domingo, 17 de marzo de 2013

Coleccionismo


Amanecer en el Egeo. 
Eubea. Grecia 2011.
Fotografía de Mabel M. Melendi.

Coleccionismo


Aseguran los freudianos que todos somos coleccionistas en la más tierna infancia, atesorando nuestras primeras cacas en la etapa anal del desarrollo de la libido. Algunos empiezan antes, en la fase oral, porque siguen acaparando tetas en la edad adulta y nunca llegan a superar esa fijación. Sin mencionar a  chupópteros y mamones.

Hay coleccionistas para todos los gustos, no sólo de las partes anatómicamente conectadas a su maduración psicológica, como el culo o el sexo, sino de las cosas más extravagantes, que los reduccionistas tienden a esquematizar e incluir en uno de los cuatro apartados clásicos.
Los más abundantes son los de sellos, que lamen con fruición la cola del reverso como si fuera un pezón, para fijar la estampilla a su cuaderno particular y asegurárselo de por vida, el clítoris, o sea el pezón, no el sello que es su símbolo.
Ya, ya sé que los buenos aficionados guardan sus sellos en bolsillos de celofán a la medida, pero eso ocurre más tarde y sólo es una sofisticación de lo mismo, más frustrante, como echar un polvo con condón.

Los coleccionistas de mariposas e insectos, también muy numerosos, se dan a sí mismos el pomposo nombre de entomólogos, aunque no hayan pasado de las primeras letras. Esto no quiere decir que después de muchos años no lleguen a dominar su especialidad mejor que biólogos licenciados.
Hay coleccionismos muy cultos que han enderezado vidas anodinas, despertando al científico oculto tras el humilde diletante, de lo cual sacará provecho en el futuro el resto de la Humanidad, que ignora la fuerza de la vocación.
Y todo gracias a una simple afición, porque tampoco vamos a ser más freudianos que Freud ni lo  seguiremos al pie de la letra, lo que sería por una parte agravio y desprecio a muchos insignes hombres de ciencia que dieron los primeros pasos en su especialidad con este, digamos, modus operandi, y por otra parte una fijación imperdonable.

Monedas, automóviles, mansiones, caballos, pinturas, pelos del coño o del culo..., hay para todos los gustos, el eczétera sería interminable, si más raro y exclusivo tanto mejor -la excentricidad no conoce límites-, todos ellos constituyen otros tantos objetos de deseo y posesión, de colección, a los que el género humano se fija como ladilla al escroto.

A partir del desarrollo del turismo, las empresas del ramo se han lanzado a estudiar y explotar estas aficiones en el campo de su competencia, incorporándolas a los paquetes de ofertas turísticas, la más burda de las cuales quizá sea la más genérica.
Me refiero al coleccionismo de países. En un año, dependiendo de nuestra disponibilidad económica y vacacional, podemos llegar a visitar media docena, cuanto más exóticos y remotos mejor, aunque no nos enteremos de la misa la media. Los operadores pasean a los ciudadanos del mundo rico por los pastos más extraños y perdidos del orbe como a un rebaño de ovejas, extrayendo de paso todo el producto rentable que ha ido acumulando a lo largo del año en pieles y ubres, en sus opulentos países de origen.

Las mujeres y los hombres, como mamíferos que somos, siempre nos hemos sentido atraídos por la Naturaleza, de la que formamos parte y de la que hemos aprendido todo, pese a que pretendamos apartarnos de su abrazo. De ahí esa extendida afición romántica a los paisajes o a las puestas de sol, por ejemplo. Este hecho no se le podía pasar por alto a la industria del ocio, como dije, cuyo fin primordial no es educar en Estética a sus clientes, sino beneficiarse de ellos. Pero no sólo de la más oculta o secreta de las pasiones, sino también de la más transparente e inocente de nuestras debilidades.

