lunes, 9 de junio de 2014

146


Haciendo el pino.



Salí a tirar la basura



como casi siempre, tarde y casi mal. Esos casis no me los dicta el optimismo, si bien cierto es que, mientras siga saliendo, tal vez tenga la ocasión de hacerlo casi bien un día.



The Beatles.   Come together.


http://www.youtube.com/watch?v=OEo9Bh679wM



Salud y felices pesadillas.


ra


domingo, 8 de junio de 2014

Η Λέρος, Leros


Higos de Agi Apostoli. Eubea.
Grecia 2012.


Λέρος


Buenos días. Así, con higos, nos recibió Leros cuando estuvimos, allá por los primeros noventa. Veníamos en una visita de un día desde Emboriós, al noroeste de Kálymnos, unas veinte personas en un pequeño kaíki. Atracamos en Agía Marina, Αγία Μαρίνα, y un grupo de viajeros alquiló motos y bicicletas, mientras el resto subíamos caminando hasta Lakkí, Λακκί, el puerto más importante de la isla, por donde volveríamos a pasar una semana después, rumbo a Lipsi, Patmos y Samos.

Antes de llegar a Plátanos, Πλάτανος, una especie de barrio que ejerce de Ayuntamiento, subiendo la colina al sur de Ag. Marina, hay una fuente encalada preciosa con agua abundante, fresca y rica, de varios caños si la memoria me es fiel; íbamos todos echando el bofe porque calentaba Lorenzo como nunca y, mientras hacíamos cola para beber, una señora mayor de negro riguroso nos dio, con una sonrisa, dos puñados de higos recién cogidos del árbol. No sé qué criterio la guió para ofrecernos los frutos sólo a nosotros. En el grupo había también italianos, morenos y no muy altos, aunque la mayoría eran nórdicos. Creo que nos vio pinta de más ruinucos y necesitados que al resto, ¿más griegos?. El caso es que, de alguna forma, nos sentimos distinguidos y Leros ya nos había ganado con ese gesto amable. Ni que decir tiene que la dulzura de los higos ayudó y la belleza de la isla hizo el resto.

3o συνέδριο φεστιβάλ παραδοσιακης δωδεκανησιακης μουσικης για νεους. Η γυναίκα στη μουσικοχορευτικη παράδοση της Δωδεκανήσου. Σεπτεμβρίου 2011. Λέρος.
Βιολί, Σάββας Γιαννούκας. Λαούτο, Σταυρος Ρούσσης y Γιώργος Δράκος.

https://www.youtube.com/watch?v=IQGVNaT5o3M

Por eso cada vez que recuerdo lo que L. Durrell escribió sobre Leros en su Venus marina..., me reafirmo en mis opiniones negativas sobre el inglés.
Llega un día lluvioso, frío y gris, recién acabada la 2ª Guerra Mundial, a un a isla en ruinas que ha sido, después de Creta, la más castigada por los bombardeos alemanes, en cuyas bahías convertidas en cementerios marinos, los Stukas hundieron varios barcos, y finalmente ocupada militarmente con lanzamiento de paracaidistas y varios días de dura batalla. Pero antes de la derrota italiana en septiembre del 43, había sido bombardeada también por la RAF británica, que buscaba dañar la flota italiana fondeada en la isla.
El inglés no le ahorra su desprecio, sus opiniones son crueles e injustas, ¡pasó el día metido en una taberna por culpa del tiempo jugando al ventiuno!, ¿cómo coño se permite juzgar a sus habitantes o a una isla que apenas pudo ver?

Algunas joyas del amigo:
En Leros uno parece estar siempre detenido por el mal tiempo... (así empieza), Es una maldita isla sin carácter..., Una melancolía miasmática pende sobre todas las cosas..., Dios ayude a los que nacieron aquí, murmura uno, a los que viven aquí y a los que vienen aquí a morir..., El agua es salobre... como los sentimientos de sus habitantes..., Y Leros todavía significa suciedad, incluso hoy en día.

Pero me refiero hoy a Durrell, sobre todo, por lo que relata a continuación, que tiene más sabor que sus caprichosas opiniones personales sobre una u otra isla. Se pone en contacto con el agente encargado de distribuir el diario que las autoridades inglesas que administran el Dodecaneso quieren impulsar, y del que Lawrence es el responsable. Y habla de la escasez de papel en aquellos primeros años de posguerra:

Una de las anomalías de la guerra consiste en que el diario que vendemos a un penique vale dos peniques como papel de envolver, y en Rodas nuestros ingresos por los ejemplares inservibles son ya mayores que los ingresos por ventas comunes. En cierto modo eso sitúa al periodismo en su perspectiva correcta. Entretanto me complazco en pensar que los habitantes de esos atolones se abonan a mi periódico nada más que para envolver pescado con él.

