miércoles, 3 de octubre de 2012

Η Κρήτη, Creta


Grecia, agosto 2012

Buenos días. Cuando empecé a currar de seguido, a finales de los 70, dejamos el dedo, nos agenciamos un citroën y nos echamos a la carretera y al camping salvaje, en las vacaciones. Los dos primeros años los dedicamos a la Península, las regiones españolas y Portugal. Mucho que ver, y muy guapo.
Después siguió Francia, Bélgica y Holanda. Al principio llevábamos guías, mapas y algún apunte personal que nos podía interesar sacado de donde entonces se obtenía la información, unos libros, una enciclopedia...
Psaragiorgis.  Hara mou. Mi alegría.


En el primer viaje a Italia, con lo cara que es y lo tentadora, teniendo en cuenta que iba a ser muy largo y que seguíamos con la costumbre del camping salvaje, con poco dinero y el mínimo de gasto supérfluo, llevábamos lo habitual y más: además del Mon, un mastín de unos 25 kilos, tienda, sacos, cocinilla y lámpara de campig gas, depósito de agua, menaje imprescindible para cocinar y comer, y un montón de comida resistente.

Prescindimos de guías, pensábamos ir comprando algunos libros en los lugares más interesantes y así lo hicimos. Pero yo por primera vez empecé a llevar un cuaderno donde había anotado algunas características de las regiones por donde pasaríamos, y siempre un pequeño diccionario y si no un  vocabulario mínimo, etc. Me servía para ir apuntando también otras cosas en el transcurso del viaje. En adelante cada sitio nuevo tendría su nuevo cuaderno.

Todo este larguísimo preámbulo para contar que de Creta nos interesaba más su epopeya moderna que su pasado minoico. Y en mis apuntes había más de aquella que de ésta.

'Ενα τραγούδι του Μ. Χατζιδάκι το οποίο είναι βασισμένο στο έργο του Ν. Καζαντζάκη Ο καπετάν Μιχάλης. Una canción de Manos Hatzidakis basada en El capitán Mihalis de Nikos Kazantzakis. Piano, Hatzidakis,Voz, Φλέρυ Νταντωνάκη, Flery Dandonaki. Δεν ηταν νησι. No era isla.
 

Es isla Creta, pero es un mundo. Ya habíamos leído los libros de Kazantzakis traducidos aquí y algo de Prevelakis. Conocíamos el Erotókritos, la música de Hatzidakis, de Moundakis y Garganourakis, de Markopoulos, Loudovikos y los hermanos Xilouris, Nikos y Psarandonis, el heroísmo de Anogeia, su pueblo, y de otros, tanto durante la ocupación turca como durante la Batalla de Creta en la 2ª Guerra Mundial.

Nos habían impresionado los relatos de la resistencia, de las represalias y matanzas masivas, de los suicidios colectivos. Frankocastelo, Arkadi, Sfakiá... . Y el carácter indómito, serio y silencioso de sus habitantes, pero también su desenfreno con la fiesta, el baile y la música, su alegría. O la fiereza de algunas de sus viejas tradiciones.
Todo eso tenía poco que ver con el laberinto del Minotauro. En todo caso tal vez Psarandonis y el Psiloritis, la montaña donde se halla el Ideon Andron, la cueva mítica donde nació el Tonante Zeus, Feus, decía uno de mis hijos.
 
Daemonia Nymphe y Psarandonis. Dios Astrapaiou.


Creemos que tanto la literatura, la historia, como la música son tres buenas maneras de acercarse al conocimiento de un país.

Sí que fuimos a Knossos, al antro del Ida en el Psiloritis, cuna de Zeus  y conocimos las tres ciudades importantes de Creta, Janiá (La Canea), Rézymno e Hiraclion (Candía), la capital. No llegamos a Festos y eso que acabábamos de leer el Coloso de Marusi, de Miller. En Festos el autor americano se extasía y vive uno de los momentos más potentes de su encuentro con Grecia.

Y es que Creta es mucha Creta, demasiado para un mes y tres días de alquiler de coche que era lo que nos podíamos permitir. Y los niños eran todavía pequeños y no queríamos apalearlos con museos, madrugones y arqueología más o menos ruinosa, sólo lo justo. Nosotros ya empezábamos a recular también y pasábamos de vacaciones exclusivamente culturetas.