Es imposible medir el placer que cada cual experimenta con la contemplación de un ocaso o la belleza presente en cada uno de ellos, porque depende de un sinfín de imponderables, entre los que la subjetividad no es el menor, aunque una mayoría coincidamos en calificar tal o cual atardecer como el más bello jamás visto. Pero no pasa de ser una cifra estadística, no un criterio de calidad.
Esto ha dado origen a una serie de puntos de atracción turística en toda la Europa mediterránea, y sospecho que también en la del norte, desde Bodrum, en la costa turca o el cabo Arnautes en la grecochipriota, hasta el Finisterre gallego, el Espichel portugués o el de Brest en Bretaña, estos tres con vistas al Atlántico. Desde ésos u otros puntos estratégicos, mágicos, es posible alcanzar el orgasmo privado o colectivo, sumándose al rito y reviviendo la orgía clásica y eterna, contemplando al sol hundiéndose en la mar, como una simbólica penetración ardiente (¡Pa habernos despeñao!...)

Las ovejas somos conducidas en autopulmans atiborrados de ojos, ansiosos por fijar en la cámara oculta de sus memorias el más hermoso de los ocasos de esta parte del universo conocido. Las exclamaciones de admiración y placer ante la maravilla siempre renovada en un mundo caduco, remiten  otra vez a la fijación freudiana de la obtención del cúlmen sexual y la superación de la frustación habitual, inherente a los rebaños de insípida proteína pecuaria, engordados artificialmente con piensos compuestos (¡No me mates!...)
Los óvidos nos corremos de gusto y, así, esos destinos se han multiplicado en los últimos años.

Al sur del Ática, en la Grecia continental, el cabo Sunio y toda su industria hotelera y de transporte vive de ello, además de algunas islas, aunque no sólo de eso, claro está, y empezando por las más populares, todas bellísimas por tantas razones que el visitante conoce: Mikonos, Santorini, Rodas o Creta.
Pero también Croacia, en el Adriático, con sus emergentes infraestructuras destruidas por la guerra. O Marsala, en Sicilia, Nápoles, Capri, Córcega, Cerdeña, Las Baleares..., por citar sólo lugares calientes.

Mucho más extraño es el coleccionista de amaneceres, pero no porque los colores sean menos evocadores o la fijación a ellos merezca una crítica más benevolente, no. Madrugar todavía está demasiado conectado en nuestras ordenadas sociedades a la frustración del placer, abandonando el lecho, escenario y ara del sexo, por algo que suele representar el colmo de su fracaso -suyo y de su orgasmo-: el trabajo (¡Matásteme, fíu!)

Pero si fuera cierto lo que vaticinan prospectivos y futurólogos del mundo egoísta, que viajamos hacia la sociedad del ocio, predicción de la que me permito dudar con sólo echar un vistazo al ocaso real, actual, de los dos medios mundos, el uno por exceso y obesidad, el otro por defecto y necesidad, si acertaron los condicionales, digo, todo se andaría, y veríamos flotas de autobuses cargadas de ovejas hacia el mejor de los amaneceres posibles. ¡Que balen! Que así sea.


De  27 amaneceres y un poema (Al oeste de Anatolia)
Kondopuli. Limnos. Julio 2002.
Ramiro Rodríguez Prada


Golpes Bajos.   Colecciono moscas.

http://www.youtube.com/watch?v=T6-OyBxvDak


P. D. No le había contestado a Ana Capsir sobre publicar un cuento que mencionaba el cabo Sunio, del que ella había hablado en una entrada de Navegando por Grecia, porque ya no tenía sitio para meterlo este mes. Pero acabé por cambiar la ubicación del previsto hoy para publicar éste, que no es un cuento como le dije, sino una reflexión ligera sobre el turismo masivo.
Ya he publicado aquí media docena de historietas de esta pequeña colección del 2.002 escrita en Grecia. Una de ellas, si recordáis, era aquella titulada Machito follador, sobre un gallo muy chulo que acabó en la cazuela. Algunas son muy largas, en especial las que tienen que ver con la forma periodística, el artículo, etc., por eso me he cortado de publicarlas, yo me fatigo al leer en la pantalla más que en el papel, tendría que partirlas y no me convence la solución. Este Coleccionismo es de las intermedias, un poco larga para el blog pero soportable todavía, pienso.

Salud y buen día.

sábado, 16 de marzo de 2013

La esperansa blanca


Sésar, la gran esperansa blanca del Jazz.