Y ya casi sin querer me metí de lleno en el tema de la guerra, sin haber hablado apenas de la isla. Lo haré después.
La llamada Batalla de Leros fue una de las más importantes de la guerra en el Egeo, a finales del 43, después de la capitulación de Italia. Y una de las últimas victorias alemanas. La isla, abandonada ya por las tropas americanas que se concentraron en la campaña previa de Sicilia, estaba defendida por los italianos que se habían sumado a los aliados, algunas fuerzas inglesas y los isleños. Fue bombardeada desde septiembre hasta noviembre, cuando cayó.

Los alemanes, en un ataque combinado por tierra, mar y aire, desembarcaron en la isla y lanzaron sobre ella oleadas de paracaidistas, mientras bombardeaban y ametrallaban desde el aire los puertos y los puntos estratégicos ocupados por los defensores. El siguiente vídeo propagandista nazi habla de la operación Leopard, aunque yo había leído que se llamó Taifun, Tifón.

El asalto a Leros por los alemanes. Operación Leopard.  Noviembre 1943.


Hundieron el buque insignia de la marina griega, Βασίλισσα Όλγα, Reina Olga, y el inglés Intrepid, entre otros anclados en la bahía de Portolongo (Lakki), que entonces todavía llevaba el nombre de la ciudad que los fascistas italianos habían construido desde que ocupaban la isla y el Archipiélago, 1912, tras la guerra italoturca.

La razón de este ensañamiento con Leros hay que buscarla en sus especiales condiciones geográficas, ellas determinaron que fuera usada a lo largo de la historia, desde la Guerra del Peloponeso que se sepa, como base de distintas flotas. La isla dispone de un montón de abrigadas bahías y la de Lakkí, es al parecer el puerto natural con más calado de toda la costa oriental mediterránea. Esto, y su situación junto a Asia Menor y en una zona intermedia del Egeo, la convertían en un lugar estratégico que todos las armadas aprovecharon.

Esta batalla sería la que inspiró la novela y la película Los cañones de Navarone que, como ya comenté en otros capítulos, fue rodada sobre todo en Lindos, Rodas.

66 aniversario de la unión del Dodecaneso a Grecia, en marzo de 1948.
Πανελλήνια Ένωση Λερίων  Η Παναγιά του Κάστρου, baile. 
Κώστας Κίκιλης, violín. Γιώργος Παπαϊωάννου, laúd.

Buganvilia.  Dodecaneso.
Grecia, verano 2013.

En Rodas hay muchas buganvilias, en todo el archipiélago en realidad, capricho de los italianos, pero Leros está lleno de ellas y son espectaculares, y ya empiezan a olerse más jazmines que en el sur, será en Samos, Hios... donde su olor dulce se imponga sobre otros.

Lakkí es un raro calamar en una frutería. No soy quien a describirla, como diría un gallego, porque no siendo lo peor del racionalismo arquitectónico italiano que impulsó el fascismo, es sin embargo un invento de locos en una isla griega como Leros, luminosa, colorista, salpicada de iglesias y capillas blancas, de casitas encaladas, escaleras, y estrechas y empinadas callejuelas.

Claro que también hay grandes mansiones repartidas por la isla, en especial en la franja central más habitada, y no sólo en Lakkí, pero la extrañeza surge de la acumulación de aparatosos edificios en grandes calles rectilíneas, muchos en franco deterioro, de colores apagados, sienas, ocres, cremas, en una ciudad completa de nueva planta levantada a golpe de grandonismo fascista, siguiendo el sueño imperial de Musolini que quiso construir allí una especie de balneario dorado en el Oriente, porque consideraba a Leros, y a esa bahía en concreto, como el gendarme del Egeo y sus tierras. Y todo ello en una isla como la mayoría de las del Dodecaneso, solar y humilde, pequeña y montañosa, aunque su altura máxima alcance tan sólo los 320 metros.