Gordolobo. Grecia, agosto 2011

Pero la visita a esos santuarios de la resistencia cretense más moderna no la perdonamos. Anogia, con parada en la casita museo de Nikos Xiloúris, casi un oratorio, donde conocimos a su hermana, y fonda en casa de otro familiar del pueblo. La llegada, nocturna, fue una aventura que contaré cualquier día.
El monasterio de Arkadi, con fachada de estilo español, escenario de un cerco de los turcos que acabó en inmolación griega y miles de muertos por ambas partes.
Y Frankokástelo, en Sfakiá, donde acabamos recalando, antigua fortaleza veneciana que la subversión cretense y sfakiota contra los turcos convirtió en símbolo del valor y la oposición a la esclavitud de la isla.   
Λουδοβίκος των Ανωγείων- Φραγκοκάστελλο. Francokástelo. 
 

Veis, voy a necesitar varios capítulos para contar un parte de esa estancia porque no he hecho más que empezar. Y me enrollo como las persianas. No obstante creo que por hoy ya he dejado un montón de nombres y de datos que sirven para acercarse un poco a Creta. Como me aburre la relación lineal de lugares y cosas interesantes, playas, ruinas, monasterios, etc., y es una información que se puede conseguir en cualquier guía o aquí en la red, trataré de aburriros sólo con nuestra Creta personal.

El próximo día espero hablar algo de la llegada a Janiá, de Akis y Nikos, y de Francokastelo que fue el lugar que escogimos después de recorrer una parte del interior y algo de las costas norte y sur. E iré desmenuzando un poco las historias, que son varias.

Nikos Xyloúris, Manolis Mitsiás - I zoi en tafo. (1977)
 

Υγεία, Salud!
 
Barbarómiros

martes, 2 de octubre de 2012

O Ιωάννης Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης), Ioannis Bernidakis (Baxevanis)


Primer Panselinos, Luna llena, de agosto.
Grecia 2012.

Dos años mayor que Rodinós, el malogrado liraki nacido en 1912 y muerto con 22 años, al que acompañó en su corta pero fulgurante carrera, o Ιωάννης Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης), conocido como El Baxe (Μπαξέ, 1910-1972), nació también en un pueblo de la prefectura de Rézimno, ciudad que durante muchos años proporcionó los más reconocidos músicos de Creta.
Como la mayoría de ellos comenzó muy joven, tocando la mandolina y el bulgarí, antes incluso que Rodinós la lira. Cuando se juntaron, el Baxe ya no era un principiante en lo suyo.

El bulgarí, μπουλγαρί, es un intrumento de cuerda, un pequeño laúd de caja semicurva profunda, oblonga, y largo mástil, al parecer originario de Asia y que ya apenas se utiliza.

Ροδινός,  Μπαξεβάνης.  Λεονταριού καρδιά βαστάς. Llevas corazón de león (Llevas un león en el corazón?)

Pero sus instrumentos definitivos serían el laúd, laoúto en griego, que acabó imponiéndose a otros instrumentos de cuerda semejantes, y la voz, con los que acompañó a los mejores intérpretes del momento.
Su voz fue especialmente celebrada entre los viejos maestros. El "ruiseñor de Creta", se le llamó, nombre que heredaría años después Nikos Xyloúris, aún cuando al de Anogeia lo encontremos más cercano a Skordalós que a Baxevanis.

La siguiente grabación, de los años 40, está en muy malas condiciones, se escucha el paso de la aguja  por cada surco pero, como no tengo gran número de canciones y no quisiera repetir, la subo. Y también porque es la única que encontré del Sirto de Anogeia, el pueblo de los Xiloúris y Ludovikos, que ha dado grandes músicos a la isla y a Grecia, además de héroes.

Μπαξεβάνης. Συρτός Ανωγειανός (Πιάσε Μαχαίρι Βάρε μου)
 
 
Entre los músicos con los que colaboró, amén de Andreas Rodinós en sus inicios, están algunos de los que iremos viendo en esta etiqueta en los capítulos siguientes, como Stelios Foustalieris, Manolis Lagoudakis (Lagos), Antonis Papadakis (Kareclás) o Thanasis Skordalós.