La versicolor


Buenos días. Ayer se habló de quien abajo firma, la responsable de esta etiqueta, pero lo hizo ese puto cuervo de forma torticera, con medias verdades, mentiras completas e imágenes chabacanas. No creáis una palabra a semejante pajarraco traidor, de mal agüero, y volvamos al cariño y al calor de los párvulos nidos canoros.
Y porque hablamos de canoras traigo de inmediato, para tapar ese agujero negro, al Estornino versicolor, al que le sobra color, incluso negro negro entre algodones bluseros. Él no es sabedor, frase de su cosecha, de esta encerrona curruquil. Una sorpresa.

La pegatina que lo caricaturiza es obra de uno de sus compañeros músicos quien, además de estos detalles simpáticos, cede la nave industrial en la que ensayan ahora, después de los recortes que el Ayuntamiento de Llanera aplicó a su Escuela de Música.
Murió aquel combo salsero, Los guajiros del Caribe y desapareció la formación original del Taller de Jazz, de los que puse varios temas en los capítulos dedicados a la Escuela. La grabación de hoy es de esa banda.

Los que quedaron, ejemplo de entusiasmo, buen humor y dedicación, se hacen llamar ahora  Llanera Jazz Conection.

¿Hablé de la voz de negraco que gasta esta curruca? Pues no juré en falso. Cuando apunté ese merecido piropo no disponía de la grabación de hoy, que volvió a subir admiradora33jc, ¡gracias salerosa!, y que traigo hoy aquí como homenaje a los músicos, al pajarín y a la verdad más verdadera, no como la de ese asqueroso córvido.

Pero si vuelve a esta jaula el caesarensis, es también y ante todo porque el pájaro acaba de perder otra pluma. Ganó un espolón, como me pasó a mí ayer. Acabaremos sin remedio desplumados, cargados de espolones y callos (picantes).

Escribo esto una semana antes del evento que, el 15 y 16, hoy, nos reún(irá)e de nuevo en torno a una mesa, si todo sale según lo previsto, en compañía del Esguilatorres juliensis y otras pájaras pardas. Y si no sale, de todos modos saldrá esto y valga como testimonio de camaradería y buenos augurios, ¡y que se joda el cuervo!, en presente y en diferido.

Ya he ido dando cuenta de algún encuentro con esta curruca. En Gijón para ver al Pulgarcito y comer una fabada con la Políglota pulgueña, o con el mismo Treparriscos en la proyección de la película, subtitulada, La eternidad y un día, de Anguelopulos, cuando se cumplía el año de la muerte del cineasta, de un ciclo de cine griego que organiza Céfiro, asociación de profesores de latín y griego, también en Xixón.

Y aquí en el ñial de Vetusta hemos compartido risas y lágrimas, alguna protesta -¡ellos, que son unos protestantes! yo sigo arrestada en la jaula-, además de buenos alimentos, últimamente con la presencia frecuente del juliensis que enriquece la velada, grandes valedores los dos también de la teología heteróxida extremaña. Un lujo reunirlos.


El  Estornino versicolor  en la noche del Huracán Explosivo
Gijón, enero 2013

Y no quiero preterir más, queridas currucas, la escucha de esta voz sorprendente, de las cavas más oscuras y roncas entre el Torío River y el Βερνέσγγα Πόταμος, con más jondura que la del Tío Borrico en lo suyo, ¡sentrañah míah!.
Como los grandes jazzmen americanos que vinieron a Europa porque eran reconocidos y mejor pagados, esta curruca emigró a Gijón, donde parece que su arte encuentra un público más agradecido.

Un saludo especial también para Cachito, que toca la travesera y Dulce, el saxo, amigas y currucas, hembras, por supuesto.

¡Salud, negrako, que el orujo y el buen vino te conserven esa vocecita de canorilla!

Louis Armstrong. Taller de Jazz de Llanera. La Corredoria, primavera 2012.
Voz, Sésar Amstrong Gonsáles.   When The Saints Go Marching In. 

http://www.youtube.com/watch?v=Nx2MGqoMuIA

 ¡Caaarallo!...

Muchos besos

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.

viernes, 15 de marzo de 2013

Cuenta atrás


La  versicolor  y el  pardillo  dándose un bico
Dos piscis coloraos

El pardillo


Me han encargado a mí una breve semblanza de esta pájara, ya que es ella la encargada de dar cuenta de las Currucas pardas en esta sección, y no estaría bien que escribiera una autobiografía retratándose a si misma.

