viernes, 27 de enero de 2012

Flores de la terraza -4


Crisantemos para Theo

Buenas. Cercado y atacado por el enemigo en varios frentes esta última semana, en particular por la recaída de una amiga en su enfermedad, pero también por el tiempo frío que me pone un madero al hombro día y noche. Cansado de maldormir, anduve tristón, con pocas ganas de broma. Y sigo.

Días atrás, amenazado por el torno del dentista, asedio que terminó ayer con la extracción de una muela y lo que te rondaré, morena, depuse las armas y me entregué a la cuchilla.
Tras el primer asalto del odontólogo, sin mayor daño, estuve preocupado por Giannis Tzakós (apodromos), al que encontré desalentado, dispuesto poco menos que a tirar la toalla en Shutterchance. Intenté animarlo pero yo estaba también para el (pal) arrastre.

Me llegó un poco de calor, que agradecí, por parte de Belén Lozano (crecer), y sus comentarios positivos. También algún guiño de Juan Carlos Rubio (offtravels) y de Valentín Cabañas (carasur), que está colgando esta semana fotos muy guapas de Lisboa y el estuario, con esa luz y esa atmósfera neblinosa que es la esencia misma de la ciudad, húmeda y melancólica como un fado.

Llena de penas me acuesto y con más penas me levanto. Amália Rodrígues, Lágrima.


Chéia de penas me deito
E com máis penas me levanto
.    
Valentín le deseaba paz a mis pulmones y eso fue lo que les di la tarde que pasé en compañía del Picogordo, bálsamo curativo por inhalación, aunque esto es el rayo (la tos) que no cesa. Repasamos también el hígado, para rematar la faena por la brava y estimular la bilis buena, pongamos por caso.

No sabía que me aguardaba otro desencanto al llegar a casa con la soberana, como decía don Ramón. Después de cenar, cuando terminaba la crónica del día, que suelo colgar entre 12-12 y 1/2, escuché por la radio la noticia de la muerte en accidente de tráfico de Theo Angelópulos. ¿Eran las once?, hacía pocos minutos que había fallecido.
Se me cortó el fluss y el colocón,  y eso que estaba con una canción rebética de Marió, ligera y alegre, que habla del haschís.

Como un soplo de brisa benigna recibí la noticia de la vuelta de Alberto, el capitán del Teach, a su blog náutico, Desde la popa. Parece que se ha decidido a contarnos las aventuras y desventuras del regreso de este verano desde Grecia. Saben que estamos con ellos y que no los olvidamos.

¡Bienvenido, Capi!

El sonido de las gotas de lluvia sobre los tendederos del patio interior me deprimen, porque me recuerdan de nuevo el aguacero que soportaba el exiliado en la película Regreso a Cythera. Y no tengo ganas de seguir y entristeceros con mis quejas.
Y acabo de ver una foto de Marta Capote después de mucho tiempo sin colocar una en Shutter. ¡No lo dejes, colega, sigue! Ánimo.

Prefiero dejaros, después de todo, con un mínimo de buen humor irónico. Por gentileza de Moncho Alpuente y sus Kwai,

Hay días que no está uno para nada...  


Mejor dejar dormir
el negro porvenir...

Que descanséis. Hasta mañana. Salud.

Ramiro

P.D. Un tema que nos propone Ana Capsir, de Navegando por Grecia, Sinefiasmeni  kiriakí, Domingo nublado, canción de Basilis Tzitzanis interpretada aquí por esa voz prodigiosa que era la de Stelios Kazantzidis, cambiando un poco la dirección de youtube porque no sale la otra, pero creo que es la misma versión.


Otra versión la puse en una entrada de Geotermias titulada La capa del pobre, en Geotropía. Es la de Sotiría Belou, una de las rebétissas más duras del género, pero vale la pena repetirla aquí.


Besos.

jueves, 26 de enero de 2012

Sombras -4


San  Justo de la Vega. Invierno 2011

Θόδωρος Αγγελόπουλος, Zeodoros Anguelópulos.
(1935-2012)

Ayer, a las cinco en sombra de la tarde, cuando la moto del policía fuera de servicio atropellaba a Theo Anguelópoulos, estaba hablando de él con la curruca Fernandina, el Picogordo, porque le llevaba la novela de Petros Márkaris, coguionista en media docena de películas de Zeo, y el Arruabarrenensis, discípulo de Goethe, de Fausto o de Mefistófeles, no lo sé a ciencia cierta, no sabía que Márkaris era guionista y el traductor al griego de ése y otros grandes autores alemanes.

