martes, 9 de octubre de 2012

Ni fraile ni cocinero (oro et laboro)


Santos Apóstoles. Eubea.
Grecia, agosto 2012

Dificultades insuperables
(¡Ay, Virgen Santa!)

 
Juntando algunos peces, moluscos y bivalvos
me puse a pergeñar una paella,
faltaban los crustáceos pero salí a pescarlos.
 
Con todo fresco ya dispuesto encima de la mesa,
cuatro guisantes y los ajetes tiernos, un poco de azafrán,
pimiento rojo, más el ajo, sal y aceite virgen, me corté.

Sí señores, y es que ¡no había tomate, qué faena!
No importa, con una pizca más de pimentón resuelto.
Y que la sangre no llegue a la paella.
 
Hice las cosas bien, un fuego enorme,
 encima la paellera, más grande que un abrazo
y en el momento culmen... ¡no tengo arroz!.

¡Ay, Virgen Santa! 


De Otras partidas perdidas. 2012.
 
Ramiro Rodríguez Prada.

Estos ripios los había subtitulado Memorias de un cocinero en ciernes, pero lo de cocinero me venía grande y lo cambié por Memorias de un pinche de cocina en funciones. Al final el subtítulo lo dejé en invocación. Los que sigan el blog sabrán que están motivados por el fiasco de la paella de este verano con Lizy y Diamandís, a los que fallé, y por las puyas toreras que me dedica Ana Capsir, ¡una valesiá, hay que remarcarlo!, en un comentario.

Está bien, nunca presumí de cocinero, pero ejerzo, eso ya es un mérito, y algunas cosas no me salen tan mal, ¡puñeta! 

Ya el Esguilatorres juliensis me había afeado la faena y ahora me reprende Ana y también su amigo César. Que me tenía que haber lanzado al ruedo, me dicen todos. ¡En este país nos sobran los valientes!
Baterista callejero.
 
 

Grecia, verano 2012

No pensaba volver a esta etiqueta en mucho tiempo pero toy triste, ¡ea!, quizá los amigos tengan razón, y valía más paella sin honra que nada.

No quiero hacer pasar por cierto que preferí quedar de cobarde antes que comprometer nuestro prestigio internacional en los fogones, por patriotismo, como le decía a César en la contestación a su comentario. Era broma. En este caso, además, yo prefería la comida de Lizy a mi hipotética paella nacional.
Y es cierto que para responsabilizarme de una comida necesito atar bien todos los cabos, en especial si tengo invitados. ¿Porqué?. Porque la cocina no me parece fácil y yo no soy vocacional, lo hago por obligación, pocas veces por placer, y cuando es así, lógicamente, quiero esmerarme y me lo tomo más en serio.
No podía torear aquella paella con estos mimbres. ¡Yo no me hubiera ofrecido, fue el fruto de un equívoco, carallo!. ¿A que se nota que me duele?, pues eso.

La mi morena me miraba y se reía viéndome angustiado aquel día, pensando, yo, en lo que se me venía encima. Ya me había resignado a hacer el ridículo si era necesario, pero cuando Diamandís me dijo que no me preocupara vi el cielo abierto.

¡Tened piedad de mí, malandrines, no todos somos tan osados como vosotros, valentones!

Salud!


Mojinos Escozíos. ¡Al carajo!
 
Pael Leroko Bardika 

lunes, 8 de octubre de 2012

Lizy y Diamandís, la paella


El perro en el Toyota de trabajo de Lisi y Diamandís.
Santos Apóstoles. Eubea 2012.

La paella


A Diamandís lo conocí el año pasado, yo creo que en lo de Stavrula, pero no fue de los hombres con los que llegué a charlar, no baja al puerto todos los días y debimos coincidir pocas veces. El día que Giannis Tsakós nos llevó a la playa de Geromili me reconoció y me saludó en el chiringuito, donde reposaban entre baño y baño, y me presentó a Lizy, Lisi, su mujer.
Fue un momento en que no tenía cerca el auxilio de Giannis o de la mi morena ejerciendo de traductores y se produjo una confusión que traería cola. Aunque no temáis, sin consecuencias o todas buenas.