Como soy cuervo y no canora no me voy a entretener en trinos, que lo mío ye graznar.

La Carduélis cannavina, conocida popularmente como Pardillo común, es ave muy aficionada a las semillas de marihuana, por lo que recibe el apellido de esa peculiaridad de las de su especie. A las de cannabis y a otros alpistes que le ayudan a calmar su inquietud, ya que se trata de un pajarín que no para, el jodío, con el azogue en el cuerpo, en el pico y sobre todo en su pequeña mollera colorá.

El pardillo empezó trabajando un verano, siendo muy joven, como pelador de lúpulo, pero acabó ingresando en un nido de cuervos, ¿o era de viudas negras?, más por necesidad que por vocación. Después de abandonar aquel calabozo de requetés en Cataluña, en su adolescencia recién emplumada, con varias profundas morderduras y picotazos venenosos en el cuerpo, ya sin pizca de plumón, desaprovechando las lecciones, jugando y perdiendo el tiempo, acabó el bachiller retrasado y sin pena ni gloria.

Trabajó otro verano en la construcción y sacó el carnet de volidos cortos sin motor, en globo y planeador. Hay que decir que en esos años ayudaba también bastante en el nido familiar: si algo no se le puede achacar es falta de acción, siempre muy serviciales y diligentes las Carduélis, recordemos también a la Cloris, el Verderón blasensis, primo hermano.

Viene después su etapa barcelonesa, libre, digamos, sin rejas, santíssimoss, ni estantiguas con sotana. Eran cielos conocidos de la infancia pero esta vez volando sin miedo. No aprovechó sin embargo todo lo que ofrecía entonces la capital catalana, porque llevaba todavía encima el ¿cañamón? de la dehesa. Aún así, ahí lo perdió, al tiempo que salía un poco del pasmo acultural de la Espania rural frascuela y franquista.

Tiene rarezas el pardillo, como en su día trabajar de cristalero por la mañana y de masajista por la tarde, disfrazarse de mosca cojonera o compaginar el culo con las témporas y la velocidad con el tocino.

El trienio rojo en Laionsity está ya muy documentado y novelado a través de las semblanzas de otras currucas, donde también aparece ésta dando el cante. Aquí se graduó en literaturas y músicas pardas de todo género, en compañía de una bandada de canoras que pernoctaban el los altos del bajo Barrio Húmedo y otros tugurios arbóreos y hasta en los soportales de la Plaza Mayor o en los de la Cebada. Quizá por eso a veces tiene un tufo sospechoso a vinazo de bodega. ¿O será a sacristía rancia? Ambos. Por lo demás, mucha risa, bastante ruido y pocas nueces.
Ahí perdió el segundo pelo, o sea pluma, en compañía del Mirlo rubio y del Estornino versicolor, entre otras currucas pardas.

Esa afición al grupo, junto con el duro aprendizaje en la pajarera apostólica, convierten a este fringílido en un buen candidato para coros de canoras de especies hermanas, o para enchironarlo en jaulas, porque no para de cantar y vira con facilidad, a poco alpiste que se le administre, de lo servicial a lo servil. Que llega a marear de tanto darle al pico, vamos. Y total, este ejemplar de pardillo en concreto, ya no vuela, pues tiene el ala derecha medio escangallá de hacerse pajas, un desastre manifiesto, así que enjaularlo no da pena. ¡Adopte un pardillo!


Orquitis política  del  pardillo común

En fin, son demasiadas cosas, 59 exactamente, y algunas muy gordas, como se puede ver, para resumir en una sola entrada y la cannavina se niega a aportar más datos por hoy. Para un cuervo negro, ¡pleonasmo!, y enemigo de florituras como eu eso es una gran noticia. Ni mú, que no soy vaca.

La razón principal de incluir una entrada dedicada a esta curruca, es que hoy le salió un nuevo espolón, o perdió otra pluma, como prefiráis:

¡Jódete, patrón
saca pan y vino,
chorizo y jamón
y el porróoooon! 

