martes, 2 de octubre de 2012

O Ιωάννης Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης), Ioannis Bernidakis (Baxevanis)


Primer Panselinos, Luna llena, de agosto.
Grecia 2012.

Dos años mayor que Rodinós, el malogrado liraki nacido en 1912 y muerto con 22 años, al que acompañó en su corta pero fulgurante carrera, o Ιωάννης Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης), conocido como El Baxe (Μπαξέ, 1910-1972), nació también en un pueblo de la prefectura de Rézimno, ciudad que durante muchos años proporcionó los más reconocidos músicos de Creta.
Como la mayoría de ellos comenzó muy joven, tocando la mandolina y el bulgarí, antes incluso que Rodinós la lira. Cuando se juntaron, el Baxe ya no era un principiante en lo suyo.

El bulgarí, μπουλγαρί, es un intrumento de cuerda, un pequeño laúd de caja semicurva profunda, oblonga, y largo mástil, al parecer originario de Asia y que ya apenas se utiliza.

Ροδινός,  Μπαξεβάνης.  Λεονταριού καρδιά βαστάς. Llevas corazón de león (Llevas un león en el corazón?)

Pero sus instrumentos definitivos serían el laúd, laoúto en griego, que acabó imponiéndose a otros instrumentos de cuerda semejantes, y la voz, con los que acompañó a los mejores intérpretes del momento.
Su voz fue especialmente celebrada entre los viejos maestros. El "ruiseñor de Creta", se le llamó, nombre que heredaría años después Nikos Xyloúris, aún cuando al de Anogeia lo encontremos más cercano a Skordalós que a Baxevanis.

La siguiente grabación, de los años 40, está en muy malas condiciones, se escucha el paso de la aguja  por cada surco pero, como no tengo gran número de canciones y no quisiera repetir, la subo. Y también porque es la única que encontré del Sirto de Anogeia, el pueblo de los Xiloúris y Ludovikos, que ha dado grandes músicos a la isla y a Grecia, además de héroes.

Μπαξεβάνης. Συρτός Ανωγειανός (Πιάσε Μαχαίρι Βάρε μου)
 
 
Entre los músicos con los que colaboró, amén de Andreas Rodinós en sus inicios, están algunos de los que iremos viendo en esta etiqueta en los capítulos siguientes, como Stelios Foustalieris, Manolis Lagoudakis (Lagos), Antonis Papadakis (Kareclás) o Thanasis Skordalós.

Su primer registro discográfico es de 1938 acompañando a Alekos Karavitis, otro liraki y cantante de los Protomastores, Primeros maestros, al que también dedicaré su capítulo.

Con Foustalieris, Φουσταλιέρης, al bulgarí es esta grabación de 1938, donde el Baxe interpreta una de sus canciones clásicas.

Τα βασανά μου χαίρομαι, Me alegro de las penas.
 
 
El Baxe venía, cómo no, de familia de músicos, algo común en Creta, y su hermana Laurentia fue la primera mujer en dejar un registro sonoro en la música tradicional de la isla, interpretando una canción de Lagos, Ti mana mou tin agapó, Amo a mi madre. 

La música cretense bebió también de oriente y, además de los syrtos, pentozalis, mantinades, kontiliés, y danzas nisióticas (isleñas) en general, o la ritzítica (raíces), se ocupó de las amanades y otros sonidos de Asia Menor que llegaron con las sucesivas oleadas de refugiados, con el avance y la consolidación definitiva de los turcos.
 
Y más dolor de corazón que, como decía José Bergamín, dura más que el propósito de enmienda.
 
Φουσταλιέρης/Μπαξεβάνης.  Πονεμένη καρδιά, Corazón dolorido.

http://www.youtube.com/watch?v=njokv56Cyhc&feature=related 
 

Grecia, agosto 2012.