Me imagino a los tres amiguetes, al anfitrión, el Duce Benito con sus colegas, el Führer Adolfo y el Caudillo Francisco, departiendo en unas tumbonas de su villa veraniega sobre el justo reparto del mundo, con las camisas nuevas, cara al sol salir...
La pesadilla de Benito llegó al punto de pretender que los isleños aprendieran italiano, eliminando de paso las instituciones griegas, que permanecían en todo el Archipiélago como en Leros, pese a la ocupación. ¡Ni los turcos se atrevieron a tanto!, al contrario, la mayoría nunca conoció más libertad y menos impuestos que con ellos.

No hay mal que por bien no venga y algunos de esos grandilocuentes edificios sirvieron para albergar, más adelante, oficinas gubernamentales, que dieron trabajo a mucha gente de Leros y contuvieron un poco la emigración (En los años 20, después del desastre de Asia Menor, llegó a tener 30.000 habitantes).
La isla se precia también de ser una de las más ricas de Grecia. Bien es verdad que nadie se apiadó de ella y con el lote fascista llegaron otros palos para completar su retrato de isla maldita. Los antiguos cuarteles italianos y varios edificios, fueron también campos de concentración y detención domiciliaria para presos políticos durante la Dictadura de los Cogoneles.

Πάυλος Κουρούνης. Καλυμνικα.   Ισσος Λερικος.

https://www.youtube.com/watch?v=zTNmExy69Dc

Y el remate fue la instalación en la isla del mayor centro psiquiátrico del país, el Ψυχιατρικό Νοσοκοµείο Λέρου. El criterio de selección de los enfermos de toda Grecia que recalaron allí, era el abandono de sus propios familiares en el continente, cuantas menos visitas recibían más posibilidades tenían de acabar en Leros, donde la oportunidad de un contacto era ya prácticamente nula.

La dotación profesional para unos 3.000 enfermos era de mil personas sin apenas formación y ¡sólo dos psiquiatras! Teniendo en cuenta que la isla tiene unos 8.000 habitantes, uno de cada ocho trabajaba en el hospital.
En los ochenta hubo un escándalo por malversación de fondos y abandono de los ingresados y el gobierno griego intentó poner remedio. He leído que los problemas seguían todavía en los noventa, y no quiero pensar lo que habrá pasado en el último lustro de crisis económica. Sin quitarle responsabilidad a los griegos, ahí tendrían mucho que decir también los países ricos, tan cínicamente humanos, que están ahogando a Grecia, ¡y a nosotros!

Leros duplica su población durante el verano porque a partir de los noventa el turismo ha ido en aumento y hoy representa la industria más importante tras los beneficios derivados de los puestos de trabajo estatales.
Sus numerosas islas y resguardadas bahías son el refugio de muchos aficionados a la vela, y los caiques turísticos llegan cada mañana de Turquía, Kálimnos y Cos, tanto a Lakkí como a Ag. Marina.
Al norte tiene las islas deshabitadas de Aspronisiá, Arcangelos, Tripiti y Stroggilí. Pero tiene varias habitadas, Léviza, 8 personas y Kínaros, 2. Más los islotes, entre ellos, al este, Agía Kiriakí, Piganoussa, y al sur Velona. Y Mavra, Glaros, Plaka, Megalo Livadi...

Las bahías más importantes son la de Blefouti y Parzeni, al norte, en cuyo borde se sitúa el aeropuerto, las dos ideales para el fondeo con pequeños puertos, como la de Xirokampos, al sur. La más grande, Lakkí, entra hasta el centro de la isla desde el suroeste, con el puerto más activo de Leros. Drymonas, al oeste, tiene también un puertín muy recogido. Y al este la de Ag. Marina, Vromolizos y Pandeli con sus respectivos amarraderos.

A unas seis millas al este y a cuatro de la costa turca está Farmakonisi, la más poblada de las islas pequeñas, con unos 80 habitantes. La islita es famosa porque aquí fue donde los piratas mantuvieron preso 38 días a un joven Julio César que navegaba hacia Anatolia, según relato de Plutarco. Julio, gran vanidoso, hizo que aumentaran la cantidad del rescate pedido, dada su importancia, pero también prometió volver para vengarse. A los piratas les debió parecer un fanfarrón imberbe, pero erraron, y eso que ya habían cobrado el rescate que demostraba que no era un farolero y cumplía.Ya libre, regresó con barcos, los capturó y los mandó crucificar.