Su primer registro discográfico es de 1938 acompañando a Alekos Karavitis, otro liraki y cantante de los Protomastores, Primeros maestros, al que también dedicaré su capítulo.

Con Foustalieris, Φουσταλιέρης, al bulgarí es esta grabación de 1938, donde el Baxe interpreta una de sus canciones clásicas.

Τα βασανά μου χαίρομαι, Me alegro de las penas.
 
 
El Baxe venía, cómo no, de familia de músicos, algo común en Creta, y su hermana Laurentia fue la primera mujer en dejar un registro sonoro en la música tradicional de la isla, interpretando una canción de Lagos, Ti mana mou tin agapó, Amo a mi madre. 

La música cretense bebió también de oriente y, además de los syrtos, pentozalis, mantinades, kontiliés, y danzas nisióticas (isleñas) en general, o la ritzítica (raíces), se ocupó de las amanades y otros sonidos de Asia Menor que llegaron con las sucesivas oleadas de refugiados, con el avance y la consolidación definitiva de los turcos.
 
Y más dolor de corazón que, como decía José Bergamín, dura más que el propósito de enmienda.
 
Φουσταλιέρης/Μπαξεβάνης.  Πονεμένη καρδιά, Corazón dolorido.

http://www.youtube.com/watch?v=njokv56Cyhc&feature=related 
 

Grecia, agosto 2012.

Para mí es muy dificil deslindar todas estas influencias y géneros, pero el hecho es que la Tabachaniótika, otra de las ramas orientales (tabaco=haschís), que se desarrolló en Creta y Patras, entre otros lugares, tiene  relación con la rebétika y está en el origen y primeros pasos del género en Grecia.
Los temas de Foustalieris no sé si pertenecen también a la Tchabaniótika, pero mi chuleta del disco del Baxe, escrita por el periodista Dinos Konstantinópulos sí habla de las amanades de Fustalieris.

Y para apoyar un poco más esa confluencia de estilos e intérpretes, en esta grabación de 1940 en Atenas, también bastante deficiente y que se corta al final, pero que nos vale como ejemplo, y no tengo otro del mismo tema, colabora con Tountas, un rebetis de la edad de oro.
 
Μικρο μελαχροινο. Morenito.  Παναγιώτης Τουντας, Μπαξεβάνης.
 
 
Mucha música y poca letra hoy, sin embargo me fui al pino de nuevo, y aún me quedan varias canciones. Ramataré el capítulo con dos apuntes y más temas.
 
Hay medio centenar de registros del Baxe, muchos de ellos con Manolis Lagos, otro liraki con el que trabajó algunos años. Seguramente volverá a aparecer con él cuando hable de Manolis.
 
Μανόλης Λαγος, lira. Μπαξεβάνης, laúd y voz. Περβολιανός Συρτός.
 
 
Ioannis se casó en 1947, fue abandonando la música y no regresó a ella. Ya habían pasado años desde que muriera su primer colega de avatares, y amigo, Rodinós, cuya muerte había dejado un tiempo  huérfano y tocado a Ioannis Bernidakis, Baxevanis.
 
 Ι.  Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης).  Άσπρο μου περιστέρι. Mi paloma blanca. 
 
 
Y como ya tenía las canciones buscadas aquí las dejo. El que esté cansado que pase, si no sesión doble.
 
Μουσική, στίχοι, μπουλγαρί: Στέλιος Φουσταλιέρης. Música, letra y bulgarí: Stelios Fustalieris.
Γιάννης Μπερνιδάκης - Όσο σιμώνει ο καιρός.
 
 
De nuevo con Panagiotis Tountas en  el registro ateniense de 1940, Ze na se kamo menexé, canción que aparecía acompañando al Morenito.
 
Γιάννης Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης). Θε να σε κάμω μενεξέ.
 
 
Junto con Mi blanca paloma grabó con Tountas en 1938 una canción que se haría famosa, Amán Marió. Con ella me voy y creo que son diez.
 