Diamandís me contó que vivían en una casa solitaria, en lo alto de la montaña que había detrás, más arriba de Petriés, el pueblo de Giannis. El caso es que nos invitaba a comer con ellos una día en su casa. Lo agradecí y le dije que no teníamos coche, él se ofreció a bajar a buscarnos en el suyo. Entendí también que a su mujer le gustaba la paella y que iba a hacer una ese día. Le contesté que de acuerdo y me fui con los colegas.

Dos días después nos volvimos a ver en lo de Stavrula y me preguntó si seguía en pie la aceptación de su ofrecimiento. Respondí que por supuesto y me dice, Vale, entonces mañana por la mañana nos vemos aquí y ya compramos lo que haga falta.
Ese plural me dejó temblando. No pude quitarlo de la cabeza en todo el día y por la noche despertaba soñando con paelleras del tamaño de la plaza de toros de Las Ventas. ¡Jesús me ampare!

La pregunta estaba clara. Nada más aparecer por la mañana, bien pronto como es su costumbre, yo me había bañado ese día aún más temprano a ver si el frescor del amanecer me ponía lúcido para explicárselo mejor, nada más asomar a la tertulia mañanera de Spiros le espeté temblando,

 ¿Quién va a cocinar la paella?

Tú!, me dice sorprendido.

¡¡¿¿Egóóóó?!!, yoooó?!!... . Me lo temía.

Y ahí me veis a mí, el cocineru de la casa, sacando recursos lingüísticos y expresivos de la nada para intentar hacerle comprender que sin el menaje e ingredientes precisos yo no me podía comprometer a cocinar una paella para seis personas en una cacerola normal. Podía intentar un arroz caldoso con pescao, u otro bodrio más o menos, pero no una paella.

Eché mano de todos los trucos para librarme de tan duro compromiso. Le expliqué que necesitábamos un fuego muy grande para repartirlo por el culo de una paellera, y abría los brazos para señalar el tamaño gigantesco del utensilio, y un dedo encima de otro para indicarle la altura que debía tener, que la paella era de la región valenciana, a mil kilómetros del norte, típica de aquellas tierras, hecha con su arròs, le pinté un mapa y escribí la palabra fabada (que nunca me salió bien ¡cágate lorito!) en el mar Cantábrico, junto a Gijón.

Lo del fuego yo mismo señalé que se solventaba con las brasas de una hoguera, pero lo de la paellera era condición sine qua non, y no teníamos...

La verdad es que yo estaba desolado, no era una cuestión de valor o miedo escénico, pero para mí una paella es algo muy serio y yo no juego con esas cosas a menos que tenga todas las cartas en la mano.  Y el pobre Diamandís estaba perplejo, le había quitado la miel de los labios.
Pero se rehizo inmediatamente y me dice, No te preocupes, Lizy cocina muy bien, haremos cena griega.
¡Salió el sol!

Mi amigo el Treparriscos dice que él la hubiera hecho de todos modos. ¡Soy un desastre, no me gradúo en cocina!

Cenamos dos veces en su casa la comida riquísima de Lizy. Pero como hablaré de ellos en más ocasiones, habrá tiempo de contar algo en otros capítulos.
Como tampoco tengo buenas fotos a pesar de todas las que les hice, ¡lo siento, Lizy!, y no los quiero sacar feos porque no lo son, he puesto la fotografía de uno de sus perros, pero sólo recuerdo el nombre de Bobo, el de aguas.

Πολλά φιλιά σε όλη την οικογένεια και την υγεία, φίλοι!