Μορφωτικός & Πολιτιστικός Σύλλογος Νέων Λερου η Αρτεμις.
Ioannis Mavridis y Antonis Dallaris.   Χαβας του Νισυριου. Λέρος.

https://www.youtube.com/watch?v=ki6zb2oCp2Q

Hacia Kálymnos y Leros desde Limnionas. Cos.
Grecia, julio 2013.

De la historia de Leros, repetir lo ya dicho sobre las compañeras. Salvo algún período bajo la férula de Samos, corrió la misma suerte que el resto del Dodecaneso, siguiendo a Rodas. Atenienses y espartanos, griegos y romanos, bizantinos y latinos -genoveses y venecianos-, para terminar dominada por los Caballeros de San Juan y los otomanos, hasta la ocupación italiana en 1.912. En 1948, junto con el resto, pasó a formar parte de Grecia, después de tres años de administración británica al fin de la guerra, como ya he contado a propósito de todo el Archipiélago.

Además de la belleza de la bahía de Agía Marina, con el caserío al pie del mar y repartido por las laderas, lo primero que llama la atención al entrar en ella es la gran fortaleza levantada por los francos en el S. XI, sobre una colina.
Desde lo alto de la isla se ve casi todo el contorno, los montes de Anatolia y el rosario de islas circundantes, y es otra de las practicables a pie.
Tiene una agricultura escasa y de subsistencia, en cambio la pesca ocupa más espacio que en otras islas, parece que por las riqueza de los caladeros del entorno.

Λέρικη Σούστα. Sousta de Leros.

https://www.youtube.com/watch?v=9BHllW4g7x8

Después de Lakkí, bajamos hasta la doble bahía de Vromolizos y Pandeli, al este, donde comimos en una taberna a la orilla del mar, junto a las rocas. Serían sobre las dos de la tarde y hacía un calor sagrado. La playa de arena no estaba lejos, pero me bañé allí mismo entre las rocas de la orilla, frente a la mesa que ocupábamos en la terraza, mientras nos traían la comida. El agua estaba templada y transparente, limpísimo el fondo a unos cuatro metros, que se veía como pocas veces lo he visto en Grecia, y los he visto de verdad como el cristal líquido. Por ejemplo varios días de este año en Levkós de Cárpatos. 

La subida hasta Plátanos discurre entre hermosas casas con huertos y altos muros de piedra donde cuelgan algunas de la buganvilias más coloristas y pobladas de este mar. Tomamos unos cafés griegos en un par de antiguos kafeníos, grandes, sombríos y frescos, con cuatro paisanos jugando en silencio al tabli, cuyas fichas golpeando el tablero son a esas horas como la música interior de la siesta griega.
Hacia las cinco fuimos bajando poco a poco hasta Agía Marina y a las ocho ya estábamos de vuelta en Kálymnos.

Λέρος.   Γιαβρι.

https://www.youtube.com/watch?v=nulIVFgqR_E

Salud y buen rumbo.

Barbarómiros

sábado, 7 de junio de 2014

Escuela de Música de Llanera -5. Concierto fin de curso, 6 de junio 2014.


Escuela Municipal de Música de Llanera.
Entre los músicos, César, Cachito y Dulce.
Concierto en Lugones, 2012.

Nuevo concierto fin de curso de la Escuela de Música de Llanera


Buenos días. Esta es otra de esas entradas imprevistas, porque tanto las de este mes como las siguientes, hasta el 7 de julio en que la Psilicosis digital cumple 3 años, están programadas. El motivo es que pretendía celebrar ese día de San Fermín, con un número de ellas concreto y significativo, siguiendo ese pequeño juego mío que he llamado Numeronomía (Capicúas, etc.)

EMLlanera. Voces, Dulce y César.   Route 66.

https://www.youtube.com/watch?v=Iy98Q2o2V_w

Pero estos días que falté de casa, he visto que el último capítulo dedicado a la Escuela de Música de Llanera con motivo del Concierto que los Talleres impartidos en ella, encuentros anuales para despedir el curso, figura aquí como el más visto de la semana, y que la Curruca versicolor, trompetista y amigo, me llamó ayer y me recordó que se cumplía un año del último al que pude asistir y al que, como digo, dediqué una tardía entrada el 15 de septiembre 2013, tardía por las mismas razones de tener ya programadas las de ese mes, por todo ello me he decidido a retrasar una de las previstas para dedicar el que será ya 5º capítulo a la Escuela y sus músicos. Porque ayer se celebró otro de esos estupendos y divertidos encuentros al que sin embargo no pude asistir por motivos de salud. Aquí la dirección del anterior artículo:
http://wwwpsilicosisblogspotcom.blogspot.com.es/2013/09/escuela-de-musica-de-llanera-4.HTML