Ι. Μπερνιδάκης (Μπαξεβάνης). Αμάν Μαριώ. 
 
http://www.youtube.com/watch?v=uNA-Em9mp_8

Salud y buena música.

Μπαρμπαρόμηρος
Barbarómiros
 

lunes, 1 de octubre de 2012

Cita en Monastiraki


Atenas, julio 2012.

Nuevos tiempos


Crisóstomos ya era un picha brava antes de profesar. Menos mal que la sublimación mística le llegó en pleno ataque hormonal adolescente y sus padres supieron hacer de la necesidad virtud. Eran de una región montañosa de la Grecia profunda, muy pobres, y su marcha significó una boca menos que alimentar y tal vez un seguro de vida para él y su familia: dada la precocidad del guaje, no hubieran tardado en tener problemas con algún marido despechado.

Los años del seminario, los estudios, los períodos de meditación, ayuno y retiro, sólo le confirmaron en la necesidad de una mujer. No estaba hecho para la teología y el solitario. Él había nacido para el mundo, con todas sus delicias y tentaciones.

Cuando se hizo cargo de su primera parroquia ya le echó el ojo a media docena de feligresas, la mayoría eran casadas. Una soltera muy piadosa que cuidaba la iglesia, mayor que él, lo acabó atrapando y en un pispás se vio casado y con las obligaciones de un marido ortodoxo y además pope.

La otrora soltera no consiguió darle hijos y, para colmo de males, era frígida. Toda la culpa la tenía la religión, porque su mujer era una mística y una remilgada que nunca se desnudó en su presencia, ni siquiera dentro de la cama.
Cómo se las arregló año tras año para intentar preñarla eso es algo que dejo a la imaginación de los lectores.

Aunque las mujeres partan el bacalao, la griega es una sociedad patriarcal y machista, muy parecida a la nuestra. La infidelidad y el adulterio son cosas serias que pueden acarrear con facilidad respuestas sangrientas.

Un poco refrenadas ya sus fogosidades juveniles aunque fuera a costa de una amante congelada, fue ganando en cautela con la madurez.
Y era un pico de oro como anunciaba su nombre, en especial con las mujeres. En más de una ocasión tuvo que ocultar su sonrojo y su íntima satisfacción cuando creía ver la coincidencia de los rasgos de algún bebé con los suyos propios, al bautizarlo. Tentaciones del diablo...

Finalmente se había retirado, su mujer había fallecido y él tenía una novia mucho más joven que él, una ex-monja holandesa pelirroja, pechugona y cachonda. Muy retozona. Se estaba retrasando.


Ejecutivos Agresivos. Mari Pili.
 
 
 
Salud
 
Skylorómiros Rontrigkéas Mavropradakos
 

domingo, 30 de septiembre de 2012

Fuegos, tormentas, huracanes


Aguada. Pintura en polvo, espátula. 2001.
Ramiro Rodríguez Prada

Buenos días. Todos los años llevó las acuarelas a Grecia, pero las saco pocas veces, creo que porque reduzco a mínimos el trabajo y las responsabilidades, incluso ésta que no es muy gravosa. Prefiero el dolce far niente.
Pero como llevaba un año sin coger los pinceles y cuchillos y había empezado de nuevo poco antes de las vacaciones, este verano traje en la maleta un pequeño taco de ellas, rápidas. Fotografiaré algunas y supongo que las subiré cualquier día, o mes.

La última semana de agosto os he contado que hubo incendios en Eubea que pusieron en peligro incluso la vida de nuestos amigos Lisi y Diamandis, muy cerca de Petriés y Agioi Apostoli, donde estábamos. Hace unos cuantos años ya había escogido ese motivo triste para algunas aguadas con carbonilla de las minas leonesas y asturianas. Bosques quemados. Ésa volvió a ser la excusa para algunas de ellas, negras.

Nos llegaron también, vía telefónica, las noticias de un incendio en Castrocontrigo y las faldas de Teleno, no lejos de Astorga, en León. Y resulta que hace unos días vi en San Justo a Sendo, Rosendo García Ramos, pintor, escultor, maestro y amigo, en su casa estudio, y estaba trabajando en un gran cuadro de un bosque quemado al que añadía incluso trozos de carbón vegetal, ramitas y piedrecillas ennegrecidas, material recogido a pie de obra, en el lugar de ese incendio. Formas orgánicas, testigos de un naturalismo al pie de la letra.