Para mí es muy dificil deslindar todas estas influencias y géneros, pero el hecho es que la Tabachaniótika, otra de las ramas orientales (tabaco=haschís), que se desarrolló en Creta y Patras, entre otros lugares, tiene  relación con la rebétika y está en el origen y primeros pasos del género en Grecia.
Los temas de Foustalieris no sé si pertenecen también a la Tchabaniótika, pero mi chuleta del disco del Baxe, escrita por el periodista Dinos Konstantinópulos sí habla de las amanades de Fustalieris.

Y para apoyar un poco más esa confluencia de estilos e intérpretes, en esta grabación de 1940 en Atenas, también bastante deficiente y que se corta al final, pero que nos vale como ejemplo, y no tengo otro del mismo tema, colabora con Tountas, un rebetis de la edad de oro.
 
Μικρο μελαχροινο. Morenito.  Παναγιώτης Τουντας, Μπαξεβάνης.
 
 
Mucha música y poca letra hoy, sin embargo me fui al pino de nuevo, y aún me quedan varias canciones. Ramataré el capítulo con dos apuntes y más temas.
 
Hay medio centenar de registros del Baxe, muchos de ellos con Manolis Lagos, otro liraki con el que trabajó algunos años. Seguramente volverá a aparecer con él cuando hable de Manolis.
 
Μανόλης Λαγος, lira. Μπαξεβάνης, laúd y voz. Περβολιανός Συρτός.
 
 
Ioannis se casó en 1947, fue abandonando la música y no regresó a ella. Ya habían pasado años desde que muriera su primer colega de avatares, y amigo, Rodinós, cuya muerte había dejado un tiempo  huérfano y tocado a Ioannis Bernidakis, Baxevanis.
 
 Ι.  Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης).  Άσπρο μου περιστέρι. Mi paloma blanca. 
 
 
Y como ya tenía las canciones buscadas aquí las dejo. El que esté cansado que pase, si no sesión doble.
 
Μουσική, στίχοι, μπουλγαρί: Στέλιος Φουσταλιέρης. Música, letra y bulgarí: Stelios Fustalieris.
Γιάννης Μπερνιδάκης - Όσο σιμώνει ο καιρός.
 
 
De nuevo con Panagiotis Tountas en  el registro ateniense de 1940, Ze na se kamo menexé, canción que aparecía acompañando al Morenito.
 
Γιάννης Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης). Θε να σε κάμω μενεξέ.
 
 
Junto con Mi blanca paloma grabó con Tountas en 1938 una canción que se haría famosa, Amán Marió. Con ella me voy y creo que son diez.
 
Ι. Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης). Αμάν Μαριώ. 
 
http://www.youtube.com/watch?v=uNA-Em9mp_8

Salud y buena música.

Μπαρμπαρόμηρος
Barbarómiros
 

lunes, 1 de octubre de 2012

Cita en Monastiraki


Atenas, julio 2012.

Nuevos tiempos


Crisóstomos ya era un picha brava antes de profesar. Menos mal que la sublimación mística le llegó en pleno ataque hormonal adolescente y sus padres supieron hacer de la necesidad virtud. Eran de una región montañosa de la Grecia profunda, muy pobres, y su marcha significó una boca menos que alimentar y tal vez un seguro de vida para él y su familia: dada la precocidad del guaje, no hubieran tardado en tener problemas con algún marido despechado.

Los años del seminario, los estudios, los períodos de meditación, ayuno y retiro, sólo le confirmaron en la necesidad de una mujer. No estaba hecho para la teología y el solitario. Él había nacido para el mundo, con todas sus delicias y tentaciones.

Cuando se hizo cargo de su primera parroquia ya le echó el ojo a media docena de feligresas, la mayoría eran casadas. Una soltera muy piadosa que cuidaba la iglesia, mayor que él, lo acabó atrapando y en un pispás se vio casado y con las obligaciones de un marido ortodoxo y además pope.

La otrora soltera no consiguió darle hijos y, para colmo de males, era frígida. Toda la culpa la tenía la religión, porque su mujer era una mística y una remilgada que nunca se desnudó en su presencia, ni siquiera dentro de la cama.
Cómo se las arregló año tras año para intentar preñarla eso es algo que dejo a la imaginación de los lectores.