Ψαραντώνης,  Διαμαντί και Ρουπμπί. Psarandonis, Diamante y Rubí.

http://www.youtube.com/watch?v=m7_cPj_-XxU&feature=related

 
Salud.
 
Ramiro

domingo, 7 de octubre de 2012

Otoñal


Grecia, 18 de agosto 2012.
 
Petulancia otoñal
(infarto)

 
Saliendo a pasear por la mañana
me di de bruces con la cuesta arriba
como era joven y estaba en plena forma 
me sacudí las pulgas y aceleré la marcha
 
Subía tan campante haciéndome el valiente
era la etapa reina de la vuelta
caían las primeras hojas del otoño
y nadie me pasaba por la izquierda
 
Muy cerca ya de coronar la cima
-el desnivel no llega al dos por ciento-
 me se nubró el celebro y me agarró la pájara
y no supe ya qué edad tenía
 
 
De  Otras partidas perdidas. 2012.
 
 
Ramiro Rodríguez Prada.
 
 
Paolo Conte, en vivo - Gelato al limón.

 
 
Salute!

sábado, 6 de octubre de 2012

Popi y Yorgos, el encuentro


En la playa de los Santos Apóstoles.
Eubea, agosto 2012.

El encuentro

El verano pasado, al poco de comenzar las vacaciones, fuimos a cenar a lo de Stavrula y Spiros por primera vez, porque en el 2010 lo hacíamos casi todas las noches en casa de Maquis, nuestro casero, y sólo probamos la comida de cuatro bares. Hay ocho o nueve en verano para una población en esa estación de unos dos mil habitantes, con los que bajan de los alrededores.
La morena de mi copla se tomó allí una cerveza y le gustó, pero perdió la cartera. Cuando volvió media hora después allí seguía, en el suelo, al lado de la silla donde se había sentado.
Y yo había visto a Stavrula limpiando garvros, anchoas, a la orilla del mar y charlé con ella un poco. A los dos nos atraía el que siempre hubiera paisanos y gente del pueblo.

Esa primera noche sólo quedaba una mesa libre bajo el techo de la terraza, junto a la puerta de la taberna y la parrilla de Spiros.
Ya al final de la cena nos faltó vino y pedimos más, a María primero y a Mitsos después, que siguen este año. Andaban tan atareados que no les daba tiempo a servir todas las peticiones.

En la mesa cercana a la nuestra se sentaba una pareja que nos había saludado cuando llegamos. El hombre se levantó sin decir palabra, cogió nuestra jarra, entró en el bar y volvió con medio litro vino. Lo puso en la mesa diciendo que era un regalo suyo, doro. Eran Popi y Yorgos. Brindamos, terminamos la cena y nos invitaron a sentarnos con ellos de sobremesa.

Les llamaba la atención que dos españoles con niños pasaran sus vacaciones allí y que hablaran un poco de griego. Lo agradecen mucho.
Es muy dificil conseguir abonar una consumición con Yorgos delante, y no sólo con él, con muchos griegos. No me gusta pelearme por pagar pero, aunque sólo fuera por justicia y correspondencia, aún me gusta menos hacerme el remolón. Sin embargo tenía que andar listo o ponerme serio, y este año lo mismo.

Simpatizamos a la primera. Popi, de nuestra talla, es el cerebro, siempre pacífica, educadísima y risueña, vela por la buena marcha de la familia y de las cosas hasta donde le es posible. Porque él es O Megalos Élinas, el Gran Griego, y no sólo por su tamaño o el peso, también por su carácter, el de un niño gigantesco e inagotable. Un peligro.

Ese año pasamos cenas y veladas muy divertidas. Alguna noche acabé en el límite, porque Yorgos no parece tenerlo.
Se fueron antes que nosotros y nos ofrecieron su casa en el Pireo. También este verano.