Antes de nada tengo que confesar que estoy un poco dolido porque no merecí ni un comentario de parte de nadie, en los cuatro capítulos a ellos dedicados hasta el presente, aunque yo aplaudí a rabiar sus actuaciones tanto en Lugones como en Llanera, y sé que la entrada la leyeron unas cuantas personas. Por edad y experiencia sé también que no se debe esperar nada de nadie, pero ¡qué queréis!, uno tiene su corazoncín y su pequeño Narcisillo y necesita tanto como cualquiera el calor, si no de las masas, cuando menos de los colegas. ¡Pelillos al Gafo, o al Piles!

Bob Dylan. The tronks.  Like a Rolling Stone.

https://www.youtube.com/watch?v=Xt8wQAak-W4


The tronks
Concierto de Talleres. Llanera, 2013. 

Pues bien, ayer 6 de junio del 2014, fue el concierto y hoy me levanté con la idea de anunciar el nuevo encuentro para quien estuviera interesado (En realidad me equivoqué y pensé que era hoy).

No sé el nombre de los participantes. En la última ocasión fueron Blues y 10, grupo del taller de jazz, The tronks, de rock, y Los guajiros del Caribe, de salsa. Precisamente a este último combo, en el que tocaban algunos amigos y amigas (Cachito a la flauta travesera, ahora en Blues y 10, de los que no tengo grabaciones, Dulce que sigue con los Guajiros cantando y tocando el saxo, o la Versicolor, que se había pasado al de jazz dejando a los caribeños), había dedicado el tercer capítulo en el que me ocupaba de la Escuela, el 6 de junio del 2012. Dirección del encuentro 2012, en Psilicosis:
http://wwwpsilicosisblogspotcom.blogspot.com.es/2012/06/escuela-de-musica-de-llanera-3-los.HTML

Siento no haber podido estar de nuevo allí con ellos y confío poder hacerlo en la próxima ocasión. Les deseo muchos éxitos porque su trabajo desinteresado y entusiasta lo merece y en todas las ocasiones me lo he pasado muy bien con sus músicas, y en compañía además de amigos y currucas pardas de mi cuerda.

Louis Armstrong. EMLlanera. Vos, Sésar.  When de saints go marchin' in.

https://www.youtube.com/watch?v=6wRYugtxAB8


Yazz y 10
Concierto de Talleres. Llanera, junio 2013.

Ahí de nuevo podíamos ver a la Kurruca versicolor bailando, ¡y cantando con sus voz de negraco!

Acabo de recibir un correo, hoy día 8, el primer comentario de estos capítulos dedicados a la Escuela de Música de Llanera, en el que nos informan que Fahía Buche, a quien desconocíamos, participó con su preciosa voz en el grupo Jazz y 10, que también actuó este año. Inmediatamente he buscado algo en Youtube y he tenido suerte.

He aquí el resultado. Muchas gracias a nuestro informante y comentarista, Sinué, y a Fahía, por supuesto.

Fahía Buche.  When you say.

https://www.youtube.com/watch?v=HvA6er8jMzo

¡Salud y buena música!

Ramiro Rodríguez Prada

viernes, 6 de junio de 2014

145


Necesidad y abuso.