Aunque las mujeres partan el bacalao, la griega es una sociedad patriarcal y machista, muy parecida a la nuestra. La infidelidad y el adulterio son cosas serias que pueden acarrear con facilidad respuestas sangrientas.

Un poco refrenadas ya sus fogosidades juveniles aunque fuera a costa de una amante congelada, fue ganando en cautela con la madurez.
Y era un pico de oro como anunciaba su nombre, en especial con las mujeres. En más de una ocasión tuvo que ocultar su sonrojo y su íntima satisfacción cuando creía ver la coincidencia de los rasgos de algún bebé con los suyos propios, al bautizarlo. Tentaciones del diablo...

Finalmente se había retirado, su mujer había fallecido y él tenía una novia mucho más joven que él, una ex-monja holandesa pelirroja, pechugona y cachonda. Muy retozona. Se estaba retrasando.


Ejecutivos Agresivos. Mari Pili.
 
 
 
Salud
 
Skylorómiros Rontrigkéas Mavropradakos
 

domingo, 30 de septiembre de 2012

Fuegos, tormentas, huracanes


Aguada. Pintura en polvo, espátula. 2001.
Ramiro Rodríguez Prada

Buenos días. Todos los años llevó las acuarelas a Grecia, pero las saco pocas veces, creo que porque reduzco a mínimos el trabajo y las responsabilidades, incluso ésta que no es muy gravosa. Prefiero el dolce far niente.
Pero como llevaba un año sin coger los pinceles y cuchillos y había empezado de nuevo poco antes de las vacaciones, este verano traje en la maleta un pequeño taco de ellas, rápidas. Fotografiaré algunas y supongo que las subiré cualquier día, o mes.

La última semana de agosto os he contado que hubo incendios en Eubea que pusieron en peligro incluso la vida de nuestos amigos Lisi y Diamandis, muy cerca de Petriés y Agioi Apostoli, donde estábamos. Hace unos cuantos años ya había escogido ese motivo triste para algunas aguadas con carbonilla de las minas leonesas y asturianas. Bosques quemados. Ésa volvió a ser la excusa para algunas de ellas, negras.

Nos llegaron también, vía telefónica, las noticias de un incendio en Castrocontrigo y las faldas de Teleno, no lejos de Astorga, en León. Y resulta que hace unos días vi en San Justo a Sendo, Rosendo García Ramos, pintor, escultor, maestro y amigo, en su casa estudio, y estaba trabajando en un gran cuadro de un bosque quemado al que añadía incluso trozos de carbón vegetal, ramitas y piedrecillas ennegrecidas, material recogido a pie de obra, en el lugar de ese incendio. Formas orgánicas, testigos de un naturalismo al pie de la letra.

Ya en el 87 Sendo había experimentado con el fuego con aquel Queimoss-Art Action, quemando metros de pintura y rodando el efecto de las llamas sobre los colores y los soportes, en una noche de brujas en lo alto del Crucero de San Justo, medio aquelarre medio auto de fe.

El azul del cielo y el mar de Grecia, y el nuestro, tiene también nubarrones y  fourtunas, tormentas muy serias que no salen en las postales turísticas. Y las personas lo mismo. Ahora estamos cerca del ojo de un huracán.

Roberta Giallo.  I' m the black the white & the rainbow. MANIFESTO. 
 
 
A Roberta Giallo me la descubrió, una vez más, Andrés Edo, con el que pasé un día en León esta semana.

Una dirección de un blog fotográfico recién estrenado que me acaba de pasar Sendo que, además, hace hoy el número 18 de los seguidores de este blog. Gracias compadre. El fotoblog es de Nuno y  empieza con muy buenas maneras:
 

 
Salud
 
Ramiro

sábado, 29 de septiembre de 2012

Ombres a Albons -3


Paret. Albons, juliol  2012.