Ya en el 87 Sendo había experimentado con el fuego con aquel Queimoss-Art Action, quemando metros de pintura y rodando el efecto de las llamas sobre los colores y los soportes, en una noche de brujas en lo alto del Crucero de San Justo, medio aquelarre medio auto de fe.

El azul del cielo y el mar de Grecia, y el nuestro, tiene también nubarrones y  fourtunas, tormentas muy serias que no salen en las postales turísticas. Y las personas lo mismo. Ahora estamos cerca del ojo de un huracán.

Roberta Giallo.  I' m the black the white & the rainbow. MANIFESTO. 
 
 
A Roberta Giallo me la descubrió, una vez más, Andrés Edo, con el que pasé un día en León esta semana.

Una dirección de un blog fotográfico recién estrenado que me acaba de pasar Sendo que, además, hace hoy el número 18 de los seguidores de este blog. Gracias compadre. El fotoblog es de Nuno y  empieza con muy buenas maneras:
 

 
Salud
 
Ramiro

sábado, 29 de septiembre de 2012

Ombres a Albons -3


Paret. Albons, juliol  2012.

La pared


A primera vista cualquiera podría pensar que aquella pared era uniforme, sin una fisura, poco menos que impenetrable. En la terraza de la casa, recibía el sol del este y del mediodía y conservaba el calor  toda la noche. Al atardecer nos arrimábamos a ella y se estaba tan agusto que algunos días cenábamos algo allí y veíamos pasar las estrellas hasta el amanecer, cuando aparecía Venus por el este y la charleta languidecía con la palidez un poco aterida de la luz del Lucero del Alba.

Entoncenes, curruca, nos íbamos a la cama, la aranesa y la mi morena ya adormecidas.

Una de esas madrugadas yo estaba también algo aéreo a costa del patxarana del navarrico y veía cómo Afrodita me guiñaba un ojo desde levante. Soy el único fumador del grupo y mientras los demás se levantaban camino de la piltra me lié el ultimo pito de la jornada. Lo encendí y me quedé enganchado como un pasmarote a la pared, en un agujerín que se veía ya casi en su unión con el suelo. Se diría que Afrodita estaba especialmente interesada en señalarme aquel agujero que iluminaba con su luz venérea.

El agujerín parecía agrandarse cuanto más lo miraba. Pensé en Alicia y en el Conejo.

¿Conejo? Al otro lado de la pared estaba nuestra habitación. Acerqué la oreja al agujero y oí perfectamente los sonidos apagados de la mi morena saliendo del cuarto de baño. Me separé un poco y vi sorprendido que por aquel butrón cabía con holgura el Conejo y tal vez Alicia misma. No veía el interior de la habitación, sólo las paredes del pasadizo, pero escuché el suspiro de la morena en el momento de acostarse y hasta el vuelo de la sábana con la que se tapó.

Acabé el cigarro y no sé lo que pasó después. Venus brillaba feliz en el centro del cielo y yo abrazaba a la morena en la cama, sí, pero no recuerdo haber salido por la puerta de la terraza.


Ramiro
 
 
Alicia cae por el pozo. Walt Disney.  Alice in Wonderland.  2010. 
 


Argolla. Albons, Empordá, juliol 2012.

La argolla


Ahora la argolla sujeta uno de los extremos del columpio, pero ¡qué no sujetaría esta rosquilla de hierro!, si ella nos lo pudiera contar. Pero puedo yo.

Nací a finales del siglo dieciocho, como soy muy vieja no recuerdo el año exacto. ¿1789?. No lo sé, puede ser, porque me suena mucho esa fecha.
Me hizo el herrero del pueblo, el Martinet. Entonces en casi todos los pueblos había fragua y el Martinet era de los mejores del Baix Empordà.

Yo estaba destinada, desde el fuego, el martillo y el yunque, a la pared exterior de una casa, pero la casualidad quiso que comenzara mi cometido en el interior, clavada a la viga de un cobertizo auxiliar donde la familia hacía todos los años la matanza del cerdo.