Salí a tirar la basura



y en la escalera de la calle había una niña pequeña sentada, sola. No vi a nadie por los alrededores y me extrañó. Ni junto a la basura, ni en la parada del bus, ni siquiera caminando por la calle. Le dije ¡Hola! cuando bajaba, y se giró para contestarme con el mismo saludo y una sonrisa. Sujetaba entre los brazos un muñeco que parecía acunar balanceándose adelante y atrás. ¿Qué haces aquí sola?, le pregunté. ¡Nada, esperando a mi papá! ¿Dónde está tu papá? Entró en ese sitio a comprar tabaco, dijo adelantando el cuerpo para señalarme con la cabeza el cercano hotel. ¿Llevas mucho tiempo aquí sentada? La niña se encogió de hombros e hizo un gesto gracioso frunciendo los labios. La cafetería del hotel llevaba por lo menos una hora cerrada, en el barrio a esa hora sólo había tabaco en un pub de la otra parte de la manzana. ¿Cuántos años tienes?. Ocho. ¿Me enseñas el muñeco? ¡Me lo compró mi padre!, respondió orgullosa alargando el brazo con un pelele de trapo. ¡Qué guapo! No lo puedo coger, ¡espera que voy a dejar las bolsas!. Junto a los contenedores había ahora un hombre rebuscando, lo acompañaba un niño de unos diez años que escarbaba por el otro lado. Volví a la escalera pensando qué hacer. No soy amigo de llamar a la policía, probablemente causara con ello más perjuicio que beneficio. Deseché la idea de ir hasta la recepción del hotel a preguntar. Me imaginaba la respuesta. Pensé que lo mejor sería sentarme con la chavalina a esperar al padre. Ella me alargó el muñeco para que pudiera verlo de cerca. Mi papá es policía, me informó al mismo tiempo. ¿Policía, y dónde trabaja?. ¡Aquí!, dijo ella muy enfática, como si contestara a la pregunta de un idiota. ¿Que hace contigo por la calle tan tarde?. Es que no está mi madre y fuimos al cine. ¿Y dónde está? ¡Ahí!, y volvió a señalar las luces del hotel. ¡No, tu madre!, ¿dónde está tu mamá?. En casa de mis abuelos, porque mi abuelo está enfermo. ¡Ah!. La niña parecía tan tranquila, como si aquello fuera algo habitual. ¿Es la primera vez que sales con tu papá por la noche?. ¡Nooo!, se apresuró a contestar con una sonrisa amplia, ¡Cuando no está mi madre siempre me lleva al cine!. ¿Y te gusta? ¡Sí, y además vamos al Burguer y me compra cosas!. Estuvimos una media hora charlando mientras, al mismo tiempo, yo permanecía atento a la entrada del hotel. El tipo, de unos cuarenta tacos, salió a la calle acompañado por una pilili de las que suelen rondar por la zona. En la acera se dieron un beso rápido en la boca y cada uno tomó su rumbo. Bajaba fumando un cigarro, rascándose los cojones y riendo para sí. No nos vio juntos en la escalera porque el muro hace sombra y, cuando se dio cuenta de que la niña estaba acompañada, se sobresaltó. ¿¡Qué, estás hablando con este señor!?, dijo como para salir del paso. ¡Papá, tengo sueño!, y la rapacina alargó los brazos con el pelele en una mano para que su padre la cogiera. El hombre la puso en cuello y le dio un beso. Es que no había tabaco y tuve que ir a buscarlo más lejos, dijo él a modo de disculpa, no sé si para su hija o para mí. La niña se había acurrucado ya en su cuello encontrando allí una buena almohada. Oiga, le susurré, No le parece que no son horas de dejar a una criatura sola... . No pude terminar, ¡Métete en tus asuntos!, me espetó, y se fue calle abajo.



Pata Negra.   El Tardón.


http://www.youtube.com/watch?v=67jSRnde7eU


Salud y felices pesadillas


ra

jueves, 5 de junio de 2014

Marisa


Gatina calicó en la estación de Pola de Siero.


Marisa


La forma cómo conocí a Marisa ya fue bastante rara, y hasta ligeramente épica, diríamos hoy en que lo épico, como género, perdió parte de su carácter trágico y se aplica a cualquier aventurilla de tres al cuarto.

Tenía un amigo en un pueblo minero del Bierzo y estaba pasando unos días en su casa. Nos conocíamos desde niños y había vivido con él más de una historia, alguna con cierta enjundia porque la imaginación de mi colega no tenía límites, pero la mayoría de ellas como las que pueden vivir unos adolescentes con mucha marcha, marcha sana, pues ni siquiera fumábamos entonces.

El padre de Juan había muerto en la mina y él se criaba libre y un tanto salvaje. Su madre se lo permitía todo y el amigo no perdía ocasión de usar con amplitud esa liberalidad.

Una de sus correrías preferidas consistía en bajar hasta Ponferrada. Pero dando un rodeo o, más bien, haciendo una escala  no exenta de peligros. Lo normal hubiera sido hacerlo en algún camión de los que transportaban la antracita, pero eso suponía pedir un favor y dar pistas de su paradero, y Juan actuaba como un agente secreto, o como un personaje del lejano oeste, de hecho El Pequeño Luchador era su héroe, el de unos tebeos ya muy gastados que devoraba por aquella época.
Era callado y cauto, amigo de andar solo y a su bola, un poco indio. Su madre había sido vecina y amiga de mi abuela y quizá por eso me aceptó a su lado. Él ya era un duro de verdad a los quince o dieciséis años, a mí me movía más el deseo de aventuras que el valor. Juan andaba sobrado de ambas cosas.