Salud

Letra, Ηλιας Λυμπεροπουλος. Música, Μ. Πλεσσας.
Τζένη Βανου.  Χιλιές βραδιές. Miles de tardes.

http://www.youtube.com/watch?v=3UaoSCFn5Y0

Y un regalo cubano cubano!

Compay Segundo en el Olympia de París.

http://www.youtube.com/watch?v=ER0oHIkKrlw
 

Korvus Korax, Ο Μάυρος (O Mavros), El Negro.

jueves, 14 de marzo de 2013

La patata


Plaka.  Atenas, julio 2012

La patata


El centro de la ciudad es una hoguera
y hay barrios pobres que no tienen luz
calentándose las manos muchos niños
esperan junto al fuego su patata asada

Guardan el tubérculo en un pañuelo sucio
y es su calefacción hasta llegar a casa
ya todo el mundo duerme y hace frío
debajo de la manta se comen la patata


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2013.

Ramiro Rodríguez Prada


Real Side.   Καλοσωρισμα.  Bienvenidos.

Υγεία, Salud.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Petros Márkaris, Ο Πέτρος Μάρκαρης -7


Primer Panselinos de agosto
Grecia  2012

Noticias de la noche -3 
(Νιχτερινό δελτιο)


Los personajes -2

No es que Kostas Jaritos, el policía protagonista sea malo, pero hay un bueno clásico como había unos malos de libro. Aunque es importante por esa posición suya éticamente irreprochable y aparecerá en todas las historias posteriores del teniente, no deja de ser otro secundario, tal vez de lujo, que aparece más como la figura mítica, casi milagrosa del libro, que como personaje real.

Su envergadura humana pese a su aparente insignificancia le acerca a una especie de conciencia viva, una suerte de monje laico algo irreal. Me refiero al viejo  Zisis, un consejero de Jaritos y un confidente hasta cierto punto, no un soplón. Es un antiguo comunista que vive solo y con lo mínimo, un palikari y ante todo una buena persona, un sabio de la calle que lo ha sufrido todo sin obtener nada a cambio. Para Jaritos es la persona de más autoridad moral que conoce y se siente honrado de ser su amigo:

-"Había empezado su carrera de mártir en las mazmorras de las SS en la calle Merlín, continuó en Jaidari e hizo su doctorado en Macrónisos".

En Jaidari enchironaban los coroneles. Macrónissos fue una de las islas que se convirtió en campo de concentración para presos políticos después de la guerra civil. Zisis representa al comunista íntegro, fiel a sus ideas, torturado, represaliado, olvidado cualquiera que fuera el Gobierno, frente a otro personaje del grupo de los poderosos, el falso Pilarinós, otro ex-comunista, hoy millonario.

Y por fin las víctimas. Primero tres albaneses sin nombre, después la propia mujer fatal, aun perteneciendo al mundo de los triunfadores, arrollada por el peso de su pasado, de su ambición actual y del hecho de ser quien precipita el desenlace.

Pero víctimas más que ninguna los niños que son raptados y vendidos, los trabajadores clandestinos que han estado introduciendo en Grecia como al ganado, con todas las connivencias y complicidades, es decir la emigración, los más pobres y desprotegidos, los más débiles.
A los sicarios muertos no podemos contarlos entre las víctimas porque son juguetes sangrientos de su propio juego mortal, pero sí al estúpido suicida, víctima de su memez, donde el guiño de Márkaris salva un tanto la cara de la Policía.

Lenguaje 

Como es una obra que se construye en torno a un personaje, el autor prefirió la primera persona para contarnos su historia, siguiendo el modelo mayoritario, y es a través de los numerosos diálogos como conoceremos el resto del relato y el carácter de los actores secundarios que, en este contexto, actúan un poco de comparsas ante la compacta personalidad del comisario Jaritos.
El lenguaje es el de la calle, rápido, típico también de la novela negra, ágil y desenfadado, sin desdeñar el taco o el giro escatológico, hasta soez, ni abusar del exabrupto:

-"Me cago en los points", o  "Cagada a la albanesa" (De pie sobre la taza del retrete).

Y el sabio consejo de los refranes, que no prodiga pero de los que tampoco prescinde.

-"La zorra y la gallina hacen guardia en la misma esquina".