Lo habíamos mencionado aquí, precisamente, la pasada semana en los artículos dedicados a la última novela de Petros, Con el agua al cuello. Y ahí apuntamos los títulos y el año de algunas películas de Anguelópoulos.

Una banda sonora de Eleni Karaindrou:


Tras una tarde de charla amigable sobre literatura y Grecia, nuestros temas más comunes, de envasar una buena cantidad de cervezas y fumar como fogoneros, llegué a casa  más que animado, tupíu,  como decimos por Asturias, tupido como un colador o una tubería.
Al terminar de cenar y quedarme solo en la cocina escuché por la radio la noticia  de la muerte del más grande cineasta griego hasta el momento. De los detalles me he ido enterando hoy.
Por ejemplo, que el accidente fue en Drapetsona, cerca del Pireo, mientras atravesaba una calle.

Varios pensamientos e imágenes he venido asociando a su muerte, sin oponerles resistencia, permitiendo que me gane la melancolía. Apenas menciono películas o directores aquí porque veo poco cine y no es mi fuerte, pero inevitablemente, recordé algunas escenas de sus películas. Imágenes, la mayoría, de un magnetismo visual extraordinario.
El paisaje nevado de una Grecia nada turística pero más real, el final de La eternidad y un día, La mirada de Ulises, los comediantes silbando la Tarara caminando por las vías, los impermeables amarillos en bicicleta y el autobús en La eternidad, la tristeza del Viaje a Cytera y en general el argumento de esa película conmovedora.


León, diciembre 2011

Cythera es la isla donde nació Afrodita, aunque después fuera Chipre su lugar de acogida y reposo. Y de solaz y descoque, como las bellas de Espronceda en sus lechos.

La película narra la vuelta a Grecia, después de veinte años, de un comunista que tuvo que abandonar su país y su familia, tras la lucha en la resistencia y la posterior guerra civil, y exiliarse en la Unión Soviética.
En la URSS ha formado otra familia pero regresa al cabo para reencontrarse con su pasado, con sus hijos, que no lo aceptan ni lo reconocen como padre, y con su primera mujer, que no se ha vuelto a casar y comprende la tragedia de aquel hombre, que es también la suya, uno de los dramas de la moderna historia griega.

El exiliado acepta el frío que lo recibe, porque tal vez era ya un intento condenado al fracaso desde el principio, una derrota más, y espera en la noche, bajo la lluvia, para subir a una balsa de tablas que lo acercará a un hipotético barco nocturno, fantasmal sin duda, que pasará a recogerlo en el exterior del puerto y lo devolverá a Rusia.
Era la versión original en griego y no pude hacerme con todos los detalles del guión. Pero estoy viendo al hombre junto al embarcadero, empapándose del aguacero que cae, como lo ve la mujer a través de los cristales de su casa.

Ella sale para llevarle un paraguas, pero se queda con el paisano, con la memoria de ambos, y juntos suben a la balsa  que se va alejando bajo la lluvia hasta perderse en la oscuridad.

El viaje a Cytera es una vuelta al amor. Trágico porque en lo que pensamos es en un suicidio de la pareja.

Las otras ideas que me asaltaron tenían que ver también con las coincidencias, como la de estar hablando del director cuando lo atropellaron.

También de Eleni Karaindrou, La eternidad y un día.


Invierno 2011

En uno de los números de Psilicosis hablamos de Gaudí, alcanzado por un tranvía en Barcelona y de Roland Barthes, en París por el furgón de una lavandería.
Más próximo aún a Angelópulos, no sólo en kilómetros, como director y artista, a Pasolini le pasaron por encima con un coche, en un episodio que no llegó a resolverse convincentemente.
El gran novelista Kostas Taksís murió también en Atenas en lo que se interpretó como crimen pasional entre homosexuales que tampoco se aclaró del todo.

Los amigos de la criptopolítica y la conjura llegaron a interpretar algunos de estos casos, como los dos últimos y otros menos conocidos de la misma época, como asesinatos políticos planificados, pero nunca pudieron aportar pruebas. La genialidad de todos ellos, sus feroces y lúcidas críticas al sistema, la radicalidad de la vida privada de Pasolini o Taksís, invitaba a especular con la existencia de una mano negra bien dirigida.