No teníamos un chavo, ése era nuestro único problema, así que Juan había ideado un modo particular de viajar gratis. Ya lo había puesto en práctica varias veces y la cosa no suponía ninguna dificultad, según contaba entusiasmado. Era más directo y rápido que un camión y, sobre todo, más divertido.
Consistía el transporte en coger uno de los baldes de la línea que unía la mina con la estación de ferrocarril más próxima, a unos cinco kilómetros casi rectos por el monte, donde el carbón era descargado directamente en los vagones de un tren de mercancías. Allí nos colaríamos en otro mercancías hasta Ponferrada. La capacidad de los baldes calculo que sería de unos quinientos quilos de antracita.

La línea estaba en marcha todo el día y podíamos subir al balde en lo alto de un otero a las afueras del pueblo. Cada cierto tiempo pasaban baldes vacíos y había que aprovechar alguno de ellos. La línea bajaba tanto en aquel punto, que los baldes pasaban a poco más de medio metro del suelo, e iban lentos. Sólo había que agarrarse al borde, auparse y meterse dentro. En poco más de media hora llegaríamos. Bajaríamos al entrar en el muelle de la estación, unos treinta metros antes de las tolvas que cargaban los vagones, donde la marcha de los baldes se ralentizaba un poco para que a los operarios les diera tiempo a vascularlos. Así contado parecía fácil y allá me fui con él.

Subimos sin problemas y la sorpresa fue que dentro había un gatín al que casi aplastamos al caer. En realidad una gatina, una de esas calicó de tres colores, blanca, rubia y negra, preciosa. Estaba aterrorizada, lógicamente, mucho más que yo que, viendo el meneo del balde al subir, empecé a imaginar los profundos valles y elevadas montañas que debería salvar la línea, a gran altura, hasta llegar a su destino.

Me agarré a la gatina como a una tabla de salvación. Al cogerla me arañó y temblaba, pero poco a poco fue haciéndose a las caricias y se me acurrucó entre los brazos. Estábamos sentados en el fondo del balde y, todos tiznados, parecíamos dos carboneros. Tres con la gata.
En cierto momento el balde empezó a balancearse un poco de arriba abajo y hacia los lados, tal vez movido por algo de viento, aunque era un día apacible y soleado de verano. Juan dijo que estábamos pasando por uno de aquellos valles que yo había imaginado y que la distancia entre las torretas era mucho mayor, el cable que sujetaba los baldes combaba, salvando el valle de ladera a ladera. Y hecha esta explicación se puso de pie y se asomó al borde del balde.

¡Madre mía!, le di un apretujón a la gatina que no sé cómo no la espachurré. El balde basculó unos grados y vi allí abajo, pero muy abajo, el fondo del valle...
¡Mira!, dice Juan tan tranquilo, ¡Estamos lo menos a cien metros de altura!
No estaríamos a más de 30 del suelo, pero a mí me parecieron treinta mil, como poco, y eso que sólo lo vi un instante.
¡No pasa nada, no ves que pesa mucho!, insistía Juan riendo e intentando mover el balde como si fuera un balancín, tratando de columpiarse.
Creo que no me salían ni las palabras, debí de decirle sólo un, ¡Para, para...!, medio ahogado, porque estaba paralizado de miedo.
No despegué el culo del fondo e hice el trayecto sin soltar a la calicó, a la que sentía latir en los brazos como mi seguro de vida.

Al año siguiente Juan marchó con su madre a Buenos Aires, donde tenían familia. He oído que ahora vive en una estancia de la Pampa. Su único futuro aquí hubiera sido la mina y él no era un espíritu para encerrar en un pozo. La muerte de su padre lo había marcado ya desde niño.

De Marisa cuidó mi abuela Ana durante más de quince años. Cuando yo la iba a ver, salía la gata con el rabo tieso y se me enredaba entre los pies ronroneando. No me dejaba caminar y tenía que cogerla y acurrucarla, restregaba su cara en la mía como si me acariciara y yo le decía al oído, ¡Marisa yo también te quiero!...


Ramiro Rodríguez Prada


El gato negro. Buenos días Buenos Aires.



Salud.