La pared


A primera vista cualquiera podría pensar que aquella pared era uniforme, sin una fisura, poco menos que impenetrable. En la terraza de la casa, recibía el sol del este y del mediodía y conservaba el calor  toda la noche. Al atardecer nos arrimábamos a ella y se estaba tan agusto que algunos días cenábamos algo allí y veíamos pasar las estrellas hasta el amanecer, cuando aparecía Venus por el este y la charleta languidecía con la palidez un poco aterida de la luz del Lucero del Alba.

Entoncenes, curruca, nos íbamos a la cama, la aranesa y la mi morena ya adormecidas.

Una de esas madrugadas yo estaba también algo aéreo a costa del patxarana del navarrico y veía cómo Afrodita me guiñaba un ojo desde levante. Soy el único fumador del grupo y mientras los demás se levantaban camino de la piltra me lié el ultimo pito de la jornada. Lo encendí y me quedé enganchado como un pasmarote a la pared, en un agujerín que se veía ya casi en su unión con el suelo. Se diría que Afrodita estaba especialmente interesada en señalarme aquel agujero que iluminaba con su luz venérea.

El agujerín parecía agrandarse cuanto más lo miraba. Pensé en Alicia y en el Conejo.

¿Conejo? Al otro lado de la pared estaba nuestra habitación. Acerqué la oreja al agujero y oí perfectamente los sonidos apagados de la mi morena saliendo del cuarto de baño. Me separé un poco y vi sorprendido que por aquel butrón cabía con holgura el Conejo y tal vez Alicia misma. No veía el interior de la habitación, sólo las paredes del pasadizo, pero escuché el suspiro de la morena en el momento de acostarse y hasta el vuelo de la sábana con la que se tapó.

Acabé el cigarro y no sé lo que pasó después. Venus brillaba feliz en el centro del cielo y yo abrazaba a la morena en la cama, sí, pero no recuerdo haber salido por la puerta de la terraza.


Ramiro
 
 
Alicia cae por el pozo. Walt Disney.  Alice in Wonderland.  2010. 
 


Argolla. Albons, Empordá, juliol 2012.

La argolla


Ahora la argolla sujeta uno de los extremos del columpio, pero ¡qué no sujetaría esta rosquilla de hierro!, si ella nos lo pudiera contar. Pero puedo yo.

Nací a finales del siglo dieciocho, como soy muy vieja no recuerdo el año exacto. ¿1789?. No lo sé, puede ser, porque me suena mucho esa fecha.
Me hizo el herrero del pueblo, el Martinet. Entonces en casi todos los pueblos había fragua y el Martinet era de los mejores del Baix Empordà.

Yo estaba destinada, desde el fuego, el martillo y el yunque, a la pared exterior de una casa, pero la casualidad quiso que comenzara mi cometido en el interior, clavada a la viga de un cobertizo auxiliar donde la familia hacía todos los años la matanza del cerdo.

Yo sujeté durante mucho tiempo y cada año el peso muerto del gorrino familiar colgado al sereno. Además de corderos, cabritos y, en varias ocasiones, caballos, vacas, chotos, bueyes, y demás cuadrúpedos y rumiantes, sacrificados para el sustento de las proles y generaciones que crecieron aquí.
Soporté también la carga de un sinfín de alimentos y objetos cuando no cumplía mi labor principal, desde jamones, tocinos y lomos hasta guadañas, cribas y cestos. O un somier sujeto con un gancho que pesaba más que un gocho.

En la segunda mitad del diecinueve renovaron la casa y entonces me sacaron al exterior. Me colocaron junto a una argolla muy vieja a la que le quedaba ya poca vida, desgastadina por tres siglos de intemperies y tirones. De hecho sólo duró cincuenta años más.
Mientras vivió casi todo el mundo ataba el burro en ella porque estaba más cerca de la puerta de la casa y también porque después de los años ya todo el mundo la conocía y la quería. Tenía ese tacto suave de las arrugas de las abuelas, pero más pulido, no sé...

