamón, expuestos como están de continuo a sugestiones publicitarias del tipo, "cambia de pluma", "arréglate la cresta" o "haste las uñas", caprichos inútiles y costosos que con su exigua asignación semanal no pueden atender y les genera la que se conoce como "frustración postdesplume", al decir de los psicólogos de gallináceas.

Salir, no obstante, de la condición de tomatero es casi peor, porque después del tiempo de espera sin abrigo ni buen sustento acaba uno perdiendo la cabeza, que es lo primero que pudre.

Cuando de rebote
o a mala leche
te rebanen el gaznate,
¡date! 

Moncho Alpuente, con aquellos legendarios Desde Santurce a Bilbao Blues Band, canta muy clarito otra rechifla de los ricos y poderosos, de sus saraos y cuestaciones caritativas, siempre tan pendientes ellos de los pobres pobres y huerfanitos.

A beneficio de los huérfanos
(y de los pobres de la capi tal)


Salud y a emplumar.

Korvus Κόrαx, Ο Μαυροs.

P.D. Estoy teniendo problemas con la transcripción al griego, esa "s" de "mavros" no es la sigma aunque lo haya dejado así porque sólo me permite ahora usar el castellano, aparecen un décima de segundo pero no lo suficiente para picar el idioma. También el sonido se desmadró y sube solo. Tampoco funcionan las opciones en la tecla de la barra. No he sabido solucionarlo de momento. Esto me desmoraliza. Pero es poco comparado con el puteo de los pollos, paciencia. Vale.