Yo sujeté durante mucho tiempo y cada año el peso muerto del gorrino familiar colgado al sereno. Además de corderos, cabritos y, en varias ocasiones, caballos, vacas, chotos, bueyes, y demás cuadrúpedos y rumiantes, sacrificados para el sustento de las proles y generaciones que crecieron aquí.
Soporté también la carga de un sinfín de alimentos y objetos cuando no cumplía mi labor principal, desde jamones, tocinos y lomos hasta guadañas, cribas y cestos. O un somier sujeto con un gancho que pesaba más que un gocho.

En la segunda mitad del diecinueve renovaron la casa y entonces me sacaron al exterior. Me colocaron junto a una argolla muy vieja a la que le quedaba ya poca vida, desgastadina por tres siglos de intemperies y tirones. De hecho sólo duró cincuenta años más.
Mientras vivió casi todo el mundo ataba el burro en ella porque estaba más cerca de la puerta de la casa y también porque después de los años ya todo el mundo la conocía y la quería. Tenía ese tacto suave de las arrugas de las abuelas, pero más pulido, no sé...

En su lugar pusieron a una argolla advenediza que habían hecho en el Alt Empordà porque Martinet, el nieto del que me hizo a mí, había muerto sin descendencia y la herrería cerró.
Me dejaron donde estaba, en un discreto segundo plano, sin mucho trabajo. Sólo algunos pollinos y acémilas que se me fueron haciendo adictos y forzaban a los dueños a que los amarraran conmigo.
La nueva compañera vivió poco, era floja y mal templada y, terciado el veinte, empezaron a escasear las caballerías y ya no la sustituyeron.
 
El trompetista y el burro.
 

Allí quedé yo, sola, un poco a desmano y recibiendo cada día menos visitas. Aún así todavía vi pasar por el agujero metros y metros de ramalillos, sogas y hasta cadenas, a cuyo extremo se aburría un equino por lo general, rucio, mula o penco.
Ocasionalmente ataban también otros animales, vacas, ovejas. Y al cerdo unos momentos antes de sacrificarlo en el exterior sobre el banco. Esos cortos minutos se me hacían eternos, porque notaba los tirones del animal queriendo huir, absolutamente convencido el pobre guarro de que en aquel amanecer helado estaba ante los últimos instantes de su vida.

Pero no quiero entristeceros. Hubo de todo. Las niñas me ataban un extremo de la comba y eso me colmaba.
Una solterona un poco trastornada que vivió en la casa a principios del veinte, castigaba en  la calle a las gallinas que no ponían, atadas a la argolla, a pan duro y agua. El hermano, también soltero, aficionado a las canoras y a las aves en general, que tenía canarios, se apiadaba de las gallinas exiliadas y salía a palparles el culo a ver si aparecía el huevo y de paso a reconfontarlas. Era un bendito.

En fin, niñas y niños, ¡un mundo ha pasado por esta humilde argolla!

Y ahora, en pleno siglo veintiuno, cuando me llega la hora del retiro, estoy entretenida y acompañada como nunca antes. En lugar de ponerme en la pared de la calle como un objeto decorativo rústico que no sirve para nada, estas buenas personas me han dado un nuevo destino en el interior de la vivienda, agradable donde los haya: sujetar un balancín. A veces una hamaca. Bueno, el dueño de la casa ata también el cuatrolatas, pero sólo cuando sopla tramontana.
 
Ramiro
 
La burra de Txondonea reclama el pan en Gamioa.
 
 

Porta. Albons, Girona, juliol 2012

La puerta
(Buenaventura de la gitana)


Que la casa
del amigo
siempre la encuentres
abierta
 
que le comas
los tomates
y  melones 
de su huerta
 
y que te den
por malaje
en la nariz
con la puerta 
 
Era perdiz
y perdió un ojo
ahora es la tuerta
 
 
(De  Letrillas escangallás)
 
 
Ramiro Rodríguez Prada
 
 
Guitarra, Melchor de Marchena. Voz, Antonio Mairena - Por los siete dolores (Siguirillas).
 
 
 
Salud!