En su lugar pusieron a una argolla advenediza que habían hecho en el Alt Empordà porque Martinet, el nieto del que me hizo a mí, había muerto sin descendencia y la herrería cerró.
Me dejaron donde estaba, en un discreto segundo plano, sin mucho trabajo. Sólo algunos pollinos y acémilas que se me fueron haciendo adictos y forzaban a los dueños a que los amarraran conmigo.
La nueva compañera vivió poco, era floja y mal templada y, terciado el veinte, empezaron a escasear las caballerías y ya no la sustituyeron.
 
El trompetista y el burro.
 

Allí quedé yo, sola, un poco a desmano y recibiendo cada día menos visitas. Aún así todavía vi pasar por el agujero metros y metros de ramalillos, sogas y hasta cadenas, a cuyo extremo se aburría un equino por lo general, rucio, mula o penco.
Ocasionalmente ataban también otros animales, vacas, ovejas. Y al cerdo unos momentos antes de sacrificarlo en el exterior sobre el banco. Esos cortos minutos se me hacían eternos, porque notaba los tirones del animal queriendo huir, absolutamente convencido el pobre guarro de que en aquel amanecer helado estaba ante los últimos instantes de su vida.

Pero no quiero entristeceros. Hubo de todo. Las niñas me ataban un extremo de la comba y eso me colmaba.
Una solterona un poco trastornada que vivió en la casa a principios del veinte, castigaba en  la calle a las gallinas que no ponían, atadas a la argolla, a pan duro y agua. El hermano, también soltero, aficionado a las canoras y a las aves en general, que tenía canarios, se apiadaba de las gallinas exiliadas y salía a palparles el culo a ver si aparecía el huevo y de paso a reconfontarlas. Era un bendito.

En fin, niñas y niños, ¡un mundo ha pasado por esta humilde argolla!

Y ahora, en pleno siglo veintiuno, cuando me llega la hora del retiro, estoy entretenida y acompañada como nunca antes. En lugar de ponerme en la pared de la calle como un objeto decorativo rústico que no sirve para nada, estas buenas personas me han dado un nuevo destino en el interior de la vivienda, agradable donde los haya: sujetar un balancín. A veces una hamaca. Bueno, el dueño de la casa ata también el cuatrolatas, pero sólo cuando sopla tramontana.
 
Ramiro
 
La burra de Txondonea reclama el pan en Gamioa.
 
 

Porta. Albons, Girona, juliol 2012

La puerta
(Buenaventura de la gitana)


Que la casa
del amigo
siempre la encuentres
abierta
 
que le comas
los tomates
y  melones 
de su huerta
 
y que te den
por malaje
en la nariz
con la puerta 
 
Era perdiz
y perdió un ojo
ahora es la tuerta
 
 
(De  Letrillas escangallás)
 
 
Ramiro Rodríguez Prada
 
 
Guitarra, Melchor de Marchena. Voz, Antonio Mairena - Por los siete dolores (Siguirillas).
 
 
 
Salud! 

viernes, 28 de septiembre de 2012

Ombres a Albons -2


El gat i el gronxador. Albons, juliol  2012.
 
El gato y el columpio


El gato está tumbado a la sombra de las plantas y flores del patio. Entrecerrando los párpados, indolente, sigue con los ojos el ir y venir del columpio. Cuando el balancín se aleja levanta la cabeza y casi bosteza, cuando se acerca mira la sombra en el suelo y estira las orejas porque se acerca peligrosamente a su lugar. Como si viera a un ratón asomar por el agujero de la madriguera.
Una y otra vez, con cada  balanceo, repite los mismos gestos siguiendo al columpio y a su sombra, que nunca llega a él, y de llegar se fundiría con la sombra que lo protege.

Tras un buen rato en este juego el gato decide trasladarse a un lugar menos peligroso, donde no se sienta amenazado por esa sombra móvil. Se tumba mirando al columpio de lado desde el suelo y se relaja. Pero no del todo, sigue pendiente de la sombra: atisba todavía el momento en que alcanza su punto máximo en el piso, muy cerca de donde él descansaba antes.
Por fin el columpio ha sido abandonado y la silla de madera cuelga vacía de las cuerdas, balanceándose todavía pero cada vez más lentamente. El gato no ha perdido detalle de todo ese movimiento de la sombra en las losetas del porche.