No accidente, sino asesinato político de la extrema derecha griega, fue la muerte del diputado de la izquierda, Lambrakis, ocurrida en Tesalónica, cuya historia recreó Vasilikós en la novela Z (67), y en el cine el director Kostas Gavras (69). A Lambrakis lo mataron atizándole un garrotazo en la cabeza con una porra desde una motocarro en marcha.

Sin tomar partido por estas teorías no deja de ser curioso que Angelopulos preparara su nueva película, en la que iba a tratar la crisis griega actual, y que haya sido un policía su ejecutor, aunque sea de paisano y "sin querer".
Lo cierto es que han matado a un poeta del cine y a un baluarte contra el statu quo.

El viaje a Cytera, banda sonora compuesta por Eleni Karaindrú, como las de otras películas de Zéo.



Salud y felices sueños.

Barbarómiros.

miércoles, 25 de enero de 2012

Flores de la terraza -3


 Crisantemos, invierno 2011

Del Pulgarzito, de su último doble CD, Nomemorí y Vengafiesta y de este último, las sintonías, un  bacilón ligüístico en el título, Isthar Bull, full de Istharbull, de Istambul o de istar del bull mui full, o sea, istar mu fur der bur, Istarbur bury stin bulli, Ian Dury, estar der bulli mui dury porer norte y porer sur  y.
Es el contrapunto elegante a la octava agónica de ayer.



Algo pasa, no estoy, no soy capaz de reírme hoy. Cualquier día es un milagro pero algunos más.

Una traducción precipitada en cuanto al estilo, pero con la ayuda del Inmortal Dimitris, la intentaré maltrasladar al castellano en un estado de enagenación notable después de una tarde con la curruca Arruabarrenensis, el Picogordo cardiológico, que me puso el coco carioco.

Canta Marió, la reina viva del rebétiko, un tema titulado Kati za ípie o Zeós, Algo que (fumó) bebió Dios, o Jasisi que o Zeós,  El Haschís y Dios. A la remanguillé:

Alrededor de la iglesia, directamente, (arround de ermita, directly)) 
¡Amám!
para quemar en el incensario (el mavraki, el marroncillo).
Un diácono en la esquina (en la inopia)
y el cura que dice (el enterao)
¡Amám!
-¿Le dijo algo, Marió mía, el cura al diácono? (Le dijo...)
-Nako mío, escucha para oír y mira para ver (atiende y vigila, pasmao).

Haschís fumó Dios
e hizo el mundo,
Y se lo dió al hombre (el marrón),
¡derviche mío! (inocente!),
y éste puede emborracharse (mamarse).
¡Dale caña que soy pescador! (dale puñaladas que soy médico, dice o Zeós, corta un cacho, mamarracho y coloca, broca!)
¡Toda la manga-ntería! (Los mangas, la baska monegaska)
Marronín de Bursa,
fumeque persa
y la brasa en el nogal (la pipa),
¡manga mío! (colegui),
el narguilé para quemar (el marronín).
Cuando me coloco,
¡mangas míos! (pasaos!),
las preocupaciones huyen de mí.
Unos toques al narguilé,
¡tronqui (mío)!, (turrión!)
me endulzan los colocones.
Unos tientos a la pipa,
¡colega (mío)!,
endulzan los colocazos. 



Boas noites.


Skylorómiros.

martes, 24 de enero de 2012

Sombras -3


San Justo, diciembre 2011

Entre los pensamientos recurrentes sobre el blog está el de las Etiquetas. Ya comenté que en ocasiones me apetecía abrir alguna otra menos genérica, acotando más los temas. Así, he ido recargando algunas como Alfabetos, Arquitectura o Perdío en detrimento de otras como Música o Currucas pardas.

Sin embargo siempre se impone la mesura y me digo que con las que atiendo voy que chuto, ¿qué importa que unas engorden más que otras? Porque hasta hace bien poco seguía con el empeño de llevarlas más o menos a la par, lo que me obligaba a escribir en ocasiones sobre un asunto del que no me apetecía mucho hablar ese día. Pasé de ello.
No desdeño la eficacia de la disciplina pero yo ya cargo al hombro con una más real e impositiva que cualquier vocación, y en estos días fríos la cruz absorbe la humedad y pesa más.