Y este agosto lo mismo, pero mejor. Coincidimos 15 días y como llevaban a sus hijos, Martha y Nikos, jugaron en la playa e hicieron su propia parea con los nuestros.
Iba a titular este post El rally, una vuelta loca que Yorgos nos dio a Popi y a mí por la costa, en torno a la zona que una semana después ardería en el incendio al que me he referido en varias ocasiones. Pero lo dejaré para un segundo capítulo sobre ellos, más adelante.

La música, nisiótika, de las islas, es de un cantante amigo de Yorgos a quien sé que le gusta. Busqué una mantinada que había escrito Bazeos para él pero no la encontré.
¡Martha, si lees esto envíame esa letra que Bazeos le dedicó a tu padre, por favor, y si está grabada dime el título de la canción!
 
Λευτερης Βαζαίος, Lefteris Bazeos - Μια γοργονα. Una sirena.

 
Υγεία, φίλοι μας, και πολλά φιλιά!
  
Ramiro
 
P.D. Hice fotos de los amigos de los que hablo y de los que hablaré, algunas ya se las envié. No cuento con su permiso expreso para publicarlas aunque no me reñirían si lo hiciera. Prefiero respetar su intimidad y, sobre todo, no soy buen retratista como ya he dicho. Si fuera tan bueno como Maqroll o Yiannis me cortaría menos. Tampoco es que la foto de hoy esté muy bien pero me trae el recuerdo del lugar donde nos bañábamos todos muchos días.
He hecho alguna excepción, como para felicitar el santo a Stavrula y, si bien puedo repetir, no me prodigaré en ello. El album personal me parece más de la esfera privada y a no ser que sirva como ejemplo de algo no lo creo interesante. No me gusta el secretismo pero tampoco la exhibición, y lo digo sabiendo cómo mezclo biografía y fantasía. Es un equilibrio dificil.
 
Salud  

viernes, 5 de octubre de 2012

Η αθωότητα είναι ανατρεπτική, La inocencia es subversiva


Los gatines de Spiros al trinque
Grecia 2012

Se extiende la subversión


El grupo de bebés Los rakítikos anuncia una huega de hambre para el próximo fin de semana. Protestan contra la mala calidad de la leche materna. Afirman que la importación de mala leche está ocasionando trastornos carenciales a los mamoncetes más necesitados de este país. Por su parte muchas madres se han solidarizado con sus bebés y harán también huelga de mamas caídas.

Ilegales.  Hola mamoncete.



Párvulos okupas en el parlamento


Amparados por la oscuridad de la noche una centena de infantes entre tres y cuatro años han penetrado en el Congreso de los Diputados y se han hecho fuertes en su interior, manejando hondas y tiradores con tal destreza y buen tino contra las Fuerzas de Seguridad del Estado que pretendían desalojarlos, que el Ministro del Interior ha tenido que pedir refuerzos a P ortugal, I rlanda y G recia. Los okupas piden un carril especial para sillas de ruedas, carritos de bebés, patines, skates, carruchas de cojinetes y muletas, junto con la disolución de la Cámara y la convocatoria de nuevos comicios con derecho a voto para mayores de dos años. Han entregado un pliego de garabatos con sus reivindicaciones a un sindicalista en paro que rompió el cerco policial euro peo disfrazado de pitufo con tolete.
Skatepark okupas con música original marplatense. Skate park Bristol, Casino, la rambla.
Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina.



Amodorre postmamada
Grecia 2012

Récord


Un niño de cinco años entra el el libro Guiness al negarse en redondo a cumplir más, visto el panorama. Lleva en éstas medio siglo.

Ramiro Rodríguez Prada


Albert Plá.  L'home que ens roba les nòvies (letra en catalán y castellano) 



P. D. Los tres textos anteriores están dedicados a Giannis Tsakós con el que intercambié algunos correos sobre la subversión y la inocencia a propósito de la foto del columpio del día 27 (Ombres a Albons).

Salud y subversiOOOOooooooooooooómmmmmmm !!!

ra