Cuando el balancín se detiene por completo el gato levanta la cabeza y las orejas mirando la sombra, pero no se sienta, permanece acostado unos segundos. Seguro de que la silla ya no se mueve, y sólo entonces, pausadamente, se acerca a inspeccionar sobre el terreno la sombra quieta. No la cruza. La mira de cerca, la rodea, la huele, husmea los alrededores. Finalmente se estira con las patas delanteras al borde mismo de la sombra y la atraviesa con el rabo levantado. Ramón, que así se llama el gato, ¡es un pánfilo y un gilipollas!, dice mi amigo.

 
Ramiro
 
 
Baixant per la font del gat
 
 

El cuc de llum. Albons, Girona, juliol  2102.

La luciérnaga


Una luciérnaga se enamoró de un escarabajo de la patata. Fue un flechazo, un amor a primera vista. Le chiflaba el listado de los hélitros del insecto y la consistencia y diseño del bicho a pesar de su corta talla, como un pequeño acorazado rocoso, un volkswagen todoterreno.

El escarabajo patatero se hacía el duro pero la gusana de luz lo acosaba día y noche. Y le hacía tilín. Era como un farol allí delante de las hojas de patata que él se estaba tripulando. Esto tenía sus ventajas porque le permitía escoger las más tiernas al primer vistazo.

Pero tenía sus inconvenientes, en especial cuando la luciérnaga se exitaba más de la cuenta y   empezaba a parpadear, a lanzar destellos o encender sólo el rabo, rojo y brillante como la brasa de un cigarro en la noche oscura. Lo deslumbraba. Al escarabajo le daban escalofríos.

Una noche sin luna el patatero dejó la tarea y prestó atención al despliegue luminoso de su enamorada. El coco de luz parecía una discoteca. Una bolita de luz recorría el cuerpo de la gusana de la cabeza al culo?, como las bombillitas de un árbol de Navidad. El escarabajo quedó fascinado.

Se perdieron en una planta de patata. Fue a principios de julio cuando el calor aún no sofoca y las estrellas titilan alegres en un verano nuevo. El brillo de la luciérnaga, de un delicado verde pálido detrás de una hoja recién nacida, era como el halo de una aparición milagrosa.

La cosa prometía, pero vamos a respetar su nido de amor, su intimidad. Sin embargo sí estamos en condiciones de afirmar que aquella feliz coyunda ¿contra natura?  no fue bendecida por una descendencia. A ellos les daba igual, ni escaranagas ni luciabajos. Sólo amor.
 
 
Ramiro
 
 
J. Dames. (Milonga). Bailan, Roxana y Fabián. La Luciérnaga. 
 


El final del túnel. Albons, Empordá juliol  2012.


El túnel


Me lo habían explicado todo muy bien y casi lo memoricé a fueza de repetírmelo: Tú cuando entres en una especie de túnel muy oscuro sigue adelante mientras haya luz y no te preocupes, no te apartes del camino. Así lo hice, mientras hubo luz. Pero no me informé de más, ¿y ahora qué? No traigo linterna, recular después de todo el esfuerzo y en un sitio tan estrecho no es tampoco solución, igual me quedo trabado si intento girarme, me puedo morir de sed antes de salir de aquí. No tengo móvil y de todos modos en este agujero no hay cobertura, eso sí me lo comentaron. Empecé a cavilar a una velocidad increíble, me pasó la vida entera por delante, como a esos que regresan de la muerte o que rozaron su umbral, más bien. Y cuando llegaban al final de ese otro túnel contaban que se hacía la luz, una luminosidad creciente, irresistible, que anulaba todas las sombras. Alguien encendió la luz en ese momento..., pero yo, una sombra, había desaparecido.

Ramiro

Bob Marley - Redemption song (subtitulado)


 
Salud y buen camino.