lunes, 1 de septiembre de 2014

170


Desahucio y mierda.


Salí a tirar la basura



después de un día de trabajo demoledor. Aquella última y mínima labor del día era casi un recreo tras la interminable lista de actividades. La hice sin prisas, demorándome y recreándome en el corto paseo. Pero la vuelta pocas veces supera a la ida, aunque la haga descargado. Mientras regresaba, podía notar cómo iba creciendo la pesadez de las piernas, el dolor de riñones, el cansancio de brazos, la puñalada trapera en el hombro, el tamaño de mi cabeza... . Caí en el sofá como un saco de patatas, de haber estado dos metros más lejos ya no llego.



Shiva Sound. Sr. Ruiseñor.  Sensi.




Salud y felices pesadillas.


ra

domingo, 31 de agosto de 2014

Temblor


Terremoto


Sentencia



De pronto se me vino el mundo encima. Todo tembló. Me diagnosticaron una enfermedad grave cuyos efectos ya había podido sentir un poco los últimos meses. La despedida tal vez fuera corta, o quizá se alargase algo más. Pero lo seguro es que sería dolorosa. Harían todo lo posible para evitarlo. Cuando me dieron la noticia, que sospechaba, recordé un accidente en el que estuve a punto de perder la vida, ¡Pa habernos matao!, como diría la Curruca versicolor. En los instantes críticos, aparte de una melancolía difícil de igualar, pensaba en el disgusto que les iba a dar a las personas que me quieren. No era ninguna hazaña morir, al contrario. Y de nada servía lamentarse. ¿Cuántos años pasaron desde que la vida me dio otra oportunidad? Más de veinte, toda una vida, en efecto. Así pues, podía darme por satisfecho, había disfrutado ya de dos vidas. Tampoco en esta ocasión debía quejarme, aunque todo se derrumbara. Al dejar el hospital caían las primeras hojas del otoño.


Ramiro


Θανάσης Παπακωνσταντίνου. Sokratis Málamas. Melina Kaná.  Η τράτα.

https://www.youtube.com/watch?v=lhNUUCCLQZ4


Salud.

viernes, 29 de agosto de 2014

169


Viejo carrilero.


Salí a tirar la basura



y junto a los cubos me recibió un perro grande, medio mastín, pero flaco y viejo, de ojos tristes y rabo humillado. Le acaricié la cabeza y el arranque de las orejas y me lanzó, de improviso, un bocao que esquivé por los pelos. Lo miré severo y el perro se humilló aún más, pero no se fue. Debía de tener un hambre terrible y se le veían muchas mataduras y heridas en las orejas, en el rabo y en el lomo,
seguramente le toqué alguna y le hice daño. Había huesos de pollo en una de las bolsas que llevaba y se la abrí para que cogiera algo. Metió el morro con mucho miedo, mirándome de reojo desconfiado, y se largó con los restos de una zanca. Es preferible curar heridas que lamerlas o acariciarlas.



Juan Perro.  A un perro flaco.




Salud y felices pesadillas


ra

miércoles, 27 de agosto de 2014

Prosaísmo presbiterial


La Fuente de la Vida


¡Toma, toma y toma!
(Hisopazos)


Cierto cardenal ya muy talludo
quiso leer un signo pecaminoso
en la mancha del culo de un seminarista
algo contrito.

Cómo llegó el monseñor a ver la peca
es cosa desconocida,
pero dedujo el santo padre
que el catecúmeno era zurdo
y que sus tatarabuelos adoraron
como devotos siervos al nefando.

Aterrorizado el joven fraile
pidió la absolución al adivino,
que se la dio, se la dio, por tres veces
se la dio.


De  Kolomancias. 2014.

Ramiro Rodríguez Prada


La Banda del Capitan Canalla.  Bicho Malo Pillé.

https://www.youtube.com/watch?v=e7oDeYRUV9Q

Salud

lunes, 25 de agosto de 2014

168


Calle Bouboulinas, esquina Universidad Politécnica.
Atenas,  agosto  2011.


Salí a tirar la basura.



En la calle creí escuchar música griega; dejé las bolsas y caminé hasta la cercana plaza, de donde parecía venir. Pero no, llegaba de más lejos. La oía claramente cuando la brisa cálida y ligera de la tarde me acariciaba las orejas. Caminaré un poco más, pensé. Entonces, apoyando mi decisión, escuché con absoluta nitidez los compases de una melodía muy conocida y la seguí. En una esquina una pareja de niños sucios y desarrapados, con dos pequeños acordeones, tocaban un aire balcánico pidiendo limosna. Les dejé algo, pero no era de los acordeones de donde procedía aquella música que me había ido llevando cada vez más lejos del hogar. ¿Eran cantos de sirena o me encontraba en una de las calles que abocan al puerto del Pireo?. Se disiparon mis dudas cuando divisé al fondo la enorme chimenea de un vapor y oí el sonido profundo de su sirena.



Νίκος Παπάζογλου.  Αύγουστος. Agosto.




Salud y felices pesadillas


ra