Veo el blog de mi colega Lucas, Geotropía, con la tira de etiquetas, como mis ristras de fotos y no sé porqué me viene a la memoria un poema que recitaba mi padre y que se atribuía, desconozco si es apócrifo, a Espronceda.
Se titulaba Desesperación. Debía de ser uno de aquellos pertenecientes a un libro que manejaron los de su generación titulado Las 100 mejores poesías de la lengua española, o algo así.

Los quintos suyos tuvieron que aprender de memoria, como él, muchas de aquellas poesías, e incluso generaciones posteriores, y hasta estudiando en los curas.
¿No era Desesperación un poco picante para la época?. Yo casi la aprendí también de oírsela, sería el morbo.
¿Porqué la asocié a la profusión de etiquetas?. Pues quizá por esa liberalidad y despatarre sin complejos que describe el poema.

Los versos que recordé son los finales y decían:

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo, qué ilusión!
  

León, invierno 2011

Es todo el poema bastante tremendo, tremendista y tremebundo, con la característica escenografía fantasmagórica romántica. Recuerdo con más frecuencia aún estos otros versos:

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

¡Ñoooooó, qué fueteee! La adolescencia trascendente, la atracción de las ánimas benditas, de la fosa.

¡Joossss!...
¡Medo, paura y tremor,
apiádate de nos Senior! 

En otro orden de cosas y de poemas he aquí uno de Perito en Lunas, de Miguel Hernández, muy modernista y valleinclanesco. Duro de roer.

La Octava nº XXXVII, Crimen pasional.

Fría prolongación, colmillo incluso
de sus venas, si instables ya, de acero
y salidas de madre por ayuso,
injerta en luna cata vivo cuero.
Si la firma Albacete, hizo mal uso,
a lo inconmesurable, de mi entero.
Lengua en eclipse, senos en agraz,
estamos para siempre en guerra, en paz.

San Justo de la Uve, 2011

El Púlgar, Pulgarzito, se atrevió a musicarla y me encontré con esta grabación casera hecha por él mismo, ¿al final de una noche arrasadora?, pero con el alma que le quedaba en la garganta y en la guitarra. Creo que es la primera vez que se pone música a esta octava.
El Púlgar recrea también, en cierto modo, sus orígenes de músico callejero, de cantautor y crooner solitario, más intimista que ruidoso, un superviviente de varias guerras, aquí de un crimen pasional.

¡Qué pensamientos te asaltaban, brother, con esa carucha descompuesta y triste, manito! Estamos para siempre en guerra, en paz...


Υγεία, Salud!

Barbarómiros.

lunes, 23 de enero de 2012

Flores de la terraza -2


Crisantemos, San Justo de la Vega, 2011

Dedicada a Luis Fernando, el riojano barcelonés del blog Palo y circo, al que seguimos y tenemos en favoritos, por su dedicación desinteresada y valiente a la causa de la verdad y por las sonrisas que semanalmente nos regala.

La tresca y la verdesca, en compañía de Eliseo Parra a las voces, interpretan Mirant-me passar. El vídeo fue producido y realizado por la Companya Ne Me Títere Pas.


Y no me puedo resistir a poner un tema de Eliseo Parra, folclorista y sabio de la música, que junto a Xavi Lozano, el hombre orquesta, formó un duo llamado también Dúodeno, no confundir con la Duodeno Band de ayer, alumnos suyos como quien dise, ni con otros de parecido nombre.
De todos ellos volveremos a poner más música.
Parra y Lozano merecen entradas aparte en Música española.
Para colmo, la canción la subió alguien que firma Mirmidón producciones, estoy viendo casi a un filoheleno en la corte de Aquiles, de su padre, el buen Peleo.

Eliseo Parra con una banda de impresión, ecos folclóricos mestizos, castellanos -un comentario de "guijarrosa" nos informa que es una tradicional charra-, mediterráneos, orientales, sureños, cubanos, jazz y ritmo, su voz y su pandero. Fusión elegante, de alta calidad. Una danza con letra y música chispeantes.

El título de la canción, Brillante, es una excelente definición del sonido.

¡Un gozo!  


Salut y força al canut!

Barbarómiros