No acostumbra a detenerse mucho en las descripciones, obediente de nuevo al género, pero lo hace bien, especialmente en la pintura de los ambientes y en la penetración psicológica de sus personajes, con economía de medios, además, concisas y en estilo llano como diría Demetrio, opuesto al estilo de Vassilikós, por ejemplo, que para mí adolece de cierto fárrago y que trataremos en capítulos posteriores, como ya dejé apuntado.

El paisaje humano, aparte de los lugares comunes del género negro, la calle, los bajos fondos, el extrarradio, ambientes populares en general, ominosos o no, me recuerda al de otros novelistas griegos, por los escenarios, los tipos, por el olor del suvlaki o los yemistá, a Taksís, a Panayotópulos, salvando las distancias de época y género.

Active Member.   Αύριο.  Avrio. Mañana.


Monastiraki
Atenas, julio 2012

Real side.  Στην αυλαια σας.

http://www.youtube.com/watch?v=mq5jIpkLlbM


La tesis

No es nuestra tesis, sino la que pensamos que propone el libro, y nos referimos con ello al trasfondo político-social de los personajes y de la Historia reciente de Grecia que aparecen en la novela.
La tesis es la de la izquierda griega y europea, no encuadrada en el partido comunista ni en el parlamento burgués, una izquierda en la que Márkaris en los últimos años también parece haber dejado de creer, pero que en esta novela se concreta en:

Crítica a la generación que heredó los beneficios políticos del 68, en Grecia los yupies del PASOK, por ejemplo, la generación hija de la dictadura de los coroneles y la Politécnica, representada por el periodista ex-progre que viste Armani y que nacido en los 50, cuenta con un número equivalente de términos en su vocabulario, según el retruécano de Jaritos/Márkaris.

Crítica a los ex-comunistas que se aprovecharon de su situación cercana al poder para enriquecerse, primos hermanos o los mismos que ejecían de comisarios políticos, poderosos ya dentro del Partido en la clandestinidad (el personaje de Pilarinós).

En esa línea, muy buena la descripción de aquellas figuras equívocas, por desdibujadas y grises, pero sibilinas, zorrunas, de los comisarios políticos de los partidos comunistas. Me hizo recordar la que Vassilikós hace de la extrema derecha griega en  Z, lo más logrado para nosotros de la novela de Vassilis: De la fría planificación de un crimen de Estado, a la más clamorosa impunidad de los responsables políticos y los asesinos convictos y confesos, de lo inquietante a lo terrorífico. Márkaris lo consigue a su vez con pocas pinceladas, como un cirujano rápido y experto manejando el bisturí.

La obra se inscribe en el género policíaco, se publicita y vende bajo esa etiqueta y se atiene en términos generales a sus convenciones, pero su autor es griego hasta el tuétano. Con la particularidad de que Márkaris tal vez forme parte de un grupo de escritores europeos, y mediterráneos, diferentes del resto, que están creando escuela a través de sus anti o contrahéroes politizados y sus historias pardas con detalles costumbristas, en las que siempre se incluye un tributo a la buena mesa popular, sin excesivo sibaritismo pero con buen gusto y mejor apetito. Dice Jaritos:

-"Cada vez que quiere hacer las paces, ella prepara tomates rellenos". O la última frase del libro:

-"Otra vez sin hablarnos. Hasta el siguiente plato de tomates rellenos". ¡Voilà!. 

Isabel M. Melendi

Ramiro Rodríguez Prada 

P. D. Quiero recordar que la traducción de la novela de Petros Márkaris analizada, Noticias de la Noche, es obra de Ersi Samará para Ediciones B.

En los dos próximos capítulos de esta etiqueta, Escritores griegos, publicaremos la segunda parte del  trabajo realizado en comandita con la mi morena en el 2005 y titulado Petros Márkaris y Vassilis Vassilikós (La novela griega contemporánea), o sea Comentarios al binomio Vasilikós-Márkaris, la parte prometida que resta. El mes que viene. Amén.

Letra: Μίμης Τραϊφόρος & Γιώργος Γιαννακόπουλος. Música: Ιωσήφ Ριτσιάρδης.
 Μαρίκα Νίνου, Βασίλης Τσιτσάνης.  Marika Ninu y Basilis Tsitsanis.  Η ταμπακέρα.  La petaca.

Υγεία, Salud!